Gestión del estrés después del cáncer

El estrés es una reacción normal de nuestro cuerpo a un cambio o desafío. En pequeñas dosis, puede sernos útil para adaptarnos a situaciones que demandan más esfuerzo y dedicación. Este tipo de estrés adaptativo se conoce como “eustrés”. Sin embargo, el estrés excesivo o mantenido durante un largo período de tiempo puede ocasionar problemas de salud, y resultar desadaptativo y disfuncional. Se conoce como “distrés”.

Cuando termina el tratamiento del cáncer, es normal sentirse aliviado y alegre, pero a la vez, pueden aparecer nuevas preocupaciones y miedos que generen un alto nivel de distrés. De hecho, es muy común experimentar malestar emocional relacionado con sentir miedo a que vuelva a aparecer el cáncer. Además, adaptarse a ciertos cambios, como las cicatrices permanentes en el cuerpo, el no poder hacer algunas cosas que antes hacía más fácilmente, o incluso las cicatrices emocionales, puede resultar abrumador para las personas que han pasado por un cáncer y afectar a su calidad de vida.

Efectos del estrés en personas que han superado un cáncer

El estrés puede afectar a 3 niveles distintos:

  • Fisiológico: puede provocar elevación de la tensión arterial, aumento del ritmo cardíaco, elevación del colesterol, cefaleas, lumbalgias, dificultades respiratorias, síntomas gastrointestinales y síntomas dermatológicos.
  • Psicológico: puede producir ansiedad, inseguridad, pensamientos negativos, dificultad para tomar decisiones y concentrarse, irritabilidad y tristeza.
  • Comportamental: puede generar bajo rendimiento, tabaquismo y/o abuso de otras drogas, alteraciones en la alimentación y el descanso, malas relaciones interpersonales y problemas sexuales.

En algunas ocasiones, las personas que han superado un cáncer pueden no conocer estrategias para gestionar el estrés o, en aquellos casos en que sí las tengan, pueden no resultarles del todo funcionales. Ello puede llevar a afrontar la situación adoptando malos hábitos, como fumar, tomar alcohol o volverse más sedentarios, aislarse, y/o desarrollar otros problemas de salud como serían estados de ansiedad y de depresión. Por el contrario, se ha visto que quienes saben manejar el estrés tienden a presentar menor grado de ansiedad y depresión, así como a convivir mejor con aquellos síntomas derivados del cáncer y su tratamiento.

Consejos prácticos y estrategias para la gestión del estrés

Saber cómo gestionar el estrés puede ayudar a las personas que han superado un cáncer a sobrellevar mejor las dificultades y a tener una vida más tranquila y saludable.

Muchas veces, algunas fuentes de estrés se pueden evitar o minimizar si tenemos en cuenta los siguientes consejos:

  • Planificar las actividades del día (usando una agenda, por ejemplo)
  • Aprender a decir no a las tareas que no se pueden asumir
  • Pedir ayuda cuando sea necesario
  • Priorizar aquellas actividades más necesarias
  • Dividir las tareas grandes en pasos más pequeños
  • Concentrarse en aquello que uno/a sí puede controlar

Sin embargo, aunque podemos reducirlo, el estrés no puede evitarse por completo. Para ello, puede ser muy útil poner en práctica estrategias para el manejo del estrés.

Principales técnicas de relajación

Las técnicas de relajación se consideran uno de los recursos más importantes para controlar el estrés y combatir los efectos que tiene en nuestro cuerpo y mente. Entre las principales técnicas de relajación se encuentran las siguientes:

  • Respiración profunda: se refiere a realizar una inhalación lenta sintiendo cómo se eleva el abdomen, aguantar la respiración un momento, y exhalar lentamente, sintiendo como desciende el abdomen.
  • Imágenes mentales o visualización: se basa en crear imágenes mentales que trasladen a un lugar o situación tranquila y relajante.
  • Relajación muscular progresiva: implica tensionar y, luego, relajar cada grupo muscular (se puede comenzar por los pies e ir subiendo hasta la cabeza).
  • Mindfulness o atención plena: esta técnica se basa en centrar la atención en el momento presente.
  • Biorretroalimentación: esta técnica enseña a relajarse y a controlar la respuesta del cuerpo al estrés prestando atención a las señales de éste.
  • Yoga: permite centrar la mente en la respiración y la postura para fomentar la relajación y reducir la fatiga.
  • Otras actividades como la musicoterapia o el arteterapia también pueden ayudar a relajarse y gestionar el estrés.

