Cuando el cáncer desaparece y las emociones se despiertan

A menudo, los valores de cada persona afectan su manera de pensar y de hacer frente a una enfermedad como el cáncer. Por ejemplo, algunas personas sienten que deben ser fuertes y proteger sus amigos y familiares. Otras, buscan apoyo y recurren a seres queridos u otras personas que hayan superado un cáncer. Las hay que se apoyan en su fe para que les ayude a vencerlo.

 

Una gran parte de las personas que han pasado por un cáncer prefieren apreciar más la vida y sobre todo haber experimentado un aumento de la estima hacia ellos mismos. Estas conclusiones forman parte de lo que se llama crecimiento personal y ofrece un nuevo sentido a la vida que hasta ahora nunca se había presentado. Es también el resultado del crecimiento postraumático.

 

Este crecimiento postraumático supone un cambio en los procesos cognitivos de la persona y, por tanto, de su manera de percibir la realidad. Se describen como:

 

  • Cambios en uno mismo: mayor sentimiento de fortaleza, aumento de la autoestima y mayor capacidad para enfrentarse a posibles futuras dificultades. Sin embargo, pueden coexistir con un sentimiento de vulnerabilidad por el hecho de pensar que la enfermedad puede reaparecer en cualquier momento.

 

  • Cambios en las relaciones interpersonales: se ven fortalecidas las relaciones con los demás y es habitual que la familia esté más unida que antes de la experiencia. Puede que también haya aumentado la necesidad de compartir los hechos experimentados y la de pedir ayuda y, por tanto, se haya desarrollado la capacidad de búsqueda de apoyo social.

 

  • Cambios en la espiritualidad y en la filosofía de vida: esto se hace patente en una mayor valoración de lo que se tiene, un cambio de prioridades (separando lo que es importante de lo secundario) y una mayor apreciación de los detalles.

 

Es importante resaltar que el crecimiento postraumático no se da en todos los casos, y cuando se da, se puede manifestar de maneras diferentes y sin tiempos establecidos de aparición. En cambio, este es dependiente del proceso personal de cada uno, de la espiritualidad, el apoyo social, la extraversión, el optimismo, y la capacidad de aceptar gradualmente lo que se vive.

 

También es muy importante comprender que el malestar y el crecimiento postraumático no son incompatibles, sino que de alguna manera están fuertemente relacionados. De hecho, muchas personas que manifiestan este crecimiento siguen teniendo emociones como la tristeza, la ira y el miedo por la inseguridad de una recidiva.

 

Cómo identificar y distinguir los diferentes tipos de emociones

Todas las emociones retroalimentan el crecimiento personal y forman parte de la coexistencia natural durante el proceso de transformación y adaptación:

 

  • Tristeza: muchas personas con cáncer y después de este se sienten tristes. Se tiene la sensación de haber perdido la salud y la vida de antes de enterarse de la enfermedad. Hay que tener en cuenta que es una respuesta normal ante cualquier enfermedad grave. Es posible que lleve tiempo superar y aceptar todos los cambios sucedidos. A nivel fisiológico, la tristeza suele ir acompañada de cansancio y pocas ganas de comer. Para algunas personas, estos sentimientos desaparecen o disminuyen con el tiempo. Para otros, estas emociones pueden intensificarse. Si los sentimientos dolorosos no mejoran y se interponen en la vida cotidiana, pueden llegar a desarrollar una depresión.

 

  • Rabia: las personas que han tenido que afrontar un cáncer a menudo también sienten ira, rabia o enojo por la impotencia generada ante un evento imprevisible. Son frecuentes los tipos de preguntas retóricas del estilo «¿Por qué a mí?», «¿Qué he hecho para merecer esto?». Es probable que también se sienta resentimiento con sus proveedores de asistencia médica, sus amigos y sus seres queridos. El enfado, a menudo, se origina de sentimientos más difíciles de mostrar, como el miedo, el pánico, la frustración o la ansiedad. Hay una tendencia generalizada a nivel social de esconder el enojo pero, de hecho, este puede ser útil ya que puede generar motivación para actuar.

 

  • Estrés/ansiedad: tanto durante el tratamiento como después de éste, es normal tener estrés y ansiedad debido a todos los cambios y novedades por los que está pasando. La ansiedad se origina al tener preocupaciones que sobrepasan los límites de uno mismo, a la incapacidad para relajarse y la tensión que se sufre. El estrés es un estado de nerviosismo muy alto y que puede impedir que el cuerpo termine de recuperarse de la manera en que debería hacerlo.

 

¿Qué puedo hacer para gestionarlas?

 

La gente se da cuenta que cuando expresa sentimientos fuertes como el enojo o la tristeza, tiene más posibilidad de canalizarlos. Algunas personas ordenan sus sentimientos hablando y compartiendo la experiencia con amigos o familiares, con otras personas que han superado un cáncer, un grupo de apoyo o un consejero.

 

  • Ser proactivo: tratar de centrar el esfuerzo y la atención en aquellas cosas que están al alcance de uno mismo, intentando utilizar la energía de uno mismo para centrarse en el bienestar y en el que se puede hacer para mantenerse con la mejor salud posible. En algunos casos, salir de casa y hacer alguna actividad puede ayudar a enfocarse en otras cosas, más allá del cáncer sufrido y de las preocupaciones que causa esta situación. El ejercicio, el yoga y estirar pueden ayudar también.

 

  • No tratar de aparentar tener entusiasmo en su defecto, es decir, ser sincero con uno mismo y aceptar todos los tipos de emociones en diferentes momentos. Frecuentemente la gente del entorno da mensajes y ánimos expresando «la importancia de ser positivo». Hay que remarcar que pedir y/o exigir una actitud positiva suele suponer una gran carga adicional para la persona enferma (y/o por su familiar o cuidador), puede no resultar empática en no permitir precisamente la expresión de aquellas emociones y/o sentimientos socialmente no aceptados como el enojo o la tristeza, pero a la vez tan necesarios ser canalizados y compartidos.

