Acompañamiento después del cáncer infantil

Cada año se diagnostican cerca de 1.500 nuevos casos de menores con cáncer en España. La leucemia es el tipo de cáncer más frecuente en la infancia (27%), según el Registro Español de Tumores Infantiles (RETI), y la tasa de supervivencia a 5 años de los niños entre 0 y 14 años es del 81%, según la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátricas (SEHOP).

 

Después de pasar por un diagnóstico y tratamiento de cáncer infantil, los niños suelen sentirse abrumados por las emociones y tener dificultades para volver a la rutina y a adaptarse a la vida después del cáncer. Es un proceso que suele tener un impacto emocional y psicológico significativo, que se da en el momento del diagnóstico y el proceso oncológico y, una vez acabado el tratamiento, también perdura. Este impacto afecta tanto a los niños que lo han padecido como a sus familias.

 

Importancia del apoyo emocional

 

Como consecuencia del proceso de la enfermedad, se producen alteraciones en el desarrollo físico, cognitivo y emocional del niño que ha superado un cáncer. El apoyo emocional es esencial para estos niños, ya que les ayuda a recuperar la confianza en sí mismos, a construir relaciones positivas y a desarrollar habilidades para hacer frente a los desafíos habituales que surgen después de este proceso.

 

Un aspecto importante del apoyo emocional es el apoyo familiar. Los padres y hermanos de los niños que han superado el cáncer infantil son esenciales a la hora de proporcionar un ambiente cálido y acogedor que les ayuda a sentirse seguros y apoyados: la familia es la principal fuente de apoyo social con la que cuenta el niño tanto durante como después del cáncer. Ante este reto, la familia también necesita apoyo emocional y acompañamiento durante todo el proceso.

 

Además del apoyo familiar, el apoyo de amigos y compañeros también es  fundamental para la recuperación emocional de los niños, ya que tener amigos con quienes puedan hablar y jugar les ayuda a sentirse incluidos y conectados con los demás. Durante el proceso oncológico, la red de amistades del niño también se ve afectada. Por eso, es importante ayudar a los amigos para que no tengan miedo y sepan cómo volver a acercarse a su amigo.

 

El apoyo emocional también ha de provenir de profesionales de la salud mental. Los psicólogos y otros especialistas ayudan a los niños a identificar y expresar sus emociones y a desarrollar habilidades para afrontar el estrés y la ansiedad. Su apoyo es esencial para ayudar a los niños, a la familia y a su entorno a volver a la realidad después del tratamiento, les ayudan a reconstruir su vida después del cáncer, orientándolos en la transición y ayudándolos a manejar los desafíos emocionales asociados con el cáncer infantil y su recuperación.

 

Importancia del seguimiento médico

 

Los profesionales sanitarios tienen un papel muy importante en el seguimiento de un niño que ha superado un cáncer. Después del tratamiento, es importante que los padres mantengan el seguimiento regular de su hijo. El seguimiento médico a largo plazo es importante para detectar una posible recurrencia del cáncer, evaluar los efectos secundarios del tratamiento, el crecimiento y desarrollo del niño, y ofrecer orientación y apoyo.

 

Vuelta al colegio

 

El diagnóstico y tratamiento contra el cáncer de un niño interrumpe las rutinas normales en el colegio. Muchos niños pueden continuar con sus estudios escolares durante el tratamiento, gracias a profesores que brindan educación y apoyo a los estudiantes, tanto en el hospital como en sus hogares, y volver a la escuela a tiempo completo después de un cáncer.

 

Regresar al colegio es una prioridad, porque proporciona al niño un sentido de cotidianidad, además de formar una parte importante en su desarrollo social y académico. Algunos niños muestran entusiasmo por regresar a la escuela, mientras que para otros el regreso puede generarles ansiedad o alterarlos.

 

Para que el niño tenga una buena integración en la clase es esencial el papel de la comunidad escolar, de la familia y, por supuesto, del niño. Para que esta vuelta al colegio sea lo más llevadera posible es muy importante:

 

  • Una comunicación abierta con la comunidad escolar sobre el tipo de cáncer que el niño tuvo, el tratamiento que recibió y cualquier efecto secundario que pueda tener. De esta forma se asegurará que la vuelta al colegio se hace de forma adaptada a la realidad que tiene el niño.
  • La planificación de adaptaciones escolares en función de las necesidades del niño, como la reducción de la carga académica, la asignación de un tutor, la extensión de los plazos para las tareas y los exámenes, la programación de sesiones de tutoría individualizada, etc.
  • La comunicación con el médico sobre cualquier cambio en la salud del niño durante el colegio. También es importante informar al colegio sobre el plan de seguimiento médico del niño después del cáncer.
  • Acompañamiento de la comunidad educativa: es importante que los profesores, monitores de comedor y la clase del alumno estén informados y sensibilizados sobre el cáncer infantil y el impacto que tendrá en el colegio. La comunidad educativa puede fomentar la inclusión mediante la promoción de actividades que involucren a todos los estudiantes, para así evitar el estigma o la discriminación, entre otras opciones.

 

 

En general, el seguimiento de un niño que ha superado un cáncer en el colegio es una colaboración entre los padres o cuidadores, el personal del colegio y los profesionales de atención psicosocial del niño que atienden al niño. Trabajando juntos, asegurarán que el niño tenga el apoyo y la atención necesarios para tener una reincorporación adecuada en el colegio.

 

Recomendaciones para padres y cuidadores

 

Los padres y cuidadores de un niño que ha superado un cáncer se enfrentan a situaciones complejas y únicas durante todo el tratamiento de la enfermedad, ocasionándoles un gran impacto a nivel emocional que interfiere en la calidad de vida y aumenta su carga en todos los ámbitos.

 

Son muchos los padres que en este periodo describen una sensación de amenaza a su vida que puede persistir a lo largo del tiempo. Es el llamado síndrome de Damocles, el miedo a que la enfermedad pueda reaparecer o a que el tumor no haya respondido eficazmente al tratamiento. Aunque este temor suele disiparse gradualmente a lo largo del tiempo, puede reactivarse en determinados momentos. Seguir adelante no es fácil, pero la vida familiar continúa, adaptada a la nueva realidad.

 

La familia tiene un papel clave en tratar de volver a “normalizar” la vida de su hijo después del cáncer. Algunas de las acciones que pueden llevar a cabo son:

  • Promover la participación en actividades extraescolares. Los padres pueden animar a su hijo a participar en actividades que le gusten, como deportes o arte, para ayudar a mejorar su autoestima y fomentar su desarrollo social.
  • Adaptar las actividades familiares, priorizar lo que realmente es importante.
  • Establecer ciertas normas que se asemejen lo más posible a la rutina anterior. Es necesario conjugar la flexibilidad con la disciplina, ya que la falta de control suele confundir al niño.
  • Participar en los grupos de ayuda mutua, tanto el niño como su familia, para conocer y compartir su experiencia con otras personas que vivan su misma situación.

 

Recursos y organizaciones de apoyo

 

Muchos de los centros que tratan el cáncer infantil ofrecen programas para que nuevos pacientes y sus familias conozcan a otros que han finalizado el tratamiento. Esto les brinda una idea de lo que pueden esperar durante y después del tratamiento.

 

Los niños que han superado un cáncer infantil también suelen beneficiarse de grupos de apoyo, en los que pueden conocer a otros niños que han pasado por experiencias similares y compartir sus experiencias y preocupaciones. También existen asociaciones que ofrecen atención psicosocial integral a los niños que han superado un cáncer y a su entorno. Algunos de los recursos que ofrecen son:

 

  • Guías para docentes, como los de la asociación AFANOC y la Federación Española de Padres de Niños con Cáncer.
  • Programas y actividades de ocio para niños y adolescentes que han superado un cáncer, como los que ofrece la Fundación de Oncología Infantil Enriqueta Villavecchia.
  • Charlas de sensibilización en los centros educativos.
  • Atención psicoemocional a familias, por ejemplo, de la asociación AFANOC.
  • Servicios de orientación con información sobre los recursos disponibles según la etapa (diagnóstico, tratamiento y postratamiento), la persona a la que va dirigida la ayuda (paciente, madre/padre o hermanos) y lugar de residencia, como los de las entidades de la FECEC o la plataforma “Mi peque tiene cáncer”.

