DESPUÉS DE UN TUMOR CEREBRAL

Tumores en el sistema nervioso central (SNC)

Un tumor, o neoplasia, es una masa de células que prolifera de forma anormal y puede producirse en cualquier parte del cuerpo. En este contexto, los tumores del sistema nervioso central (SNC), aquellos que se desarrollan en el cerebro o en la médula espinal, representan el 2 % de todas las neoplasias.

Basándose en la célula de origen del proceso tumoral y en las características morfológicas asociadas al pronóstico, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció el siguiente sistema de clasificación para este tipo de tumores:

  • Grado I: tumores circunscritos, benignos, de lento crecimiento y bajo potencial de conversión a un tumor de mayor malignidad.
  • Grado II: tumores de borde difuso, lento crecimiento y, algunos, con tendencia a progresar a tumores de mayor malignidad.
  • Grado III: tumores infiltrantes, malignos, con células atípicas o anaplásicas y mayor número de mitosis.
  • Grado IV: tumores de rápido crecimiento con alta tasa mitótica, pudiendo presentar neoformación de vasos sanguíneos y áreas de necrosis.

En concreto, los meningiomas, bien diferenciados y relativamente benignos, son los más comunes y representan más del 30 % de todos los casos.

 

Origen y tratamiento de tumores cerebrales

La mayoría de estos tumores se desarrollan de forma esporádica y son varios los factores de riesgo que se han asociado a su desarrollo: la exposición a radiación ionizante o a ondas electromagnéticas, y enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial y la enfermedad de Parkinson. Una proporción menor de casos de tumores del SNC es de carácter hereditario.

El tratamiento habitual de tumores cerebrales consiste en la extirpación del tumor, mediante neurocirugía, seguida de radioterapia y quimioterapia, generalmente con fármacos orales y también intravenosos.

 

Secuelas y posibles efectos secundarios

De la misma manera que en otros tipos de tumor, es posible que las personas que han sido tratadas de un tumor cerebral experimenten secuelas a corto o a largo plazo. Algunas de ellas estarán ocasionadas por el propio tumor, mientras que muchas otras se producirán como consecuencia del tratamiento. Así pues, que se produzcan o no determinados efectos adversos depende del tipo de tumor y de la zona en la que se encuentra.

Considerando el tratamiento, los efectos tempranos más comunes son:

  • Caída del cabello.
  • Irritación de la piel.
  • Fatiga.
  • Náuseas.
  • Vómitos.
  • Cefaleas.
  • Mareos.

Se trata de una fase aguda y transitoria, de la que las personas se recuperan a las pocas semanas de haber completado el tratamiento.

Por otro lado, también pueden producirse efectos adversos de carácter crónico. Estos se presentan varios meses después, o incluso años, y son el resultado de un proceso de transformación de los tejidos afectados. Algunos de ellos son:

  • Incontinencia.
  • Pérdida de memoria.
  • Dificultad para pensar.
  • Dificultad para hablar.
  • Dificultad para moverse.
  • Cambios en la personalidad.
  • Alteraciones visuales y auditivas.
  • Alteraciones hormonales.
  • Aparición de segundos tumores.

En este caso, se trata de una fase permanente generalmente irrecuperable, aunque la probabilidad de que ocurra es baja.

 

Revisiones periódicas después de un tumor cerebral

Las personas que ha sido tratadas de un tumor cerebral precisan de un seguimiento periódico con la frecuencia establecida por el médico. Los objetivos de la revisión son: controlar los efectos secundarios y secuelas, si los hubiera, y vigilar la aparición de nuevos tumores.

Las pruebas médicas que habitualmente se solicitan para las revisiones periódicas son la tomografía computarizada (TAC) y la resonancia magnética.

En el proceso de recuperación después de un tumor cerebral, es importante referir al médico cualquier síntoma o cambio experimentado, como la pérdida de apetito o de peso, la aparición de dolor o cansancio, entre otros.

Además, una buena comunicación médico-paciente ayuda a mejorar la calidad de vida de las personas afectadas y favorece el diagnóstico precoz.

 

Epilepsia

La epilepsia es un trastorno nervioso que consiste en la aparición de actividad eléctrica anormal en la corteza cerebral, y, a grandes rasgos, puede entenderse como:

  • Efecto adverso del tratamiento de un tumor cerebral.
  • Primera manifestación de la reaparición de tumores en el SNC. De hecho, entre un 20 y un 40 % de estos tumores se manifiesta a través de crisis epilépticas.

Por esta razón, es importante que las personas susceptibles de sufrir episodios de epilepsia y sus familiares o convivientes sepan reconocer y actuar en estas circunstancias, ya que lo que hagan, así como lo que comuniquen a los profesionales sanitarios, será fundamental para el diagnóstico.

 

En definitiva, después de un tumor cerebral es preciso realizar un seguimiento que ayude a garantizar la calidad de vida de las personas afectadas, aunque eso no tiene por qué implicar que no puedan llevar una vida normal.

Por último, y no menos importante, desde entidades como la FECEC se ofrecen servicios a pacientes y familiares durante todas las etapas del proceso. Además, existen asociaciones de pacientes como ASATE (Asociación de Afectados por Tumores Cerebrales en España) o fundaciones como DACER que contribuyen a mejorar la calidad de vida y el bienestar de todas estas personas.

 

Referencias

SEOR – Cáncer en el SNC

AECC – Secuelas después de tumores del sistema nervioso central

AECC – Seguimiento y revisiones después de un tumor del sistema nervioso central

SEOM – Tumores cerebrales: seguimiento

Hospital Clínic – ¿Se puede llevar una vida normal después de un tumor cerebral?

Hospital Clínic – Preguntas frecuentes sobre el tumor cerebral

National Brain Tumor Society – After brain tumor treatment

Johns Hopkins Medicine – Care and recovery after brain surgery

Cancer.net – Brain tumor: follow-up care

GEPAC – Gestión de crisis epilépticas en pacientes con cáncer

 

Después del osteosarcoma: consejos de salud tras el tratamiento

El osteosarcoma o sarcoma óseo es un tumor poco frecuente (aunque es el más frecuente entre los tumores óseos malignos primarios), que generalmente afecta a niños y adolescentes, y que representa aproximadamente del 35 al 50% de los tumores primarios de los huesos.

Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), la incidencia se estima en 1 paciente nuevo por año por cada 10.0000 habitantes. A pesar de su rareza, constituyen la quinta causa de cáncer en adolescentes y jóvenes entre 15 a 19 años.

La supervivencia del osteosarcoma ha aumentado en los últimos 30 años, en gran parte por el desarrollo de la quimioterapia para el tratamiento de estos tumores. El tratamiento multimodal (cirugía y quimioterapia), ha conseguido que dos tercios de los pacientes que no presentan metástasis en el diagnóstico superen la enfermedad. Además, un tercio de los que presentan metástasis logran un aumento considerable de la supervivencia sin recaídas.

Posibles secuelas después del tratamiento

El tratamiento del osteosarcoma, tanto en el caso de la quimioterapia como en el de la cirugía, puede generar secuelas y afectar a la salud de las personas que ya lo han superado. Los jóvenes en particular corren el riesgo de sufrir posibles efectos tardíos. Este riesgo depende de muchos factores, como los tratamientos específicos que recibieron, las dosis y la edad en la que lo recibieron.