 

  • Encontrar formas para liberar la tensión: diferentes técnicas de relajación o distensión pueden ayudar a reducir el estrés, como la atención plena o mindfulness que consiste en una terapia científicamente validada en la que la persona aprende a centrar su atención en el aquí y ahora, sin juzgar el momento, ni dejarse llevar por los pensamientos y las emociones del momento, lo que produce una regulación fisiológica del exceso de activación emocional. El objetivo es facilitar las herramientas necesarias para ayudar a reconocer los estados de ánimo que resultan más difíciles de gestionar, que inicialmente son adaptativos pero que pueden conducir a emociones y sentimientos que no ayudan a adaptarse en el día a día. Estos tipos de prácticas pueden ayudar a analizarlos, y reconducir hacia el espacio de paz interior.

 

  • Expresión del afecto: para las personas más extrovertidas, hablar sobre los hechos vividos con otras personas, no evitar hablar sobre el tema que nos preocupa y escribirlo en un diario tiene efectos beneficiosos en el estado de ánimo. Incluso el tiempo invertido en la expresión del afecto se asocia positivamente con el crecimiento postraumático, siempre y cuando esté en consonancia con la personalidad base de cada persona.

Referencias

Generalitat de Catalunya. Les emocions.

Instituto Nacional del Cáncer. Los sentimientos y el cáncer.

American Cancer Society. El cáncer y los efectos emocionales.

Mayo Clinic (2014). Sobrevivientes de cáncer: cómo manejar tus emociones después del tratamiento de cáncer.

Adolescentes y jóvenes que han afrontado un cáncer 

Adolescentes y jóvenes que han afrontado un cáncer 

La adolescencia es una etapa de cambios, dudas y toma de decisiones. También es un periodo de transición, en el que algunos aspectos pasan a ser primordiales, tales como la amistad, la imagen corporal, la autoestima, la independencia y la red social. En este momento tan importante en el desarrollo, en el que el adolescente comienza a tener su espacio y es gestionado de manera más autónoma, el diagnóstico de cáncer supone un fuerte impacto a nivel psicosocial.

 

Los resultados de las investigaciones que examinan el ajuste psicosocial de los sobrevivientes de cáncer han sido muy variados. Varios estudios han mostrado un incremento del riesgo de padecer trastornos psiquiátricos y problemas académicos en adolescentes supervivientes de cáncer.

 

¿Como es «volver a la normalidad»? Posibles repercusiones

El final del tratamiento es el principio de una nueva etapa y supone la readaptación a una rutina diferente. Surgen vivencias angustiosas provocadas por el recuerdo de la enfermedad, el miedo a una posible recaída, tanto por parte del adolescente como de los padres y el proceso de adaptación de nuevo a la rutina diaria. Además, disminuye la percepción de apoyo médico y esto puede provocar sentimientos de soledad y vulnerabilidad ante lo que pasará a partir de ahora.

También se puede hacer presente una preocupación por las consecuencias del tratamiento. A veces quedan secuelas físicas, emocionales, sociales o cognitivas más o menos visibles e interrelacionadas, que suponen un sentimiento de pérdida y requieren un periodo de adaptación por parte de todos.

 

Los principales problemas con los que se puede enfrentar un adolescente tras recibir tratamiento oncológico son:

 

 

 . La apariencia física: en la etapa de la adolescencia, la apariencia física empieza a tomar otra dimensión y toma más importancia, siendo un aspecto muy ligado a la autoestima. Los tratamientos pueden suponer cambios físicos, y su efecto puede tener más o menos duración. Puede haber cambios a todos los niveles como: cicatrices, deterioro de la piel, modificaciones en la complejidad corporal, y el más evidente a nivel visual: la pérdida del cabello. Todos estos cambios son especialmente difíciles en una etapa de gran inestabilidad emocional, donde su identidad no está bien establecida.

 

Es importante que el adolescente tenga espacios donde expresar cómo se siente y tenga el apoyo de su entorno, quien tiene que apoyarlo y no minimizar los sentimientos que aparecen en relación con la imagen física. También hay algunos recursos que pueden ayudar, como llevar un pañuelo, gorra o peluca (en el caso de la caída del cabello) mientras éste vuelve a crecer.

 

. Retraso en el instituto: el cáncer es una enfermedad de larga duración y por tanto supone en muchos casos, una desconexión de la rutina académica. Los niños y adolescentes ingresados ​​pueden recibir apoyo en el aula hospitalaria de su hospital de referencia, siempre que lo deseen, pero muchas veces necesitan un apoyo más exhaustivo para no perder el nivel educativo de su grupo clase.

 

Para facilitar la vuelta a las clases, es esencial poder ofrecer un plan de trabajo estructurado durante los ingresos y las estancias en casa, así como mantener el contacto con el instituto y sus compañeros/as y poder seguir, en la medida de lo posible, trabajando las materias (siempre que el adolescente se sienta anímicamente preparado). El apoyo de entidades que ofrecen apoyo a nivel educativo puede ayudarles también a recuperar los hábitos de estudio y el nivel escolar.

 

. Limitaciones físicas: los jóvenes que han sido tratados con determinados medicamentos pueden tener debilidad en las articulaciones o en los músculos que les puede impedir participar en algunas actividades. Algunos de estos aspectos pueden ser efectos secundarios que irán remitiendo o bien pueden ser secuelas que perdurarán en el tiempo.

 

Esto puede conducir a sentimientos de frustración en el joven, por eso se debería intentar adaptar las actividades del grupo, pasando a hacer actividades físicas ligeras o de menor intensidad e informar bien al grupo para que puedan comprender su realidad.

 

. Posibles alteraciones emocionales: un estudio publicado en la revista Cancer, se observó que los jóvenes que han superado un cáncer tenían más riesgo de adquirir hábitos poco saludables. Los investigadores determinaron que, en comparación con los que no tenían antecedentes de cáncer, las personas que habían tenido cáncer cuando eran adolescentes o jóvenes eran más propensas a la actualidad a fumar, a ser obesas, a sufrir diferentes enfermedades crónicas ya tener una salud mental y física precaria.

 

Se entiende que la falta de actividad física entre supervivientes del cáncer puede ser debido a limitaciones físicas como consecuencia del tratamiento del cáncer y del mismo cáncer. Además, los adolescentes y adultos jóvenes sobrevivientes de cáncer eran más propensos que aquellos que no tenían antecedentes de cáncer a estar parados o tener dificultades para trabajar y declarar que no buscaban atención médica por falta de recursos.

 

Una manera de mejorar la salud de los adolescentes y jóvenes sobrevivientes de cáncer es que los proveedores de atención médica diseñen planes de atención individualizada para estas personas. La comunidad médica oncológica debería doblar sus esfuerzos para educar al personal de atención primaria sobre el seguimiento que necesitan estos pacientes.

