Beneficios de la actividad física después del mieloma múltiple

El mieloma múltiple es un tipo de cáncer de la médula ósea que se caracteriza por el crecimiento anormal de células plasmáticas. Esta enfermedad es relativamente poco común y afecta sobre todo a personas mayores, siendo la media de edad del diagnóstico 65 años, aunque puede aparecer a partir de los 40 años.

 

Las personas que padecen mieloma múltiple pueden experimentar una serie de síntomas, incluyendo fatiga, dolor óseo, anemia, infecciones recurrentes y problemas renales. Uno de los efectos más comunes del mieloma múltiple es la lesión ósea, ya que el crecimiento de células plasmáticas anormales puede debilitar los huesos y aumentar el riesgo de fracturas.

 

Importancia de la actividad física después del mieloma múltiple

La actividad física regular tiene una amplia variedad de beneficios para la salud general de las personas, tanto a nivel físico como mental. Entre los beneficios físicos, se incluyen la mejora de la salud cardiovascular, la reducción del riesgo de enfermedades crónicas, la mejora de la salud ósea y muscular, la reducción del riesgo de obesidad y diabetes, y la mejora de la calidad del sueño. Además, también puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad, mejorar el estado de ánimo y la autoestima, y aumentar la capacidad de concentración y memoria.

 

Históricamente, se creía que el reposo era la mejor opción para los pacientes con enfermedades crónicas como el cáncer. No obstante, en los últimos años numerosos estudios han demostrado que el ejercicio no sólo no es perjudicial en estos casos, sino que incluso puede resultar beneficioso. Así pues, en general, la práctica de ejercicio físico leve o moderado resulta muy recomendable después del tratamiento oncológico.

 

El mieloma múltiple puede limitar la capacidad de una persona para realizar ejercicio físico, sin embargo, existen evidencias que indican que el ejercicio regular es un componente esencial para la recuperación después del mieloma múltiple. Los beneficios de la actividad física en este contexto incluyen la mejora de la salud cardiovascular y ósea, la reducción del riesgo de fracturas óseas, la reducción de la fatiga, el aumento de la fuerza muscular y la mejora físico-funcional del paciente. Además, la actividad física también puede mejorar la calidad de vida del paciente y promover un estilo de vida activo, así como mejorar la tolerancia al tratamiento o la incidencia de ciertos efectos secundarios.

 

 

Principales consejos y precauciones

Aunque el ejercicio físico puede ser muy beneficioso para las personas que han pasado por un mieloma múltiple, es importante tener en cuenta algunos consejos y precauciones para comenzar de manera segura y evitar lesiones o complicaciones. A continuación, se detallan los principales consejos y precauciones para comenzar a realizar actividad física después del mieloma múltiple:

 

  • Consulte con su médico: Es importante que antes de comenzar cualquier actividad física hable con su médico, que le indicará cuándo debe empezar con los ejercicios, además del seguimiento, la evolución, y las repeticiones y tiempo de entrenamiento más adecuados.
  • Comience con ejercicios suaves: Comience con ejercicios de baja intensidad, como caminar, nadar o hacer yoga. A medida que se sienta cómodo, puede aumentar gradualmente la intensidad y la duración.
  • Establezca metas realistas: Establezca metas realistas para su actividad física y progrese gradualmente. Es importante escuchar a su cuerpo y no forzarse demasiado.
  • Haga ejercicio de forma regular: Intente hacer ejercicio regularmente, aunque sea caminar todos los días. Esto puede ayudar a mantenerse motivado y a ver mejoras en la salud con el tiempo.
  • Encuentre un compañero de ejercicios: Encontrar un compañero puede ser útil para mantenerse motivado y hacer que el ejercicio sea más agradable.
  • Escuche a su cuerpo: Si siente dolor o fatiga, sensación de mareo o falta de aire, deténgase y descanse. Escuchar a su cuerpo es fundamental para evitar lesiones y permitir una recuperación efectiva.