Algunas de las posibles complicaciones tras el tratamiento a medio-largo plazo son:

  • Secuelas ortopédicas: dependiendo del tipo de cirugía a la que se someta el paciente, la pérdida de una extremidad o la cojera son las principales secuelas tras el tratamiento quirúrgico. Si la cirugía es conservativa, puede notarse una pérdida de sensibilidad en alguna zona de la pierna o el brazo, además de dificultad para mover algún músculo.
  • Problemas cardíacos: a largo plazo, la quimioterapia o la radioterapia pueden causar toxicidad en el corazón y, por este motivo, en las revisiones médicas se analiza la función cardíaca mediante electrocardiogramas o ecografías para su prevención.
  • Pérdida de audición: algunos quimioterápicos pueden producir sordera, afectando principalmente a la precepción de sonidos agudos. Por esta razón se suelen realizar pruebas de audición antes y durante el tratamiento.
  • Trastornos del crecimiento y el desarrollo: la quimioterapia también puede llegar a afectar al correcto desarrollo de los adolescentes. Sin embargo, las posibles diferencias en el crecimiento tienden a ser poco pronunciadas.
  • Trastornos de fertilidad: aunque no es un efecto tardío frecuente, tras el tratamiento del osteosarcoma algunos quimioterápicos pueden producir infertilidad al actuar sobre las células madre de los testículos y de los ovarios. La probabilidad de que los varones no sean fértiles tras el tratamiento es bastante pequeña, mientras que en mujeres esta posibilidad es algo mayor, aunque en general tampoco es frecuente.
  • Desarrollo de segundos tumores: en muy raras ocasiones el tratamiento con quimioterapia o la radioterapia puede favorecer el desarrollo de segundos tumores (como las leucemias) años después de finalizar el tratamiento.

¿En qué consiste el seguimiento tras el tratamiento?

Las personas que han superado un osteosarcoma recibirán atención de seguimiento para examinar si existe recurrencia, por lo que el equipo médico hará recomendaciones específicas con respecto a la frecuencia y los tipos de pruebas necesarias. Las revisiones serán más frecuentes tras el tratamiento y se irán espaciando cada vez más, hasta acabar siendo anuales. Asimismo, el seguimiento se prolongará durante bastantes años para prevenir recaídas tardías.

Los exámenes de detección suelen incluir pruebas como resonancia magnética del tumor primario, análisis de sangre, radiografía o TAC del tórax o gammagrafía del hueso afectado. Además, las personas con ciertos síndromes o afecciones genéticas heredadas pueden estar en riesgo de tener cánceres futuros y necesitan atención de seguimiento adicional.

Durante el seguimiento es muy importante mantener una buena relación con el equipo médico basada en la confianza mutua, el respeto y la colaboración. Estar bien informado y resolver las posibles dudas o preocupaciones con los profesionales sanitarios será de gran utilidad en el proceso de recuperación. Además, se deberá informar al equipo médico en caso de experimentar nuevos síntomas o efectos secundarios durante el seguimiento.

Recomendaciones para personas que han superado un osteosarcoma

Las secuelas de la cirugía pueden variar desde pequeñas cicatrices hasta la pérdida de una extremidad, lo que requeriría rehabilitación, tanto física como emocional. La fisioterapia y la rehabilitación suelen ser una parte muy importante de la recuperación después del tratamiento para recuperar la movilidad y el desempeño físico. Muchos supervivientes también pueden requerir del asesoramiento de un psicooncólogo, que puede ayudar a afrontar de forma más positiva las emociones y las nuevas situaciones a las que estas personas se enfrentarán en el día a día.

Los supervivientes del cáncer óseo tienden a ser menos activos o tener una movilidad más reducida que las demás personas. Por este motivo se recomienda adoptar estilos de vida y hábitos alimenticios saludables, además de hacer ejercicio regularmente. Esto es particularmente importante para los pacientes que se han sometido a una resección para preservar las extremidades o una amputación.

¿Dónde se puede encontrar información o apoyo tras superar un osteosarcoma?

En el caso de necesitar más información de la que proporciona el equipo médico, algunas sociedades médicas como ACS, ASCO o SEOM disponen de información fiable sobre la patología para los pacientes, además de recomendaciones durante y después del tratamiento.

Por otra parte, es recomendable visitar o ponerse en contacto con asociaciones de pacientes como la Associació de Familiars i Amics de Nens Oncològics de Catalunya (AFANOC), la Fundació d’Oncología Infantil Enriqueta Villavecchia, la Asociación Española de Afectados por Sarcomas (AEAS) o la Asociación española de Adolescentes y Adultos jóvenes con cáncer (AAA). Estas asociaciones pueden proporcionar recursos fuera del hospital, apoyo para manejar las emociones, consejos sobre las actividades que pueden realizar o atención social y psicológica de otros profesionales como psicólogos o trabajadores sociales. También es muy recomendable compartir y aprender de la experiencia de otros pacientes.

 

Referencias

Cancer.net: Osteosarcoma en la infancia y la adolescencia – https://www.cancer.net/es/tipos-de-c%C3%A1ncer/osteosarcoma-en-la-infancia-y-la-adolescencia

American Cancer Society: Osteosarcoma, después del tratamiento – https://www.cancer.org/cancer/osteosarcoma/after-treatment/follow-up.html

Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM): Osteosarcoma – https://seom.org/es/informacion-sobre-el-cancer/info-tipos-cancer/104131-sarcomas-oseos?showall=1

AECC: Osteosarcoma – https://www.aecc.es/es/todo-sobre-cancer/tipos-cancer/cancer-huesos/tipos/osteosarcoma#:~:text=La%20incidencia%20var%C3%ADa%20seg%C3%BAn%20las,19%20a%C3%B1os%20de%20edad%20%2C%20siendo

St. Jude Children Research Hospital – https://together.stjude.org/es-us/acerca-del-c%C3%A1ncer-pedi%C3%A1trico/tipos/osteosarcoma.html#sectioned_content-3d8e1285-6468-4ed3-961f-6c73b845adbe=0

Hospital Vall d’Hebron: Consejos de salud para pacientes con sarcomas y otros tumores musculoesqueléticos – https://hospital.vallhebron.com/es/consejos-de-salud/consejos-de-salud-para-pacientes-con-sarcomas-y-otros-tumores-musculoesqueleticos

Associació de Familiars i Amics de Nens Oncològics de Catalunya (AFANOC) – https://www.afanoc.org/es/

Fundació d’Oncología Infantil Enriqueta Villavecchia – https://www.fevillavecchia.es/es

Asociación Española de Afectados por Sarcomas (AEAS) – https://www.aeasarcomas.org/

Asociación española de Adolescentes y Adultos jóvenes con cáncer (AAA) – http://www.aaacancer.org/

Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC) – Gepac – Osteosarcoma, guía para pacientes y familares.

Salud cardiovascular en personas que han superado un cáncer

La supervivencia después del cáncer ha aumentado mucho en los últimos años debido a las recientes mejoras en el diagnóstico y en el tratamiento. Consecuentemente, las posibles secuelas a largo plazo están más descritas. Aunque la probabilidad de que aparezcan es baja, es importante conocerlas para prevenirlas y minimizar los factores de riesgo. Una de las secuelas que, a pesar de ser poco comunes, son posibles, son las enfermedades cardiovasculares.

¿Qué riesgo hay de sufrir una enfermedad cardiovascular después de un cáncer?

