Efectos tardíos del cáncer y su tratamiento

Es posible que un tiempo después de haber terminado con el tratamiento para el cáncer, algunas personas empiecen a notar efectos derivados, lo que les puede crear una sensación de frustración tras haber pasado por la enfermedad, además de aumentar el miedo a posibles recaídas.

Durante el tratamiento del cáncer, son de sobra conocidos los posibles efectos secundarios en el paciente. Pero estos tratamientos pueden causar también efectos secundarios que pueden no aparecer en meses o años después de haber sido sometido a estas terapias. Es importante saber que muchos de estos efectos se pueden controlar y tratar.

Tipo de efectos tardíos del cáncer y su tratamiento y causas

Los tipos de efectos tardíos que pueden aparecer dependen tanto de la enfermedad, como del tipo de tratamiento que cada persona haya superado. Además, hay que tener en cuenta que, como que cada uno es diferente, dos personas tratadas con los mismos fármacos para la misma enfermedad pueden tener efectos tardíos diferentes.

De forma resumida, la quimioterapia, la radioterapia, la cirugía y las otras terapias contra el cáncer pueden causar diferentes tipos de efectos tardíos, entre los que podemos encontrar:

  • Disminución de la masa ósea.
  • Cambios en el cerebro. Algunos de estos cambios pueden implicar falta de memoria, problemas de concentración o personalidad, o problemas del movimiento y del procesamiento de la información.
  • Cambios en el sistema endocrino como menopausia precoz, afectaciones a la fertilidad, hipotiroidismo y aumento de peso.
  • Problemas oculares como visión borrosa o doble, sensibilidad a la luz o problemas de visión nocturna.
  • Problemas auditivos.
  • Problemas cardiovasculares.
  • Cambios en las articulaciones que pueden provocar falta de movimiento en las articulaciones.
  • Problemas pulmonares como problemas en la respiración, fiebre, tos seca, congestión y sensación de fatiga.
  • Linfedema, que se puede desarrollar si parte del sistema linfático se ve afectado en la extirpación de ganglios o radioterapia, causando inflamación.
  • Cambios en la boca como boca seca o caries.

¿Cuándo pueden aparecer estos efectos?

Partiendo de la base de que no todas las personas que han superado un cáncer pueden notar los mismos efectos tardíos, también hay que recalcar que podría pasar que no se experimentara ninguno de estos a largo plazo o no se experimentaran nuevos. Así pues, la probabilidad y el momento en que pueden aparecer estos efectos tardíos no deseados también dependerá del tipo de cáncer que se haya tratado, como se ha tenido que tratar y la dosis que se haya requerido administrar y, como es lógico, también del estado de salud general de la persona y de otros aspectos que puedan influir.

Efectos tardíos del cáncer infantil

El caso de los niños que han sufrido un cáncer es una situación particular ya que, debido a su edad y que están en proceso de crecimiento, pueden aparecer algunos efectos tardíos que no son tan comunes en las personas de edad adulta que han atravesado una situación similar.

Así pues, en estos casos, podrían aparecer de forma más específica las siguientes secuelas tardías:

  • Problemas en el aprendizaje: normalmente pueden tratarse de problemas de memoria, capacidad de procesamiento de la información y sobre la capacidad de hacer varias tareas a la vez.
  • Crecimiento anormal de los huesos: algunos niños podrían tener un crecimiento más lento de lo habitual o bien que su crecimiento se detenga antes.
  • Problemas hormonales: aparte del crecimiento más lento, algunos tratamientos pueden hacer que el niño o niña llegue a la pubertad más tarde.
  • Problemas dentales: pueden existir casos donde aparezca un cierto retraso en el crecimiento de los dientes o la falta de alguna pieza dental.
  • Problemas emocionales: la ansiedad, la depresión y el miedo a la recaída pueden aparecer tiempo después de que un niño haya superado el tratamiento de un cáncer. Esto puede incluso derivar hacia sufrir ciertas fobias y que estas personas tiendan a evitar a los médicos y los entornos hospitalarios en la edad adulta.

Control y prevención de los efectos tardíos

Con el objetivo de mitigar, pero también de prevenir, estos efectos tardíos, son importantes los controles médicos periódicos ya que, cuanto antes se detecten estos efectos tardíos, antes se podrán poner medidas. La atención del seguimiento incluye revisar signos y síntomas de los efectos tardíos y la educación de la salud sobre cómo prevenir estos efectos.

Del mismo modo, la calidad de vida de las personas que han superado el tratamiento de un cáncer puede mejorar con comportamientos que promuevan su salud y su bienestar. Una dieta saludable, hacer ejercicio moderado y hacer un seguimiento médico periódico son importantes para intentar evitar problemas de salud relacionados con el tratamiento.