 

Orientación psicológica en adolescentes y jóvenes

Un aspecto importante de la vida de un adolescente es el sentimiento de pertenencia a un grupo. Las relaciones estrechas entre amigos son una fuente importante de apoyo para los adolescentes que han sufrido un cáncer, ya que necesitan apoyo social para poder aceptar todos los cambios que la enfermedad les puede haber causado.

 

Es recomendable intentar buscar el apoyo de los queridos y amigos:

 

  • Hablar con personas de confianza sobre las posibles miedos e inquietudes
  • Hacer saber a los demás cuando se necesita alguna ayuda o apoyo
  • Decir a los demás lo que pueden hacer para ayudar

 

La psicooncología es un área de la psicología que se ocupa de atender a las personas que están o han estado afectadas por el cáncer y sus familias. Estudia las relaciones del comportamiento y estado de salud en cada fase de la enfermedad, ayudando a afrontar el impacto emocional que puede causar la enfermedad para mejorar la calidad de vida y minimizar el sufrimiento. Estas intervenciones están indicadas para reducir la angustia y el malestar psicológico relacionado con el cáncer durante la adolescencia, por lo tanto, son una parte fundamental del tratamiento multidisciplinar.

 

Es importante que, durante toda la experiencia con el cáncer, los jóvenes tengan la oportunidad de seguir viviendo una vida tan normal como sea posible y participar en los muchos hitos que se producen durante esta etapa de la vida. Si los equipos médicos muestran más flexibilidad y acercamiento a las necesidades de los adolescentes, se puede recorrer un largo camino en favorecer una relación de confianza más cercana con el adolescente.

 

Un número creciente de organizaciones atiende las necesidades de adolescentes y jóvenes con cáncer, ofreciéndoles la posibilidad de dar respuesta a sus necesidades y motivaciones relacionadas con su etapa vital, apoyándolos durante todo su proceso durante la enfermedad y posteriormente.

 

Algunas de estas ayudan a los jóvenes a conectarse con gente de su edad que está pasando por las mismas adversidades, y también los hay que ofrecen propuestas de carácter lúdico, apoyo a nivel educativo y académico, y orientación y apoyo psicológico. Las entidades de la FECEC, Junts contra el cáncer, ofrecen varios servicios para proporcionar este apoyo, buscando el bienestar y la calidad de la vida emocional y psicológica de estos y de sus familiares.

 

 


Referencias

Tai E et al. Health Status of Adolescent and Young Adult Cancer Survivors. Cancer. 2012 Oct 1; 118(19): 4884–4891.

Instituto Nacional del Cáncer (2012). Muchos adolescentes y adultos jóvenes supervivientes de cáncer tienen problemas crónicos de salud y conductas no saludables.

Comisión de psicología de la Federación Española de Padres de Niños con Cáncer. Intervención psicosocial en adolescentes con cáncer. Primera edición: Federación Española de Padres de Niños con Cáncer; 2009.

Bellver A et al. Adolescencia y cáncer. Psicooncología. 2015; 12(1): 141-156.

 

Compartir la experiencia después del cáncer

Después de pasar por un cáncer, la persona afectada no sólo se enfrenta a secuelas físicas y fisiológicas, sino que requerirá un periodo de tiempo más o menos variable para la aceptación de los cambios que ha sufrido su cuerpo y de la experiencia vivida.

 

Las secuelas de tipo psicológico o emocional son a menudo mucho más complejas de superar. La capacidad de afrontamiento y la adaptabilidad a un nuevo estilo de vida (en caso de haber sufrido un cambio físico severo) o simplemente el retorno al equilibrio puede ser más o menos rápido y dependerá de cada caso concreto. Algunos de los factores que pueden influir en la capacidad de afrontamiento son:

 

  • Las características del proceso oncológico por el que ha pasado la persona afectada.
  • Las variables sociodemográficas como el sexo, la edad, el nivel de estudios o la capacidad económica.
  • El apoyo social y la expresión del afecto por parte de la familia y amigos.
  • Los rasgos de personalidad como la disposición para compartir la experiencia o la apertura de sentimientos contribuyen a despertar emociones positivas en situaciones difíciles.

 

¿De qué maneras se puede compartir la experiencia?

 

El ejercicio de compartir la experiencia puede realizarse de muchas maneras, desde mantener conversaciones con nuestro círculo más cercano de amigos y familia hasta apuntarse a una psicoterapia individual o en grupo. La mayoría de hospitales tienen a disposición de las personas que padecen un cáncer o lo han superado, un servicio de atención psicológica individual, de grupo y para familias afectadas.

 

Existe un tipo de terapia para mejorar el estado de ánimo de manera contraria a los métodos tradicionales: la Psicología Positiva. Esta trata de focalizar la atención de la persona en lo que realmente le funciona y se le da mejor para fomentar el optimismo, el bienestar y la felicidad de la persona.

 

En un artículo publicado recientemente elaborado por el Instituto Catalán de Oncología (ICO), con el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), la Universidad de Barcelona (UB) y la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), se ha demostrado que la psicología positiva dirigida a personas que han pasado por un cáncer reduce el malestar emocional y el estrés postraumático, siendo corroborado por las personas de su entorno más cercano.

 

En el artículo anterior «Mindfulness: conecta con el aquí y el ahora» presentamos esta técnica de psicología como una herramienta para hacer frente al estrés que pueden sufrir las personas a lo largo de su convivencia con la enfermedad. Se basa en el principio de atención plena en lo que nos sucede. De hecho, compartir la experiencia con personas de confianza o con gente que pasa por situaciones similares también es en realidad una manera de conseguir atención plena a los acontecimientos del presente y de reducir el estrés.

Tipos de grupos de apoyo

 

Los grupos de apoyo permiten a los participantes compartir sus experiencias vividas y expresar los sentimientos con otras personas que han pasado por lo mismo, pudiendo reducir así el estrés y al mismo tiempo sentirse más comprendido y acompañado. El intercambio de información y consejos puede proporcionar una sensación de control y así reducir los sentimientos de impotencia.