 

Referencias

 

Registro Español de Tumores Infantiles – Cáncer Infantil en España

Federación Española de Padres con niños con cáncer – Alumnado con cáncer

NIH – El cáncer en los niños y adolescentes.

St. Jude Children’s Research Hospital – Psicología y servicios de salud mental

Cancer.net – Control de los efectos tardíos del cáncer infantil

Cancer.net – Osteosarcoma en la infancia y la adolescencia: Atención de seguimiento

American Cancer Society – Vida después del diagnóstico de la leucemia infantil

American Cancer Society – Regreso a la escuela tras el tratamiento contra el cáncer

Consejo General de la Psicología de España – La vuelta al cole de un alumno que ha superado un cáncer, guía para docentes de la OMS

AECC – Guía de apoyo para padres

FECEC – Es la hora de volver a la escuela: consejos prácticos para la reincorporación

FECEC – Adolescentes y jóvenes que han afrontado un cáncer

Asociación AFANOC

Fundación de Oncología Infantil Enriqueta Villavecchia

La vida después de la leucemia limfocítica crónica (LLC)

La leucemia linfocítica crónica (LLC) es el tipo de leucemia más común en adultos. Se trata de un tumor que se origina en los linfocitos B maduros. Estos se acumulan en la sangre, tejidos y órganos linfáticos debido a las modificaciones cancerosas que padecen. En muchas personas, no se producen síntomas durante años o incluso nunca. En otras, en cambio, la enfermedad evoluciona de tal modo que aparecen síntomas que pueden comprometer su vida. Por ello, se pone de manifiesto la necesidad de explorar con más profundidad cuál es la situación que viven diariamente, tanto los pacientes como sus familias, con tal de ganar conocimiento y derribar barreras en términos de:

  • Desestigmatizar la leucemia asociada a la muerte.
  • Conseguir una atención integral, por ejemplo, contando con la ayuda de un psicólogo especializado.
  • Mejorar el acceso al uso compasivo de medicamentos.
  • Impulsar la investigación.

Conocer todas las opciones de tratamiento y dónde encontrar los recursos disponibles favorecerá la toma de decisiones informadas en relación con la atención médica. A su vez, tener una buena comunicación con el equipo de profesionales médicos es importante para comprender el diagnóstico, el tratamiento específico para cada caso y los métodos para mantener o mejorar la calidad de vida.

 

Tipos de tratamientos

La LLC en pocas ocasiones se puede curar. Sin embargo, las opciones de tratamiento pueden variar ampliamente permitiendo que las personas vivan mucho tiempo con esta enfermedad. En este tiempo, el tratamiento debe persistir. Puede ser que se suspenda durante un tiempo; pero, en realidad, nunca finaliza.

 

La importancia del seguimiento

Antes, durante y después del tratamiento, es muy importante acudir a las citas de seguimiento y guardar todas las copias de informes previos. En las visitas se debe informar a los médicos de cualquier problema de salud y es probable que ordenen análisis de laboratorio para determinar la evolución de la enfermedad o si hay efectos secundarios al tratamiento. Como se ha comentado, lo más probable es que no haya una remisión completa. Por ello, se debe seguir un tratamiento adicional que depende de:

  • Tratamientos recibidos previamente.
  • Tiempo desde el último tratamiento.
  • Estado general de salud.

Un medicamento adicional que el médico puede recomendar son las vacunas. La mayoría de los pacientes con LLC carecen de un sistema inmunitario eficiente, lo que aumenta el riesgo de padecer infecciones. Además, algunos medicamentos pueden aumentar este riesgo. Las vacunas son un modo de mantener a raya estas posibles infecciones. Por ejemplo, los expertos recomiendan que las personas con LLC reciban la vacuna contra la neumonía cada 5 años, y la vacuna contra la gripe cada año. Asimismo, la administración de determinados antivirales en combinación con la quimioterapia es bastante común. En caso de que aparezcan síntomas de infección bacteriana o fiebre neutropénica, se recomienda el uso de antibióticos de espectro extendido.

Por otro lado, la LLC y/o su tratamiento también puede causar recuentos bajos de eritrocitos causando anemia. Si la anemia provoca síntomas (cansancio, debilidad y dificultad para respirar), se puede tratar con transfusiones. La detección de un número reducido de plaquetas también es bastante común y, a consecuencia de ello, puede tener lugar la aparición de hematomas y hemorragias. En caso de que los niveles de inmunoglobulinas sean muy reducidos, una forma de prevenirlo es mediante la administración de inmunoglobulina intravenosa.

Seguir una rutina de actividad física diaria y comer en base a una alimentación saludable también puede comportar grandes beneficios. Algunas recomendaciones generales para hacer frente a la sensación de poco apetito producida por la enfermedad y sus tratamientos son:

  • Aumentar el número de comidas a lo largo del día.
  • Tener siempre a mano alimentos apetecibles y de fácil consumo.
  • Evitar el consumo de alimentos light y sustituirlos por alimentos de mayor aporte calórico.

 

Riesgo de padecer otros cánceres y necesidad de atención psicológica

Las personas que han padecido LLC tienen mayor riesgo de padecer algunos tipos de cáncer. Esta es otra razón por la cual acudir a citas médicas regularmente puede ser beneficioso. En este sentido, las pruebas de detección rutinarias constituyen un elemento clave para detectar de manera temprana el cáncer, lo que facilita su posterior tratamiento. En el caso de la LLC, se ha observado un mayor riesgo de padecer:

  • Cáncer de piel.
  • Melanoma.
  • Cáncer de laringe.
  • Cáncer de pulmón.
  • Cáncer de colon.
  • Sarcoma de Kaposi.
  • Sarcoma de tejidos blandos.

 

Por otro lado, esta enfermedad provoca una serie de trastornos como fatiga, fiebre o infecciones y un impacto emocional a sus afectados, como ansiedad y depresión. Para hacer frente a estos problemas, en los centros hospitalarios y asociaciones de pacientes se ofrece un servicio de atención psicológica. En la Asociación Española de Afectados por Linfoma, Mieloma y Leucemia (AEAL), puede solicitarse una consulta a través del teléfono 91 563 18 01 o en el correo electrónico info@aeal.es. También en las entidades de la FECEC, a través su web, su correo electrónico federacio@juntscontraelcancer.cat o su teléfono 93 314 87 53; o en la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), a través de su web.

 

Tratándose de una enfermedad que no se considera curable, el principal objetivo es identificar a aquellas personas que precisen intervención y conocer cuál es la más indicada para estos. Gracias a los avances en detección precoz y a los ensayos clínicos en busca de nuevas terapias, se está consiguiendo que la LLC se convierta en una condición crónica. La mayoría de las personas vive con la enfermedad durante muchos años. En definitiva, la suma de los progresos, junto con las pautas de seguimiento y control detalladas en este artículo, permitirá alargar todavía más la esperanza de vida de las personas que han sufrido LLC.