Del mismo modo, es importante obtener información y consultar con un especialista sobre cuáles son los efectos que podrían aparecer después del tratamiento oncológico. Conocer cuáles son los efectos que podrían sufrir ayudará a identificarlos antes y permitir que los profesionales médicos intervengan también con anticipación.


Referencias

Mayo Clinic. Sobrevivientes del càncer: efectos tardíos del tratamiento oncológico.

Cancer.net. Efectos tardíos del cáncer infantil.

Instituto Nacional del cáncer. Efectos secundarios tardíos del tratamiento de cáncer.

Calvo-Escribano C. Efectos tardíos del tratamiento del niño con cáncer. Anales de Pediatria Continuada. 2016 Vol. 4 (1).

KidsHealth. Secuales del cáncer y el tratamiento contra el cáncer.

Llúcia Recto

 

Cuando me dijeron que tenía cáncer no tuve ningún tipo de temor o duda en el diagnóstico. Fue más el momento de quitarme la bolsa. Noté que había poco seguimiento y poco control. Cuando le dije a mi cirujano que tenía problemas a la hora de ir al baño, me dijo que no podía volver a ponerme la bolsa.

 

Con esta situación aguanté tres años y en todo este tiempo pedí si había algún tipo de ayuda para evitar esto, pero no hay ninguna. Hay otros tipos de cáncer, como en el de mama, que se está estudiando, donde se hacen reconstrucciones mamarias. Pero en este caso no hay seguimientos ni tampoco hay nada para paliar estos efectos. En los centros de día de oncología no hay ningún servicio que atienda estas necesidades.

 

En este sentido, mi principal secuela, aparte de los problemas de ir al baño, es psicológica. Y pienso que desde el campo de la medicina (a mí me llevó un cirujano, un oncólogo y un radiólogo) debería haber un seguimiento después de que te quiten la bolsa.

 

La medicina se preocupa mucho por la investigación, pero en el momento que te dan el alta del hospital y me quitan la bolsa es cuando aparecen los problemas. Piensa que yo todavía salgo de casa, pero sé que hay gente que no sale porque no siempre dispones de un baño. Esto está haciendo mucho daño a la gente que sufrimos este tipo de cáncer. Además, cuando salgo de casa ya tengo angustia.

 

En seis años no he sido capaz de hacerme un horario para ir al baño, el intestino no me obedece. Además, si quiero coger un autobús voy angustiada con la sensación de querer ir al baño. Y eso me provoca un malestar psicológico y una angustia muy grandeComenté este problema con todos los médicos y el radiólogo me dijo que me pediría una manometría que llegó a los tres años porque el médico se había despistado y no lo había apuntado.

 

Pero lo peor de todo es que aún no he podido hacerme esta prueba. El 20 de septiembre de este año tenía la manometría y días antes recibo una llamada y una carta diciendo que me la aplazan al 3 de octubre. El día antes, el 2, me llaman por la noche desde Sant Pau diciéndome que no tenían la prueba, y es que se habían equivocado de día en la carta y tenía la manometría el mismo día 2. Mientras el médico, para que me calmara, me explicó unos ejercicios para hacer abdominales y para contraer el recto, pero aún no me han dicho nada de la manometría.

 

He ido a una dietista, he probado de comer más astringente y al final vi que no arreglaba nada. Tengo que estar constantemente vigilando mi alimentación. Creo que los efectos secundarios de una operación se cuidan poco y en mi caso nada.

 

Mis deposiciones son como las de un bebé de seis meses. Y si eres una persona activa que quiere viajar, todo esto es un impedimento. Y los productos que hay no sirven. Por todo ello pienso que, si dentro del ámbito familiar este problema se entiende y la familia te apoya, es más fácil llevarlo. Este sería mi caso. Con todo, cuando nos vamos a comer fuera siempre tengo que ir con un kit de subsistencia y psicológicamente también me pesa esto.

 

En todo caso, he afrontado con muchas ganas la vida después del cáncer. Pero a lo largo del tiempo, supongo que, por la edad, en lugar de mejorarme noto que las células se van deteriorando y empobreciendo y te imaginas que con esfuerzo y haciendo las cosas bien podrás mejorar, pero yo debo decir que no he mejorado. La palabra cáncer pone en marcha un engranaje y se hace bien, pero cuando los médicos creen que lo han resuelto se desentienden y te quedas más sola que la una.