El riesgo dependerá de distintos factores: el tipo de cáncer, el tratamiento y la respuesta individual de cada persona. Los cánceres en los que se irradia la zona torácica, como el cáncer de mama, el de pulmón o el linfoma de Hodgkin, son los que tienen más riesgo de sufrir enfermedades cardiacas, aunque no se puede descartar que ocurra en personas que han pasado por otro tipo de cáncer. Por otro lado, el tipo de tratamiento y la dosis administrada también son importantes: las células cardíacas tienen una capacidad de regeneración limitada, así que el corazón es más frágil que otros tejidos a los efectos de los tratamientos a largo plazo.

Por último, también influye el estado de salud cardiovascular de cada persona y la respuesta individual al tratamiento. Por este motivo, es muy recomendable tener unos hábitos de vida saludables.

¿Qué problemas cardiovasculares se pueden sufrir a largo plazo?

Radioterapia

La radioterapia actúa sólo en las partes del cuerpo que se irradian. Por ello, únicamente puede haber riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca cuando el tumor está en la zona torácica y, además, la probabilidad es muy baja.

Las principales enfermedades cardiacas derivadas de la radioterapia son las siguientes:

  • Miocardiopatía restrictiva: Rigidez del miocardio que impide que el corazón se estire y se llene de sangre de forma adecuada.
  • Aterosclerosis acelerada: Engrosamiento de las paredes de las arterias de forma acelerada.
  • Fibrosis del pericardio: Engrosamiento y rigidez del pericardio, la membrana que envuelve al corazón.

Quimioterapia y terapias dirigidas

Los problemas cardiovasculares se pueden presentar después de algunos tipos de quimioterapia.  La quimioterapia actúa principalmente sobre las células en división, y por eso, es más activa sobre las tumorales que sobre las sanas. Por ese mismo motivo, las células sanas sobre las que tiene más efecto son las del pelo, la piel, la sangre y el aparato digestivo, aunque prácticamente siempre de manera reversible. No obstante, algunos tipos de quimioterapia, como las anticiclinas o el trastuzumab, pueden afectar a las células del corazón, sobre todo si se tienen que sobrepasar las dosis máximas recomendadas.

Las cardiopatías más frecuentes derivadas de la quimioterapia y las terapias dirigidas son las siguientes:

  • Insuficiencia cardíaca: Dificultad para que el corazón bombee correctamente. De esta forma, la sangre oxigenada no puede llegar a todas las partes del cuerpo de forma eficiente.
  • Isquemia: Disminución o detención del riego sanguíneo en una zona determinada del cuerpo que impide que el oxígeno llegue a los tejidos afectados.
  • Infarto de miocardio: Obstrucción de alguna de las arterias del corazón que provoca el infarto.
  • Miocardiopatía: Afección en el músculo cardíaco que impide el correcto bombeo del corazón. Puede derivar en insuficiencia cardíaca.
  • Arritmia: Latidos irregulares.
  • Miopericarditis: Inflamación del músculo cardíaco que reduce la capacidad de bombeo y produce arritmias.
  • Hipertensión: Presión arterial alta.
  • Trombosis venosa: Coagulación de la sangre en el interior de las venas.

¿Qué síntomas tienen las enfermedades cardiovasculares?

Los síntomas de los problemas cardíacos son diversos y dependerán del tipo de alteración, pero, en general, los siguientes síntomas pueden indicar alguna alteración cardiovascular:

  • Molestias o dolor en el pecho
  • Fatiga
  • Dificultad respiratoria
  • Mareos
  • Pies y/o manos hinchados

Caso concreto: cáncer de mama

El cáncer de mama es el cáncer más frecuente entre las mujeres. Actualmente, las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama en un estadio temprano tienen una probabilidad muy alta de supervivencia. Esto hace que el propio cáncer no sea el principal factor que determine su calidad de vida, sino las posibles enfermedades cardiovasculares derivadas del tratamiento. Está demostrado que varios fármacos contra el cáncer de mama, como el trastuzumab o las antraciclinas, pueden actuar también sobre las células sanas del corazón. Las antraciclinas, por ejemplo, tienen una incidencia global de insuficiencia cardíaca sintomática de menos del 5%.

¿Cómo se pueden prevenir los problemas cardíacos?

Para reducir el riesgo a sufrir problemas cardíacos, lo más efectivo es llevar un estilo de vida saludable que comprenda los siguientes puntos:

Además, es importante que los médicos hagan un seguimiento periódico de la salud cardiovascular.

 


Referencias

Plana JC. La quimioterapia y el corazón. Rev Esp Cardiol. 2011;64(5):409-415.

Gepac – Todo lo que empieza cuando termina el cáncer

Cancer.net – Problemas cardíacos

NIH – Problemas cardíacos: investigación de los efectos secundarios cardíacos de tratamientos del cáncer.

 

Después del cáncer de pulmón: consideraciones sobre la radioterapia

En los últimos años, la supervivencia del cáncer de pulmón ha aumentado notablemente. Por esta razón, actualmente existe más evidencia que hace unos años de posibles secuelas del tratamiento tanto a corto como a largo plazo.

Aunque no debe descartarse la aparición de secuelas tardías tras el tratamiento, la probabilidad de que éstas aparezcan y una vez superado el cáncer de pulmón son bajas. Un ejemplo son las secuelas tras la radioterapia, donde la probabilidad de que un efecto secundario a largo plazo aparezca es de menos de un 5%.

En este caso concreto, se ha podido observar que la radioterapia en cáncer de pulmón (que se realiza en la zona torácica) puede estar relacionada con la aparición de algunas secuelas determinadas en el corazón y los pulmones, aunque estas no siempre tienen por qué aparecer.

Secuelas en el pulmón

La radiación en la zona pulmonar puede ocasionar efectos a corto y a largo plazo. A corto plazo (menos de 6 meses después del inicio de la radioterapia), la secuela más común es la neumonitis. Los síntomas que pueden aparecer son tos, dificultad respiratoria y fiebre baja.

La principal secuela a largo plazo es la fibrosis pulmonar, aunque la probabilidad de sufrirla es muy baja. Ésta puede darse derivada de la inflamación típica de la neumonitis, que causaría la fibrosis del tejido pulmonar. El mecanismo es el mismo que en un proceso de cicatrización, pero en este caso sin ningún tejido que reparar. Los síntomas típicos son tos seca no productiva, dolor en el pecho, ahogo o dificultad y fatiga.

Secuelas en el corazón

Los efectos secundarios en el corazón han sido muy descritos en otros tipos de cánceres, como el de mama, el de esófago, los linfomas de Hodgkin o los cánceres en niños. Sin embargo, en cáncer de pulmón aún no hay disponible tanta evidencia, por lo que son necesarios más estudios que complementen la información existente en la actualidad.

La información publicada hasta este momento documenta la existencia de estos problemas cardíacos tardíos, aunque hacen falta más estudios para relacionarlos directamente con la radioterapia, como sí se ha comprobado en otros cánceres que también irradian la zona torácica.

Una revisión de los estudios publicados hasta la fecha sobre el tema revela que muchas de las secuelas cardíacas se manifestaron 2 años después del tratamiento. Algunos de los problemas cardíacos que se han observado en personas que han recibido radioterapia por cáncer de pulmón son los siguientes:

  • Infartos supraventriculares y miocárdicos.
  • Pericarditis: El pericardio es una doble membrana fibrosa que envuelve el corazón, protegiéndolo de los órganos que tiene alrededor. En la pericarditis, la membrana se inflama e irrita. Esto causa dolor agudo en el pecho y deficiencia cardíaca, pues el corazón tiene que trabajar más para bombear. La gravedad de esta afección depende del grado de inflamación que se tenga.
  • Derrame pericárdico: Se da cuando hay una acumulación excesiva de líquido dentro del pericardio. El líquido puede remitir de forma espontánea, pero también puede ser que se tenga que extraer de forma quirúrgica.