 

Hay grupos que se enfocan en un tipo de cáncer determinado y otros donde participan personas que han pasado por tipos de cáncer totalmente diferentes. Las entidades de Junts contra el càncer ofrecen servicios de orientación y apoyo psicológico a las personas que han superado el cáncer, así como desde el portal web de la Generalitat también se puede acceder a diferentes asociaciones de pacientes y enlaces de interés.

Estos grupos proporcionan apoyo de diversas maneras y cada persona puede encontrar el que mejor se adapte a sus necesidades. A grandes rasgos, los grupos de apoyo pueden ser:

  • De autoayuda, dirigidos por los integrantes del grupo.
  • Grupos dirigidos por profesionales: trabajador social, psicólogo, etc., moderan y conducen la conversación entre los integrantes.
  • Grupos de apoyo informativo, dirigidos por un coordinador profesional que proporciona información y educación relacionada con el cáncer. A menudo, estos grupos invitan oradores, como médicos, para que proporcionen asesoramiento experto.

 

 

También podemos encontrar grupos de apoyo por internet que permiten a las personas comunicarse de distintas maneras:

 

  • Grupos de interés y listas de correo electrónico que envían artículos o textos de interés a los integrantes del grupo.
  • Grupos de discusión, foros o paneles de anuncios electrónicos que permiten publicar un mensaje y las respectivas réplicas.
  • Chats y videoconferencias, que permiten a los integrantes comunicarse en tiempo real.

 

Además, las entidades de la FECEC, Junts contra el càncer, ofrecen diferentes recursos y servicios de apoyo para la etapa que comienza una vez finalizado el tratamiento para el cáncer.

 

 


Referencias

Ochoa C; Casellas-Grau A; Vives J; Font A; Borrs, JM. Positive psychotherapy for distressed cancer survivors: posttraumatic growth facilitation reduces posttraumatic stress. International Journal of Clinical and Health Psychology. 17, pp. 28-37. Elsevier España, 2017.
Instituto Nacional del Cáncer (NIH) (2014). Grupos de apoyo para el cáncer.
Cancer.Net. Grupos de apoyo.

Generalitat de Catalunya. Viure amb càncer.

García-Torres F; Alós Cívico FJ; Pérez-Dueñas C; Moriana Elvira JA. Guía de tratamientos psicológicos eficaces en psicooncología. Ediciones Pirámide; Febrero 2016.

Más allá de la mastectomía

Tratamiento quirúrgico para el cáncer de mama

 

La cirugía mayoritaria para el tratamiento del cáncer de mama es la tumorectomía, que consiste en la extirpación del tumor y de un pequeño margen de tejido sano alrededor del tumor. Sin embargo, en aquellos casos en los que no se puede llevar a cabo este tratamiento más conservador, se utiliza la mastectomía.

 

La mastectomía es la cirugía que se utiliza para eliminar todo el tejido mamario de una o ambas mamas como tratamiento del cáncer de mama, o para prevenirlo (en caso de personas que poseen un riesgo alto de padecerlo). En los últimos años se han hecho avances científicos que tienen como objetivo reducir la zona extirpada de la persona afectada.

 

 

 

Tipos de mastectomía

 

Existen diferentes tipos de mastectomía en función de cómo sea la técnica utilizada y cuanto tejido mamario se extraiga. El especialista oncólogo escogerá qué tipo de mastectomía es conveniente aplicar, en función de las características de cada uno de los casos.

 

  • Mastectomía simple: en este procedimiento se extirpa todo el tejido mamario, incluyendo el pezón, la areola y la piel. Esta cirugía es adecuada para personas que presentan varias o amplias zonas afectadas por carcinoma ductal in situ afectando el tejido mamario y como medida preventiva de aquellas personas que al ser portadoras de mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, presentan un alto riesgo de desarrollar un cáncer.

 

  • Mastectomía radical modificada: este tipo de procedimiento implica la extirpación de todo el tejido mamario (mastectomía simple) conservando los músculos pectorales y la disección y extirpación de los ganglios linfáticos Este tipo de cirugía se indicará para personas que sufran un cáncer de mama invasivo. El análisis de los ganglios linfáticos permitirá estudiar el alcance de la propagación de las células tumorales.

 

  • Mastectomía radical: incluye la extirpación completa del tejido mamario, de los ganglios linfáticos axilares y los músculos pectorales localizados debajo de la mama. Aunque fue un tipo de cirugía muy utilizada en el pasado, se ha descubierto que una cirugía menos extensa (como la mastectomía radical modificada), ofrece la misma eficacia y tiene menos efectos secundarios. Actualmente la mastectomía radical sólo se utiliza en esos casos donde se haya producido una invasión a los músculos torácicos por parte de las células tumorales.

 

  • Mastectomía con conservación de piel: en este tipo de mastectomía se extirpa el tejido mamario, la areola y el pezón, pero no la piel, que se deja prácticamente intacta. Este procedimiento permite la reconstrucción inmediata de la mama en el momento de la cirugía, mediante implantes u otros tejidos del cuerpo.

 

  • Mastectomía subcutánea: también es conocida como mastectomía con conservación del pezón. Es el tipo de mastectomía que conserva mejor la forma natural de la mama, pero que a la vez presenta un mayor riesgo en probabilidad de recaída. En este procedimiento el cirujano extirpa el tejido mamario, pero deja intactos la areola, el pezón y la piel, que facilitará la reconstrucción inmediata de la mama. Durante el procedimiento el cirujano tomará una muestra para analizar el tejido adyacente a la zona del pezón para asegurarse de que no haya células cancerosas que puedan inducir una recaída. Este tipo de mastectomía puede contemplarse ante tumores pequeños, poco invasivos y situados en la zona más posterior de la mama. A pesar de este abordaje permite una buena reconstrucción de la mama, aunque hay muchos oncólogos que se muestran escépticos ante este tipo de mastectomía, ya que la no eliminación de todo el tejido mamario puede provocar la aparición secundaria de otro cáncer. Además, se ha observado que existe la posibilidad de necrosis del tejido areolar, la deformación del tejido debido a una mala irrigación sanguínea y la pérdida de sensibilidad de la zona.

 

  • Mastectomía doble: también es conocida como mastectomía bilateral. Implica la mastectomía en ambas mamas. Este tipo de mastectomía suele realizar como forma preventiva para personas que tienen un riesgo muy alto de sufrir cáncer de mama (como por ejemplo, los portadores de algunas de las mutaciones de los genes BRCA 1 y 2).