 

Micropigmentación, devolviendo el color a la autoestima

La mastectomía y las consecuencias sobre la imagen corporal

Las personas que han sido sometidas a intervenciones quirúrgicas a causa del tratamiento de enfermedades oncológicas, habitualmente tienen que convivir con cicatrices que pueden afectar de manera negativa a su autoestima, al suponer una alteración de su imagen corporal.

 

Uno de los casos más significativos lo encontramos en aquellas mujeres que han sufrido una mastectomía -o extirpación mamaria completa- derivada de un cáncer de mama, ya que en estas situaciones, aunque se consiga realizar una reconstrucción mamaria para recuperar el volumen de la mama, puede persistir una sensación de incomodidad por la pérdida de la areola.

 

Además, esta situación puede ser un problema con gran prevalencia en la población, ya que el cáncer de mama es el de diagnóstico más frecuente en España entre la población femenina, con alrededor de 26.000 nuevos casos cada año. Sin embargo, afortunadamente existe una posible solución a estas necesidades estéticas en la técnica conocida como micropigmentación.

 

¿Qué es la micropigmentación?

La micropigmentación es un método mediante el cual se insertan unos determinados pigmentos naturales en la piel para dar color, e incluso forma, a determinadas partes del cuerpo. Puede ayudar a disimular la caída del pelo en las cejas y las pestañas (otra repercusión común tras superar una terapia contra el cáncer) y, al mismo tiempo, se puede utilizar para camuflar cicatrices y dibujar la areola tras una reconstrucción mamaria.

 

Los pigmentos utilizados son hipoalergénicos; no producen alergias o es muy poco probable que lo haga, y se introducen en la parte más superficial de la piel, lo que convierte a la micropigmentación en un proceso sencillo, rápido (2 o 3 horas), que solo requiere anestesia en el lugar donde se realiza y sin que la persona sienta ningún tipo de dolor. Estos pigmentos serán eliminados progresivamente por el sistema inmunológico, convirtiéndolo en un procedimiento reversible.

 

Este aspecto resulta una ventaja en el caso de la micropigmentación de cejas y pestañas, ya que, normalmente, tras la quimioterapia los pacientes vuelven a recuperar el pelo en estas zonas. En el caso de la reconstrucción de la areola, donde sería una desventaja, el proceso puede realizarse repetidamente en la misma zona, si así se requiere.

 

Es conveniente diferenciar la micropigmentación del tatuaje, que es una técnica en la que se realiza la inserción de pigmentos permanentes en una zona más profunda de la piel. La micropigmentación es un procedimiento de baja agresividad, con el que se consiguen resultados muy naturales.

 

Así pues, los beneficios que nos ofrece la micropigmentación van mucho más allá del componente estético que aporta. Esta técnica puede suponer también un impulso psicológico que puede resultar un factor determinante en la nueva etapa que afronta una persona tras superar el tratamiento para el cáncer de mama.

 

 

Por esta razón, junto con los resultados extraordinariamente realistas que consigue, se está intentado generalizar esta técnica como un servicio básico para culminar el tratamiento reconstructivo en los centros hospitalarios.

 

Concienciación sobre la importancia de la micropigmentación

Tal es el impacto social que ha alcanzado esta técnica, que se han puesto ya en marcha varias campañas en redes sociales con las que se pretende concienciar a la población de la realidad que viven las mujeres que requieren mastectomías durante su terapia para el cáncer de mama. De esta forma, se podrá ayudar a las personas que lo necesiten a costearse el procedimiento de micropigmentación de areola postmastectomía ya que, actualmente, no está amparado por el Sistema Sanitario Público español. Es crucial, también, que los médicos y cirujanos informen de manera proactiva sobre las posibilidades que existen entorno a la micropigmentación después de una mastectomía.

 

El hecho de que no se lleve a cabo esta reconstrucción puede tener consecuencias emocionales de por vida, además de estéticas, para las pacientes que han superado este tipo de cáncer, ya que verse de alguna forma “incompletas” día tras día, puede ser un impedimento para superar completamente la enfermedad en todas sus vertientes.

Referencias

  1. Las cifras del cáncer en España 2018.
  2. Micropigmentación en pacientes con cáncer.
  3. García, MAL et al. Micropigmentación. Pinceladas de autoestima tras el cáncer de mama. Revista de enfermería 2015;49:44-49.
  4. Entrevista micropigmentación Maribel Franco Tratamiento Oncológico. La Vanguardia
  5. Micropigmentación de areola y pezón. Infosalus
  6. Micropigmentación reconstructiva y Cáncer. Cancerbeauty
  7. Páramo AA, et al. RES0276 Micropigmentación del complejo areola pezón. 3er Congreso Español de la Mama 2017 (Abstract)

 

Sergi Torres

 

 

Sufrí un osteosarcoma en la tibia derecha a la edad de 13 años. Tuve que hacer 37 sesiones de quimioterapia y me operaron de las piernas en dos ocasiones. Después he necesitado hacer rehabilitación durante un tiempo bastante largo y, debido a la enfermedad, ahora mi tibia derecha es 3 centímetros más corta que la de la pierna izquierda, de lo que se deriva una cojera.

