Cómo establecer rutinas saludables para volver a la normalidad

La importancia de las rutinas después del cáncer para la recuperación y la sensación de normalidad

Las rutinas son las costumbres de hacer ciertas cosas de una manera más o menos automática. Es decir, son los hábitos que adquirimos por la práctica repetida de actividades en la vida diaria, como por ejemplo los horarios que seguimos o las actividades que hacemos. Las rutinas son importantes a lo largo de la vida, pero lo son todavía más para las personas que han superado un cáncer.

Algunos de los motivos por los cuales las rutinas pueden contribuir a restaurar el equilibrio físico y emocional después del cáncer son que estructurar los días ayuda a reducir el estrés y la incertidumbre y, también, que dan sensación de control y seguridad sobre la vida diaria. Además, favorecen la adherencia de los hábitos saludables, cosa que es importante si se tienen que hacer cambios en la vida cotidiana, como, por ejemplo, aumentar la actividad física.

En este artículo, repasaremos cómo una rutina puede ayudar en la vida después del cáncer y de qué manera empezar a establecerla y a mantenerla en el tiempo, para que sea una aliada que ayude a fortalecer la confianza y la autoestima.

 

Cómo crear una rutina personalizada saludable, incluyendo ejercicio, alimentación y descanso

Tener una rutina es importante en el proceso de recuperación. Algunos de los elementos clave que se recomienda incluir en una rutina saludable son el ejercicio físico adaptado, la alimentación equilibrada y el buen descanso, por los beneficios demostrados que tienen sobre los pacientes.

No obstante, lo más importante a la hora de establecer una, es que sea efectiva. Es decir, que la persona sea capaz de mantener los hábitos en el tiempo e incorporarlos realmente a su vida diaria. Por eso, cuando se trata de cambiar varios factores de la vida cotidiana se recomienda hacer los cambios de manera progresiva, para evitar el agotamiento y la falta de continuidad. Así, en el caso de la práctica de actividad física, se podría empezar incorporando primero un día de ejercicio y un segundo al cabo de dos semanas. Además, es importante que cada persona adapte la rutina según sus preferencias, puesto que habrá gente que preferirá levantarse pronto; y otra, que será más productiva por la tarde.

Los profesionales del equipo médico pueden asesorar a la hora de empezar a incorporar los cambios, ya que son los que mejor conocen la historia de cada paciente y sus necesidades físicas y emocionales. Igualmente, los recursos que ofrecen algunas entidades pueden ser de gran ayuda en el proceso de integración de los cambios y la adquisición de nuevos hábitos. Algunas iniciativas, como por ejemplo Rutinoterapia, acompañan durante todo el proceso con talleres y cursos en línea para ayudar a las personas a sentirse mejor durante el cambio.

También, para los más aficionados en las tecnologías existen aplicaciones móviles y herramientas digitales que permiten registrar las rutinas. Algunas de estas aplicaciones son como un juego, donde lograr los objetivos fijados da puntos y premios que pueden ser una fuente de motivación.

 

 

Consejos para mantener rutinas en momentos difíciles

A pesar de que las rutinas, la constancia y la continuidad son importantes, en momentos difíciles puede ser complicado mantener la fuerza para cumplirlas. Es entonces, cuando es importante tener en cuenta algunos factores que ayudan a mantenerlas:

 

  • Ser flexibles: incluso siguiendo una rutina, la flexibilidad es clave para garantizar la continuidad. Es fundamental poder ajustarla a las necesidades de cada momento, según el estado físico y emocional.
  • Tener una red de apoyo: mantener la rutina depende también de tener personas alrededor, como familiares, amigos o grupos de apoyo que hagan los cambios al mismo tiempo. Así, en momentos difíciles, estas personas pueden ayudar y motivar a continuar adelante.
  • Dividir los grandes hitos en pequeños pasos: la sensación de progreso es importante para mantener la motivación y la confianza en el cambio. A algunas personas también les puede ser de ayuda hacer un registro de los avances y visualizar su evolución.
  • Recordar el propósito y los beneficios a largo plazo del esfuerzo que se hace.
  • Mantener el equilibrio entre las rutinas diarias y la vida social.

A pesar de que hablar de rutinas puede recordar a las actividades que se hacen por obligación, también es importante reservar tiempo para el ocio. La planificación se hace para tratar de integrar tanto actividades sociales como laborales, con el objetivo de equilibrar el trabajo, el descanso y el ocio. Así, planificar este tiempo es tan importante como destinarlo a otras ocupaciones.

En cuanto a las actividades sociales, se debe considerar que estar socialmente activo no implica tener que participar en todas las actividades que se presenten, sino en aquellas que generen bienestar. Estas pueden ser la práctica de aficiones, disfrutar de tiempo con amigos o familiares, salir a pasear o, simplemente, tener momentos de tranquilidad con o sin compañía.

No obstante, escucharse e identificar cuándo el cuerpo necesita descansar es importante para ajustar la rutina, aumentando el tiempo de descanso o desconexión, incluyendo la desconexión digital para mejorar la calidad del reposo. Así, en semanas más ajetreadas quizás optar por actividades de ocio más relajadas es una buena opción, reservando las actividades más dinámicas para momentos menos demandantes.

Por otro lado, también es fundamental para las personas que han superado un cáncer mantener una buena comunicación con el entorno: manifestar y respetar las necesidades en cada momento para poder disfrutar de un tiempo de calidad.

En definitiva, la planificación y las rutinas son una estrategia para facilitar la vida diaria y la adopción de cambios hacia un estilo de vida más saludable, donde también haya espacio para el descanso y el ocio y que permitan disfrutar mejor del tiempo de calidad.

 


Referencias

 

Alcohol y cáncer

A pesar de que en muchas culturas el consumo de alcohol está amplia y socialmente aceptado, las bebidas alcohólicas tienen un impacto negativo en la salud. En España, por ejemplo, hay mucha tradición de elaboración y consumo de vino. A este se le asocian propiedades beneficiosas por la presencia de antioxidantes como el resveratrol, que está presente en la uva. Sin embargo, el alcohol es nocivo para la salud, y su consumo está directamente relacionado con un incremento en el riesgo de sufrir cáncer.

 

De hecho, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor del 4% de los diagnósticos de cáncer en el mundo en 2020 se atribuyeron al consumo de bebidas alcohólicas. En este artículo haremos un repaso de la relación que tienen el consumo de alcohol y el cáncer, y el papel que este juega en el riesgo de recaída.

 

Por qué hay relación entre el consumo de alcohol y el aumento de riesgo de padecer cáncer

Los mecanismos por los cuales el alcohol aumenta el riesgo de cáncer son diversos. Por un lado, al metabolizarse, se genera una sustancia denominada acetaldehído, que es tóxica y daña al ADN y las proteínas de las células. Por otro lado, el alcohol aumenta la generación de moléculas oxidantes, que también pueden dañar al ADN, las proteínas y los lípidos (grasas). Además, aumenta la producción de estrógeno, que está relacionada con un mayor riesgo de cáncer de mama, e interfiere en la descomposición y asimilación de nutrientes importantes, como algunas vitaminas, el folato y los carotenos.