 

Referencias

AEAL – Alimentación y nutrición

AEAL – Leucemia linfocítica crónica

AEAL – Servicio de atención psicológica

AEAL (2016). Sensibilización social sobre los pacientes con Leucemia Linfocítica Crónica y sus familiares. Disponible en: http://www.aeal.es/nueva_web/wp-content/uploads/2015/09/ESTUDIO-LLC-AEAL.pdf

AECC – Atención psicológica

American Cancer Society – Asistencia complementaria para la leucemia linfocítica crónica

American Cancer Society – Cánceres posteriores a la leucemia linfocítica crónica

American Cancer Society – Si los tratamientos contra el cáncer dejan de funcionar

American Cancer Society – Tratamiento de la leucemia linfocítica crónica

American Cancer Society – Vida después del diagnóstico de leucemia linfocítica crónica

FECEC – Servicios de atención a pacientes y familiares de cáncer

Fundació Josep Carreras – Leucèmia limfàtica crònica

Gentry E, et al. Physical, Psychological, Social, and Spiritual Well-Being of Patients with Chronic Lymphocytic Leukemia and Their Caregivers: A Scoping Review. Journal of Oncology Navigation & Survivorship. 2021;12:6. Disponible en: https://www.jons-online.com/issues/2021/june-2021-vol-12-no-6/3811-physical-psychological-social-and-spiritual-well-being-of-patients-with-chronic-lymphocytic-leukemia-and-their-caregivers-a-scoping-review 

MacDonald G, et al. A pilot study of high-intensity interval training in older adults with treatment naïve chronic lymphocytic leukemia. Sci Rep. 2021;11(1):23137

National Institutes of Health – Tratamiento de la leucemia linfocítica crónica (PDQ®)–Versión para pacientes

Sitlinger A, et al. Exercise and Chronic Lymphocytic Leukemia (CLL) – Relationships Among Physical Activity, Fitness, & Inflammation, and Their Impacts on CLL Patients. Blood. 2018;132(Suppl 1):5540

La huella del cáncer en los cuidadores: consejos para superar el impacto físico y psicológico derivado del cuidado

El número de cuidadores en España se situó en 427.000 personas en el año 2020, aunque según el informe de Eurocarers, la cifra no oficial supera los 9,5 millones de personas. Un dato que, en Europa, solamente lo superan países como Francia, Italia y Reino Unido.

 

Este colectivo se puede dividir en dos grupos: los cuidadores formales (profesionales remunerados) y los informales (generalmente familiares). En Europa, el 80% del cuidado es proporcionado por cuidadores informales. A pesar de que son la piedra angular de nuestros sistemas de atención a largo plazo, rara vez se conoce su contribución y se discuten sus necesidades.

 

Por lo general, el impacto que tiene el cáncer se centra en las consecuencias de aquellos que lo padecen. Sin embargo, no se deben minimizar las repercusiones en las personas que rodean al paciente. En relación con esto, la comunidad médica pone en relevancia la necesidad de una atención ideal para los cuidadores, los cuales deberían estar respaldados por un equipo multidisciplinar que cubra sus necesidades. Escenario que, en la actualidad, no ocurre en la mayoría de los casos.

 

Con el foco después del cáncer

 

Los cuidadores de las personas que han sufrido un cáncer son un pilar fundamental de las mismas. Sin embargo, el cuidado continuado durante meses o años provoca un desgaste que puede ser devastador para estas personas, ya que cambia por completo el modo de vivir.

 

Este fenómeno, denominado síndrome del cuidador, se caracteriza por un agotamiento físico y mental, muy parecido al del estrés laboral, que puede prorrogarse a pesar de que la persona haya superado la enfermedad, y que divide en tres pilares fundamentales:

 

Cuidando al cuidador

 

Durante la etapa de la enfermedad, los cuidadores se convierten en parte del equipo de atención contra el cáncer, dejando de lado sus propios sentimientos y necesidades para concentrarse en el cuidado de la otra persona. Además de las responsabilidades asociadas a esta situación, tienen que encargarse del resto de las tareas cotidianas.

 

Después del cáncer, muchas personas encuentran dificultades para romper esta dinámica a pesar de que, en la mayoría de las situaciones, la carga del cuidador disminuye notablemente una vez superada la enfermedad. Sin embargo, hay que tener en cuenta que es tan importante cuidar a las personas como cuidarse a uno mismo.

 

A continuación, se mencionan una serie de acciones acompañadas de algunos consejos prácticos que ayudarán a atender las necesidades, cuidar la salud (tanto física como mental), así como las relaciones personales:

 

La necesidad del apoyo psicológico

 

Se estima que alrededor del 40% de los cuidadores tiene depresión y ansiedad, el 53% expresa fatiga moderada o severa y hasta el 95% se ve afectado por trastornos del sueño. Por este motivo, se pone de manifiesto la necesidad de ofrecer ayuda psicológica especializada como parte fundamental de una adecuada atención integral. No solo al cuidador principal, sino también a su entorno, de cara a prevenir la morbilidad psicológica de otros miembros de la familia o amigos.

 

En este contexto, la Psicooncología desempeña un papel muy importante, ya que fomenta la coordinación, comunicación y toma de decisiones entre distintos profesionales médicos, la persona que ha superado el cáncer y el cuidador. No obstante, la falta de recursos lleva a que gran parte de los servicios de atención psicológica sean prestados, habitualmente, por profesionales externos pertenecientes a entidades sin ánimo de lucro. A este respecto, las entidades de la  FECEC ofrecen servicios que pueden ayudar a gestionar el agotamiento psicológico y físico. Para solicitar este apoyo, solamente es necesario escribir un correo electrónico a federacio@juntscontraelcancer.cat, o llamar al 93 314 87 53.

 

Además de la Psicooncología, existe una gran variedad de enfoques cuya aplicación implica una mejora en el bienestar psicológico y en la calidad de vida, así como una reducción de los niveles de malestar emocional y de la sintomatología de ansiedad y depresión. Entre ellos destacamos la terapia cognitivo-conductual, la psicoeducación, las estrategias de relajación y la terapia de aceptación y compromiso, como las nuevas terapias de tercera generación, principalmente, el mindfulness o atención plena.

 

En definitiva, es importante ser conscientes de que, aunque un ser querido haya superado una enfermedad tan complicada como el cáncer, el impacto en el cuidador puede verse prolongado durante mucho más tiempo. Por ello, es importante llevar a cabo una serie de acciones para el bienestar del propio cuidador, que van desde cambiar determinados hábitos del día a día, a recibir ayuda psicológica tanto del entorno más como a nivel profesional.

 

Referencias

 

 

LACTANCIA DESPUÉS DEL CÁNCER DE MAMA

El cáncer de mama es el tumor más común en las mujeres, con más de 2,2 millones de casos diagnosticados en el año 2020. 1 de cada 8 mujeres aproximadamente padecerán cáncer de mama a lo largo de su vida y, según datos de la SEOM, la incidencia aumenta con la edad.

Este tumor se relaciona con niveles altos de estrógenos en la mayoría de los casos, y se origina en el tejido mamario, que está formado principalmente por células mamarias productoras de leche materna y tejido mamario graso.

 

¿Es posible quedarse embarazada después de un cáncer de mama?

Cuando una mujer ha superado un cáncer de mama antes de la menopausia, buscar un embarazo puede resultarle complicado, ya que el propio cáncer o su tratamiento puede causar infertilidad. Sin embargo, son muchas las mujeres que, después de este proceso, pueden quedarse embarazadas.

Además, diversos estudios han observado que no hay un aumento de malformaciones congénitas en el bebé como consecuencia del cáncer ni problemas de salud a largo plazo, aunque algunos médicos aconsejan esperar al menos 2 años después de finalizar el tratamiento.

Asimismo, a las mujeres con cáncer de mama con receptores de hormonas positivos, cuya terapia hormonal complementaria suele durar entre 5 y 10 años, se les aconseja haber finalizado el tratamiento al menos 2 años antes de un embarazo; después del nacimiento, podrán amamantar a su hijo.

Sin embargo, estos consejos no están basados en ningún estudio clínico.

 

Lactancia después de un cáncer de mama

Una vez se cierra la etapa del embarazo, comienza la crianza del bebé. Este es también el momento en que la madre decide si quiere darle el pecho. Lo importante es que cada mujer haga lo mejor para ella misma y para su bebé, pues la lactancia materna debe ser, pese a las molestias que pueden experimentarse al principio, un proceso agradable.

En este contexto, ¿haber superado un cáncer de mama puede tener alguna implicación en la lactancia?

La posibilidad de amamantar al bebé dependerá en gran medida del tipo de cirugía y radioterapia al que se ha sometido el pecho, y será posible siempre que se haya conservado el tejido mamario. Las cirugías en las que solo se extirpa el nódulo mamario y se conserva el resto de la mama y el pezón pueden permitir la lactancia con los dos pechos; aunque, en ocasiones, puede resultar algo doloroso y la mama tratada puede producir menos leche. Por otro lado, en el caso de una mastectomía radical o total, la lactancia será posible con el pecho no tratado.