 

Cuando me dijeron que ya estaba «recuperado», mi principal temor fue que volviera a aparecer algún tipo de nuevo tumor o nódulo en el pulmón.

 

Después de este cáncer, en mi caso, no fue necesario un proceso de reinserción social. Siempre he sido muy activo, tanto por los estudios como a la hora de realizar actividades o socializarme. Tampoco he vivido ninguna dificultad o impedimento en el ámbito laboral.

 

En todo caso, después de un cáncer la vida se afronta el triple de positivo, al menos desde mi punto de vista. Pasar por una experiencia así hace que veas las cosas de diferente manera. Yo pensaba y pienso que, si he podido con esta enfermedad, puedo agarrar cualquier cosa por los cuernos y superarla también.

 

Desde aquel día 7 de febrero de 2013 veo la vida diferente, con más alegría y positivismo. La única frase que digo cada día al ver el sol es: «Pues nada, un día más en este mundo ¡y se debe aprovechar!»

 

Gracias a haber estado tanto tiempo ingresado en el hospital, he participado en la creación de proyectos muy interesantes como el grupo KIDS Barcelona de la Asociación Internacional ICAN o el de las pulseras solidarias Candela, que son una gran fuente de ingresos para el Hospital Sant Joan de Déu.

Laura Sancho

 

Uno de los principales temores que tuve cuando me dijeron que ya estaba recuperada fue el de volver a recaer. Acabas la quimioterapia y la radioterapia (unos tratamientos muy heavys) y, cuando aún te estás recuperando, no te aseguran que ya estés curada del todo.

 

Estuve tomando tamoxifeno durante 5 años y es muy duro, aun sabiendo que cuanto más tiempo pasa, más juega a tu favor la vida. Con todo, la supervivencia del cáncer de mama es a partir de los 10 años, a diferencia de los otros tipos de cánceres que es a partir de los 5 años. Por eso tenía ese temor de volver a recaer. Ahora, sin embargo, ya han pasado 10 años.

 

Te dicen que tienes que tomar la enfermedad con mucho ánimo, pero yo caí en una depresión y ansiedad importantes. Me hundí. Tomaba ansiolíticos y sentía que estaba en un pozo profundo, muy profundo. Vivía en otra dimensión.

 

Al cabo de unos meses salí de este pozo gracias a la ayuda psicológica y, sobre todo, gracias a quien yo llamo «los sherpas». Son personas cercanas que están a tu lado, que te ayudan y que son determinantes en tu día a día. Tuve apoyo de amistades cercanas que me animaban y, especialmente, un amigo mío que es psicólogo y que estuvo al pie del cañón.

 

Debido al tratamiento, he tenido secuelas físicas. Por ejemplo, cuando me levanto soy como una especie de Robocop hasta que el cuerpo no se calienta. Me duelen las articulaciones y todas las mucosas de la parte derecha (la zona del pecho afectado que me irradiaron).

 

Siento como mis mucosas (vagina, ano, cuello, boca, etc.) están secas y me queman, como cuando tienes la lengua seca o cuando te tomas algo demasiado caliente y te quema la boca. Esta sensación ya es crónica, porque han pasado 10 años y todavía la noto, no se ha ido. Por suerte, yo no he sufrido linfedema, pero sí que tengo como un entumecimiento en toda la parte derecha de mi cuerpo.

 

Sobre el tema laboral, tuve la suerte de que, justo después del tratamiento, me ofrecieron un trabajo en una obra de teatro. Psicológicamente me fue bien, pero estaba muy débil y me costaba mucho aguantar el tipo en el escenario. Todo aquel tiempo que estaba en escena, me servía para no pensar en la enfermedad y esto, a nivel psicológico, me iba muy bien.

 

Durante el periodo de tratamiento, de más de un año, no dejé de trabajar como actriz y creo que fue una buena decisión para distraerme y no estar pendiente de la enfermedad. Y ahora ya hace cinco años desde que me hicieron la reconstrucción de mi pecho derecho afectado.