Por otra parte, se deben tener en cuenta determinados factores de riesgo, como la dosis de radiación en el corazón, el historial de problemas cardíacos, si la persona es o ha sido fumadora, la lateralidad de tumor o la modalidad de tratamiento (se ha visto que hay más riesgo cardíaco si se ha combinado la radioterapia con quimioterapia).

 ¿Cómo se previenen y se tratan estas secuelas?

Lo más importante a la hora de tratar estas secuelas, así como para prevenirlas, son unos hábitos de vida saludable. Las personas que han superado un cáncer de pulmón tienen el riesgo de sufrir alguno de estos efectos tardíos, pero no quiere decir que los vayan a tener. Mantener unos buenos hábitos, tanto antes del cáncer como durante y después, minimizará este riesgo. Por lo tanto, llevar una dieta equilibrada, hacer ejercicio regular (en especial cardiovascular) o no fumar, por ejemplo, son puntos esenciales.

En caso de considerarlo necesario, el médico podría recomendar un tratamiento adecuado para estas secuelas. En el caso de la fibrosis pulmonar, por ejemplo, se recomienda, en primer lugar, llevar un estilo de vida saludable y vacunarse contra determinados microorganismos para la prevención de algunas infecciones en las vías respiratorias.

 

En resumen, con los avances en la terapia de cáncer de pulmón se ha descrito la aparición de posibles secuelas tras el tratamiento una vez superado el cáncer, pero las probabilidades de que estas aparezcan son muy bajas . Aun así, llevar unos hábitos de vida saludable es la mejor opción para ayudar a prevenir su aparición.

 


Referencias

Cancer.net. Efectos secundarios de la radioterapia.

American Cancer Society. La vida después del tratamiento de cáncer de pulmón microcítico.

MayoClinic. Prednisona y otros corticoesteroides.

Huang Y, Zhang W, Yu F, Gao F. The Cellular and Molecular Mechanism of Radiation-Induced Lung Injury. Med Sd Monit. 2017;23:3446-3450.

Ming X, Feng Y, Yang C et al. Radiation-induced heart disease in lung cancer radiotherapy: A dosimetric Update. Medicine. 2016; 95:41.

Simone CB. Thoracic Radiation Normal Tissue Injury. Semin Radiat Oncol. 2017;27:370-377.

Giridhar P, Mallick S, Kishore-Rath G et al. Radiation Induced Lung Injury: Prediction, Assessement and Management. Asian Pac J Cancer Prev. 2015; 16(7):2613-2617.

Montero A, Hervás A, Morera R et al. Control de síntomas crónicos. Efectos secundarios del tratamiento con Radioterapia y Quimioterapia. Oncología. 2015; 28(3):147-156.

Grupo Español de Pacientes con Cáncer. Todo lo que empieza cuando “termina” el cáncer.

 

Recomendaciones alimentarias para las secuelas digestivas

En ocasiones, las personas que han padecido cáncer, y en especial las que han sufrido algún tipo de cáncer relacionado con el aparato digestivo, pueden padecer secuelas a largo plazo a nivel gastrointestinal.

Seguir algunas pautas alimentarias adaptadas a cada dolencia, puede ayudarle a que sus efectos sean menos intensos e incluso a que estos desaparezcan.

Funcionamiento del aparato digestivo

El aparato digestivo es el encargado de procesar los alimentos que ingerimos de forma que nuestro organismo pueda beneficiarse de los nutrientes que estos contienen (vitaminas, minerales, carbohidratos, grasas, proteínas y agua), mientras se eliminan los deshechos producidos.

El tubo gastrointestinal está formado por el estómago y los intestinos (Figura 1). Los alimentos, pasan de la boca al esófago a través de la garganta, llegando así al estómago donde tiene lugar, en su mayor parte, el proceso de la digestión. Una vez los alimentos están parcialmente digeridos, llegan al intestino delgado, donde se produce la absorción de nutrientes hacia el torrente sanguíneo a lo largo de sus, aproximadamente, 7 metros de longitud. Los productos no absorbidos, llegan al intestino grueso, donde se produce la absorción de agua y se eliminan, a través del ano, los desechos del proceso.

Impacto gastrointestinal del cáncer y/o su tratamiento a largo plazo

Las complicaciones gastrointestinales son habituales en los pacientes con cáncer, y no se encuentran limitadas solo a los pacientes que desarrollan tumores en el tubo digestivo. Estos síntomas, que pueden aparecer durante la enfermedad, pueden deberse tanto al daño que produce el propio cáncer en los tejidos gastrointestinales, como a los efectos secundarios del tratamiento utilizado. Tanto la radioterapia localizada, como la quimioterapia o la cirugía, son tratamientos agresivos que pueden producir síntomas digestivos.

En muchas ocasiones, dichos síntomas desaparecen una vez superado el cáncer y concluido el tratamiento, pero otros pueden permanecer. Los síntomas digestivos más comunes a largo plazo pueden ser:

Ocurre cuando las evacuaciones intestinales son difíciles o tienen lugar con menos frecuencia, debido al movimiento más lento de lo habitual de la materia fecal a través del intestino grueso. Cuanto más tiempo se demora la materia fecal en recorrer el intestino grueso, más líquido pierde y se vuelve más seca y dura. Entre las causas más comunes destacan ciertos medicamentos, cambios en la alimentación, no tomar suficientes líquidos o realizar menos actividad física, y por supuesto, posibles secuelas físicas del cáncer, como cicatrices debidas a radioterapia o cirugía, etc.

Puede producirse como consecuencia de otras complicaciones digestivas más graves. Son frecuentes durante el tratamiento, pero también pueden darse a largo plazo. En algunas personas, pueden tener un componente psicológico, por lo que pueden resultar útiles ciertas técnicas de relajación.

La diarrea consiste en evacuaciones intestinales frecuentes sueltas y aguadas. Cuando este síntoma se extiende por un periodo superior a 2 meses se denomina diarrea crónica. Las principales causas de la diarrea crónica pueden ser la tensión o ansiedad, o ciertas secuelas intestinales tras el cáncer. Puede producir riesgo de deshidratación, por lo tanto es importante que contacte con su médico.

  • Estenosis

Se trata de la disminución del diámetro del intestino que ocurre normalmente como consecuencia de procesos de inflamación intestinal. Puede producir obstrucción, y por lo tanto bloqueo de la masa fecal. Algunos síntomas comunes pueden ser el dolor en el abdomen, náuseas y vómitos, estreñimiento…

¿Qué puedo hacer? Recomendaciones alimentarias

Además de unas recomendaciones dietéticas generales que pueden ser útiles para cualquier persona que haya sufrido un cáncer, existen medidas específicas para las complicaciones gastrointestinales más frecuentes mencionadas anteriormente:

Se debe tratar de prevenir el estreñimiento, en lugar de aliviarlo. Es importante tomar medidas de forma inmediata, con el fin de que no se produzcan dolencias más graves, como la impactación fecal. Con este fin, puede llevar a cabo las siguientes medidas:

  • Beber líquidos de forma abundante a lo largo del día (2 litros).
  • Tomar alimentos ricos en fibra como pan o arroz integral, legumbres, frutas, verduras, frutos secos…
  • Una bebida tibia o caliente media hora antes de la evacuación puede favorecer el proceso.

