Tumores en el sistema nervioso central (SNC)
Un tumor, o neoplasia, es una masa de células que prolifera de forma anormal y puede producirse en cualquier parte del cuerpo. En este contexto, los tumores del sistema nervioso central (SNC), aquellos que se desarrollan en el cerebro o en la médula espinal, representan el 2 % de todas las neoplasias.
Basándose en la célula de origen del proceso tumoral y en las características morfológicas asociadas al pronóstico, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció el siguiente sistema de clasificación para este tipo de tumores:
- Grado I: tumores circunscritos, benignos, de lento crecimiento y bajo potencial de conversión a un tumor de mayor malignidad.
- Grado II: tumores de borde difuso, lento crecimiento y, algunos, con tendencia a progresar a tumores de mayor malignidad.
- Grado III: tumores infiltrantes, malignos, con células atípicas o anaplásicas y mayor número de mitosis.
- Grado IV: tumores de rápido crecimiento con alta tasa mitótica, pudiendo presentar neoformación de vasos sanguíneos y áreas de necrosis.
En concreto, los meningiomas, bien diferenciados y relativamente benignos, son los más comunes y representan más del 30 % de todos los casos.
Origen y tratamiento de tumores cerebrales
La mayoría de estos tumores se desarrollan de forma esporádica y son varios los factores de riesgo que se han asociado a su desarrollo: la exposición a radiación ionizante o a ondas electromagnéticas, y enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial y la enfermedad de Parkinson. Una proporción menor de casos de tumores del SNC es de carácter hereditario.
El tratamiento habitual de tumores cerebrales consiste en la extirpación del tumor, mediante neurocirugía, seguida de radioterapia y quimioterapia, generalmente con fármacos orales y también intravenosos.
Secuelas y posibles efectos secundarios
De la misma manera que en otros tipos de tumor, es posible que las personas que han sido tratadas de un tumor cerebral experimenten secuelas a corto o a largo plazo. Algunas de ellas estarán ocasionadas por el propio tumor, mientras que muchas otras se producirán como consecuencia del tratamiento. Así pues, que se produzcan o no determinados efectos adversos depende del tipo de tumor y de la zona en la que se encuentra.
Considerando el tratamiento, los efectos tempranos más comunes son:
- Caída del cabello.
- Irritación de la piel.
- Fatiga.
- Náuseas.
- Vómitos.
- Cefaleas.
- Mareos.
Se trata de una fase aguda y transitoria, de la que las personas se recuperan a las pocas semanas de haber completado el tratamiento.
Por otro lado, también pueden producirse efectos adversos de carácter crónico. Estos se presentan varios meses después, o incluso años, y son el resultado de un proceso de transformación de los tejidos afectados. Algunos de ellos son:
- Incontinencia.
- Pérdida de memoria.
- Dificultad para pensar.
- Dificultad para hablar.
- Dificultad para moverse.
- Cambios en la personalidad.
- Alteraciones visuales y auditivas.
- Alteraciones hormonales.
- Aparición de segundos tumores.
En este caso, se trata de una fase permanente generalmente irrecuperable, aunque la probabilidad de que ocurra es baja.
Revisiones periódicas después de un tumor cerebral
Las personas que ha sido tratadas de un tumor cerebral precisan de un seguimiento periódico con la frecuencia establecida por el médico. Los objetivos de la revisión son: controlar los efectos secundarios y secuelas, si los hubiera, y vigilar la aparición de nuevos tumores.
Las pruebas médicas que habitualmente se solicitan para las revisiones periódicas son la tomografía computarizada (TAC) y la resonancia magnética.
En el proceso de recuperación después de un tumor cerebral, es importante referir al médico cualquier síntoma o cambio experimentado, como la pérdida de apetito o de peso, la aparición de dolor o cansancio, entre otros.
Además, una buena comunicación médico-paciente ayuda a mejorar la calidad de vida de las personas afectadas y favorece el diagnóstico precoz.
Epilepsia
La epilepsia es un trastorno nervioso que consiste en la aparición de actividad eléctrica anormal en la corteza cerebral, y, a grandes rasgos, puede entenderse como:
- Efecto adverso del tratamiento de un tumor cerebral.
- Primera manifestación de la reaparición de tumores en el SNC. De hecho, entre un 20 y un 40 % de estos tumores se manifiesta a través de crisis epilépticas.
Por esta razón, es importante que las personas susceptibles de sufrir episodios de epilepsia y sus familiares o convivientes sepan reconocer y actuar en estas circunstancias, ya que lo que hagan, así como lo que comuniquen a los profesionales sanitarios, será fundamental para el diagnóstico.
En definitiva, después de un tumor cerebral es preciso realizar un seguimiento que ayude a garantizar la calidad de vida de las personas afectadas, aunque eso no tiene por qué implicar que no puedan llevar una vida normal.
Por último, y no menos importante, desde entidades como la FECEC se ofrecen servicios a pacientes y familiares durante todas las etapas del proceso. Además, existen asociaciones de pacientes como ASATE (Asociación de Afectados por Tumores Cerebrales en España) o fundaciones como DACER que contribuyen a mejorar la calidad de vida y el bienestar de todas estas personas.
Referencias
SEOR – Cáncer en el SNC
AECC – Secuelas después de tumores del sistema nervioso central
AECC – Seguimiento y revisiones después de un tumor del sistema nervioso central
SEOM – Tumores cerebrales: seguimiento
Hospital Clínic – ¿Se puede llevar una vida normal después de un tumor cerebral?
Hospital Clínic – Preguntas frecuentes sobre el tumor cerebral
National Brain Tumor Society – After brain tumor treatment
Johns Hopkins Medicine – Care and recovery after brain surgery
Cancer.net – Brain tumor: follow-up care
GEPAC – Gestión de crisis epilépticas en pacientes con cáncer