En conclusión, las personas que han superado un cáncer se enfrentan a muchos cambios y nuevas preocupaciones que pueden despertar diversas emociones y pueden generar estrés. Saber cómo identificar estas emociones y aprender a gestionarlas es clave para tener una buena calidad de vida.

 

Referencias

Estrés psicológico y el cáncer – Instituto nacional de cáncer (NIH): https://www.cancer.gov/espanol/cancer/sobrellevar/sentimientos/hoja-informativa-estres

Manejo del estrés – American Society of Clinical Oncology: https://www.cancer.net/es/asimilaci%C3%B3n-con-c%C3%A1ncer/manejo-de-las-emociones/manejo-del-estr%C3%A9s

Gestión y manejo del estrés – Centro médico Teknon: https://www.teknon.es/es/especialidades/bueno-jose/gestion-manejo-estres

6 consejos prácticos para manejar el estrés – American Society of Clinical Oncology: https://www.cancer.org/es/noticias-recientes/6-consejos-practicos-para-manejar-el-estres.html

20 técnicas para afrontar el estrés – Instituto Europeo de Salud y Bienestar: https://institutoeuropeo.es/articulos/blog/tecnicas-para-afrontar-el-estres/

 

 

Tabaquismo y cáncer: Cárgate de buenos motivos para dejarlo

A veces es difícil percibir cómo los actos cotidianos y comunes, como puede ser el fumar, repercuten en nuestras vidas. Fumar es un acto cotidiano que se convierte en una adicción y que acaba, directa o indirectamente, vinculado negativamente a nuestro entorno, a nuestro cuerpo y a nuestra mente.

 

Tabaquismo después del cáncer

 

Aunque quizás pueda parecer un contrasentido, un estudio describió que casi un 10 % de los pacientes con cáncer continúan fumando 9 años después de su diagnóstico. En esta línea, se conoce que las personas más jóvenes que han superado esta enfermedad (alrededor de los 40 años), así como las mujeres o las personas con menos recursos o estudios, pueden ser particularmente propensos a seguir fumando tras finalizar su tratamiento.

 

Más allá de la nocividad propia del tabaquismo, seguir fumando tras un cáncer también puede tener una influencia negativa en el desarrollo de esta enfermedad. Como ejemplo, existen evidencias médicas que indican que, específicamente las mujeres fumadoras que han pasado por un cáncer de mama pueden tener hasta un 120 % más de riesgo de recaída.

 

Por lo tanto, es importante tomar conciencia de la valiosa oportunidad que estas personas tienen simplemente dejando de fumar. Afortunadamente, en el mismo estudio donde se estudió la incidencia de fumadores tras un cáncer, también se describió que una de cada tres de esas personas manifestó tener la intención de dejar de fumar, existiendo muy buenos motivos para ello.

 

Una lista de buenos motivos para dejar de fumar

 

La celebración del Día Mundial Sin Tabaco, el 31 de mayo, significó una buena ocasión para darle la vuelta a la tortilla, pensar en positivo y dar oportunidad a pensamientos como ¨se puede dejar de fumar¨ o ¨no estás sólo en esto¨. El lema de la XIX campaña de la Semana sin Humo (que tuvo lugar del 25 al 31 de mayo), ¨para disfrutar a saco, no necesitas tabaco¨, puede ser también un leitmotiv aliado en la difícil tarea que puede ser dejar de fumar.

 

Sabemos que es posible decir adiós al tabaco, y dejar de fumar es probablemente lo más importante que una persona fumadora puede hacer para mejorar su salud, independientemente de su edad o sus antecedentes como fumador, y especialmente si ha finalizado el tratamiento de un cáncer.

 

Sin embargo, para afrontar con éxito la decisión de dejar de fumar, es necesario hacerlo conscientemente; por lo que puede ayudar valorar los pros y los contras, y reflexionar sobre todo lo que se ganará dejando de fumar.