 

El consumo de alcohol, pues, puede aumentar hasta un 60% el riesgo de sufrir ciertos tipos de cáncer, como por ejemplo el cáncer de cabeza y cuello (incluyendo boca, faringe y laringe), hígado, esófago, mama y La frecuencia, la cantidad y el tipo de bebidas que se consumen pueden variar el riesgo asociado al consumo de alcohol. De este modo, cuanto mayor es el consumo, mayor es el aumento del riesgo asociado.

 

A pesar de que la reducción del consumo de alcohol reduce también el riesgo de sufrir cáncer al cabo de los años, es posible que este riesgo no se elimine por completo, incluso reduciendo el consumo a cero, dependerá de las cantidades que se hayan consumido a lo largo de la vida. Las cifras estiman que, reduciendo el consumo de cuatro o más bebidas diarias, a una o menos, el riesgo de cáncer de hígado se reduce en un 21%, el colorrectal en un 31%, y el de mama en un 30%.

 

El alcohol y el riesgo de recaída después del cáncer

La recaída o recurrencia es cuando el cáncer vuelve después de un tratamiento. Durante los tratamientos, el consumo de alcohol puede interactuar con los medicamentos y empeorar los efectos secundarios, como por ejemplo úlceras o sequedad bucal, deshidratación o pérdida de nutrientes. Por ello, no se recomienda el consumo de bebidas alcohólicas.

 

Pero, una vez superado un cáncer, no hay una clara evidencia científica del impacto que tiene el consumo de alcohol en el riesgo de recurrencia. Hay estudios que determinan que, en el caso del cáncer de mama, el consumo de alcohol no se relaciona con una supervivencia más baja o riesgo de recaída. No obstante, estos estudios tienen limitaciones puesto que se basan en encuestas donde, quizás por falta de memoria o por el estigma asociado al consumo de alcohol, las personas participantes no informaron adecuadamente de su consumo real.

 

A pesar de esto, otros estudios sí que demuestran que el consumo moderado y excesivo puede incrementar el riesgo de recaída y reducir las tasas de supervivencia, especialmente en los cánceres de cabeza y cuello, hígado, mama (en mujeres) e intestino (en hombres). Además, el riesgo aumenta con la dosis de consumo, que no tendría que superar el de una bebida al día para las mujeres, y dos para los hombres.

 

A pesar de que el efecto del alcohol en la recaída no esté claro, las recomendaciones respecto al consumo después de superar un cáncer son las mismas que para la población en general: cuanto menos, mejor.

 

 

Resumen final y recomendaciones

Ser conscientes de la relación que tienen el alcohol y el cáncer es el primer paso para tratar de minimizar este Además, es importante reflexionar sobre los momentos en los cuales se consumen estas bebidas: ¿es solo en ocasiones especiales o acontecimientos con otras personas? ¿O quizás se compra de manera habitual en casa y se consume diariamente?

 

Evitar el alcohol completamente es la opción más recomendable, puesto que el consumo cero es el único consumo seguro que hay. Sin embargo, en caso de consumir, es importante limitar la cantidad de bebidas, no beber en grandes cantidades ni en exceso, y no hacer excepciones con las bebidas más aceptadas socialmente, como el vino. De este modo, podremos reducir el riesgo asociado al alcohol de sufrir cáncer o de su recurrencia.

 

Además, hay otras pequeñas acciones que pueden reducir el riesgo de sufrirlo y que están en nuestras manos, como por ejemplo seguir un estilo de vida saludable. Esto comporta dejar atrás hábitos como el tabaco e incorporar rutinas como la práctica de actividad física o la mejora de los hábitos alimentarios. En conjunto, el consumo de tabaco y alcohol aumenta considerablemente el riesgo de sufrir cáncer, especialmente los que afectan en la boca, garganta y esófago. Por eso, la recomendación no es solo dejar de consumir alcohol, sino también dejar de fumar.

 

Por el contrario, las personas que siguen un estilo de vida saludable tienen un 18% de riesgo menor de sufrir esta enfermedad. Son personas que practican ejercicio, tienen un peso corporal adecuado, evitan las bebidas azucaradas y la comida rápida, priorizan el consumo de alimentos frescos y vegetales, reducen el consumo de carnes rojas y procesadas, y el consumo de alcohol.

 

En definitiva, tanto antes como después de un cáncer, las recomendaciones para reducir el riesgo de la enfermedad son muy parecidas. Un estilo de vida saludable, que incluya una dieta equilibrada, la práctica de ejercicio físico, y que abandone los hábitos tabáquicos y de consumo de alcohol, ayudará a minimizar el riesgo asociado a estos factores modificables.

 


Referencias

  1. El alcohol y el cáncer
  2. Conciencia sobre la relación entre el consumo de bebidas alcohólicas y el cáncer
  3. El alcohol y el riesgo de cáncer
  4. 5 datos sobre alcohol y cáncer
  5. Evita el consumo de alcohol
  6. ¿Cómo afecta el alcohol a los tratamientos oncológicos?
  7. Alcohol
  8. ¿Por qué se recomienda abandonar el alcohol con cáncer colorrectal?
  9. Código Europeo Contra el cáncer. 12 maneras de reducir el riesgo de cáncer
  10. ¿El consumo de bebidas alcohólicas aumenta el riesgo de recurrencia?
  11. ¿Puedo hacer algo para prevenir la recurrencia del cáncer?
  12. Kwan ML, et al. Alcohol Consumption and Breast Cancer Recurrence and Survival Among Women With Early-Stage Breast Cancer: The Life After Cancer Epidemiology Study. Journal of Clinical Oncology. 2010;28(29). DOI: 10.1200/JCO.2010.29.2730.

 

 

 

 

 

Gestión del estrés después del cáncer

El estrés es una reacción normal de nuestro cuerpo a un cambio o desafío. En pequeñas dosis, puede sernos útil para adaptarnos a situaciones que demandan más esfuerzo y dedicación. Este tipo de estrés adaptativo se conoce como “eustrés”. Sin embargo, el estrés excesivo o mantenido durante un largo período de tiempo puede ocasionar problemas de salud, y resultar desadaptativo y disfuncional. Se conoce como “distrés”.

Cuando termina el tratamiento del cáncer, es normal sentirse aliviado y alegre, pero a la vez, pueden aparecer nuevas preocupaciones y miedos que generen un alto nivel de distrés. De hecho, es muy común experimentar malestar emocional relacionado con sentir miedo a que vuelva a aparecer el cáncer. Además, adaptarse a ciertos cambios, como las cicatrices permanentes en el cuerpo, el no poder hacer algunas cosas que antes hacía más fácilmente, o incluso las cicatrices emocionales, puede resultar abrumador para las personas que han pasado por un cáncer y afectar a su calidad de vida.