 

En el ámbito laboral, pues, no me he sentido estigmatizada ni discriminada. El único ejemplo que podría decir al respecto es cuando quise adoptar. Había que dar muchas explicaciones: que me estaba tomando pastillas, que me hacían un seguimiento exhaustivo, que estaba muy controlada, que no había peligro… Sin embargo, tuve que pasar por un expediente del comité médico y del comité psicológico. Finalmente, lo dejé y opté por la acogida permanente.

 

Creo que las instituciones dedican más esfuerzos a curar. El engranaje se queda vacío una vez se ha superado un cáncer. Para empezar, debería haber psicólogos gratuitos que te acompañan durante y después de la enfermedad. Especialistas en oncología.

 

Te dan el teléfono de una enfermera, pero sólo para consultas médicas. Creo que una enfermera no es la persona indicada para ayudarte. Por ello, pienso que es necesario hacer un seguimiento a posteriori, gratuito y de acompañamiento. Sí que es verdad que hay un departamento de psicología y psiquiatría, pero no son especialistas en oncología, y hace falta una figura de referencia.

 

También pienso que los oncólogos, a veces, son demasiado cerrados. Supongo que es por su exposición en su día a día. No son empáticos con el paciente. A mí, por ejemplo, me tocó uno que me respondía con monosílabos y las respuestas las acababas descubriendo a través de las enfermeras.

 

Por eso considero que no estaría mal que hicieran algún curso de psicología para aprender a ser más cercanos a los enfermos y saber responder a las preguntas de una manera más diplomática y más humana. Para los efectos secundarios, sobre todo, no te los explican. Es verdad que cada caso es un mundo, pero no se esfuerzan en decirte que te puede pasar, yo he tenido efectos secundarios que me decían que no eran posibles y que me los inventaba.

 

Ahora que ya ha pasado el tiempo y lo miro desde otra perspectiva, no soporto cuando la gente dice que gracias al cáncer es mejor persona. Yo ya lo era antes y no me hacía falta tener que pasar por esto. De lo único que me ha servido el cáncer es para relativizar las cosas. Ahora pienso que lo más importante es la salud y el resto ya irá saliendo y no hay que amargarse. Hay que vivir el momento y ser feliz a cada instante.

Más allá de la mastectomía

Tratamiento quirúrgico para el cáncer de mama

 

La cirugía mayoritaria para el tratamiento del cáncer de mama es la tumorectomía, que consiste en la extirpación del tumor y de un pequeño margen de tejido sano alrededor del tumor. Sin embargo, en aquellos casos en los que no se puede llevar a cabo este tratamiento más conservador, se utiliza la mastectomía.

 

La mastectomía es la cirugía que se utiliza para eliminar todo el tejido mamario de una o ambas mamas como tratamiento del cáncer de mama, o para prevenirlo (en caso de personas que poseen un riesgo alto de padecerlo). En los últimos años se han hecho avances científicos que tienen como objetivo reducir la zona extirpada de la persona afectada.

 

 

 

Tipos de mastectomía

 

Existen diferentes tipos de mastectomía en función de cómo sea la técnica utilizada y cuanto tejido mamario se extraiga. El especialista oncólogo escogerá qué tipo de mastectomía es conveniente aplicar, en función de las características de cada uno de los casos.

 

  • Mastectomía simple: en este procedimiento se extirpa todo el tejido mamario, incluyendo el pezón, la areola y la piel. Esta cirugía es adecuada para personas que presentan varias o amplias zonas afectadas por carcinoma ductal in situ afectando el tejido mamario y como medida preventiva de aquellas personas que al ser portadoras de mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, presentan un alto riesgo de desarrollar un cáncer.

 

  • Mastectomía radical modificada: este tipo de procedimiento implica la extirpación de todo el tejido mamario (mastectomía simple) conservando los músculos pectorales y la disección y extirpación de los ganglios linfáticos Este tipo de cirugía se indicará para personas que sufran un cáncer de mama invasivo. El análisis de los ganglios linfáticos permitirá estudiar el alcance de la propagación de las células tumorales.

 

  • Mastectomía radical: incluye la extirpación completa del tejido mamario, de los ganglios linfáticos axilares y los músculos pectorales localizados debajo de la mama. Aunque fue un tipo de cirugía muy utilizada en el pasado, se ha descubierto que una cirugía menos extensa (como la mastectomía radical modificada), ofrece la misma eficacia y tiene menos efectos secundarios. Actualmente la mastectomía radical sólo se utiliza en esos casos donde se haya producido una invasión a los músculos torácicos por parte de las células tumorales.