 

  • Nauseas y vómitos

Existen ciertas recomendaciones que pueden ayudar a prevenirlas, aunque en ocasiones puede ser útil emplear ansiolíticos (siempre bajo supervisión médica) y técnicas de relajación que ayuden a reducir el nivel general de ansiedad:

  • Repartir la comida en pequeñas cantidades (5-6 veces al día).
  • Es aconsejable tomar las comidas a temperatura ambiente o frescas, no calientes.
  • Evitar comidas ricas en grasas (frituras, salsas, quesos grasos, leche entera, etc.), ya que dificultan la digestión.

 

  • Diarrea crónica

En ocasiones, no es suficiente con implementar cambios en la alimentación para combatir la diarrea crónica, y se necesita utilizar ciertos medicamentos o probióticos (siempre bajo la supervisión de su médico). Sin embargo, algunas recomendaciones en la alimentación podrían ser:

  • Evitar tomar lácteos y derivados.
  • Intentar ingerir los alimentos en pequeñas cantidades, desgrasados y fáciles de digerir (arroz o pescado hervido, manzana asada, etc.).
  • Preparar los alimentos cocidos o a la plancha.
  • Evitar comidas con mucha fibra (fruta, verduras, hortalizas o cereales integrales).
  • Eliminarde la dieta las bebidas irritantes como café o bebidas alcohólicas.
  • Evitar alimentos que produzcan flatulencia como legumbres, espinacas, repollo, coliflor y otros.

 

  • Estenosis

 Existen ciertas medidas alimentarias que se pueden adoptar en caso de estenosis:

  • Limitar el número de alimentos con alto contenido en fibra.
  • Repartir la comida en pequeñas cantidades (5-6 veces al día).
  • Cocinar alimentos hervidos o al vapor.
  • Evitar el consumo de cafeína o alcohol.
  • Usar aceite de oliva para cocinar.
  • Beber agua e infusiones separadas de las comidas, en la medida de lo posible.

Seguir recomendaciones específicas de alimentación en caso de que sufra alguna de los síntomas gastrointestinales mencionados puede mejorar de forma notable su calidad de vida. También puede ser aconsejable acudir a un dietista especializado si los síntomas no remiten o son recurrentes, de forma que pueda recomendarle alimentos específicos y pueda elaborar un plan dietético personalizado.


Referencias

Instituto Nacional del Cáncer (NIH). Complicaciones gastrointestinales (PDQ®)–Versión para pacientes.

Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Efectos secundarios digestivos.

Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR). Tumores Digestivos.

Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Efectos secundarios de la quimioterapia.

American Society of Clinical Oncology (ASCO). Obstrucción intestinal u obstrucción gastrointestinal (GI).

Instituto Nacional del Cáncer (NIH). Consejos de alimentación: Antes, durante y después del tratamiento del cáncer.

Dra. Cristina Tejera Pérez y Dr. Diego Bellido Guerrero (Educainflamatoria). ¿Qué recomendaciones nutricionales son adecuadas en caso de estenosis?

 

Nuevas actividades deportivas después del cáncer de mama

Iniciarse en la actividad deportiva después del cáncer

Durante el diagnóstico y tratamiento oncológico, es habitual que la actividad deportiva que se realizaba disminuya o se deje de lado. Tanto si antes del diagnóstico el deporte estaba dentro de la rutina diaria como si no, el volver a la nueva normalidad después del cáncer es un buen momento para introducir o retomar ciertas actividades deportivas en el día a día. El ejercicio físico, junto con una alimentación equilibrada, son los hábitos más beneficiosos para la salud.

Beneficios de realizar actividades deportivas:

  • Aumenta la esperanza de vida: el deporte reduce el riesgo cardiovascular
  • Disminuye el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, como el de colon o mama
  • La probabilidad de recidivas es menor cuando se practica deporte

Además de estos beneficios aplicables a toda la población, el ejercicio físico puede ayudar a mejorar o prevenir algunas secuelas derivadas del tratamiento oncológico, como es el caso del linfedema.

Ejercicio para prevenir el linfedema

El linfedema es una secuela que puede aparecer después de una cirugía o tratamiento y que altera el funcionamiento de los ganglios linfáticos. Como resultado, se desarrolla un edema en una extremidad, siendo habitual que aparezca en el brazo.

Es recomendable comenzar con la prevención del linfedema lo antes posible, teniendo en cuenta las limitaciones y situación de cada persona. Una de las medidas que se recomiendan para prevenir su aparición es la realización de ejercicios siempre bajo las pautas de especialistas.

En la actualidad se está demostrando que realizar algunas actividades deportivas como el remo (en su modalidad dragon boat) y el tiro con arco ayudan a prevenir el linfedema.

Remo en mujeres que han superado un cáncer de mama

 El dragon boat es una modalidad del piragüismo original de antiguas tradiciones chinas, y tiene como símbolo principal el dragón. Es un deporte donde las embarcaciones son para 10-20 personas, donde el trabajo en equipo es imprescindible y que es apto para la mayoría de personas.

 Son varios los estudios que han sido publicados en la que se demuestra que una actividad como el remo puede beneficiar a las mujeres después de superar un cáncer de mama. Los movimientos rítmicos y cíclicos que remar ayudan al drenaje linfático, favoreciendo así la prevención del linfedema. El remo también permite potenciar la musculatura de la zona afectada, minimizando así el dolor y se ha podido comprobar que disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

 Hay varios clubes de remo que ofrecen actividades como el dragon boat, que han creado equipos de mujeres sobrevivientes de cáncer de mama. También se realizan varios eventos para la recaudación solidaria para la investigación en cáncer de mama.

Tiro con arco: beneficios después de una operación en cáncer de mama

 Otro deporte que está empezando a demostrar beneficios en mujeres que han superado un cáncer de mama y fueron intervenidas es el tiro con arco.

Se está fomentando la práctica de este deporte en varios grupos de pacientes, donde se hace una sesión de fisioterapia preparatoria, un curso de iniciación y entonces la práctica de tiro con arco 2 veces a la semana. Algunos clubes de Cataluña acogen a grupos de mujeres para hacer este tipo de ejercicio.

La contracción y relajación de los grupos musculares implicados durante la práctica de tiro con arco favorece la circulación linfática, previniendo así la aparición de linfedema. También se puede observar una mejora a nivel funcional del brazo, y se disminuye la sensación de pesadez que suele ser habitual en estos casos. Además, más allá de la práctica deportiva, se establece una dinámica de grupo y convivencia entre el grupo formado.

Beneficios en la salud y calidad de vida de las actividades deportivas en grupo

Este tipo de deportes aportan beneficios a muchos niveles: físico, social, emocional y espiritual. Todo esto se traduce en un aumento de la calidad de vida de las personas que han superado un cáncer. Se promueve también el espíritu de equipo mejorando así el desarrollo de las relaciones sociales.

En definitiva, la práctica de deportes como el remo o el tiro con arco puede ser una opción novedosa ya la vez beneficiosa para prevenir la aparición de linfedema, siempre consultando al especialista si este tipo de ejercicio físico es adecuado en cada caso.

 


Referencias

Neus Farreras

Cuando te dijeron que ya estabas recuperada, ¿Cuáles fueron las principales dudas o temores que te vinieron a la cabeza?

 Los principales dudas que tuve eran si podía continuar trabajando, si me darían la discapacidad, que dejaría de ganar, como viviría. Mi marido es autónomo y me preocupaba la situación económica. También sufres por si el cáncer volverá a aparecer o si podrás seguir haciendo una vida normal.

¿Has tenido alguna secuela física?