Efectos del estrés en personas que han superado un cáncer

El estrés puede afectar a 3 niveles distintos:

  • Fisiológico: puede provocar elevación de la tensión arterial, aumento del ritmo cardíaco, elevación del colesterol, cefaleas, lumbalgias, dificultades respiratorias, síntomas gastrointestinales y síntomas dermatológicos.
  • Psicológico: puede producir ansiedad, inseguridad, pensamientos negativos, dificultad para tomar decisiones y concentrarse, irritabilidad y tristeza.
  • Comportamental: puede generar bajo rendimiento, tabaquismo y/o abuso de otras drogas, alteraciones en la alimentación y el descanso, malas relaciones interpersonales y problemas sexuales.

En algunas ocasiones, las personas que han superado un cáncer pueden no conocer estrategias para gestionar el estrés o, en aquellos casos en que sí las tengan, pueden no resultarles del todo funcionales. Ello puede llevar a afrontar la situación adoptando malos hábitos, como fumar, tomar alcohol o volverse más sedentarios, aislarse, y/o desarrollar otros problemas de salud como serían estados de ansiedad y de depresión. Por el contrario, se ha visto que quienes saben manejar el estrés tienden a presentar menor grado de ansiedad y depresión, así como a convivir mejor con aquellos síntomas derivados del cáncer y su tratamiento.

Consejos prácticos y estrategias para la gestión del estrés

Saber cómo gestionar el estrés puede ayudar a las personas que han superado un cáncer a sobrellevar mejor las dificultades y a tener una vida más tranquila y saludable.

Muchas veces, algunas fuentes de estrés se pueden evitar o minimizar si tenemos en cuenta los siguientes consejos:

  • Planificar las actividades del día (usando una agenda, por ejemplo)
  • Aprender a decir no a las tareas que no se pueden asumir
  • Pedir ayuda cuando sea necesario
  • Priorizar aquellas actividades más necesarias
  • Dividir las tareas grandes en pasos más pequeños
  • Concentrarse en aquello que uno/a sí puede controlar

Sin embargo, aunque podemos reducirlo, el estrés no puede evitarse por completo. Para ello, puede ser muy útil poner en práctica estrategias para el manejo del estrés.

Principales técnicas de relajación

Las técnicas de relajación se consideran uno de los recursos más importantes para controlar el estrés y combatir los efectos que tiene en nuestro cuerpo y mente. Entre las principales técnicas de relajación se encuentran las siguientes:

  • Respiración profunda: se refiere a realizar una inhalación lenta sintiendo cómo se eleva el abdomen, aguantar la respiración un momento, y exhalar lentamente, sintiendo como desciende el abdomen.
  • Imágenes mentales o visualización: se basa en crear imágenes mentales que trasladen a un lugar o situación tranquila y relajante.
  • Relajación muscular progresiva: implica tensionar y, luego, relajar cada grupo muscular (se puede comenzar por los pies e ir subiendo hasta la cabeza).
  • Mindfulness o atención plena: esta técnica se basa en centrar la atención en el momento presente.
  • Biorretroalimentación: esta técnica enseña a relajarse y a controlar la respuesta del cuerpo al estrés prestando atención a las señales de éste.
  • Yoga: permite centrar la mente en la respiración y la postura para fomentar la relajación y reducir la fatiga.
  • Otras actividades como la musicoterapia o el arteterapia también pueden ayudar a relajarse y gestionar el estrés.

En conclusión, las personas que han superado un cáncer se enfrentan a muchos cambios y nuevas preocupaciones que pueden despertar diversas emociones y pueden generar estrés. Saber cómo identificar estas emociones y aprender a gestionarlas es clave para tener una buena calidad de vida.

 

Referencias

Estrés psicológico y el cáncer – Instituto nacional de cáncer (NIH): https://www.cancer.gov/espanol/cancer/sobrellevar/sentimientos/hoja-informativa-estres

Manejo del estrés – American Society of Clinical Oncology: https://www.cancer.net/es/asimilaci%C3%B3n-con-c%C3%A1ncer/manejo-de-las-emociones/manejo-del-estr%C3%A9s

Gestión y manejo del estrés – Centro médico Teknon: https://www.teknon.es/es/especialidades/bueno-jose/gestion-manejo-estres

6 consejos prácticos para manejar el estrés – American Society of Clinical Oncology: https://www.cancer.org/es/noticias-recientes/6-consejos-practicos-para-manejar-el-estres.html

20 técnicas para afrontar el estrés – Instituto Europeo de Salud y Bienestar: https://institutoeuropeo.es/articulos/blog/tecnicas-para-afrontar-el-estres/

 

 

Retención de líquidos después del cáncer: recomendaciones y consejos

Hay personas que, después de superar un cáncer pueden sufrir consecuencias del tratamiento. Hay regiones del cuerpo particularmente sensibles a los efectos secundarios de la quimioterapia, la radioterapia o a las intervenciones quirúrgicas. Concretamente la piel es de las zonas del cuerpo más afectadas en estos casos.

 

Entre las alteraciones cutáneas más frecuentes que pueden aparecer después de un cáncer podemos encontrar:

  • Piel seca (xerosis)
  • Prurito (picor)
  • Úlceras en la piel
  • Edemas (retención de líquidos)
  • Cicatrices

 

Afortunadamente, las reacciones cutáneas son a menudo temporales y existen tratamientos para remediarlas.

 

Los edemas y su relación con el tratamiento contra el cáncer

 

Los edemas son acumulaciones de líquido bajo la piel, dentro de los tejidos que están fuera del sistema circulatorio, que transporta la sangre por todo el cuerpo. El edema se da con mayor frecuencia en los pies y las piernas, dejando una sensación de inflamación y pesadez, y provocan aumento de peso. También puede ocurrir en las manos, los brazos, la cara y el abdomen.

 

Los problemas en el funcionamiento del corazón, el hígado o los riñones pueden tener como consecuencia la retención de líquidos. Enfermedades asociadas como la insuficiencia cardíaca, hepática o renal son las causas más frecuentes de los edemas, a pesar de que la desnutrición o la inactividad también pueden hacer que los líquidos se acumulen en diferentes partes del cuerpo. Otra situación que puede generar acumulación de líquido es el linfedema de brazos o piernas. Cuando los ganglios linfáticos se extirpan (vaciamiento linfático ganglionar) o dañan, el líquido linfático se acumula en los tejidos circundantes y hace que se hinchen. El médico puede aclarar el origen y el tratamiento más adecuado en cada caso.

 

La retención de líquidos es también un efecto secundario del tratamiento contra el cáncer. Aparece después de varios tratamientos y generalmente desaparece unas semanas o meses después de haber dejado el tratamiento, pero también se puede extender más en el tiempo y ser un problema para aquellas personas que ya han superar el cáncer.

 

 

¿Qué tengo que hacer si tengo síntomas?

 

En el caso en que se sienta alguno de estos síntomas, es importante que se informe al equipo de atención de salud. El doctor o la enfermera determinarán qué lo está causando y recomendarán las medidas que se deben tomar, pudiendo recetar algunos fármacos si fuese necesario.