 

  • Mastectomía con conservación de piel: en este tipo de mastectomía se extirpa el tejido mamario, la areola y el pezón, pero no la piel, que se deja prácticamente intacta. Este procedimiento permite la reconstrucción inmediata de la mama en el momento de la cirugía, mediante implantes u otros tejidos del cuerpo.

 

  • Mastectomía subcutánea: también es conocida como mastectomía con conservación del pezón. Es el tipo de mastectomía que conserva mejor la forma natural de la mama, pero que a la vez presenta un mayor riesgo en probabilidad de recaída. En este procedimiento el cirujano extirpa el tejido mamario, pero deja intactos la areola, el pezón y la piel, que facilitará la reconstrucción inmediata de la mama. Durante el procedimiento el cirujano tomará una muestra para analizar el tejido adyacente a la zona del pezón para asegurarse de que no haya células cancerosas que puedan inducir una recaída. Este tipo de mastectomía puede contemplarse ante tumores pequeños, poco invasivos y situados en la zona más posterior de la mama. A pesar de este abordaje permite una buena reconstrucción de la mama, aunque hay muchos oncólogos que se muestran escépticos ante este tipo de mastectomía, ya que la no eliminación de todo el tejido mamario puede provocar la aparición secundaria de otro cáncer. Además, se ha observado que existe la posibilidad de necrosis del tejido areolar, la deformación del tejido debido a una mala irrigación sanguínea y la pérdida de sensibilidad de la zona.

 

  • Mastectomía doble: también es conocida como mastectomía bilateral. Implica la mastectomía en ambas mamas. Este tipo de mastectomía suele realizar como forma preventiva para personas que tienen un riesgo muy alto de sufrir cáncer de mama (como por ejemplo, los portadores de algunas de las mutaciones de los genes BRCA 1 y 2).

 

Reconstrucción mamaria

 

El procedimiento de la mastectomía puede generar secuelas psicológicas a las personas afectadas. Por ello existe la posibilidad de someterse a un proceso de reconstrucción mamaria. La reconstrucción mamaria puede efectuarse en el mismo momento que se hace la mastectomía (reconstrucción inmediata), o en cualquier momento posterior a la cirugía terapéutica (reconstrucción diferida). En todo caso, la cirugía reconstructiva no cambia el pronóstico de la enfermedad.

 

Existen varios factores que se deberán tener en cuenta antes de abordar la reconstrucción de la mama, que pueden empeorar los resultados estéticos o aumentar la posibilidad de complicaciones post-operatorias: como por ejemplo el tamaño de la mama, la complejidad de la cirugía del tumor mamario, la posibilidad de tratamientos posteriores a la mastectomía, la cantidad de tejido disponible, entre otros. Existen diferentes tipos de cirugía reconstructiva:

 

  • Utilizando prótesis: implantes de silicona o de solución salina (transitoriamente). La prótesis dará volumen a la zona de la mama que se ha extraído. Para minimizar el riesgo de expulsión, la prótesis se coloca debajo del músculo pectoral.
  • Utilizando tejidos del propio cuerpo de la persona que se debe intervenir. Las reconstrucciones más habituales son las dorsales, donde se utilizan tejidos del hombro, la TRAM y la DIEP (siglas en inglés), donde se utilizan tejidos de la parte baja del abdomen.
  • Reconstrucción combinada: utilizando tejido propio y prótesis. Esta técnica se usa cuando es necesario utilizar tejido para poder recubrir completamente la prótesis colocada.

 

Si se decide proceder con la reconstrucción de la mama, la elección de una técnica u otra dependerá de cada caso en particular, y se deberá tomar la decisión juntamente con el cirujano y el oncólogo que haya llevado el caso. Hay que tener en cuenta que a menudo son necesarias varias rondas de cirugía para conseguir una buena reconstrucción de la mama. Si la persona afectada opta por no reconstruirse, es importante ser consciente como la mastectomía puede afectar a la vida diaria. Existen prótesis externas que se pueden poner en el sujetador para dar volumen a la mama intervenida.

 

Tras la mastectomía

 

La recuperación después de someterse a una mastectomía puede conllevar unas semanas o meses. Es importante que la persona intervenida siga en todo momento las pautas que le indicará su cirujano, entre las que cabe destacar:

 

una buena higiene de la zona suturada/intervenida (se pueden hacer baños suaves con una esponja), ser capaz de reconocer los síntomas de infección de la zona suturada, tomar los medicamentos prescritos para aliviar el dolor que se puede derivar después de la cirugía y en los meses posteriores, hacer ejercicios de brazos si han sido indicados por el cirujano para evitar la rigidez muscular del brazo próximo a la intervención, y cuidar el tubo de drenaje en caso de tratarse de una mastectomía con resección de los ganglios axilares.