 Muchísimas. La mayoría causadas por los tratamientos con quimioterapia y radioterapia. Tengo secuelas en el estómago y también tengo los pulmones quemados desde la tráquea hasta el esófago. El estómago lo tengo muy delicado por los medicamentos y los dos tratamientos. Sufrí una lesión por la quimioterapia y tuve que estar ingresada porque no la toleraba. Fue una reacción alérgica muy fuerte.

¿Cómo fue tu proceso de reinserción laboral después del cáncer?

 Yo trabajaba en la cafetería de un hospital. Tengo un linfedema en el brazo que me impide levantarlo, coger peso etc. En el trabajo me dijeron me que no me podían reubicar en ningún otro lugar y que me solicitarían la incapacidad. Me hicieron todos los trámites y al cabo de un mes ya tenía la carta certificada conforme me daban la incapacidad total. Esto suponía el 55% de mi base reguladora.

Todo esto ocurrió después de que estuviera un año de baja y al cabo de 18 meses en la mutua me valoraron y la doctora me concedió la incapacidad.

Me hubiera gustado más que me hubieran reubicado. Llevaba trabajando en el hospital desde hacía 22 años y estaba muy a gusto. Añoro el trabajo y el trato con la gente. Pero allí tenías que hacer de todo y yo no podía. Ahora cobro 700 euros sin contar los gastos que suponen la inyección de Zoladex® o el tratamiento para las hormonas. 700 euros es poco pero vamos pasando.

En este sentido, ¿Sientes que recibiste apoyo por parte de la empresa donde trabajabas?

 Sí, tuve mucho apoyo de mis compañeros. Recuerdo que, cuando me detectaron el cáncer, estaba trabajando allí. Me picaba mucho el pecho y me pinchaba. Tenía un mal presentimiento por mis antecedentes familiares (dos muertes por cáncer de pecho). Me hice una mamografía y salió negativa. El médico me dijo que era un cáncer malo. Cuando llegué a la cafetería lo comenté a mis compañeros y tuve todo su apoyo. Cogí la baja porque me tenían que hacer muchas pruebas (biopsia, punciones etc). La empresa en seguida me hizo todos los papeles de la baja y todos los trámites. Estuve en esta situación hasta el máximo, que son 2 años (después pasas a trabajar o te dan la discapacidad).

¿Has tenido dificultades a la hora de pedir algún tipo de seguro o productos financieros?

 No me he atrevido a decir nada a la aseguradora porque si dices algo no te pueden asegurar. Yo de momento pago pero no digo nada por miedo. Si me hubieran dado la incapacidad absoluta si que hubiera cobrado pero al ser la total no te dan ninguna pensión ni indemnización.

¿Crees que las instituciones dedican los mismos esfuerzos tanto para abordar los tratamientos contra el cáncer como para solucionar las dificultades sociales que hay después del cáncer? ¿O crees que hay un vacío en este último aspecto?

 Me parece que hay un vacío. Si no fuera por las asociaciones apenas dispondríamos de información ni de nada. Los médicos te visitan, eso sí, y te hacen las pruebas que hagan falta pero nada más. Para que te hagas una idea, yo estoy en Tortosa y para ir a la psicóloga tenemos que desplazarnos a Reus.

Por suerte hay una asociación que nos ayuda con ejercicios para mejorar el tema del linfedema pero dentro del ámbito institucional no hay nada de esto. Para las secuelas que me quedan sólo puedes acceder a 12 sesiones de la seguridad social y una vez acabas estas sesiones, ya está. Lo pasas mal.

Cuál es tu punto de vista general sobre la situación social en que se encuentran las personas después de un cáncer y qué aspectos crees aún deben resolverse.

 Esta bien curar el cáncer pero después del cáncer hay muchas secuelas y estás dejado de la mano de dios. Por ejemplo, cada mes me pongo una inyección que me marea mucho y me cuesta mucho recuperarme.

Debería haber una atención más personalizada por el tema de las secuelas que te quedan después del cáncer. Podrían ponerte al alcance un profesional de la fisioterapia que te diera consejos por el tema del linfedema o que te pudiera visitar una vez al mes o cada 15 días o que te pusieran al alcance un servicios de drenaje linfático.

Por parte de la seguridad social sólo te entra un número concreto de sesiones pero no hay un fisioterapeuta por ello. Te tienes que espabilar a través de las entidades. Si no fuera por ellas, repito, por las asociaciones, estaríamos desamparados. La “lliga de Tarragona i les Terres del Ebre”, por ejemplo, también nos ofrece clases de yoga. Encuentro que la Seguridad Social podría incluir el yoga para las personas después del cáncer. Nos va muy bien.

¿Cómo se afronta la vida tras superar un cáncer?

 La vida se afronta al 100%. Es una lástima que tengas que valorar todo lo que tienes cuando has estado al límite o después de una enfermedad grave. Dentro mis posibilidades, intento vivir, cuando me encuentro bien. Cuando vas a hacerte los análisis y pasas la «ITV», los médicos te dicen «vuelve de aquí 3 meses» y yo después pienso: «tengo 3 meses más para vivir».

Valores las pequeñas cosas: Ir a tomar un café con las amigas, abrir la ventana y respirar el aire, ir de excursión. Porque siempre tienes la incertidumbre de si el cáncer se volverá a despertar.

Hace dos semanas me hicieron unos análisis genéticos y han dado positivos, esto quiere decir que tengo el cáncer latente. Y me quitarán los ovarios. Cuando tienes antecedentes familiares, en mi caso abuela y tía de parte de padre, lo miran mucho. Tengo el cáncer por genética y es uno de los más malos que se puede volver a los ovarios, pecho y páncreas. Me quitarán los ovarios y el otro pecho pero hoy en día para el páncreas no hay nada. Y por eso vives con el temor y respeto pensando «¿Me volverá a pasar?».

Y por eso, también, valoras cualquier cosa.

Problemas de visión: consejos y recomendaciones

Introducción

El ojo es uno de los órganos de nuestro cuerpo que nos permite percibir la realidad de nuestro entorno a través de imágenes, que procesa y envía al cerebro. Para realizar esta función, el globo ocular está dotado de un sistema óptico que se asemeja al de una cámara fotográfica. Gracias a él, la luz reflejada en los objetos penetra a través de nuestra córnea, que es transparente, pasa a través del cristalino y el humor vítreo, para llegar finalmente a la retina, donde se procesan las imágenes, que son enviadas al cerebro a través del nervio óptico.

La pupila se encarga de regular la entrada de luz al interior del ojo, mientras que el cristalino actúa como una lente que permite enfocar los objetos, proyectando las imágenes sobre la retina. Es esencial que todas las partes funcionen de forma correcta, para poder observar nítidamente aquello que nos rodea, pero es frecuente que se presenten problemas oftalmológicos cuyas causas pueden ser múltiples.

 

Figura 1: Partes del ojo. Imagen adaptada a partir de: https://www.visiondirect.es/ojo-humano

Problemas oftalmológicos derivados de tratamientos oncológicos

En ocasiones, los tratamientos contra el cáncer pueden provocar secuelas y efectos secundarios a largo plazo, que se dejan notar incluso un tiempo después de haber concluido el tratamiento y superado la enfermedad. La mayoría de ellos son leves y transitorios, y los demás tienen solución a través de su detección y tratamiento. Existen múltiples efectos tardíos que pueden aparecer tras un tratamiento oncológico, y dependen del tipo de tratamiento utilizado, pero varían de una persona a otra.