 

Diagnóstico y prevención del edema

 

Para diagnosticar un edema, es posible que el médico verifique si la piel sobre el área hinchada permanece hundida después de presionarla, pregunte si se aumentó de peso recientemente o sobre otros síntomas. También es posible que necesite realizar análisis de sangre, de orina y radiografías.

 

El objetivo del control del edema es tratar la causa subyacente de la acumulación de líquido. En las personas en las que el edema ha sido provocado por fármacos o por una mala nutrición, puede tratarse. En cambio, los casos en que los que la retención de líquidos es resultado del cáncer o de problemas renales, cardíacos o hepáticos, es más difícil de tratar, e incluso puede llegar a ser permanente.

 

A continuación, se pueden encontrar sugerencias para ayudar a reducir el la hinchazón y aliviar los síntomas derivados de la retención de líquidos:

 

  • Preguntar al médico sobre medicamentos diuréticos, puesto que su función es ayudar a eliminar el líquido adicional del organismo debido al aumento de la micción
  • Ingerir una dieta equilibrada y reducir la cantidad de sal
  • Andar o hacer ejercicio, ya que ayudará a que los líquidos vuelvan a bombear en el corazón
  • Cuando se esté sentado o apoyado, poner la zona afectada en alto
  • Evitar estar derecho durante periodos prolongados y sentarse con las piernas cruzadas
  • Utilizar medias de compresión para ayudar a que los líquidos vuelvan al sistema circulatorio
  • No reducir la cantidad de agua ni otros líquidos sin consultar antes al médico
  • Consultar al médico si la fisioterapia o la ergoterapia podrían ser de utilidad

 

También cabe destacar que hay entidades federadas que ofrecen un servicio de drenaje linfático, especialmente indicado para el tratamiento de linfedemas en mujeres operadas de cáncer de mama. Mediante este servicio se favorece el funcionamiento del sistema linfático, con la consecuente mejora de la movilidad del miembro afectado y que también favorece la eliminación del líquido linfático. Puede encontrar más información consultando este enlace.

 

Referencias

 

  1. Net. Manejo de los efectos secundarios físicos.
  2. Instituto Nacional de Cáncer (NIH).
  3. Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Cuidados continuos: cuidados de soporte y paliación.
  4. American Cancer Society. Hinchazón, edema y ascitis.

 

Después del osteosarcoma: consejos de salud tras el tratamiento

El osteosarcoma o sarcoma óseo es un tumor poco frecuente (aunque es el más frecuente entre los tumores óseos malignos primarios), que generalmente afecta a niños y adolescentes, y que representa aproximadamente del 35 al 50% de los tumores primarios de los huesos.

Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), la incidencia se estima en 1 paciente nuevo por año por cada 10.0000 habitantes. A pesar de su rareza, constituyen la quinta causa de cáncer en adolescentes y jóvenes entre 15 a 19 años.

La supervivencia del osteosarcoma ha aumentado en los últimos 30 años, en gran parte por el desarrollo de la quimioterapia para el tratamiento de estos tumores. El tratamiento multimodal (cirugía y quimioterapia), ha conseguido que dos tercios de los pacientes que no presentan metástasis en el diagnóstico superen la enfermedad. Además, un tercio de los que presentan metástasis logran un aumento considerable de la supervivencia sin recaídas.

Posibles secuelas después del tratamiento

El tratamiento del osteosarcoma, tanto en el caso de la quimioterapia como en el de la cirugía, puede generar secuelas y afectar a la salud de las personas que ya lo han superado. Los jóvenes en particular corren el riesgo de sufrir posibles efectos tardíos. Este riesgo depende de muchos factores, como los tratamientos específicos que recibieron, las dosis y la edad en la que lo recibieron.

Algunas de las posibles complicaciones tras el tratamiento a medio-largo plazo son:

  • Secuelas ortopédicas: dependiendo del tipo de cirugía a la que se someta el paciente, la pérdida de una extremidad o la cojera son las principales secuelas tras el tratamiento quirúrgico. Si la cirugía es conservativa, puede notarse una pérdida de sensibilidad en alguna zona de la pierna o el brazo, además de dificultad para mover algún músculo.
  • Problemas cardíacos: a largo plazo, la quimioterapia o la radioterapia pueden causar toxicidad en el corazón y, por este motivo, en las revisiones médicas se analiza la función cardíaca mediante electrocardiogramas o ecografías para su prevención.
  • Pérdida de audición: algunos quimioterápicos pueden producir sordera, afectando principalmente a la precepción de sonidos agudos. Por esta razón se suelen realizar pruebas de audición antes y durante el tratamiento.
  • Trastornos del crecimiento y el desarrollo: la quimioterapia también puede llegar a afectar al correcto desarrollo de los adolescentes. Sin embargo, las posibles diferencias en el crecimiento tienden a ser poco pronunciadas.
  • Trastornos de fertilidad: aunque no es un efecto tardío frecuente, tras el tratamiento del osteosarcoma algunos quimioterápicos pueden producir infertilidad al actuar sobre las células madre de los testículos y de los ovarios. La probabilidad de que los varones no sean fértiles tras el tratamiento es bastante pequeña, mientras que en mujeres esta posibilidad es algo mayor, aunque en general tampoco es frecuente.
  • Desarrollo de segundos tumores: en muy raras ocasiones el tratamiento con quimioterapia o la radioterapia puede favorecer el desarrollo de segundos tumores (como las leucemias) años después de finalizar el tratamiento.

¿En qué consiste el seguimiento tras el tratamiento?

Las personas que han superado un osteosarcoma recibirán atención de seguimiento para examinar si existe recurrencia, por lo que el equipo médico hará recomendaciones específicas con respecto a la frecuencia y los tipos de pruebas necesarias. Las revisiones serán más frecuentes tras el tratamiento y se irán espaciando cada vez más, hasta acabar siendo anuales. Asimismo, el seguimiento se prolongará durante bastantes años para prevenir recaídas tardías.

Los exámenes de detección suelen incluir pruebas como resonancia magnética del tumor primario, análisis de sangre, radiografía o TAC del tórax o gammagrafía del hueso afectado. Además, las personas con ciertos síndromes o afecciones genéticas heredadas pueden estar en riesgo de tener cánceres futuros y necesitan atención de seguimiento adicional.

Durante el seguimiento es muy importante mantener una buena relación con el equipo médico basada en la confianza mutua, el respeto y la colaboración. Estar bien informado y resolver las posibles dudas o preocupaciones con los profesionales sanitarios será de gran utilidad en el proceso de recuperación. Además, se deberá informar al equipo médico en caso de experimentar nuevos síntomas o efectos secundarios durante el seguimiento.

Recomendaciones para personas que han superado un osteosarcoma

Las secuelas de la cirugía pueden variar desde pequeñas cicatrices hasta la pérdida de una extremidad, lo que requeriría rehabilitación, tanto física como emocional. La fisioterapia y la rehabilitación suelen ser una parte muy importante de la recuperación después del tratamiento para recuperar la movilidad y el desempeño físico. Muchos supervivientes también pueden requerir del asesoramiento de un psicooncólogo, que puede ayudar a afrontar de forma más positiva las emociones y las nuevas situaciones a las que estas personas se enfrentarán en el día a día.