 

Reconstrucción mamaria

 

El procedimiento de la mastectomía puede generar secuelas psicológicas a las personas afectadas. Por ello existe la posibilidad de someterse a un proceso de reconstrucción mamaria. La reconstrucción mamaria puede efectuarse en el mismo momento que se hace la mastectomía (reconstrucción inmediata), o en cualquier momento posterior a la cirugía terapéutica (reconstrucción diferida). En todo caso, la cirugía reconstructiva no cambia el pronóstico de la enfermedad.

 

Existen varios factores que se deberán tener en cuenta antes de abordar la reconstrucción de la mama, que pueden empeorar los resultados estéticos o aumentar la posibilidad de complicaciones post-operatorias: como por ejemplo el tamaño de la mama, la complejidad de la cirugía del tumor mamario, la posibilidad de tratamientos posteriores a la mastectomía, la cantidad de tejido disponible, entre otros. Existen diferentes tipos de cirugía reconstructiva:

 

  • Utilizando prótesis: implantes de silicona o de solución salina (transitoriamente). La prótesis dará volumen a la zona de la mama que se ha extraído. Para minimizar el riesgo de expulsión, la prótesis se coloca debajo del músculo pectoral.
  • Utilizando tejidos del propio cuerpo de la persona que se debe intervenir. Las reconstrucciones más habituales son las dorsales, donde se utilizan tejidos del hombro, la TRAM y la DIEP (siglas en inglés), donde se utilizan tejidos de la parte baja del abdomen.
  • Reconstrucción combinada: utilizando tejido propio y prótesis. Esta técnica se usa cuando es necesario utilizar tejido para poder recubrir completamente la prótesis colocada.

 

Si se decide proceder con la reconstrucción de la mama, la elección de una técnica u otra dependerá de cada caso en particular, y se deberá tomar la decisión juntamente con el cirujano y el oncólogo que haya llevado el caso. Hay que tener en cuenta que a menudo son necesarias varias rondas de cirugía para conseguir una buena reconstrucción de la mama. Si la persona afectada opta por no reconstruirse, es importante ser consciente como la mastectomía puede afectar a la vida diaria. Existen prótesis externas que se pueden poner en el sujetador para dar volumen a la mama intervenida.

 

Tras la mastectomía

 

La recuperación después de someterse a una mastectomía puede conllevar unas semanas o meses. Es importante que la persona intervenida siga en todo momento las pautas que le indicará su cirujano, entre las que cabe destacar:

 

una buena higiene de la zona suturada/intervenida (se pueden hacer baños suaves con una esponja), ser capaz de reconocer los síntomas de infección de la zona suturada, tomar los medicamentos prescritos para aliviar el dolor que se puede derivar después de la cirugía y en los meses posteriores, hacer ejercicios de brazos si han sido indicados por el cirujano para evitar la rigidez muscular del brazo próximo a la intervención, y cuidar el tubo de drenaje en caso de tratarse de una mastectomía con resección de los ganglios axilares.

 

Ante cualquier síntoma o reacción inesperada, es importante acudir al hospital. Por otra parte, la práctica de ejercicios suaves de recuperación puede reducir significativamente el riesgo de aparición de algunas complicaciones como el linfedema.

 

A pesar de que las mastectomías comportan secuelas físicas y psicológicas muy duras para la persona que las tiene que sufrir, siguen siendo un tratamiento muy eficaz que permiten la eliminación completa de las células cancerosas asegurando la derrota de la enfermedad.

 

La asimilación del cambio que se ha producido en el cuerpo de la persona que ha sufrido una mastectomía variará en función de cada persona, en cualquier caso, el apoyo de personas cercanas, así como de personas que han pasado por la misma experiencia, ayudará indudablemente a su recuperación.


Referencias

1. Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Tratamiento quirúrgico.
2. Mayo Clinic (2016). Mastectomia.
3. Sociedad Americana Contra el Cáncer (ACS). Cirugía para el cáncer de seno.
4. Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética. Tu guía en reconstrucción mamaria.
5. Generalitat de Catalunya. Reconstrucció mamària després de cirurgia per càncer.

Cambios en la imagen corporal, cómo mejorar la autoestima

La imagen corporal es la representación mental que cada persona tiene sobre su propio aspecto físico y como se siente con su propio cuerpo.

 

¿Como puede afectar el cáncer a mi imagen corporal?

 

Las transformaciones físicas y cambios en la imagen corporal como por ejemplo la alopecia, cicatrices o la supresión de algún miembro son algunos de los problemas derivados del cáncer y de sus tratamientos. Estas alteraciones de la propia imagen pueden suponer un trastorno per a las personas que han sufrido un cáncer, por la magnitud de los cambios o por el hecho de no poder adaptarse, sin poder evitar compararse con el aspecto físico previo al tratamiento. Algunas personas pueden sentir como si su cuerpo no les perteneciera, como el consecuente impacto que este hecho puede ejercer en la calidad de vida y autoestima, pudiendo llegar a alterar el estado anímico y generar malestar emocional.

 

 

Cada persona reacciona de forma diferente ante los cambios corporales: a algunas personas les cuesta mucho aceptar los cambios físicos, mientras que por otras no suponen grandes cambios en su personalidad ni en su estilo de vida. Sin embargo, generalmente suponen cierta fuente de malestar y están asociados a un proceso de adaptación, ya que no es posible revertir las alteraciones físicas secundarias al tratamiento, aunque en algunos casos sí que existen algunas técnicas de cirugía estética y reparadora capaces de reconstruir parte de las zonas dañadas, o tratamientos de estética oncológica que permiten paliar sus efectos.

 

Sea como sea, se puede recurrir a diferentes estrategias para mejorar la autoestima. A rasgos generales, hay que centrar los esfuerzos en mejorar como se siente cada persona en su propia piel, en facilitar la adaptación a los cambios funcionales que ha supuesto el tratamiento, restando importancia al aspecto que tenga en sí, o a lo que puedan pensar terceras personas.

 

¿Cómo mejorar la autoestima?

 

Conocer con antelación los cambios que se pueden producir después del cáncer puede disminuir la ansiedad, aumentar la percepción de control y facilitar la adaptación.