En resumen, mientras el tejido mamario no haya sido extirpado junto con el tumor, la lactancia podrá llevarse a cabo, tanto con el pecho sano como con el tratado, aunque la producción de leche del segundo suele ser menor y puede generar rechazo en el bebé al ser más alto su contenido en sodio.

 

Beneficios de amamantar al bebé

De acuerdo con el Código Europeo Contra el Cáncer, la lactancia materna reduce el                            riesgo de padecer cáncer de mama en el futuro. La Unión Europea recomienda esta práctica hasta los 6 meses de edad del bebé y, a partir de entonces, combinarla con otros alimentos.

Son varias las razones por las que dar el pecho protege la salud de una mujer:

  • Limita la capacidad de las células mamarias de actuar de manera anormal al estar produciendo leche constantemente.
  • Los niveles de estrógenos son más bajos, ya que la mayoría de las mujeres tiene menos ciclos menstruales cuando amamanta, sumado a los 9 meses previos de embarazo.
  • La mayoría de las mujeres cuida más su alimentación y sus hábitos mientras amamanta.

 

Por eso, en el caso de mujeres mastectomizadas con imposibilidad de dar el pecho, se recomienda el uso de un suplementador o relactador, que permite el contacto directo entre la madre y el niño, manteniendo así los beneficios afectivos de la lactancia materna sin comprometer la alimentación: el bebé obtiene la cantidad de leche necesaria a la vez que garantiza la estimulación del pecho mediante la succión directa del seno de la madre.

 

En definitiva, la lactancia materna después de un cáncer de mama es posible en muchos casos y es segura para el bebé, y aquellas mujeres que presenten dificultades para hacerlo o decidan no hacerlo pueden recurrir a biberones o relactadores. La decisión de amamantar al bebé pertenece a cada mujer y ella es quien debe escoger lo que resulte más agradable para sí misma y para su hijo.

 

Referencias

SEOM – Cáncer de mama

Mayo Clinic – Cáncer de mama

American Cancer Society – Cómo el cáncer y el tratamiento pueden afectar a la fertilidad

American Cancer Society – Embarazo después de un cáncer de seno

Código Europeo Contra el Cáncer – Lactancia materna

Juntos x tu salud – Lactancia después de un cáncer

 

DESPUÉS DE UN TUMOR CEREBRAL

Tumores en el sistema nervioso central (SNC)

Un tumor, o neoplasia, es una masa de células que prolifera de forma anormal y puede producirse en cualquier parte del cuerpo. En este contexto, los tumores del sistema nervioso central (SNC), aquellos que se desarrollan en el cerebro o en la médula espinal, representan el 2 % de todas las neoplasias.

Basándose en la célula de origen del proceso tumoral y en las características morfológicas asociadas al pronóstico, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció el siguiente sistema de clasificación para este tipo de tumores:

  • Grado I: tumores circunscritos, benignos, de lento crecimiento y bajo potencial de conversión a un tumor de mayor malignidad.
  • Grado II: tumores de borde difuso, lento crecimiento y, algunos, con tendencia a progresar a tumores de mayor malignidad.
  • Grado III: tumores infiltrantes, malignos, con células atípicas o anaplásicas y mayor número de mitosis.
  • Grado IV: tumores de rápido crecimiento con alta tasa mitótica, pudiendo presentar neoformación de vasos sanguíneos y áreas de necrosis.

En concreto, los meningiomas, bien diferenciados y relativamente benignos, son los más comunes y representan más del 30 % de todos los casos.

 

Origen y tratamiento de tumores cerebrales

La mayoría de estos tumores se desarrollan de forma esporádica y son varios los factores de riesgo que se han asociado a su desarrollo: la exposición a radiación ionizante o a ondas electromagnéticas, y enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial y la enfermedad de Parkinson. Una proporción menor de casos de tumores del SNC es de carácter hereditario.

El tratamiento habitual de tumores cerebrales consiste en la extirpación del tumor, mediante neurocirugía, seguida de radioterapia y quimioterapia, generalmente con fármacos orales y también intravenosos.

 

Secuelas y posibles efectos secundarios

De la misma manera que en otros tipos de tumor, es posible que las personas que han sido tratadas de un tumor cerebral experimenten secuelas a corto o a largo plazo. Algunas de ellas estarán ocasionadas por el propio tumor, mientras que muchas otras se producirán como consecuencia del tratamiento. Así pues, que se produzcan o no determinados efectos adversos depende del tipo de tumor y de la zona en la que se encuentra.

Considerando el tratamiento, los efectos tempranos más comunes son:

  • Caída del cabello.
  • Irritación de la piel.
  • Fatiga.
  • Náuseas.
  • Vómitos.
  • Cefaleas.
  • Mareos.

Se trata de una fase aguda y transitoria, de la que las personas se recuperan a las pocas semanas de haber completado el tratamiento.

Por otro lado, también pueden producirse efectos adversos de carácter crónico. Estos se presentan varios meses después, o incluso años, y son el resultado de un proceso de transformación de los tejidos afectados. Algunos de ellos son:

  • Incontinencia.
  • Pérdida de memoria.
  • Dificultad para pensar.
  • Dificultad para hablar.
  • Dificultad para moverse.
  • Cambios en la personalidad.
  • Alteraciones visuales y auditivas.
  • Alteraciones hormonales.
  • Aparición de segundos tumores.

En este caso, se trata de una fase permanente generalmente irrecuperable, aunque la probabilidad de que ocurra es baja.

 

Revisiones periódicas después de un tumor cerebral

Las personas que ha sido tratadas de un tumor cerebral precisan de un seguimiento periódico con la frecuencia establecida por el médico. Los objetivos de la revisión son: controlar los efectos secundarios y secuelas, si los hubiera, y vigilar la aparición de nuevos tumores.

Las pruebas médicas que habitualmente se solicitan para las revisiones periódicas son la tomografía computarizada (TAC) y la resonancia magnética.

En el proceso de recuperación después de un tumor cerebral, es importante referir al médico cualquier síntoma o cambio experimentado, como la pérdida de apetito o de peso, la aparición de dolor o cansancio, entre otros.

Además, una buena comunicación médico-paciente ayuda a mejorar la calidad de vida de las personas afectadas y favorece el diagnóstico precoz.

 

Epilepsia

La epilepsia es un trastorno nervioso que consiste en la aparición de actividad eléctrica anormal en la corteza cerebral, y, a grandes rasgos, puede entenderse como:

  • Efecto adverso del tratamiento de un tumor cerebral.
  • Primera manifestación de la reaparición de tumores en el SNC. De hecho, entre un 20 y un 40 % de estos tumores se manifiesta a través de crisis epilépticas.

Por esta razón, es importante que las personas susceptibles de sufrir episodios de epilepsia y sus familiares o convivientes sepan reconocer y actuar en estas circunstancias, ya que lo que hagan, así como lo que comuniquen a los profesionales sanitarios, será fundamental para el diagnóstico.

 

En definitiva, después de un tumor cerebral es preciso realizar un seguimiento que ayude a garantizar la calidad de vida de las personas afectadas, aunque eso no tiene por qué implicar que no puedan llevar una vida normal.

Por último, y no menos importante, desde entidades como la FECEC se ofrecen servicios a pacientes y familiares durante todas las etapas del proceso. Además, existen asociaciones de pacientes como ASATE (Asociación de Afectados por Tumores Cerebrales en España) o fundaciones como DACER que contribuyen a mejorar la calidad de vida y el bienestar de todas estas personas.

 

Referencias

SEOR – Cáncer en el SNC

AECC – Secuelas después de tumores del sistema nervioso central

AECC – Seguimiento y revisiones después de un tumor del sistema nervioso central

SEOM – Tumores cerebrales: seguimiento

Hospital Clínic – ¿Se puede llevar una vida normal después de un tumor cerebral?