Los supervivientes del cáncer óseo tienden a ser menos activos o tener una movilidad más reducida que las demás personas. Por este motivo se recomienda adoptar estilos de vida y hábitos alimenticios saludables, además de hacer ejercicio regularmente. Esto es particularmente importante para los pacientes que se han sometido a una resección para preservar las extremidades o una amputación.

¿Dónde se puede encontrar información o apoyo tras superar un osteosarcoma?

En el caso de necesitar más información de la que proporciona el equipo médico, algunas sociedades médicas como ACS, ASCO o SEOM disponen de información fiable sobre la patología para los pacientes, además de recomendaciones durante y después del tratamiento.

Por otra parte, es recomendable visitar o ponerse en contacto con asociaciones de pacientes como la Associació de Familiars i Amics de Nens Oncològics de Catalunya (AFANOC), la Fundació d’Oncología Infantil Enriqueta Villavecchia, la Asociación Española de Afectados por Sarcomas (AEAS) o la Asociación española de Adolescentes y Adultos jóvenes con cáncer (AAA). Estas asociaciones pueden proporcionar recursos fuera del hospital, apoyo para manejar las emociones, consejos sobre las actividades que pueden realizar o atención social y psicológica de otros profesionales como psicólogos o trabajadores sociales. También es muy recomendable compartir y aprender de la experiencia de otros pacientes.

 

Referencias

Cancer.net: Osteosarcoma en la infancia y la adolescencia – https://www.cancer.net/es/tipos-de-c%C3%A1ncer/osteosarcoma-en-la-infancia-y-la-adolescencia

American Cancer Society: Osteosarcoma, después del tratamiento – https://www.cancer.org/cancer/osteosarcoma/after-treatment/follow-up.html

Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM): Osteosarcoma – https://seom.org/es/informacion-sobre-el-cancer/info-tipos-cancer/104131-sarcomas-oseos?showall=1

AECC: Osteosarcoma – https://www.aecc.es/es/todo-sobre-cancer/tipos-cancer/cancer-huesos/tipos/osteosarcoma#:~:text=La%20incidencia%20var%C3%ADa%20seg%C3%BAn%20las,19%20a%C3%B1os%20de%20edad%20%2C%20siendo

St. Jude Children Research Hospital – https://together.stjude.org/es-us/acerca-del-c%C3%A1ncer-pedi%C3%A1trico/tipos/osteosarcoma.html#sectioned_content-3d8e1285-6468-4ed3-961f-6c73b845adbe=0

Hospital Vall d’Hebron: Consejos de salud para pacientes con sarcomas y otros tumores musculoesqueléticos – https://hospital.vallhebron.com/es/consejos-de-salud/consejos-de-salud-para-pacientes-con-sarcomas-y-otros-tumores-musculoesqueleticos

Associació de Familiars i Amics de Nens Oncològics de Catalunya (AFANOC) – https://www.afanoc.org/es/

Fundació d’Oncología Infantil Enriqueta Villavecchia – https://www.fevillavecchia.es/es

Asociación Española de Afectados por Sarcomas (AEAS) – https://www.aeasarcomas.org/

Asociación española de Adolescentes y Adultos jóvenes con cáncer (AAA) – http://www.aaacancer.org/

Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC) – Gepac – Osteosarcoma, guía para pacientes y familares.

COVID-19: recomendaciones y medidas para pacientes que ya han superado un cáncer

Ante la crisis social y sanitaria que ha supuesto la aparición del coronavirus SARS-CoV2, nos vemos ante una situación completamente nueva y desconcertante para muchos de nosotros. Las personas que han superado un cáncer pueden hacerse muchas preguntas acerca de cómo afrontar las dificultades, los riesgos a los que se exponen, o cómo gestionar psicológicamente este momento. Para intentar solucionarlas, el Ministerio de Sanidad o sociedades como la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) han elaborado guías de recomendaciones para intentar resolver estas preguntas.

¿Se considera población de riesgo a las personas que han superado un cáncer?

La SEOM afirma que todavía no hay muchos datos acerca de cómo afecta la infección por COVID-19 a pacientes con cáncer o a personas que ya lo han superado. Eso sí, se dispone de datos que sugieren que los pacientes oncológicos tienen un mayor riesgo de complicaciones al contraer la infección, sobre todo si han recibido quimioterapia o se han sometido a cirugías oncológicas en el mes previo. Sin embargo, los estudios de los que se dispone han incluido pocos pacientes y los resultados clínicos disponibles son limitados, por lo que es precipitado sacar conclusiones definitivas de los mismos.

Por otro lado, las personas que ya han superado un cáncer pero recibieron tratamiento en el pasado (especialmente si ya han transcurrido varios años), son propensas a haber recuperado una función inmunológica normal. No obstante, cada persona es diferente, por lo que es importante que consulten con su doctor/a, ya que es el/la que entiende su situación y conoce su historial médico.

¿Se debería acudir al hospital durante la cuarentena para hacer visitas o controles de seguimiento?

En los hospitales, los diferentes especialistas que están en seguimiento de la salud de sus pacientes tienen muy presente la situación actual y se encuentran bajo cambios constantes siguiendo las directrices de los hospitales, siempre valorando las necesidades de cada paciente.

En cuanto a los pacientes en revisión, sin tratamientos activos en el momento actual, como pueden ser los pacientes que han superado un cáncer, se está intentando realizar telemedicina y revisiones telefónicas para no cancelar sus citas. Sin embargo, es posible que deban retrasarse hasta el final de la pandemia si la situación lo requiere. Ante cualquier duda se recomienda llamar al equipo de referencia para valorar cada caso concreto.

¿Cuáles son las recomendaciones para personas que han superado un cáncer?

Si no se dispone de factores de riesgo adicionales, las recomendaciones para estas personas son las mismas que para la población general. Entre ellas destacan respetar las medidas de confinamiento y minimizar las salidas y la exposición social. Si es necesario salir de casa, se recomienda higiene de manos frecuente, uso de pañuelos desechables, limpieza frecuente de superficies de contacto, evitar tocarse la cara (ojos, nariz y boca o al toser/estornudar), cubrirse la boca y nariz con el codo flexionado y evitar compartir utensilios de cocina y comida. También se debe evitar el contacto con personas contagiadas y el consumo de alcohol y tabaco.

Respecto al uso de mascarillas, el Ministerio de Sanidad recomienda su uso en población sana cuando no es posible mantener la distancia de seguridad, ya sea en el trabajo, en la compra, en espacios cerrados, en la calle o al utilizar el transporte público. En caso de duda, se debe consultar a los profesionales sanitarios, que indicarán su uso en las personas que consideren necesario.