Quimioterapia

 La quimioterapia se basa en la utilización de fármacos para destruir las células cancerosas, pero también puede afectar a otras células “sanas” e impedirles realizar correctamente su función. Concretamente, a nivel oftalmológico, puede afectar a diversas estructuras oculares, pudiendo causar:

  • Síndrome de ojo seco: Se produce cuando los ojos no son capaces de producir suficientes lágrimas para mantener la superficie ocular lo suficientemente húmeda, o estas lágrimas no contienen todas las sustancias necesarias para la correcta lubricación del ojo. En especial, las personas que se han sometido a tratamientos oncológicos pueden padecer una insuficiente hidratación ocular, por lo que se recomienda el uso de algún tratamiento (bajo supervisión médica) que la favorezca.
  • Cataratas: El cristalino es una de las estructuras que más se ve afectada por la quimioterapia, puesto que este tipo de fármacos pueden producir la pérdida de transparencia de dicha estructura, como por ejemplo los corticoesteroides. Afortunadamente, se trata de una enfermedad reversible mediante su extracción y sustitución por una lente intraocular.
  • Afectaciones de retina o nervio óptico: La retina es la zona del globo ocular donde se transforman los estímulos de luz en impulsos nerviosos, y se trata de un área muy sensible al tratamiento. Además, la quimioterapia puede causar aumento de presión ocular, lo que puede llegar a dañar el nervio óptico y causar problemas de visión.

Radioterapia

Cuando se aplica radioterapia en el tratamiento de tumores de cabeza o cuello, puede llegar a afectar a las estructuras oculares de forma inevitable, produciéndose diferentes daños:

  • Conjuntivitis: Se caracteriza por una inflamación de la conjuntiva, una membrana que cubre el globo ocular de forma parcial. Puede causar dolor ocular, sensación de cuerpo extraño y visión borrosa.
  • Problemas cutáneos en los párpados: La radioterapia puede producir sequedad en la piel de los párpados e inflamación, llegando incluso a la caída de las pestañas y el mal funcionamiento del párpado.
  • Inflamaciones en la córnea: Es una de las estructuras oculares más sensibles a la radiación, por ser una de las más expuestas. Se pueden desencadenar úlceras, opacificación o necrosis.

Adicionalmente, la radioterapia puede producir cataratas, inflamación del nervio óptico (neuritis óptica), inflamaciones y afectaciones vasculares de la retina (retinitis, edema macular, etc).

Hormonoterapia

Algunos tipos de cáncer, como el cáncer de mama, requieren tratamiento a largo plazo con hormonas para reducir su riesgo de recurrencia. En este tipo de tratamientos existe cierto riesgo de desarrollar problemas oculares, pero suelen ser leves. El tamoxifeno, uno de los fármacos hormonales más conocidos, puede provocar cataratas, ojos llorosos y otras alteraciones visuales.

Recomendaciones para las afecciones oculares después del cáncer: consejos para tratar algunos síntomas

Afortunadamente, existen soluciones eficaces en caso de que aparezca algún problema de visión tras el tratamiento del cáncer. Ante los primeros síntomas en los ojos o en la visión, es muy recomendable informar a tu médico y no utilizar ningún medicamento y/o colirio sin su supervisión.

Para algunas afecciones leves, como puede ser el síndrome del ojo seco, se recomienda parpadear frecuentemente, especialmente si se pasa mucho tiempo enfrente a un monitor. Además, las lentes de contacto pueden contribuir a la sequedad ocular, por tanto es preferible el uso de gafas.

Por otro lado, para prevenir la aparición de conjuntivitis u otra infección ocular, es recomendable evitar frotarse los ojos, y en caso necesario, lavarse las manos antes de hacerlo. En caso de problemas cutáneos en los párpados, puede ser eficaz el uso de colirios, o cremas oftalmológicas para calmar la inflamación. Adicionalmente, se podría utilizar una compresa tibia para aliviar el posible dolor y eliminar la costra si apareciese.

Si aparecen problemas más graves que dificulten la visión, como pueden ser las cataratas, existe la posibilidad de extraer el cristalino mediante una operación quirúrgica, para colocar uno artificial y así solucionar el problema de visión. Esta decisión debe ser consensuada con su médico.

 

En definitiva, acudir rápidamente a un especialista ante los primeros síntomas en la visión ayudará a prevenir problemas más graves, especialmente cuando aparecen algunos de los siguientes:

  • Visión borrosa
  • Visión apagada donde los colores no son tan brillantes como de costumbre.
  • Visión de halos alrededor de las luces
  • Visión brumosa
  • Visión menos clara de lo habitual
  • Pérdida de áreas de visión
  • Dolores de cabeza

Importancia de las revisiones oftalmológicas después del tratamiento

 En el caso de que se haya utilizado un tratamiento con efectos colaterales oculares, como pueden ser los arriba descritos, se deberían realizar controles oftalmológicos periódicos, incluso después de haber finalizado el tratamiento. De cara a anticipar problemas oculares futuros, o tratar los ya existentes, se deben programar citas regulares (según le indique su médico) con un oftalmólogo.

 


Referencias

Innova Ocular. El ojo humano.

Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Hormonoterapia o tratamiento hormonal.

Innova Ocular. El tratamiento contra el cáncer y efectos secundarios en la vista.

American Society of Clinical Oncology. Efectos secundarios a largo plazo del tratamiento del cáncer.

Vanesa Blázquez Sánchez. Efectos secundarios de la radioterapia a nivel ocular.

Chemocare. Eye problems.

Cancer Research UK. Your eyes and cancer drugs.

BreastCancer.org. Trastornos oculares y de la vista.

 

Antoni Antoja

 

A mí no me han dicho que estaba recuperado. El tumor todavía lo tengo, no me lo han quitado pero está estable,  estancado. Mi proceso fue el siguiente: se me dormía mucho el brazo, tenía un hormigueo, fui al médico y en un primer momento me receta antiinflamatorios. Pasan unos días pero el hormigueo no se me va. No tenía dolor, sólo se me dormía el brazo. El médico de cabecera me envía a hacerme una radiografía y observa que hay algo.

En Can Ruti me empiezan a hacer pruebas para analizar el tumor. Me hicieron una broncoscopia pero no consiguieron muestras. La segunda vez tampoco y es entonces cuando me hicieron un TAC y me sacaron una muestra pero no me sacaron suficiente y tuve que volver a ir. Estuve alrededor de tres meses desde el principio de las pruebas hasta que obtuvieron muestras para analizar el tumor.

A partir de ahí empiezo las sesiones de radioterapia y quimioterapia que duran unos 2 meses. Luego me empiezan a hacer más pruebas donde me detectaron un pequeño nódulo en el otro pulmón. Éste me lo sacaron y detectaron, posteriormente, que el cáncer se había ido a una válvula del riñón. Entonces empiezo otra tanda de quimioterapia para evitar que se extendiera. En cambio, el tumor del pulmón que tengo ahora, los médicos decidieron no operarlo. Durante el tratamiento pensaba que, si no ponía voluntad, no saldría. Creo que si vas deprimido a un tratamiento se nota en el resultado.

Durante los primeros cuatro y cinco años tuve que ir a hacerme pruebas cada trimestre. A partir de entonces ya hago una cada medio año. A raíz del tumor tengo acúfenos, es decir, un zumbido o un silbido constante en los oídos, sin que haya una fuente sonora externa que los produzca. De vez en cuando también tengo dolores en la parte de arriba de la articulación donde tengo el tumor y me canso un poco más que antes.