Hospital Clínic – Preguntas frecuentes sobre el tumor cerebral

National Brain Tumor Society – After brain tumor treatment

Johns Hopkins Medicine – Care and recovery after brain surgery

Cancer.net – Brain tumor: follow-up care

GEPAC – Gestión de crisis epilépticas en pacientes con cáncer

 

Salud cardiovascular en personas que han superado un cáncer

La supervivencia después del cáncer ha aumentado mucho en los últimos años debido a las recientes mejoras en el diagnóstico y en el tratamiento. Consecuentemente, las posibles secuelas a largo plazo están más descritas. Aunque la probabilidad de que aparezcan es baja, es importante conocerlas para prevenirlas y minimizar los factores de riesgo. Una de las secuelas que, a pesar de ser poco comunes, son posibles, son las enfermedades cardiovasculares.

¿Qué riesgo hay de sufrir una enfermedad cardiovascular después de un cáncer?

El riesgo dependerá de distintos factores: el tipo de cáncer, el tratamiento y la respuesta individual de cada persona. Los cánceres en los que se irradia la zona torácica, como el cáncer de mama, el de pulmón o el linfoma de Hodgkin, son los que tienen más riesgo de sufrir enfermedades cardiacas, aunque no se puede descartar que ocurra en personas que han pasado por otro tipo de cáncer. Por otro lado, el tipo de tratamiento y la dosis administrada también son importantes: las células cardíacas tienen una capacidad de regeneración limitada, así que el corazón es más frágil que otros tejidos a los efectos de los tratamientos a largo plazo.

Por último, también influye el estado de salud cardiovascular de cada persona y la respuesta individual al tratamiento. Por este motivo, es muy recomendable tener unos hábitos de vida saludables.

¿Qué problemas cardiovasculares se pueden sufrir a largo plazo?

Radioterapia

La radioterapia actúa sólo en las partes del cuerpo que se irradian. Por ello, únicamente puede haber riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca cuando el tumor está en la zona torácica y, además, la probabilidad es muy baja.

Las principales enfermedades cardiacas derivadas de la radioterapia son las siguientes:

  • Miocardiopatía restrictiva: Rigidez del miocardio que impide que el corazón se estire y se llene de sangre de forma adecuada.
  • Aterosclerosis acelerada: Engrosamiento de las paredes de las arterias de forma acelerada.
  • Fibrosis del pericardio: Engrosamiento y rigidez del pericardio, la membrana que envuelve al corazón.

Quimioterapia y terapias dirigidas

Los problemas cardiovasculares se pueden presentar después de algunos tipos de quimioterapia.  La quimioterapia actúa principalmente sobre las células en división, y por eso, es más activa sobre las tumorales que sobre las sanas. Por ese mismo motivo, las células sanas sobre las que tiene más efecto son las del pelo, la piel, la sangre y el aparato digestivo, aunque prácticamente siempre de manera reversible. No obstante, algunos tipos de quimioterapia, como las anticiclinas o el trastuzumab, pueden afectar a las células del corazón, sobre todo si se tienen que sobrepasar las dosis máximas recomendadas.

Las cardiopatías más frecuentes derivadas de la quimioterapia y las terapias dirigidas son las siguientes:

  • Insuficiencia cardíaca: Dificultad para que el corazón bombee correctamente. De esta forma, la sangre oxigenada no puede llegar a todas las partes del cuerpo de forma eficiente.
  • Isquemia: Disminución o detención del riego sanguíneo en una zona determinada del cuerpo que impide que el oxígeno llegue a los tejidos afectados.
  • Infarto de miocardio: Obstrucción de alguna de las arterias del corazón que provoca el infarto.
  • Miocardiopatía: Afección en el músculo cardíaco que impide el correcto bombeo del corazón. Puede derivar en insuficiencia cardíaca.
  • Arritmia: Latidos irregulares.
  • Miopericarditis: Inflamación del músculo cardíaco que reduce la capacidad de bombeo y produce arritmias.
  • Hipertensión: Presión arterial alta.
  • Trombosis venosa: Coagulación de la sangre en el interior de las venas.

¿Qué síntomas tienen las enfermedades cardiovasculares?

Los síntomas de los problemas cardíacos son diversos y dependerán del tipo de alteración, pero, en general, los siguientes síntomas pueden indicar alguna alteración cardiovascular:

  • Molestias o dolor en el pecho
  • Fatiga
  • Dificultad respiratoria
  • Mareos
  • Pies y/o manos hinchados

Caso concreto: cáncer de mama

El cáncer de mama es el cáncer más frecuente entre las mujeres. Actualmente, las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama en un estadio temprano tienen una probabilidad muy alta de supervivencia. Esto hace que el propio cáncer no sea el principal factor que determine su calidad de vida, sino las posibles enfermedades cardiovasculares derivadas del tratamiento. Está demostrado que varios fármacos contra el cáncer de mama, como el trastuzumab o las antraciclinas, pueden actuar también sobre las células sanas del corazón. Las antraciclinas, por ejemplo, tienen una incidencia global de insuficiencia cardíaca sintomática de menos del 5%.

¿Cómo se pueden prevenir los problemas cardíacos?

Para reducir el riesgo a sufrir problemas cardíacos, lo más efectivo es llevar un estilo de vida saludable que comprenda los siguientes puntos:

Además, es importante que los médicos hagan un seguimiento periódico de la salud cardiovascular.

 


Referencias

Plana JC. La quimioterapia y el corazón. Rev Esp Cardiol. 2011;64(5):409-415.

Gepac – Todo lo que empieza cuando termina el cáncer

Cancer.net – Problemas cardíacos

NIH – Problemas cardíacos: investigación de los efectos secundarios cardíacos de tratamientos del cáncer.

 

Después del cáncer de pulmón: consideraciones sobre la radioterapia

En los últimos años, la supervivencia del cáncer de pulmón ha aumentado notablemente. Por esta razón, actualmente existe más evidencia que hace unos años de posibles secuelas del tratamiento tanto a corto como a largo plazo.

Aunque no debe descartarse la aparición de secuelas tardías tras el tratamiento, la probabilidad de que éstas aparezcan y una vez superado el cáncer de pulmón son bajas. Un ejemplo son las secuelas tras la radioterapia, donde la probabilidad de que un efecto secundario a largo plazo aparezca es de menos de un 5%.

En este caso concreto, se ha podido observar que la radioterapia en cáncer de pulmón (que se realiza en la zona torácica) puede estar relacionada con la aparición de algunas secuelas determinadas en el corazón y los pulmones, aunque estas no siempre tienen por qué aparecer.

Secuelas en el pulmón

La radiación en la zona pulmonar puede ocasionar efectos a corto y a largo plazo. A corto plazo (menos de 6 meses después del inicio de la radioterapia), la secuela más común es la neumonitis. Los síntomas que pueden aparecer son tos, dificultad respiratoria y fiebre baja.

La principal secuela a largo plazo es la fibrosis pulmonar, aunque la probabilidad de sufrirla es muy baja. Ésta puede darse derivada de la inflamación típica de la neumonitis, que causaría la fibrosis del tejido pulmonar. El mecanismo es el mismo que en un proceso de cicatrización, pero en este caso sin ningún tejido que reparar. Los síntomas típicos son tos seca no productiva, dolor en el pecho, ahogo o dificultad y fatiga.

Secuelas en el corazón

Los efectos secundarios en el corazón han sido muy descritos en otros tipos de cánceres, como el de mama, el de esófago, los linfomas de Hodgkin o los cánceres en niños. Sin embargo, en cáncer de pulmón aún no hay disponible tanta evidencia, por lo que son necesarios más estudios que complementen la información existente en la actualidad.

La información publicada hasta este momento documenta la existencia de estos problemas cardíacos tardíos, aunque hacen falta más estudios para relacionarlos directamente con la radioterapia, como sí se ha comprobado en otros cánceres que también irradian la zona torácica.