Las recomendaciones están en constante cambio con el avance de la pandemia, así que se recomienda estar bien informado/a siempre a través de canales oficiales. Tanto desde el Ministerio de Sanidad, como desde el Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya nos ofrecen información actualizada, tanto para la ciudadanía como para los profesionales sanitarios, para estar al día de las novedades.

¿Se debería acudir a los centros de trabajo?

Según las recomendaciones del Ministerio de Sanidad, en caso de ser una persona vulnerable por edad, por embarazo o por padecer afecciones médicas anteriores (entre ellas cáncer o inmunodepresión, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, diabetes o enfermedades pulmonares crónicas) no se tendrá que acudir al centro de trabajo.

Las personas en riesgo que no puedan realizar sus tareas a distancia deberán contactar con su médico/a para que, en su caso, acredite que dicha persona debe permanecer en una situación de aislamiento a efectos laborales. En ese caso, se considerará una situación asimilada a accidente de trabajo para la prestación económica de incapacidad temporal.

Gestión psicológica durante la cuarentena:

Con el objetivo de experimentar este proceso con calma, inteligencia y buena disposición, el Colegio Oficial de Psicología de Cataluña también han publicado sus recomendaciones para la gestión psicológica de la cuarentena. Entre ellas destacan:

Además,  las entidades federadas ofrecen apoyo emocional, asesoramiento laboral o familiar y atención social a pacientes oncológicos y también a personas que han superado un cáncer que lo necesiten. Adicionalmente, muchas ofrecen talleres y actividades online (yoga, mindfulness, taichí o arte-terapia) durante el confinamiento como Kàlida, Oncolliga o Vilassar de Dalt Contra el Cáncer.

En conclusión, cada situación es diferente, por lo que el médico indicará en cada caso las medidas a seguir. Además, es importante seguir las recomendaciones facilitadas por los canales oficiales y no perder la calma.


Referencias

 

 

Diabetes después del cáncer: ¿qué medidas se pueden tomar?

Introducción

La diabetes o diabetes mellitus es una enfermedad metabólica crónica caracterizada por unos niveles de azúcar (glucosa) en sangre elevados. La glucosa es imprescindible para el funcionamiento del organismo, pues actúa como fuente de energía de cualquier proceso fisiológico, y permite, p.ej., el movimiento de los músculos.

La hiperglucemia, o elevado nivel de azúcar en sangre producido por la diabetes, es consecuencia directa de la falta de captación de la glucosa circulante por parte de las células del organismo, por tanto, no se consume y se acumula. La causa de este efecto varía según el tipo de diabetes, pero en ambos tipos está relacionada con el metabolismo de la insulina, una hormona producida en el páncreas que posibilita la entrada de la glucosa al interior de las células.

  • Diabetes mellitus tipo I: Se caracteriza por la ausencia total de producción de insulina por parte del páncreas. Se da en mayor medida en personas jóvenes. Su tratamiento se centra en la inyección periódica de insulina externa, con el objetivo de controlar los niveles de glucosa en sangre.
  • Diabetes mellitus tipo II: Se origina debido a que las células del organismo desarrollan cierta resistencia a la acción de la insulina, y el páncreas no es capaz de producir la suficiente cantidad de esta molécula para vencer dicha resistencia. Su aparición tiene relación con los malos hábitos de vida y se suele dar en individuos adultos. El tratamiento de este tipo de diabetes no suele requerir la inyección de insulina, a diferencia de la diabetes tipo I. El uso de fármacos antidiabéticos y una mejora en los hábitos de vida suelen ser suficientes para controlar los niveles de glucosa en sangre.

En España, hay más de 5 millones de personas que sufren esta enfermedad, y la tendencia sigue en aumento, considerándose un problema sanitario grave por parte de la OMS. El estilo de vida cada vez más sedentario y los malos hábitos alimentarios, entre otros, producen que cada vez más personas se vean afectadas por esta enfermedad.

Las complicaciones de la diabetes se presentan de forma progresiva, y a largo plazo pueden llegar a ser mortales. Entre las principales se encuentran: enfermedad cardiovascular, neuropatía, daño renal, daño ocular, enfermedades de la piel, deterioro auditivo, demencia…

Diabetes como secuela de algunos tratamientos oncológicos: ¿Qué relación existe?

En aquellas personas que hayan superado un cáncer, es posible que aparezcan algunas secuelas como consecuencia del tratamiento o de la propia enfermedad. En concreto, algunos medicamentos tienen la capacidad de aumentar los niveles de glucosa en sangre, e inducir la resistencia a insulina, como por ejemplo, los esteroides, como la prednisona o prednisolona, la dexametasona o la hidrocortisona. También algunos tratamientos con inmunoterapia, pueden provocar un trastorno autoinmune que derive en diabetes tipo 1.

Además, en aquellos casos en los que se haya realizado una cirugía sobre el páncreas para tratar de eliminar las células tumorales, existe riesgo de diabetes, puesto que se eliminan también las células productoras de insulina de forma permanente. Todo ello hace que las personas con cáncer tengan un 35% más de probabilidad de desarrollar diabetes que las personas sin tumores.

Centrándose exclusivamente en el cáncer de mama, resulta cada vez más importante conocer las consecuencias a largo plazo que puede tener, tanto la enfermedad como su tratamiento, puesto que el número de supervivientes, afortunadamente, es cada vez mayor. Se ha observado la posibilidad de que la quimioterapia podría aumentar el riesgo de sufrir diabetes en los años posteriores al cáncer en mujeres susceptibles, especialmente en aquellas en estado post-menopáusico y con un peso elevado.

También es cierto que ambas enfermedades (diabetes y cáncer) comparten factores de riesgo, por lo que es posible que ambas se presenten de forma simultánea, o incluso que, en el momento en el que se produce el diagnóstico de cáncer, ya existiese una diabetes no diagnosticada.

 Prevención

La diabetes, una vez se desarrolla, no existe ningún tratamiento que permita su curación, aunque sí es posible tomar ciertas medidas para prevenir la aparición de la diabetes tipo II. Es innegable que existe cierta predisposición genética en algunas personas para el desarrollo de la enfermedad, y que, a día de hoy, este factor resulta impredecible. Sin embargo, existe también un riesgo relacionado con el estilo de vida, sobre el que podemos influir con nuestros hábitos:

  • Alimentación saludable. Seguir una dieta variada, con un aporte reducido de azúcares refinados, hidratos de carbono y grasas saturadas, así como un aumento en el consumo de verduras puede contribuir a evitar el desarrollo de esta enfermedad o, al menos, a controlarla.
  • Ejercicio físico. La realización de 30 minutos de actividad física diaria, adaptada a cada persona, también resulta recomendable.
  • Peso adecuado. El sobrepeso es un factor de riesgo muy importante en la aparición de diabetes. Si lo padece, perder apenas el 7% de su peso (7 kg si pesa 100 kg) puede tener un impacto positivo en la salud.
  • Deje de fumar. El tabaco aumenta el riesgo de diabetes y enfermedades cardiovasculares.