 

Por otro lado, uno de los aspectos más importantes que deben recordar las personas que han pasado por un mieloma múltiple a la hora de planear cualquier tipo de ejercicio son sus huesos. Estas personas pueden tener el sistema óseo debilitado y, por tanto, no deberían realizar deportes de contacto o deportes de aventura, para evitar lesiones.

  • En general, los ejercicios aeróbicos suaves y moderados, como caminar, andar en bicicleta, correr, nadar o bailar, son recomendables después del mieloma múltiple para mejorar la resistencia cardiovascular.
  • Además, los ejercicios de fuerza y equilibrio, como levantamiento de pesas, yoga, pilates o taichi, también son muy importantes para aumentar la fuerza muscular y mejorar el equilibrio, lo que puede ser especialmente importante para mejorar la debilidad muscular y la fatiga después del mieloma múltiple.

 

Es muy importante que el plan de ejercicio se ajuste a sus necesidades y condición física y se recomienda supervisión y seguimiento por profesionales de la salud. Por ejemplo, en la plataforma enForMMA podrás consultar diferentes prácticas de ejercicios según el nivel de intensidad (baja, media o alta).

Impacto psicológico

Además de los beneficios fisiológicos, la actividad física regular también puede tener un impacto positivo en la salud mental y emocional de las personas que han superado un cáncer. Varios estudios han demostrado que la actividad física puede mejorar el estado de ánimo, reducir el estrés y la ansiedad, mejorar la calidad del sueño y aumentar la capacidad de concentración y memoria. Por otro lado, la actividad física también puede mejorar la autoestima, y puede ayudar a las personas a conectarse con otros a través de actividades en grupo como deportes de equipo o clases de fitness.

 

En conclusión, la actividad física puede ser beneficiosa para las personas que han superado el mieloma múltiple, siempre y cuando se realice de manera segura y supervisada. Los ejercicios aeróbicos, de fuerza y equilibrio, de flexibilidad y relajación, son algunas de las actividades recomendadas para estas personas. Además, la actividad física también proporciona beneficios psicológicos y psicosociales.

 

Referencias

¿Es recomendable hacer ejercicios de fuerza después de un cáncer?

El ejercicio físico tiene una gran importancia después de un cáncer. En los últimos años, numerosos estudios han demostrado que el ejercicio físico no solo no es perjudicial, sino que incluso puede resultar beneficioso para aquellas personas con una enfermedad crónica, como el cáncer.

Así pues, la práctica de ejercicio físico, en general, resulta muy recomendable después del tratamiento contra el cáncer, a excepción de algunos casos puntuales en los que puede estar contraindicado por causar dolor.

En este sentido, tanto la práctica de ejercicio aeróbico (por ejemplo, caminar, correr, bailar o ir en bicicleta) como el entrenamiento de fuerza, ayudan en la recuperación y en la mejora de la calidad de vida de las personas con cáncer que han finalizado el tratamiento.


Efectos del entrenamiento de fuerza en personas que han superado un cáncer

Con más frecuencia de la que se debería, se tiende a desaconsejar realizar ejercicio físico más allá de “caminar” o “mantenerse activo” a las personas que han cronificado el cáncer. Sin embargo, los estudios científicos han demostrado que mantener el mismo nivel de ejercicio que antes del tratamiento, o incrementarlo, es seguro y muy útil. El ejercicio puede ayudar a mejorar la salud física, disminuir el cansancio y mejorar la calidad de vida. Eso sí, siempre debe realizarse de forma progresiva, controlada y bajo supervisión profesional al menos al inicio.