Una revisión de los estudios publicados hasta la fecha sobre el tema revela que muchas de las secuelas cardíacas se manifestaron 2 años después del tratamiento. Algunos de los problemas cardíacos que se han observado en personas que han recibido radioterapia por cáncer de pulmón son los siguientes:

  • Infartos supraventriculares y miocárdicos.
  • Pericarditis: El pericardio es una doble membrana fibrosa que envuelve el corazón, protegiéndolo de los órganos que tiene alrededor. En la pericarditis, la membrana se inflama e irrita. Esto causa dolor agudo en el pecho y deficiencia cardíaca, pues el corazón tiene que trabajar más para bombear. La gravedad de esta afección depende del grado de inflamación que se tenga.
  • Derrame pericárdico: Se da cuando hay una acumulación excesiva de líquido dentro del pericardio. El líquido puede remitir de forma espontánea, pero también puede ser que se tenga que extraer de forma quirúrgica.

Por otra parte, se deben tener en cuenta determinados factores de riesgo, como la dosis de radiación en el corazón, el historial de problemas cardíacos, si la persona es o ha sido fumadora, la lateralidad de tumor o la modalidad de tratamiento (se ha visto que hay más riesgo cardíaco si se ha combinado la radioterapia con quimioterapia).

 ¿Cómo se previenen y se tratan estas secuelas?

Lo más importante a la hora de tratar estas secuelas, así como para prevenirlas, son unos hábitos de vida saludable. Las personas que han superado un cáncer de pulmón tienen el riesgo de sufrir alguno de estos efectos tardíos, pero no quiere decir que los vayan a tener. Mantener unos buenos hábitos, tanto antes del cáncer como durante y después, minimizará este riesgo. Por lo tanto, llevar una dieta equilibrada, hacer ejercicio regular (en especial cardiovascular) o no fumar, por ejemplo, son puntos esenciales.

En caso de considerarlo necesario, el médico podría recomendar un tratamiento adecuado para estas secuelas. En el caso de la fibrosis pulmonar, por ejemplo, se recomienda, en primer lugar, llevar un estilo de vida saludable y vacunarse contra determinados microorganismos para la prevención de algunas infecciones en las vías respiratorias.

 

En resumen, con los avances en la terapia de cáncer de pulmón se ha descrito la aparición de posibles secuelas tras el tratamiento una vez superado el cáncer, pero las probabilidades de que estas aparezcan son muy bajas . Aun así, llevar unos hábitos de vida saludable es la mejor opción para ayudar a prevenir su aparición.

 


Referencias

Cancer.net. Efectos secundarios de la radioterapia.

American Cancer Society. La vida después del tratamiento de cáncer de pulmón microcítico.

MayoClinic. Prednisona y otros corticoesteroides.

Huang Y, Zhang W, Yu F, Gao F. The Cellular and Molecular Mechanism of Radiation-Induced Lung Injury. Med Sd Monit. 2017;23:3446-3450.

Ming X, Feng Y, Yang C et al. Radiation-induced heart disease in lung cancer radiotherapy: A dosimetric Update. Medicine. 2016; 95:41.

Simone CB. Thoracic Radiation Normal Tissue Injury. Semin Radiat Oncol. 2017;27:370-377.

Giridhar P, Mallick S, Kishore-Rath G et al. Radiation Induced Lung Injury: Prediction, Assessement and Management. Asian Pac J Cancer Prev. 2015; 16(7):2613-2617.

Montero A, Hervás A, Morera R et al. Control de síntomas crónicos. Efectos secundarios del tratamiento con Radioterapia y Quimioterapia. Oncología. 2015; 28(3):147-156.

Grupo Español de Pacientes con Cáncer. Todo lo que empieza cuando “termina” el cáncer.

 

Secuelas fisiológicas: las grandes olvidadas

 

Afortunadamente, cada vez es más frecuente escuchar hablar del cáncer y de las secuelas que se derivan, pero aún no se le da suficiente visibilidad a un aspecto muy relevante que tiene un gran impacto en la vida diaria de las personas que las padecen: las secuelas fisiológicas.

¿Qué entendemos por secuelas fisiológicas?

Se podrían clasificar como secuelas fisiológicas todas aquellas modificaciones derivadas del tratamiento contra el cáncer, o de la propia enfermedad que tienen un impacto en las diferentes funciones de los aparatos o sistemas del cuerpo humano. La importancia de este tipo de secuelas radica en que, a pesar de acercarse a las secuelas físicas, tienen un gran impacto en el día a día de las personas que las sufren por el hecho de modificar el funcionamiento de su cuerpo. Cosas tan sencillas como alimentarse o ir al baño se convierten en algo con resultados imprevisibles.

Incontinencia urinaria

La incontinencia urinaria es la pérdida del control de la vejiga. Los síntomas pueden variar desde una filtración de orina leve hasta la salida abundante e incontrolable de ésta.

Este síntoma es muy prevalente en aquellas personas que han sido sometidas a cirugía de la zona abdominal o pélvica, pero hay muchos tipos de cánceres y tratamientos que pueden influir:

  • Cáncer de la pelvis como el de próstata, cérvix, recto uretra o vejiga.
  • Tumores cerebrales o de la médula espinal, que pueden afectar a los nervios que van a la vejiga o la musculatura pélvica.
  • Cáncer de pulmón o de esófago, que puede provocar incontinencia asociada a tos crónica.
  • Cáncer de mama, por los efectos de los cambios hormonales asociados al propio cáncer o la terapia hormonal.
  • Cirugía de la vejiga o de los órganos adyacentes.
  • Radiación de la pelvis para el tratamiento del cáncer de vejiga, próstata, cervical, rectal o de endometrio.

Problemas digestivos

La quimioterapia, la radioterapia y la cirugía pueden afectar en la manera que una persona digiere la comida. La cirugía o radioterapia en el área abdominal pueden provocar cicatrices en los tejidos, dolor a largo plazo y problemas intestinales que afectan a la digestión. Además, algunas personas pueden tener diarrea crónica, lo que reduce la capacidad del cuerpo de absorber los nutrientes y puede provocar deshidratación.

Cabe mencionar también que los pacientes ostomizados deberían intentar reducir el aporte de fibra y componentes que aceleran el tránsito intestinal, y por otro lado aumentar la ingesta de alimentos que espesan las heces (para más información consultar el artículo de dieta para ostomizados. Un dietista-nutricionista colegiado puede ofrecer apoyo para asegurar que se reciben suficientes nutrientes para evitar problemas de digestión.

Problemas cardíacos

Tanto la quimioterapia como la radioterapia en el tórax pueden provocar problemas cardíacos que persistan después del tratamiento.

Siempre que se presenten síntomas cardiacos, falta de aliento o dolor en el pecho se debería consultar inmediatamente con el médico. Algunas de las complicaciones crónicas asociadas al cáncer ya sus tratamientos son:

  • Insuficiencia cardíaca congestiva: debilitamiento del músculo cardíaco. Estas personas pueden experimentar dificultad para respirar, mareos e hinchazón de las manos o los pies.
  • Enfermedad de las arterias coronarias, enfermedad cardíaca: esta afección es más frecuente en aquellas personas que han recibido dosis altas de radioterapia en el tórax. Las personas con enfermedad cardíaca pueden experimentar dolor torácico o dificultad para respirar.
  • Arritmia: latidos cardíacos irregulares. Las personas que sufren de arritmia pueden experimentar desvanecimiento, dolor torácico y dificultad para respirar.

Hipertensión

Consiste en tener la presión arterial alta. Se puede dar junto con la insuficiencia cardíaca congestiva o que se presente como un síntoma aislado. La hipertensión arterial es un problema grave, asociado a muchas complicaciones si no se trata de la manera adecuada, por lo que es muy importante hacer un seguimiento con el médico de cabecera o el especialista.

Algunas de las medidas para mantener una presión arterial adecuada incluyen medidas periódicas de la presión arterial, perder peso, consumir menos sal, tomar medicamentos o mantenerse activo.

Problemas pulmonares

La quimioterapia y la radioterapia en el pecho pueden provocar daño a los pulmones. Las personas que han superado un cáncer y que hayan recibido tanto quimioterapia como radioterapia pueden tener un mayor riesgo de presentar daño pulmonar.