 

Después de superar un cáncer, hay personas que pierden interés en hacer actividades de ocio, en las relaciones sociales, sexuales y de pareja, o hasta pueden presentar un estado ansioso o depresivo. Para poder mejorar la autoestima y aumentar la confianza en uno mismo es importante intentar aceptar los cambios funcionales, así como la nueva imagen corporal. Frecuentemente se considera que este proceso de adaptación comprende las diferentes fases del duelo. A lo largo de las diferentes etapas puede resultar útil expresar emociones de frustración, decepción, desesperanza o angustia, para ayudar a mitigar el dolor psíquico.

 

Para conseguir sentirse mejor con uno mismo, se pueden tomar pequeñas medidas para mejorar la autoestima, como tratar de pensar que el cuerpo solo es una pequeña parte de uno mismo. Hay muchas otras facetas que no van a cambiar dejando de lado los cambios de imagen, como la personalidad, las aptitudes, conocimientos, habilidades, etc.

 

Aun así, a veces estos problemas de autoestima e imagen corporal negativa no se pueden superar sin ayuda, y pueden tener un gran impacto en las vidas de las personas que las sufren. Por este motivo, hablar a menudo con una persona de confianza, como un familiar o amigo, sobre los sentimientos que se tienen es un buen inicio y puede ayudar a sentirse mejor. Independientemente de la magnitud de los cambios que se experimentan, la ayuda psicológica puede resultar beneficiosa, especialmente en aquellos casos en que la percepción de uno mismo altera las actividades del día a día. También cabe mencionar que hay muchos grupos de apoyo, como los de las entidades Juntos contra el cáncer, que ofrecen orientación y ayuda psicológica a las personas que han superado un cáncer, buscando bienestar y la calidad de vida emocional y psicológica de estos y de sus familiares.

 

Pequeños consejos

 

La capacidad de superación delante de una adversidad de este tipo muchas veces hace ver la vida desde otra perspectiva, intentando aprovecharla al máximo en todos los sentidos. El hecho de cuidar de uno mismo, tanto desde una perspectiva de salud, nutricional, emocional o incluso estética, puede devenir una forma para reprender la confianza en uno mismo y empezar a sentirse bien con su propio cuerpo de nuevo.

 

Hay algunos cambios físicos se escapan del control y no se pueden cambiar. A pesar de que la repercusión que estos pueden tener en la autoestima, la percepción de uno mismo y las actividades cuotidianas, resulta fundamental aprender a quererse a uno mismo, aceptarse tal y como es, con las limitaciones, pero también con todas las virtudes, ya que la aceptación es la base de la seguridad, la confianza, el amor y la autoestima.

 


Referencias

Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Cáncer e imagen: el duelo corporal.

Rosenberg SM, Tamimi RM, Gelber S, Ruddy KJ, Kereakoglow S, Borges VF, Come SE, Schapira L, Winer EP, Partridge AH. Body image in recently diagnosed young women with early breast cancer. Psychooncology. 2013 Aug;22(8):1849-55.

Lozano-Arrazola A, Cupil-Rodríguez AL, Alvarado-Aguilar S, Granados-García M. Impacto psicológico en la imagen corporal de pacientes con cáncer de cabeza y cuello sometidos a cirugías deformantes. Gamo 2011;10(3):156-61.

Miedo a la recaída: uno de los aspectos emocionales más comunes

Miedo a la recaída, miedo de volver a pasar por lo mismo otra vez, miedo de no poder superar nuevamente la enfermedad, miedo de no poder aguantar de nuevo la quimioterapia… Tras finalizar los tratamientos, se puede sentir la amenaza que el cáncer pueda volver a aparecer, especialmente ante las situaciones como las revisiones y controles médicos o ante cualquier dolor o molestia física. Este temor generalmente suele ser mucho mayor cuando se acercan las revisiones médicas o fechas destacadas como la del diagnóstico de la enfermedad o la de finalización de los tratamientos.

 

Esta sensación de incertidumbre y miedo es bastante frecuente entre todos los que han pasado por un cáncer. Es completamente comprensible y aunque es normal y muy frecuente, puede afectar a la calidad de vida.

 

 

 

¿Qué es una recaída?

 

La recaída o recidiva es la reaparición del cáncer después de un período más o menos largo de tiempo sin enfermedad. En función de dónde se localice, la recaída puede ser:

  • Locorregional, es decir, en el mismo lugar o zona donde estaba localizado el tumor de origen.
  • A distancia o metástasis, aparece en una parte u órgano diferente al del tumor de origen.

 

¿Por qué es tan frecuente el miedo a la recaída entre los que han superado un cáncer?

 

Puede que el miedo sea mayor por la agresividad y complejidad de los tratamientos recibidos para curar el cáncer. El tratamiento del cáncer es multidisciplinar, es decir, diferentes modalidades terapéuticas (cirugía, radioterapia, quimioterapia, etc.) que se combinan, a veces durante un largo espacio de tiempo, para proporcionar un plan de tratamiento más adecuado que permita aumentar las posibilidades de curación de la enfermedad.

 

Sin embargo, la posibilidad de la recaída existe y, aunque el miedo no debe paralizar ni anular la vida ni el futuro, es importante que se sepan ciertas cosas. Hay que saber que, si la enfermedad reaparece, se puede volver a tratar. Cada vez se conoce más la evolución del cáncer, y este conocimiento junto con las revisiones médicas periódicas, facilitan el diagnóstico precoz de la recaída, su tratamiento más rápido y eficaz. La comunicación y apoyo con los especialistas puede ayudar en gran medida a afrontar esta situación.

 

¿El miedo a la recaída durará siempre?

 

Muchas personas que han superado un cáncer explican que a medida que pasa el tiempo, el miedo a la recaída del cáncer disminuye y que cada vez piensan menos en la enfermedad. Sin embargo, incluso años después del tratamiento, algunas situaciones, cosas o momentos pueden hacer que uno se preocupe más.

 

Deberá pasar un tiempo para recuperar la confianza en uno mismo y poder afrontar estas situaciones sin tanta dificultad. Pero incluso después de varios años, este miedo puede volver a aparecer y hacer que uno se sienta mal. No hay que culpabilizarse por esta emoción, es humana y natural, se puede ser feliz teniendo estas emociones y llevar una vida totalmente normal, todo depende del caso que se le haga a este temor.

Hay que aceptar el miedo a la posible recaída y tratar que este miedo no impida centrarse en el presente.

 

¿Cuándo tengo que pedir ayuda?