 

Las razones por las que la gente normalmente fuma pueden ser muy diversas: estimulación, preocupación, percepción de relajación, hábito social o -incluso- aburrimiento. En contraposición, con la simple decisión de dejar de fumar, cualquier persona mejorará la propia salud, la de los que están a su alrededor y el estado de su piel, mostrará una actitud que puede ser ejemplar para sus hijos u otras personas importantes en su entorno, y conseguirá un ahorro económico importante.

 

Para conseguir dejar de fumar, existen una serie de consejos prácticos que podrían ayudar:

 

  • Mentalizarse e intentar visualizarse sin fumar.
  • Fijar un día para dejarlo.
  • Dejarlo totalmente y de golpe.
  • Beber agua y zumos de fruta, preferiblemente naturales y ricos en vitamina C.
  • Moderar al máximo el consumo de alcohol y bebidas estimulantes como el café o el té.
  • Comer alimentos ricos en vitamina B (como el pan o el arroz integral).
  • Hacer ejercicio de manera regular.
  • Emplear los ratos libres en hacer algo que nos agrade.
  • Aprender técnicas de relajación.
  • Si hace falta, utilizar algún fármaco — consultándolo previamente con un médico — que ayude a superar la dependencia del tabaco.

 

 

En resumen, la actividad física o la buena alimentación son hábitos saludables que tras el tratamiento de un cáncer ya pueden contribuir a un mejor estado de salud y pueden facilitar también las posibles consecuencias de dejar de fumar.

 

¿Dónde se puede encontrar ayuda para dejar de fumar?

 

Existen diferentes recursos, tanto presenciales como no presenciales, a los que recurrir a la hora de dar el paso. La ayuda personalizada por parte de un profesional sanitario incrementa considerablemente las posibilidades de éxito. Concertando una cita en el centro de salud se puede recibir asesoramiento sobre el proceso y, en caso de considerarse oportuno, tratamiento farmacológico. Pedir información o ayuda en la farmacia también es posible; hay una red de farmacias ‘sin humo, en las cuales los profesionales farmacéuticos ofrecen asesoramiento.

 

061 CatSalut Respon también pone a disposición de los usuarios un programa de ayuda para dejar de fumar, que consiste en elaborar un plan específico e individualizado, ofrecer una serie de recomendaciones y consejos para abandonar el hábito tabáquico, y hacer un seguimiento telefónico continuado durante un año.

 

A través de la web 2.0 también se puede contactar con la Unidad de Tratamiento del Tabaquismo del Hospital Universitario de Bellvitge, que ayuda a los fumadores a dejar de fumar en línea.

 

Por último, también existen una serie de guías de autoayuda rigurosas y validadas por las autoridades sanitarias. Tanto el Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya como el Ministerio de Sanidad y Consumo ponen a disposición de los ciudadanos guías que pueden ser consultadas aquí y aquí.

 

Sin culpas y sin excusas, pero con determinación

 

En definitiva, la nociva relación entre tabaco y cáncer es muy bien conocida, lo cual no deja de ser un motivo más para abandonar el tabaquismo lo más pronto posible o empezar a buscar ayuda para hacerlo. Así pues, no sirve de nada culpabilizarse de haber fumado, ni ponerse excusas para no dejarlo. Para mejorar su salud, cualquier fumador solo necesita determinación, lo cual acostumbra a ser una característica común en aquellas personas que han pasado por el tratamiento de un cáncer.

 


Referencias

Generalitat de Catalunya. Càncer de Pulmó

Blogdefarmacia.com El estigma y la vergüenza pueden empeorar los síntomas depresivos en pacientes con cáncer de pulmón

Afectadoscancerdepulmon.com “Cáncer y tabaco: sin culpas” por Joan Salvador Vilallonga

Generalitat de Catalunya. Canal Salut. Deixar de fumar

Generalitat de Catalunya. SEM – Sistema d’Emergències Mèdiques. Ajuda per Deixar de Fumar

Programa Atenció Primària Sense Fum (PAPSF)

Fundación española del corazón. Ahorrar al dejar de fumar

El Mundo. El tabaco, el alcohol y el sobrepeso, factores de riesgo de un segundo cáncer de mama

UPMC. Deixar de fumar després del càncer (Anglès).

Cancer.gov Supervivents de càncer i tabaquisme (Anglès).

SEMFYC. XIX Setmana sense Fum.