Antes de detectarme el tumor, yo era autónomo. Por lo tanto, lo primero que haces es dejar de trabajar, pero debes continuar contribuyendo para pagar las cuotas y siempre con la duda de no saber cómo acabará todo. Aunque yo quería continuar trabajando, pasé varias inspecciones hasta que me concedieron la Incapacidad Permanente.

Pero antes de eso estuve casi todo un año pagando los autónomos. En mi caso, tuve la suerte, a pesar de ser autónomo, que en el momento que me detectaron la enfermedad tenía todos los clientes al corriente de pago y por tanto no tenía deudas por cobrar. Eran años de crisis y acabé trabajos grandes y los pude liquidar. Era técnico de robótica y automatismos en toda España, construía la parte eléctrica de maquinaria.

Por lo tanto, a mí no me dan el alta, me dan la baja y es ahí cuando empiezas a moverte para espabilarte. El tribunal médico me da la baja definitiva y en este sentido sí noté que había un descontrol por parte de la administración. Te dicen: «Usted no puede trabajar más» y a partir de ahora te espabilas con respecto a todas las tramitaciones legales.

Creo que con la tecnología que hay ahora, hoy en día, debería ser un proceso automático, más fácil. En este sentido, pienso que la administración, una vez superada o no la enfermedad, no facilita este tipo de trámites y gestiones. Es aquí donde entran las entidades.

Ahora veo la vida de otra manera. En el momento que te dicen que tienes un cáncer, la vida ya se ve diferente y piensas: «hoy tengo un día más de sol» y valoras los pequeños momentos. Ahora cada momento para mí es único. Cada instante es único. Es algo que hasta que no lo vives no eres consciente de lo que significa esto.

Además, en mi proceso, he tenido en todo momento mi esposa y mis hijas y a toda la familia que me han acompañado y la suerte de tener los amigos de la Comunidad de los Carmelitas de Badalona que también me han apoyado. Cuando iba al tratamiento siempre me fijaba en la cantidad de personas que estaban solas. En cambio, yo siempre iba acompañado y pensaba: ¿Cuántas personas están solas y lo viven solas? Esto me inquietaba mucho.

Siempre he sido una persona bastante comprometida. Hace un año un amigo de la Oncolliga de Barcelona me comentó que tenía unos amigos que querrían instaurar la Oncolliga en Badalona, ​​pues ahora en ello estoy.

Hace poco tuvimos una presentación en Badalona de la Fundación Oncolliga con la colaboración de la entidad Badalona contra el cáncer. Para mí es una salida a una preocupación que tenía de querer ayudar a los demás.

 

(Este testigo ha querido preservar su imagen y desde el portal ‘Después del cáncer’ lo hemos querido respetar. Por eso la fotografía que se ve no corresponde a su persona).

Maria Garcia Batalla

 

Cuando me dijeron que ya estaba recuperada, al principio todo iba bien, parecía que lo tenía todo controlado. Fue después cuando me vino una recidiva. El tumor de la vejiga se iba reproduciendo y, por ello, nunca tuve la sensación de estar segura de que todo iba bien. Estuve casi 3 años con la recidiva y 5 años después el oncólogo me dio el alta.

El urólogo, sin embargo, todavía no me la ha dado. Hice la última revisión ahora hará cosa de un mes y el médico me dijo que previsiblemente hacia mayo ya me daría el alta definitiva.

Todo comenzó en febrero de 2006 cuando tuve un cólico nefrítico. Nunca había tenido ninguno. Antes del cólico tenía infecciones de orina constantes. Fui a urgencias por el cólico y los médicos me dijeron que tenía piedras en el riñón.

Me hicieron unas analíticas y una radiografía y me enviaron a casa. Desde febrero a noviembre tuve que ir tres veces a urgencias por cólicos y siempre me decían y me hacían lo mismo: análisis de orina, la radiografía y para casa.

En las radiografías no se veían las piedras, pero los médicos me seguían diciendo: «ya las irás meando …». Me fiaba de lo que me decían y eso fue un gran error porque dejé pasar mucho tiempo y como consecuencia he perdido un riñón.

En aquel tiempo no me encontraba bien… hacía pipi con sangre. En el mes de noviembre, cuando vuelvo a ir a urgencias, en lugar de hacerme una radiografía me hicieron una ecografía. Y ahí fue cuando me dijeron que no tenía piedras. El cáncer ya había subido al riñón y por eso lo perdí. Entonces tuve que hacer una quimioterapia muy bestia.

El día después de San Esteban me quitaron el riñón y parte de la vejiga. Luego ya empecé con el tratamiento de quimioterapia. Todo parecía ir bien y en tres ocasiones volví al quirófano por la recidiva. Me iban recortando los trocitos de la vejiga que se reproducían. El urólogo me decía que si volvía a reproducirse me sacarían la vejiga entera. Por suerte no ha hecho falta.

Aparte de esto, el cáncer no me ha dejado ninguna secuela física. Al contrario, me siento muy bien físicamente, aunque me costó mucho recuperarme. Durante tres años estuve muy tocada.

Pero después de este tiempo he revivido. Fui adquiriendo buena forma física. Antes de sufrir el cáncer hacía mucho deporte y por eso quería volver a ponerme bien ¡para continuar haciendo!

Quizás la única secuela que podría decir que me ha quedado es que, debido a la recidiva, me fueron recortando parte de la vejiga. Ahora, al tenerla más pequeña que el resto de las personas, necesito ir más a menudo al baño. ¡Pero eso no es grave!

En cuanto el proceso de reinserción laboral no he tenido que hacer ninguno. Antes de detectar me el cáncer trabajaba en el sector de la geriatría. Enseguida cogí la baja y no he tenido que hacer ningún proceso de reinserción laboral porque automáticamente ya me concedieron la incapacidad.

Ahora con mi marido estamos abriendo un negocio. Para volver a incorporarme debería haber renunciado a esta incapacidad. Y pensé: «Si ahora dejo esta incapacidad y al cabo de dos años me vuelvo a poner enferma, ¿qué harás?». Por eso me acogí a la pensión.

En todo caso, no he tenido demasiados problemas después del cáncer. Hasta ahora, nunca. Sólo pequeños trámites o explicaciones que tuve que dar cuando avalé a mi hija por el alquiler de un coche.

Tuve que presentar mi situación, dar todos los papeles, explicar por qué tenía esta incapacidad… Tuve que buscar los documentos de aquel tiempo y demostrar que ya estaba recuperada. Eso es todo.

Seguramente muchas personas han tenido más obstáculos que yo. En mi caso, aunque hubo una negligencia en el diagnóstico, me he sentido apoyada en todos los ámbitos: institucional, social, familiar… Por ejemplo, el urólogo, aun sigue detrás de mí y hasta ahora me he sentido muy cuidada en el hospital.

Seguramente siempre hacen falta más esfuerzos y siempre se puede hacer mejor.

Yo siempre digo que todo lo que he sacado del cáncer ha sido bueno. Es como si te dieran otra oportunidad y ves la vida de otra manera. Mis hijas han sido conscientes de la muerte, que se tienen que implicar a ayudar… a ser conscientes de que la vida es real. Todo mi entorno me ha animado y me ha apoyado. Ahora puedo tener una vida más tranquila, me encuentro bien y reflexiono más las cosas.

Lo único que pediría y que me gustaría recalcar es la necesidad de ampliar el protocolo cuando una persona tiene un cólico. El protocolo establece análisis de orina y radiografía. Sólo que añadieran una ecografía ya detectarían enseguida este tipo de tumores. ¡A mí me ha costado un riñón!