El entrenamiento de fuerza es un ejercicio basado en la resistencia que crea una sobrecarga muscular para estimular el crecimiento de nuevos músculos, que cada vez juega un papel más importante en la atención de quienes han superado un cáncer. Los efectos del tratamiento y el desacondicionamiento físico, resultado del reposo o del cansancio, favorecen la pérdida de la masa muscular. A día de hoy, se sabe que cuanto menor es la cantidad de músculo, el pronóstico de la enfermedad es peor y existe mayor riesgo de mortalidad y de recidivas, además de un mayor impacto de los efectos secundarios del tratamiento. Por lo tanto, mantener unos niveles correctos de masa muscular con entrenamientos de fuerza es muy positivo para la salud. De hecho, un estudio que incluyó a 2.863 personas que han superado un cáncer, concluyó que entrenar fuerza al menos una vez a la semana reduce un 33% la mortalidad por cualquier causa, evidenciando el beneficio de tener unos niveles de fuerza altos en quienes han cronificado la enfermedad.

Las investigaciones también muestran que trabajar la fuerza puede ayudar a paliar algunos efectos secundarios propios de la enfermedad y de algunos tratamientos como la quimioterapia y la radioterapia y a prevenir daños en el sistema inmune. Puede ser muy eficaz para combatir la osteoporosis, los dolores, la pérdida de calidad del sueño, los problemas cardiovasculares y el cansancio. En este último caso, pese a que puede sonar paradójico, la fatiga se frena a través de la actividad física. Por otro lado, el entrenamiento de fuerza y un estilo de vida saludable después del cáncer también se han relacionado con la reducción del riesgo de sufrir otras enfermedades a largo plazo.


Para quién es recomendable el entrenamiento de fuerza

Así pues, son muchos los beneficios del ejercicio de fuerza tanto en pacientes con cáncer como en personas que lo han cronificado. Por ejemplo, en el caso del cáncer de mama, el entrenamiento de fuerza puede ayudar a mejorar la calidad de vida, disminuir la fatiga y mejorar el dolor, la movilidad y la fuerza en las extremidades superiores. Además, se ha asociado con un aumento de la esperanza de vida y con la disminución de los riesgos de recidiva del cáncer y del desarrollo de linfedema.

Otro ejemplo donde el entrenamiento de fuerza se considera esencial es en el caso de las personas que han superado un cáncer de colon, ya que es habitual que aparezcan problemas derivados de los cambios en la alimentación y la asimilación de esta, llegando a perder bastante peso y una gran cantidad de músculo. Para evitar esto, el ejercicio de fuerza es fundamental. En concreto, mejorar la fuerza y funcionalidad de la musculatura del abdomen es muy importante para poder realizar con normalidad las actividades de la vida diaria.

Sin embargo, es importante destacar que realizar ejercicios de fuerza es beneficioso en todos los tipos de cáncer y, cada vez más, los programas de rehabilitación oncológica lo consideran una parte fundamental de la atención estándar tanto durante como después del cáncer.

 

 

Entrenamiento de fuerza y suplementación

El entrenamiento de fuerza incluye ejercicios que fortalecen los músculos, como por ejemplo: levantamiento de pesas, ejercicios con bandas de resistencia, ejercicios con máquinas o ejercicios con el propio peso del cuerpo. Estos últimos pueden incluir flexiones de brazos, abdominales, sentadillas u otros ejercicios de intensidad moderada como el pilates y el yoga.

Los expertos recomiendan realizar de 2 a 3 sesiones de entrenamiento de fuerza por semana. Se recomienda que la intensidad del entrenamiento sea de moderada a alta, dependiendo de la situación previa de cada persona. Además, para evitar el resentimiento muscular, se debe establecer una carga progresiva y empezar con ejercicios simples.

El diseño de un buen entrenamiento, acompañado de una alimentación adecuada, suele ser suficiente en la mayoría de las personas. De hecho, un estudio demostró que suplementar con proteínas a personas que han cronificado el cáncer que realizan entrenamiento supervisado de fuerza no lo hace más eficaz que entrenar fuerza sin suplementar con proteínas.