Los efectos tardíos pueden incluir alguno de los siguientes:

– Cambio en el funcionamiento de los pulmones

– Engrosamiento de la membrana pulmonar

– Inflamación de los pulmones

– Dificultad para respirar

Las personas con antecedentes de enfermedad pulmonar y las personas de edad avanzada también pueden tener otros problemas pulmonares.

Problemas en el sistema endocrino (hormonal)

Algunos tipos de tratamientos contra el cáncer pueden afectar el sistema endocrino. El sistema endocrino incluye las glándulas y otros órganos que producen hormonas y producen óvulos o espermatozoides. Las personas que superan un cáncer tienen riesgo de presentar cambios hormonales debido al tratamiento, y deben realizarse análisis de sangre periódicos para medir los niveles hormonales. Los principales problemas son los siguientes:

  • Menopausia: muchos tratamientos contra el cáncer pueden hacer que una mujer tenga síntomas menopáusicos. Estos incluyen la cirugía para extirpar los ovarios (ooforectomía), quimioterapia, terapia hormonal y radioterapia en el área pélvica.

 

  • Problemas hormonales en hombres: los hombres pueden experimentar síntomas similares a la menopausia a partir de algunos tratamientos. Estos incluyen la terapia hormonal para el cáncer de próstata o cirugía para extirpar los testículos.

 

  • Infertilidad: los tratamientos que afectan a los órganos reproductores o al sistema endocrino aumentan el riesgo de infertilidad. La infertilidad debido a un tratamiento contra el cáncer puede durar un período breve o puede ser de carácter permanente.

 

  • Problemas hormonales debido a la radioterapia de cabeza y cuello: la radioterapia en el área de la cabeza y el cuello puede disminuir los niveles hormonales o provocar cambios en la glándula tiroides.

Problemas de aprendizaje, memoria y atención

La quimioterapia y las dosis altas de radioterapia en la cabeza pueden provocar problemas en adultos y niños. El control de los síntomas de los problemas cognitivos constituye una parte importante de la atención y el tratamiento del cáncer. Para más información, puedes consultar nuestro artículo sobre problemas de concentración y memoria.

La experiencia de cada persona después del tratamiento contra el cáncer es diferente. Algunas personas pueden no tener ninguna secuela fisiológica, mientras otros pueden tener más de una. Es importante dirigir de manera correcta con el especialista estas secuelas, porque pueden tener un gran impacto en el día a día de las personas que las padecen y afectar significativamente su calidad de vida.

El especialista puede ayudar a encontrar una estrategia terapéutica adecuada en cada caso, y proporcionar pautas o recomendaciones que sean útiles para el día a día.

És important adreçar de manera correcta amb l’especialista aquestes seqüeles, perquè poden tenir un gran impacte en el dia a dia de les persones que les pateixen i afectar significativament la seva qualitat de vida. L’especialista pot ajudar a trobar una estratègia terapèutica adequada en cada cas, i proporcionar pautes o recomanacions que siguin útils per al dia a dia.


Referencias

  1. Smith, Dorothy B. “Urinary Continence Issues in Oncology.” Clinical Journal of Oncology Nursing3(4) (1999):161-7.

 

  1. MedlinePlus (2017). Incontinencia urinaria.

 

  1. Societat Nord-americana d’Oncologia Clínica (ASCO) (2016). Efectos secundarios a largo plazo del tratamiento del cáncer.

 

 

Buscando el embarazo después del cáncer

 

Algunos tipos de cáncer y diversos tratamientos para tratarlo pueden causar infertilidad o efectos negativos sobre la fertilidad. Sin embargo, dependiendo de la edad, el tipo de tratamiento y el tiempo transcurrido desde el tratamiento, es posible tener hijos. Se recomienda que las mujeres que desean tener hijos después de superar un cáncer vean a un especialista en reproducción, que va a determinar su nivel de fertilidad mediante pruebas hormonalesecografías.

La infertilidad en las mujeres después del cáncer

La infertilidad en las mujeres se puede dar por problemas en diferentes etapas del ciclo reproductivo. Es posible que no se disponga de una reserva suficiente de óvulos sanos o el sistema reproductivo esté dañado. También se pueden presentar dificultades en la implantación de un óvulo fecundado o en el curso del embarazo, especialmente en el primer trimestre. Si no es posible concebir naturalmente, es importante determinar cuál es la etapa del proceso reproductivo que presenta dificultades, puesto que las soluciones variarán dependiendo del origen del problema.

El ciclo menstrual: antes y después

Generalmente, las mujeres que mantienen la menstruación después del tratamiento del cáncer pueden quedarse embarazadas, aunque tener la menstruación no necesariamente significa ser fértil. En algunas mujeres, el tratamiento del cáncer conduce a la ausencia de la menstruación y que los ovarios fallen de forma precoz (antes de los 40 años): es la llamada menopausia precoz, que causa infertilidad permanente. En otras mujeres el período menstrual se detiene durante el tratamiento, pero vuelve más adelante.

Más allá de la presencia o ausencia del período, el tratamiento del cáncer puede haber tenido un impacto en diferentes aspectos del ciclo menstrual: es común tener ciclos más largos o más cortos, y muchas mujeres explican que sus reglas han cambiado en comparación con antes de la enfermedad, tanto en regularidad como en la abundancia del flujo menstrual. Como norma general, estas alteraciones del ciclo generalmente no tienen ningún impacto negativo en la capacidad reproductiva, por lo que no es necesario dar mayor importancia si el especialista no lo considera preocupante.

¿Es seguro el embarazo después del tratamiento?

Como norma general, el embarazo después del tratamiento de cáncer es seguro para la madre y el bebé. Estudios recientes muestran el embarazo no aumenta la reincidencia del cáncer. Aun así, dependiendo del tipo de cáncer, etapa o tipo de tratamiento recibido, en algunas mujeres se aconseja esperar un tiempo antes de intentar ser madres (entre seis meses y algunos años); ya sea por los posibles efectos adversos del tratamiento (quimioterapia, radioterapia) o por la posibilidad de una recaída.

Embarazo natural y técnicas de reproducción asistida

Para quedarse embarazada de forma natural (sin la ayuda de la reproducción asistida) se necesita al menos un ovario con suficientes óvulos sanos, una trompa de Falopio y un útero sano, y niveles hormonales óptimos. Si no se tiene alguna de estas características, o si el padre biológico presenta problemas de infertilidad, se pude recurrir a técnicas de reproducción asistida.

Antes del tratamiento

En caso de que el tratamiento contra el cáncer suponga una amenaza para la fertilidad, y siempre que sea posible, el especialista puede ofrecer varias opciones para preservar la fertilidad antes de iniciar tratamiento.

  • Congelación de embriones.La congelación de embriones es la técnica mediante la cual se preservan los embriones obtenidos por fertilización in vitrofertilizados con espermatozoides de la pareja o un donante. La ventaja de esta técnica es que la supervivencia de los embriones después de la congelación es muy alta, entre 40 y 90%, lo que es la opción asociada a mayores posibilidades de éxito. Sin embargo, es necesario hacer una estimulación ovárica previa, que puede demorar el inicio del tratamiento de 4 a 6 semanas.
  • Congelación de óvulos (ovocitos). Al contrario de lo que ocurre con la congelación de embriones o espermatozoides, que está muy extendido, los óvulos tienen características que hacen muy difícil su congelaciónde manera viable si no han sido fertilizados. De hecho, esta todavía se considera una técnica experimental, aunque se han obtenido resultados prometedores con un nuevo procedimiento de congelación rápida: la vitrificación. Para poder congelar ovocitos también debe someterse a un tratamiento de estimulación hormonal antes de la extracción.
  • Congelación de tejido ovárico. En aquellos casos en que el riesgo de pérdida de la fertilidad es alto, no se dispone de tiempo para hacer el tratamiento hormonalo no se puede hacer porque está contraindicado, se puede plantear la posibilidad de congelar tejido ovárico directamente. Después del tratamiento contra el cáncer se implanta de nuevo tejido ovárico extraído, y se puede conseguir un embarazo natural o por otras técnicas de reproducción asistida.
  • Técnicas quirúrgicas. Son aquellas que protegen el útero o los ovariosde los efectos nocivos del tratamiento contra el cáncer. En esta categoría se encuentran procedimientos como traquelectomia, que consiste en la extirpación del cuello del útero en el cáncer de cérvix, o la transposición ovárica, que consiste en la reubicación del ovario en el abdomen, para permitir el tratamiento de la zona pélvica con radiación sin causar daños.