 

Cada persona afrontará esta situación y el miedo a la recaída de una manera diferente. Pero si le preocupa continuamente y nota que le impide continuar con su vida cotidiana porque le hace sufrir demasiado, pida ayuda. Sin duda, un profesional especializado podrá ayudarle a gestionar esta situación de miedo e incertidumbre.

 

En un estudio clínico, la intervención psicológica disminuyó sustancialmente el miedo a la recaída. Tanto la ansiedad general como la angustia específica por cáncer o la calidad de vida fueron mejores en las personas sometidas a esta intervención psicológica inmediatamente después del tratamiento. Si se desea, se pueden consultar los servicios de apoyo psicooncológico que ofrecen las entidades de la FECEC, juntos contra el cáncer, donde se proporciona orientación y apoyo psicológico para conseguir una mejor calidad de vida después del cáncer.

 

No hay que olvidar que, aunque se haya tenido cáncer, se pueden volver a tener resfriados, gripes, molestias o dolor de cabeza. Así que la mayoría de los síntomas que se tendrán serán debidos a estas enfermedades que no están relacionadas con el cáncer. Sin embargo, si se tiene algún dolor, síntoma o molestia que preocupa especialmente, no debe dudar en dirigirse a los profesionales sanitarios, ellos entenderán la preocupación y temor, y sabrán mejor lo que está pasando.

 


Referencias

Curados de cáncer (2013). Miedo a la recaída.

El Mundo (2016). El miedo a la recaída no desaparece en los pacientes con cáncer.

El medico interactivo (2017). Diseñan un programa para reducir el miedo a la recaída tras el cáncer.

 

Neurotoxicidad, complicaciones después de la quimioterapia

En la actualidad, la frecuencia de las complicaciones neurológicas asociadas con cáncer y su tratamiento ha aumentado debido a la mayor supervivencia de los pacientes y la administración de tratamientos más agresivos.

 

A veces no es fácil determinar la causa, por lo que es muy importante que su médico conozca en profundidad el perfil de toxicidad que produce cada fármaco quimioterápico para excluir otras causas, así como que el paciente consulte a su médico la aparición de ciertos síntomas como: dolor o inestabilidad al caminar, pérdida de fuerza en los dedos de la mano, dificultad para realizar tareas que requieren precisión, alteraciones sensoriales, pérdida de reflejos o pérdida de la audición, entre otros.

 

¿Qué es?

 

La neurotoxicidad es una complicación bastante frecuente del tratamiento quimioterápico y dependerá del fármaco administrado, la duración del tratamiento y la dosis acumulada del fármaco. Generalmente comienza en las manos y los pies y asciende con el tiempo por los brazos y las piernas. En ocasiones se siente un hormigueo o entumecimiento, otras veces es más como un pinchazo, un dolor ardiente o sensibilidad a la temperatura. Estos síntomas pueden dificultar el realizar actividades diarias abrocharse una camisa, separar monedas o incluso caminar. Esta condición también se conoce con el nombre de neuropatía periférica inducida por la quimioterapia.

 

El área del sistema nervioso afectada determina las manifestaciones clínicas de la neurotoxicidad. El sistema nervioso central está protegido por la barrera hematoencefálica (BHE) que evita que las sustancias nocivas, incluyendo muchos fármacos, alcancen el cerebro y la médula espinal en altas concentraciones. La BHE no es perfecta y algunos fármacos la pueden atravesar, especialmente si son administrados en dosis altas. Una vez el fármaco atraviesa la barrera, ejerce sus efectos tóxicos sobre los tejidos nerviosos.

 

Fuera de estudios clínicos, los síntomas de la neuropatía inducida por quimioterapia se tratan comúnmente de manera similar a otros tipos de neuralgia; es decir, con una combinación de terapia física, terapias complementarias tales como masaje y acupuntura, y con medicamentos, que pueden incluir esteroides, antidepresivos, antiepilépticos y opiáceos para controlar el dolor severo. Sin embargo, estos tratamientos también producen sus propios efectos secundarios.

 

Tratamiento preventivo

 

Para intentar reducir el impacto y mejorar la calidad de vida, es esencial la detección temprana. Los objetivos de este tipo de tratamiento son prevenir el desarrollo de neurotoxicidad periférica, evitar el agravamiento de una neuropatía preexistente, disminuir el dolor e incomodidad, y permitir a las personas que la sufren realizar las actividades de su vida cotidiana.

 

Lamentablemente, no existe ninguna estrategia efectiva para prevenir el desarrollo de una neurotoxicidad en el 100% de los pacientes. Una vez que se desarrolla la neurotoxicidad, suspender el agente neurotóxico es el mejor tratamiento.

 

Las personas que son o han sido sometidas a tratamientos quimioterápicos deben ser informadas adecuadamente sobre la existencia de neurotoxicidades, incluyendo las manifestaciones clínicas y los signos de progresión. También es importante no confundir el inicio de la neurotoxicidad con recidivas tumorales, previniendo así una ansiedad innecesaria. (link artículo de miedo a la recaída)

 

Consejos una vez desarrollaron la neurotoxicidad:

 

-Proteger manos y pies de temperaturas extremas (usar guantes y calcetines).

-Controlar la temperatura del agua de la ducha para evitar las quemaduras solares (evitar también el agua muy fría).

-Utilizar ropa y calzado cómodo

 

 

Conclusiones

 

El reconocimiento temprano y la reducción subsecuente de la dosis o la suspensión del agente neurotóxico es actualmente la mejor manera de minimizar el desarrollo de esta complicación. Ante las dificultades que conlleva, es muy importante el seguimiento y la educación de los candidatos a recibir quimioterapia con agentes neurotóxicos, especialmente si tiene una neuropatía de base o subclínica, con el fin de reducir el riesgo de padecer efectos graves y letales.

 


Referencias

Grupo Español de Pacientes con Cáncer (2016) Recomendaciones básicas para pacientes en relación a la toxicidad por quimioterapia.

Pérez B, Corral J y Casas AM. Neurotoxicidad por quimioterapia.

Velasco R y Bruna J. Neuropatía inducida por quimioterapia: un problema no resuelto. Neurología. 2010 March; 25(2):116-131.

Instituto Nacional del Cáncer. Neuropatía periférica inducida por quimioterapia.

Efectos del cáncer de próstata: la disfunción eréctil e incontinencia urinaria.