 

Ante cualquier síntoma o reacción inesperada, es importante acudir al hospital. Por otra parte, la práctica de ejercicios suaves de recuperación puede reducir significativamente el riesgo de aparición de algunas complicaciones como el linfedema.

 

A pesar de que las mastectomías comportan secuelas físicas y psicológicas muy duras para la persona que las tiene que sufrir, siguen siendo un tratamiento muy eficaz que permiten la eliminación completa de las células cancerosas asegurando la derrota de la enfermedad.

 

La asimilación del cambio que se ha producido en el cuerpo de la persona que ha sufrido una mastectomía variará en función de cada persona, en cualquier caso, el apoyo de personas cercanas, así como de personas que han pasado por la misma experiencia, ayudará indudablemente a su recuperación.


Referencias

1. Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Tratamiento quirúrgico.
2. Mayo Clinic (2016). Mastectomia.
3. Sociedad Americana Contra el Cáncer (ACS). Cirugía para el cáncer de seno.
4. Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética. Tu guía en reconstrucción mamaria.
5. Generalitat de Catalunya. Reconstrucció mamària després de cirurgia per càncer.

Secuelas fisiológicas: las grandes olvidadas

 

Afortunadamente, cada vez es más frecuente escuchar hablar del cáncer y de las secuelas que se derivan, pero aún no se le da suficiente visibilidad a un aspecto muy relevante que tiene un gran impacto en la vida diaria de las personas que las padecen: las secuelas fisiológicas.

¿Qué entendemos por secuelas fisiológicas?

Se podrían clasificar como secuelas fisiológicas todas aquellas modificaciones derivadas del tratamiento contra el cáncer, o de la propia enfermedad que tienen un impacto en las diferentes funciones de los aparatos o sistemas del cuerpo humano. La importancia de este tipo de secuelas radica en que, a pesar de acercarse a las secuelas físicas, tienen un gran impacto en el día a día de las personas que las sufren por el hecho de modificar el funcionamiento de su cuerpo. Cosas tan sencillas como alimentarse o ir al baño se convierten en algo con resultados imprevisibles.

Incontinencia urinaria

La incontinencia urinaria es la pérdida del control de la vejiga. Los síntomas pueden variar desde una filtración de orina leve hasta la salida abundante e incontrolable de ésta.

Este síntoma es muy prevalente en aquellas personas que han sido sometidas a cirugía de la zona abdominal o pélvica, pero hay muchos tipos de cánceres y tratamientos que pueden influir:

  • Cáncer de la pelvis como el de próstata, cérvix, recto uretra o vejiga.
  • Tumores cerebrales o de la médula espinal, que pueden afectar a los nervios que van a la vejiga o la musculatura pélvica.
  • Cáncer de pulmón o de esófago, que puede provocar incontinencia asociada a tos crónica.
  • Cáncer de mama, por los efectos de los cambios hormonales asociados al propio cáncer o la terapia hormonal.
  • Cirugía de la vejiga o de los órganos adyacentes.
  • Radiación de la pelvis para el tratamiento del cáncer de vejiga, próstata, cervical, rectal o de endometrio.

Problemas digestivos

La quimioterapia, la radioterapia y la cirugía pueden afectar en la manera que una persona digiere la comida. La cirugía o radioterapia en el área abdominal pueden provocar cicatrices en los tejidos, dolor a largo plazo y problemas intestinales que afectan a la digestión. Además, algunas personas pueden tener diarrea crónica, lo que reduce la capacidad del cuerpo de absorber los nutrientes y puede provocar deshidratación.

Cabe mencionar también que los pacientes ostomizados deberían intentar reducir el aporte de fibra y componentes que aceleran el tránsito intestinal, y por otro lado aumentar la ingesta de alimentos que espesan las heces (para más información consultar el artículo de dieta para ostomizados. Un dietista-nutricionista colegiado puede ofrecer apoyo para asegurar que se reciben suficientes nutrientes para evitar problemas de digestión.

Problemas cardíacos

Tanto la quimioterapia como la radioterapia en el tórax pueden provocar problemas cardíacos que persistan después del tratamiento.

Siempre que se presenten síntomas cardiacos, falta de aliento o dolor en el pecho se debería consultar inmediatamente con el médico. Algunas de las complicaciones crónicas asociadas al cáncer ya sus tratamientos son:

  • Insuficiencia cardíaca congestiva: debilitamiento del músculo cardíaco. Estas personas pueden experimentar dificultad para respirar, mareos e hinchazón de las manos o los pies.
  • Enfermedad de las arterias coronarias, enfermedad cardíaca: esta afección es más frecuente en aquellas personas que han recibido dosis altas de radioterapia en el tórax. Las personas con enfermedad cardíaca pueden experimentar dolor torácico o dificultad para respirar.
  • Arritmia: latidos cardíacos irregulares. Las personas que sufren de arritmia pueden experimentar desvanecimiento, dolor torácico y dificultad para respirar.