Por otro lado, se recomienda combinar los entrenamientos de fuerza con ejercicio aeróbico y estiramientos. Intentar hacer al menos de 150 a 300 minutos de ejercicio aeróbico a la semana, como caminar, bailar, nadar o ir en bicicleta con un nivel de intensidad moderado (por ejemplo, ejercitándose durante 30 minutos al día, 5 días a la semana), y estirar los principales grupos musculares al menos 2 veces por semana.

Es importante tener en cuenta que toda actividad física que se realice tiene que estar supervisada por un profesional y apoyada por el médico, para evitar ejercicios que puedan estar contraindicados en una situación concreta.

Así pues, la práctica de ejercicio físico tanto durante como después de un cáncer es segura y aporta múltiples beneficios. Tal y como se explica en el podcast “Hablamos sobre la actividad física después del cáncer”, el ejercicio físico puede servir como tratamiento coadyuvante a los distintos tratamientos y fases de la enfermedad, pero, además, se considera esencial como parte de un estilo de vida saludable de las personas que han superado un cáncer, mejorando la calidad y esperanza de vida.

 

Referencias

MSK – Ejercicio durante y después del tratamiento contra el cáncer

Fisiología clínica del ejercicio – Entrenamiento de fuerza en pacientes con cáncer bajo quimioterapia y radioterapia

Pereira-Rodríguez JE, et al. Efectos y beneficios del entrenamiento de fuerza en pacientes con cáncer: revisión sistemática de la literatura. Univ Méd Pinareña. 2020; 16(3):e498.

FISSAC – El entrenamiento de fuerza reduce la mortalidad en supervivientes de cáncer

Fernández Ortega JA, et al. Efectos de un programa combinado de ejercicios de fuerza y aeróbicos de alta intensidad en pacientes supervivientes al cáncer de mama: estudio piloto. Apunts: Medicina de l’esport. 2016; 51(189):3-12

IPEFC – Ejercicio recomendado en supervivientes de cáncer de colon

Heraldo – Salud tras el cáncer

Fisiología clínica del ejercicio – Entrenamiento de fuerza y suplementación con proteínas en supervivientes de cáncer

FECEC – ¿Es recomendable hacer ejercicio después del tratamiento?

FECEC –La osteoporosis: una secuela frecuente después del cáncer

FECEC – Linfedema: qué es y cómo prevenirlo

FECEC – PODCAST: Hablamos sobre la actividad física después del cáncer

FECEC – Qué es y cómo combatir la fatiga después del cáncer

FECEC – Salud cardiovascular en personas que han superado un cáncer

FECEC – Trastornos del sueño, cómo dormir y descansar mejor

ASCO – Un programa de ejercicios para usted: 5 consejos para las personas que tienen cáncer

CR Fisioterapia en cáncer – Ejercicio y Cáncer: Mitos y Realidades

SEOM – Tabla de ejercicios para pacientes con cáncer

U’Kore – La fuerza contra el cáncer se entrena

ESHI – Entrenamiento de la fuerza en pacientes oncológicos

Podcast: Hablamos sobre la actividad física después del cáncer

Bienvenidos al primer podcast de la FECEC, con el que iniciamos un nuevo formato con el objetivo de proporcionar información de manera diferente i amena. En esta ocasión, hablamos con la Dra. Pilar Barretina, médico oncóloga en ICO Girona, y con Paula Moreno, fisioterapeuta especializada en oncología en ICO Hospitalet. ¿Por qué es importante el ejercicio físico después del cáncer? ¿Es seguro practicar deporte después del cáncer? Damos respuesta a estas preguntas y muchas más.

¡Te esperamos!

 

Nuevas actividades deportivas después del cáncer de mama

Iniciarse en la actividad deportiva después del cáncer

Durante el diagnóstico y tratamiento oncológico, es habitual que la actividad deportiva que se realizaba disminuya o se deje de lado. Tanto si antes del diagnóstico el deporte estaba dentro de la rutina diaria como si no, el volver a la nueva normalidad después del cáncer es un buen momento para introducir o retomar ciertas actividades deportivas en el día a día. El ejercicio físico, junto con una alimentación equilibrada, son los hábitos más beneficiosos para la salud.