 

Recomendaciones

Una vez la persona ha sido diagnosticada con diabetes, normalmente mediante un análisis de sangre, es fundamental que se aprenda a manejar la enfermedad correctamente, de forma que le permita disfrutar de una elevada calidad de vida y evitarle posibles complicaciones. Tanto la persona con diabetes como sus familiares deben recibir educación diabetológica y apoyo emocional. La formación resulta una herramienta imprescindible para facilitar el autocuidado, la adherencia al tratamiento y el control metabólico. Además, existen una serie de recomendaciones en este sentido:

  • Adaptar la alimentación. El cuidado de la alimentación de un diabético es parte fundamental de su tratamiento, y debe adaptarse a las características individuales de cada paciente, como pueden ser su medicación, el ejercicio físico que realiza o sus comorbilidades. Por ello la dieta debe ser confeccionada de forma individualizada por su equipo sanitario.
  • Mantener una hidratación adecuada. Las personas diabéticas presentan un mayor riesgo de deshidratación, debido a que los riñones intentan eliminar el exceso de glucosa en sangre a través de la orina, y conlleva una mayor pérdida de líquidos.
  • Practicar ejercicio de forma regular. La actividad física es uno de los pilares fundamentales del tratamiento de la diabetes. Sus beneficios se producen a muchos niveles: mejora la tensión arterial, los niveles de colesterol y la función cardiovascular. El tipo de ejercicio y la intensidad debe adaptarse a la edad y la condición física de cada persona con diabetes.
  • Realizar controles de glucosa con frecuencia y de forma estructurada. El análisis de los niveles de glucosa en sangre permite detectar posibles complicaciones derivadas de hipoglucemias (bajadas de glucosa) o hiperglucemias (subidas de glucosa). Se recomienda realizar entre 5 y 6 controles al día, para poder ajustar la pauta de insulina o del tratamiento en general, si fuera necesario. Si se practica ejercicio, se recomienda realizar un análisis antes del inicio de la actividad, alguna medición extra mientras se practica ejercicio de larga duración, así como una vez acabado.
  • Actuar rápido ante una hipoglucemia. Es habitual que durante una hipoglucemia se coma de forma descontrolada y con gran voracidad. Ello conlleva una ingesta de hidratos de carbono superior a lo indicado, que suele ser la causa de un rebote o hiperglucemia en las horas posteriores.
  • Realizar revisiones oftalmológicas. Es fundamental que las personas con diabetes realicen revisiones periódicas para prevenir, detectar y tratar con éxito cualquier tipo de complicación que pueda surgir como consecuencia de la enfermedad.
  • Cuidar los pies. Algunas personas con diabetes pueden presentar alteraciones en la sensibilidad y la circulación. Es recomendable realizar una inspección diaria de los pies comprobando la ausencia de lesiones y visitar con regularidad al podólogo.
  • Ser adherente con la medicación. La medicación es el tercer pilar del tratamiento, junto con la buena alimentación y el ejercicio. Es fundamental seguir la pauta de tratamiento marcada por el médico, que suele basarse en la terapia con insulina para las personas con diabetes tipo I, y antidiabéticos orales y/o insulina para las personas con diabetes tipo II.

Referencias

  1. Grupo Español de Pacientes con Cáncer. Todo lo que empieza cuando “termina” el cáncer.
  2. Fundación para la diabetes. Diez recomendaciones para mantener la diabetes bajo control en 2018.
  3. City of hope. El cáncer y la diabetes: más relacionados de lo que se cree.
  4. Intramed. Asociación entre diabetes y cáncer.
  5. Mayo Clinic
  6. Asociación Diabetes Madrid. Diferencias entre Diabetes tipo 1 y Diabetes tipo 2.
  7. Organización Mundial de la Salud. Diabetes.
  8. Redacción médica. Las personas con cáncer tienen un 35% más de riesgo de desarrollar diabetes.
  9. Medical News Today. What is the relationship between breast cancer and diabetes?

 

Efectos tardíos del cáncer y su tratamiento

Es posible que un tiempo después de haber terminado con el tratamiento para el cáncer, algunas personas empiecen a notar efectos derivados, lo que les puede crear una sensación de frustración tras haber pasado por la enfermedad, además de aumentar el miedo a posibles recaídas.

Durante el tratamiento del cáncer, son de sobra conocidos los posibles efectos secundarios en el paciente. Pero estos tratamientos pueden causar también efectos secundarios que pueden no aparecer en meses o años después de haber sido sometido a estas terapias. Es importante saber que muchos de estos efectos se pueden controlar y tratar.

Tipo de efectos tardíos del cáncer y su tratamiento y causas

Los tipos de efectos tardíos que pueden aparecer dependen tanto de la enfermedad, como del tipo de tratamiento que cada persona haya superado. Además, hay que tener en cuenta que, como que cada uno es diferente, dos personas tratadas con los mismos fármacos para la misma enfermedad pueden tener efectos tardíos diferentes.

De forma resumida, la quimioterapia, la radioterapia, la cirugía y las otras terapias contra el cáncer pueden causar diferentes tipos de efectos tardíos, entre los que podemos encontrar:

  • Disminución de la masa ósea.
  • Cambios en el cerebro. Algunos de estos cambios pueden implicar falta de memoria, problemas de concentración o personalidad, o problemas del movimiento y del procesamiento de la información.
  • Cambios en el sistema endocrino como menopausia precoz, afectaciones a la fertilidad, hipotiroidismo y aumento de peso.
  • Problemas oculares como visión borrosa o doble, sensibilidad a la luz o problemas de visión nocturna.
  • Problemas auditivos.
  • Problemas cardiovasculares.
  • Cambios en las articulaciones que pueden provocar falta de movimiento en las articulaciones.
  • Problemas pulmonares como problemas en la respiración, fiebre, tos seca, congestión y sensación de fatiga.
  • Linfedema, que se puede desarrollar si parte del sistema linfático se ve afectado en la extirpación de ganglios o radioterapia, causando inflamación.
  • Cambios en la boca como boca seca o caries.

¿Cuándo pueden aparecer estos efectos?

Partiendo de la base de que no todas las personas que han superado un cáncer pueden notar los mismos efectos tardíos, también hay que recalcar que podría pasar que no se experimentara ninguno de estos a largo plazo o no se experimentaran nuevos. Así pues, la probabilidad y el momento en que pueden aparecer estos efectos tardíos no deseados también dependerá del tipo de cáncer que se haya tratado, como se ha tenido que tratar y la dosis que se haya requerido administrar y, como es lógico, también del estado de salud general de la persona y de otros aspectos que puedan influir.

Efectos tardíos del cáncer infantil

El caso de los niños que han sufrido un cáncer es una situación particular ya que, debido a su edad y que están en proceso de crecimiento, pueden aparecer algunos efectos tardíos que no son tan comunes en las personas de edad adulta que han atravesado una situación similar.