Hipertensión

Consiste en tener la presión arterial alta. Se puede dar junto con la insuficiencia cardíaca congestiva o que se presente como un síntoma aislado. La hipertensión arterial es un problema grave, asociado a muchas complicaciones si no se trata de la manera adecuada, por lo que es muy importante hacer un seguimiento con el médico de cabecera o el especialista.

Algunas de las medidas para mantener una presión arterial adecuada incluyen medidas periódicas de la presión arterial, perder peso, consumir menos sal, tomar medicamentos o mantenerse activo.

Problemas pulmonares

La quimioterapia y la radioterapia en el pecho pueden provocar daño a los pulmones. Las personas que han superado un cáncer y que hayan recibido tanto quimioterapia como radioterapia pueden tener un mayor riesgo de presentar daño pulmonar.

Los efectos tardíos pueden incluir alguno de los siguientes:

– Cambio en el funcionamiento de los pulmones

– Engrosamiento de la membrana pulmonar

– Inflamación de los pulmones

– Dificultad para respirar

Las personas con antecedentes de enfermedad pulmonar y las personas de edad avanzada también pueden tener otros problemas pulmonares.

Problemas en el sistema endocrino (hormonal)

Algunos tipos de tratamientos contra el cáncer pueden afectar el sistema endocrino. El sistema endocrino incluye las glándulas y otros órganos que producen hormonas y producen óvulos o espermatozoides. Las personas que superan un cáncer tienen riesgo de presentar cambios hormonales debido al tratamiento, y deben realizarse análisis de sangre periódicos para medir los niveles hormonales. Los principales problemas son los siguientes:

  • Menopausia: muchos tratamientos contra el cáncer pueden hacer que una mujer tenga síntomas menopáusicos. Estos incluyen la cirugía para extirpar los ovarios (ooforectomía), quimioterapia, terapia hormonal y radioterapia en el área pélvica.

 

  • Problemas hormonales en hombres: los hombres pueden experimentar síntomas similares a la menopausia a partir de algunos tratamientos. Estos incluyen la terapia hormonal para el cáncer de próstata o cirugía para extirpar los testículos.

 

  • Infertilidad: los tratamientos que afectan a los órganos reproductores o al sistema endocrino aumentan el riesgo de infertilidad. La infertilidad debido a un tratamiento contra el cáncer puede durar un período breve o puede ser de carácter permanente.

 

  • Problemas hormonales debido a la radioterapia de cabeza y cuello: la radioterapia en el área de la cabeza y el cuello puede disminuir los niveles hormonales o provocar cambios en la glándula tiroides.

Problemas de aprendizaje, memoria y atención

La quimioterapia y las dosis altas de radioterapia en la cabeza pueden provocar problemas en adultos y niños. El control de los síntomas de los problemas cognitivos constituye una parte importante de la atención y el tratamiento del cáncer. Para más información, puedes consultar nuestro artículo sobre problemas de concentración y memoria.

La experiencia de cada persona después del tratamiento contra el cáncer es diferente. Algunas personas pueden no tener ninguna secuela fisiológica, mientras otros pueden tener más de una. Es importante dirigir de manera correcta con el especialista estas secuelas, porque pueden tener un gran impacto en el día a día de las personas que las padecen y afectar significativamente su calidad de vida.

El especialista puede ayudar a encontrar una estrategia terapéutica adecuada en cada caso, y proporcionar pautas o recomendaciones que sean útiles para el día a día.

És important adreçar de manera correcta amb l’especialista aquestes seqüeles, perquè poden tenir un gran impacte en el dia a dia de les persones que les pateixen i afectar significativament la seva qualitat de vida. L’especialista pot ajudar a trobar una estratègia terapèutica adequada en cada cas, i proporcionar pautes o recomanacions que siguin útils per al dia a dia.


Referencias

  1. Smith, Dorothy B. “Urinary Continence Issues in Oncology.” Clinical Journal of Oncology Nursing3(4) (1999):161-7.

 

  1. MedlinePlus (2017). Incontinencia urinaria.

 

  1. Societat Nord-americana d’Oncologia Clínica (ASCO) (2016). Efectos secundarios a largo plazo del tratamiento del cáncer.