Beneficios de realizar actividades deportivas:

  • Aumenta la esperanza de vida: el deporte reduce el riesgo cardiovascular
  • Disminuye el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, como el de colon o mama
  • La probabilidad de recidivas es menor cuando se practica deporte

Además de estos beneficios aplicables a toda la población, el ejercicio físico puede ayudar a mejorar o prevenir algunas secuelas derivadas del tratamiento oncológico, como es el caso del linfedema.

Ejercicio para prevenir el linfedema

El linfedema es una secuela que puede aparecer después de una cirugía o tratamiento y que altera el funcionamiento de los ganglios linfáticos. Como resultado, se desarrolla un edema en una extremidad, siendo habitual que aparezca en el brazo.

Es recomendable comenzar con la prevención del linfedema lo antes posible, teniendo en cuenta las limitaciones y situación de cada persona. Una de las medidas que se recomiendan para prevenir su aparición es la realización de ejercicios siempre bajo las pautas de especialistas.

En la actualidad se está demostrando que realizar algunas actividades deportivas como el remo (en su modalidad dragon boat) y el tiro con arco ayudan a prevenir el linfedema.

Remo en mujeres que han superado un cáncer de mama

 El dragon boat es una modalidad del piragüismo original de antiguas tradiciones chinas, y tiene como símbolo principal el dragón. Es un deporte donde las embarcaciones son para 10-20 personas, donde el trabajo en equipo es imprescindible y que es apto para la mayoría de personas.

 Son varios los estudios que han sido publicados en la que se demuestra que una actividad como el remo puede beneficiar a las mujeres después de superar un cáncer de mama. Los movimientos rítmicos y cíclicos que remar ayudan al drenaje linfático, favoreciendo así la prevención del linfedema. El remo también permite potenciar la musculatura de la zona afectada, minimizando así el dolor y se ha podido comprobar que disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

 Hay varios clubes de remo que ofrecen actividades como el dragon boat, que han creado equipos de mujeres sobrevivientes de cáncer de mama. También se realizan varios eventos para la recaudación solidaria para la investigación en cáncer de mama.

Tiro con arco: beneficios después de una operación en cáncer de mama

 Otro deporte que está empezando a demostrar beneficios en mujeres que han superado un cáncer de mama y fueron intervenidas es el tiro con arco.

Se está fomentando la práctica de este deporte en varios grupos de pacientes, donde se hace una sesión de fisioterapia preparatoria, un curso de iniciación y entonces la práctica de tiro con arco 2 veces a la semana. Algunos clubes de Cataluña acogen a grupos de mujeres para hacer este tipo de ejercicio.

La contracción y relajación de los grupos musculares implicados durante la práctica de tiro con arco favorece la circulación linfática, previniendo así la aparición de linfedema. También se puede observar una mejora a nivel funcional del brazo, y se disminuye la sensación de pesadez que suele ser habitual en estos casos. Además, más allá de la práctica deportiva, se establece una dinámica de grupo y convivencia entre el grupo formado.

Beneficios en la salud y calidad de vida de las actividades deportivas en grupo

Este tipo de deportes aportan beneficios a muchos niveles: físico, social, emocional y espiritual. Todo esto se traduce en un aumento de la calidad de vida de las personas que han superado un cáncer. Se promueve también el espíritu de equipo mejorando así el desarrollo de las relaciones sociales.

En definitiva, la práctica de deportes como el remo o el tiro con arco puede ser una opción novedosa ya la vez beneficiosa para prevenir la aparición de linfedema, siempre consultando al especialista si este tipo de ejercicio físico es adecuado en cada caso.

 


Referencias