Así pues, en estos casos, podrían aparecer de forma más específica las siguientes secuelas tardías:

  • Problemas en el aprendizaje: normalmente pueden tratarse de problemas de memoria, capacidad de procesamiento de la información y sobre la capacidad de hacer varias tareas a la vez.
  • Crecimiento anormal de los huesos: algunos niños podrían tener un crecimiento más lento de lo habitual o bien que su crecimiento se detenga antes.
  • Problemas hormonales: aparte del crecimiento más lento, algunos tratamientos pueden hacer que el niño o niña llegue a la pubertad más tarde.
  • Problemas dentales: pueden existir casos donde aparezca un cierto retraso en el crecimiento de los dientes o la falta de alguna pieza dental.
  • Problemas emocionales: la ansiedad, la depresión y el miedo a la recaída pueden aparecer tiempo después de que un niño haya superado el tratamiento de un cáncer. Esto puede incluso derivar hacia sufrir ciertas fobias y que estas personas tiendan a evitar a los médicos y los entornos hospitalarios en la edad adulta.

Control y prevención de los efectos tardíos

Con el objetivo de mitigar, pero también de prevenir, estos efectos tardíos, son importantes los controles médicos periódicos ya que, cuanto antes se detecten estos efectos tardíos, antes se podrán poner medidas. La atención del seguimiento incluye revisar signos y síntomas de los efectos tardíos y la educación de la salud sobre cómo prevenir estos efectos.

Del mismo modo, la calidad de vida de las personas que han superado el tratamiento de un cáncer puede mejorar con comportamientos que promuevan su salud y su bienestar. Una dieta saludable, hacer ejercicio moderado y hacer un seguimiento médico periódico son importantes para intentar evitar problemas de salud relacionados con el tratamiento.

Del mismo modo, es importante obtener información y consultar con un especialista sobre cuáles son los efectos que podrían aparecer después del tratamiento oncológico. Conocer cuáles son los efectos que podrían sufrir ayudará a identificarlos antes y permitir que los profesionales médicos intervengan también con anticipación.


Referencias

Mayo Clinic. Sobrevivientes del càncer: efectos tardíos del tratamiento oncológico.

Cancer.net. Efectos tardíos del cáncer infantil.

Instituto Nacional del cáncer. Efectos secundarios tardíos del tratamiento de cáncer.

Calvo-Escribano C. Efectos tardíos del tratamiento del niño con cáncer. Anales de Pediatria Continuada. 2016 Vol. 4 (1).

KidsHealth. Secuales del cáncer y el tratamiento contra el cáncer.

Micropigmentación, devolviendo el color a la autoestima

La mastectomía y las consecuencias sobre la imagen corporal

Las personas que han sido sometidas a intervenciones quirúrgicas a causa del tratamiento de enfermedades oncológicas, habitualmente tienen que convivir con cicatrices que pueden afectar de manera negativa a su autoestima, al suponer una alteración de su imagen corporal.

 

Uno de los casos más significativos lo encontramos en aquellas mujeres que han sufrido una mastectomía -o extirpación mamaria completa- derivada de un cáncer de mama, ya que en estas situaciones, aunque se consiga realizar una reconstrucción mamaria para recuperar el volumen de la mama, puede persistir una sensación de incomodidad por la pérdida de la areola.

 

Además, esta situación puede ser un problema con gran prevalencia en la población, ya que el cáncer de mama es el de diagnóstico más frecuente en España entre la población femenina, con alrededor de 26.000 nuevos casos cada año. Sin embargo, afortunadamente existe una posible solución a estas necesidades estéticas en la técnica conocida como micropigmentación.

 

¿Qué es la micropigmentación?

La micropigmentación es un método mediante el cual se insertan unos determinados pigmentos naturales en la piel para dar color, e incluso forma, a determinadas partes del cuerpo. Puede ayudar a disimular la caída del pelo en las cejas y las pestañas (otra repercusión común tras superar una terapia contra el cáncer) y, al mismo tiempo, se puede utilizar para camuflar cicatrices y dibujar la areola tras una reconstrucción mamaria.

 

Los pigmentos utilizados son hipoalergénicos; no producen alergias o es muy poco probable que lo haga, y se introducen en la parte más superficial de la piel, lo que convierte a la micropigmentación en un proceso sencillo, rápido (2 o 3 horas), que solo requiere anestesia en el lugar donde se realiza y sin que la persona sienta ningún tipo de dolor. Estos pigmentos serán eliminados progresivamente por el sistema inmunológico, convirtiéndolo en un procedimiento reversible.

 

Este aspecto resulta una ventaja en el caso de la micropigmentación de cejas y pestañas, ya que, normalmente, tras la quimioterapia los pacientes vuelven a recuperar el pelo en estas zonas. En el caso de la reconstrucción de la areola, donde sería una desventaja, el proceso puede realizarse repetidamente en la misma zona, si así se requiere.

 

Es conveniente diferenciar la micropigmentación del tatuaje, que es una técnica en la que se realiza la inserción de pigmentos permanentes en una zona más profunda de la piel. La micropigmentación es un procedimiento de baja agresividad, con el que se consiguen resultados muy naturales.

 

Así pues, los beneficios que nos ofrece la micropigmentación van mucho más allá del componente estético que aporta. Esta técnica puede suponer también un impulso psicológico que puede resultar un factor determinante en la nueva etapa que afronta una persona tras superar el tratamiento para el cáncer de mama.

 

 

Por esta razón, junto con los resultados extraordinariamente realistas que consigue, se está intentado generalizar esta técnica como un servicio básico para culminar el tratamiento reconstructivo en los centros hospitalarios.

 

Concienciación sobre la importancia de la micropigmentación

Tal es el impacto social que ha alcanzado esta técnica, que se han puesto ya en marcha varias campañas en redes sociales con las que se pretende concienciar a la población de la realidad que viven las mujeres que requieren mastectomías durante su terapia para el cáncer de mama. De esta forma, se podrá ayudar a las personas que lo necesiten a costearse el procedimiento de micropigmentación de areola postmastectomía ya que, actualmente, no está amparado por el Sistema Sanitario Público español. Es crucial, también, que los médicos y cirujanos informen de manera proactiva sobre las posibilidades que existen entorno a la micropigmentación después de una mastectomía.

 

El hecho de que no se lleve a cabo esta reconstrucción puede tener consecuencias emocionales de por vida, además de estéticas, para las pacientes que han superado este tipo de cáncer, ya que verse de alguna forma “incompletas” día tras día, puede ser un impedimento para superar completamente la enfermedad en todas sus vertientes.

Referencias

  1. Las cifras del cáncer en España 2018.
  2. Micropigmentación en pacientes con cáncer.
  3. García, MAL et al. Micropigmentación. Pinceladas de autoestima tras el cáncer de mama. Revista de enfermería 2015;49:44-49.
  4. Entrevista micropigmentación Maribel Franco Tratamiento Oncológico. La Vanguardia
  5. Micropigmentación de areola y pezón. Infosalus
  6. Micropigmentación reconstructiva y Cáncer. Cancerbeauty
  7. Páramo AA, et al. RES0276 Micropigmentación del complejo areola pezón. 3er Congreso Español de la Mama 2017 (Abstract)