Además, en algunos casos es posible la combinación de varias de las técnicas descritas para aumentar las probabilidades de éxito.

Durante el tratamiento

El tratamiento con hormonas liberadoras de la gonadotropina (aGnRH) es una terapia experimental de la que no se ha probado completamente su eficacia. Hay estudios que demuestran su efecto protector de la fertilidad durante el tratamiento con quimioterapia, pero no sé conoce el mecanismo ni los efectos que puede tener a largo plazo.

Después del tratamiento

Si no ha sido posible llevar a cabo ninguna de estas técnicas antes que someterse al tratamiento, y si el médico considera segura la gestación, es posible conseguir quedarse embarazada mediante óvulos o embriones procedentes de donantes.

  • Fertilización in vitroConsiste en fecundar el ovocito artificialmente en un laboratorio. Se puede realizar incubando juntos el ovocito con el espermatozoide en una placa de cultivoo bien introduciendo un espermatozoide dentro de cada óvulo mediante una microinyección. Esta técnica está indicada cuando se ha hecho tratamiento de preservación de fertilidad o también en caso de recurrir a ovocitos de un donante.
  • Donación de ovocitos. En los casos en que no se conserve la función ováricapero sí sea posible llevar a cabo la gestación, se puede recurrir a óvulos de una donante. La donación de óvulos en España es anónima, de manera que la donante y la receptora no pueden conocerse. Las donantes reciben una compensación económica por las molestias de los viajes, tiempo gastado y riesgos sanitarios, y reciben un análisis exhaustivo de enfermedades hereditarias, infecciosas y mentales. Los ovocitos son fecundados utilizando la FIV y se implantan en el útero de la madre. Antes de la transferencia de embriones, se realiza un tratamiento hormonal a la receptora para asegurar que el revestimiento del útero sea óptimo para la implantación, y así asegurar el éxito de la técnica.
  • Donación de embriones. Muchas parejas que se someten a FIV donan los embriones que no se necesitan, ya que para optimizar el proceso se fecundan varios óvulosque a menudo no acaban utilizándose. Estos embriones se pueden implantar en un útero sano para conseguir un embarazo. En estos casos, también se realiza un tratamiento hormonal para la preparación del endometrio de la madre, similar al que se hace con la donación de óvulos.

También se pueden considerar otras alternativas para formar una familia, incluyendo la adopción o el acogimiento.

Muchas mujeres que han tenido cáncer se ven obligadas a posponer su deseo de ser madres hasta después del tratamiento. Quedarse embarazada es una decisión importante, y es esencial hacerlo con todas las claves para que el embarazo sea seguro para el bebé y la madre. El ginecólogo u obstetra es el profesional médico que puede aconsejar en estos casos, haciendo un acompañamiento durante el proceso, ayudando a determinar el momento adecuado para hacerlo e informar sobre los posibles riesgos del embarazo y el parto.

Además, hay asociaciones como Baby Beatles , fundada por el Teresa Ferreiro , que ayuda a mujeres sin recursos a hacer realidad su deseo de ser madres después del cáncer de mama.


Referencias

Manau D, 2015. Preservación de la fertilidad en la paciente oncológica.

LIVESTRONG. 2014. “LIVESTRONG Fertilidad.” http://assets.livestrong.org/we-can-help/LIVESTRONG-Fertility-Brochure-Spanish.pdf

Bedoschi, Giuliano, and Kutluk Oktay. 2013. Current Approach to Fertility Preservation by Embryo Cryopreservation. Fertility and Sterility 99 (6): 1496–1502.

Y ahora, ¿qué?

Una vez finalizado el tratamiento, es muy común sentir una mezcla de emociones. Por un lado, puede haber las emociones positivas que se desprenden de haber terminado el tratamiento de una forma exitosa, de haber descubierto en uno mismo una fortaleza que no se conocía o de haber forjado relaciones más profundas y significativas con la pareja, familiares o amigos. Por otra parte, es muy normal sentirse desprotegido o que afloren emociones relacionadas con miedos, incertidumbre o ansiedad.

Descubrir una nueva normalidad

Los cambios que muchas personas pueden experimentar con su cuerpo están relacionados con el tipo de cáncer y el tratamiento que han seguido, pero es importante recordar que no hay dos personas iguales: los cambios físicos y las secuelas pueden variar enormemente entre una persona y otra, incluso en casos donde el tipo de cáncer y el tratamiento son los mismos.

Cada persona es un mundo y cada uno reacciona de una manera completamente diferente. Es muy posible que el tiempo ayude a algunas personas a ajustarse a lo que sienten. Sin embargo, a veces el tiempo no es suficiente y es posible necesitar ayuda externa. Es importante entender que no hay un retorno a la normalidad ya que se tiene que redescubrir y redefinir la propia normalidad, que puede no ser la misma que antes del tratamiento.

Necesidades de las personas que han finalizado el tratamiento

Recientemente, la Federació Catalana d’Entitats contra el Càncer (FECEC) publicó un estudio sobre la experiencia de las personas que han sobrevivido un cáncer. Este estudio mostró como, en finalizar el tratamiento, los supervivientes tienden a sentir, más que felicidad, una mezcla de desesperanza y abandono. Al finalizar la fase activa de tratamiento contra la enfermedad, todas las fuerzas y la energía focalizadas hacia la curación quedan en segundo plano, siendo reemplazadas por una sensación de soledad y desprotección. Por otro lado, crece gradualmente la aceptación como persona superviviente, y muchas personas experimentan un cambio de los valores personales, restableciendo sus prioridades personales y su forma de vivir la vida, a pesar de la incertidumbre de que la enfermedad pueda volver.

Otro elemento de interés es el cambio en las relaciones interpersonales. Los supervivientes suelen hablar de cómo, durante la enfermedad, la gente de su entorno tiende a adoptar una actitud protectora y de apoyo. En algunos casos, sin embargo, una vez finalizado el tratamiento las personas afectadas sienten que se les exige una vuelta a la normalidad inmediata, obviando el hecho de que, a pesar de haber terminado la fase más activa del tratamiento, no han terminado las consecuencias de la enfermedad. Las relaciones interpersonales cambian mucho durante la fase de tratamiento de la enfermedad y posteriormente en la recuperación. Muchas veces, la enfermedad contribuye a fortalecer estos vínculos, pero en otras la relación con amigos, familiares o pareja puede terminar cambiando, hasta el punto de debilitarse o romperse.

Los resultados recogidos en el informe de la FECEC, fueron consistentes con los de otros estudios mayoritarios, como el publicado por la Iniciativa Nacional de Supervivencia del Cáncer del Reino Unido, el Instituto Nacional de Salud de EE.UU., o de otros a nivel nacional. Por ejemplo, según un informe realizado por el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC) sobre las necesidades los supervivientes de cáncer, hay una serie de temas que tienen un gran impacto en la calidad de vida de la gente que los sufre:

Todos estos datos evidencian la existencia de una serie de obstáculos muy presentes en el día a día de las personas después del tratamiento contra el cáncer, y ponen de manifiesto la necesidad que estas dificultades sean dirigidas, atendiendo y dando respuesta a todas las necesidades no cubiertas.

 

Referencias

Federació Catalana d’Entitats contra el Càncer (FECEC) (2014). Millorar l’experiència dels supervivents de càncer a Catalunya.

Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC) (2012). Informe sobre las necesidades de los supervivientes de cáncer (Informe).

National Cancer Institute (2014). Facing forward. Life after cancer treatment.

Livestrong (2016). Emotions After Cancer Treatment (web).