La próstata es una glándula se encuentra detrás de la base del pene del hombre delante del recto y debajo de la vejiga. Rodea la uretra, un conducto similar a un tubo que transporta orina y semen a través del pene. La función principal de la próstata es producir líquido seminalEl cáncer se origina cuando las células sanas de la próstata cambian, proliferan sin control, y forman un tumor.

 

Efectos secundarios 

 

Los tratamientos de cáncer de próstata puede producir efectos secundarios y causar secuelas. Su aparición depende de muchos factores y no siempre se produce. Las visitas al médico son una buena oportunidad para hacer preguntas y obtener información sobre cualquier cambio, problema o preocupación que tenga.

 

Efectos secundarios de la radioterapia

 

La radioterapia ha experimentado muchos avances, pero pese a que ahora es más precisa, su uso todavía puede afectar a tejidos tales como la vejiga o los intestinos, causando efectos secundarios.

Durante el curso de los tratamientos de radiación, algunos pacientes pueden experimentar diarrea o micción frecuente. La radioterapia también puede causar disfunción eréctil y fatiga.

 

Efectos secundarios de la terapia hormonal

 

El objetivo de la terapia hormonal es privar a las células cancerosas de la testosterona. Esto desacelera el crecimiento del cáncer. Estos tratamientos causan efectos secundarios sexuales, debido a que afectan los niveles de testosterona.

 

La mayoría de los problemas sexuales comunes durante el tratamiento hormonal resultan en una reducción del deseo sexual (libido). El tratamiento hormonal también puede generar sofocos (calores que también ocurren durante la menopausia) y cambios en el aspecto físico, como la pérdida de masa muscular, aumento de peso y/o crecimiento del tejido mamario. Hable con su médico acerca de cualquier programa de ejercicio contemplado, o busque que le refieran a un fisioterapeuta que le ayude a decidir cómo comenzar y proceder.

 

Efectos secundarios de la cirugía

 

Entre los posibles efectos secundarios relacionados con la cirugía se incluye la incontinencia urinaria y la disfunción eréctil:

 

  • Incontinencia urinária

La extirpación quirúrgica de la próstata altera la manera de almacenar la orina, pudiendo resultar en pérdidas de orina. Cualquier hombre que se somete a cirugía para tratar el cáncer de próstata deben esperar cierto grado de incontinencia urinaria. Ejercicios del suelo pélvico o algunos medicamentos para reducir la presión en la vejiga permiten tratar con eficacia este problema.

 

Tipos de incontinencia urinaria

–       Incontinencia de esfuerzo: cuando las pérdidas de orina se producen al toser, reír o estornudar. Es el tipo más común de incontinencia.

–       Incontinencia de urgencia: cuando se tiene una necesidad repentina de orinar y no siempre se llega a tiempo en el baño.

–       Incontinencia por desbordamiento: cuando hay dificultad para vaciar la vejiga. Cuesta mucho orinar y puede darse un flujo débil o goteo de orina.

–       Incontinencia continua: cuando se pierde toda capacidad de controlar la micción.

 

 

¿Cuánto tiempo se necesita para recuperar el funcionamiento normal de la vejiga después de cáncer de próstata?

 

Si se produce incontinencia urinaria después de una prostectomia radical, la recuperación requerirá un tiempo para producirse. La edad y la existencia de problemas urinarios previo a la intervención son factores que determinan el tiempo de recuperación. También influye el hecho de que durante la cirugía se haya visto dañado un nervio; en estos casos el tiempo de recuperación será mayor. En general, la recuperación después de la cirugía de cáncer de próstata conllevará semanas o meses, y ocurrirá de forma gradual.

 

¿Qué puede hacerse para revertir la incontinencia urinaria?

 

Es importante perder el miedo o la vergüenza de hablar sobre el problema puesto que actualmente hay muchas soluciones terapéuticas. Existen diferentes tratamientos para la incontinencia urinaria después de un tratamiento para el cáncer de próstata. La elección del tratamiento más adecuado depende de las necesidades de cada persona:

 

–       Fisioterapia con o sin electroestimulación del suelo pélvico. Este tipo de tratamiento se utiliza en los casos más leves.

–       Medicación.

–       Cirugía. Existen varios tratamientos quirúrgicos para revertir la incontinencia urinaria, como la colocación quirúrgica de cabestrillos suburetrales, o de un esfínter artificial. En muchos casos, las personas son reticentes a volver a pasar por quirófano, pero las cirugías para corregir las secuelas del tratamiento para el cáncer de próstata son mucho más sencillas que la prostectomía.

–       Ejercicios de Kegel. Ayuda a fortalecer los músculos de la vejiga. Consisten en contraer y relajar los músculos pélvicos.

 

Los músculos del suelo pélvico se contraen y relajan alrededor del esfínter de la vejiga, así que ayudan a controlar la continencia urinaria. Si los músculos son débiles, no ayudarán en el control voluntario de la orina que, junto con una secuela de una operación, no ayuda el problema. Sin embargo, si practican ejercicios de fortalecimiento, se puede mejorar el control voluntario de la orina, reduciendo así los síntomas.

 

 

 

2. Disfunción eréctil 

 

Si durante la cirugía los nervios cercanos a la próstata, que controlan el flujo de sangre al pene, se ven afectados, puede aparecer dificultades para lograr o mantener una erección. En muchos casos  este efecto secundario es temporal, pero a veces la recuperación de una erección completa puede tomar años.

 

¿Puede recuperar la función eréctil causados por las terapias para el cáncer de próstata?

 

El grado de recuperación de la función eréctil depende de múltiples factores. El tipo de operación, edad del paciente o la función eréctil antes de la cirugía son algunos de los factores que determinan la capacidad de recuperación. Generalmente el tiempo de recuperación se encuentra alrededor de los 18 a 24 meses, aunque puede tomar más tiempo.

 

¿Cómo puedo tratar los problemas de erección causados por tratamientos para el cáncer de próstata?

 

Muchos de los tratamientos que se utilizan para problemas de erección se basan en mejorar el flujo de sangre al pene. Sin embargo, en muchos casos conseguir una erección también se basa en pensamientos y sentimientos; en estos casos es necesario abordar previamewnte las preocupaciones y problemas en la relación de pareja.

 

–       La terapia oral. Consiste en pastillas y suele resultar eficaz en la mayoría de los hombres. Sin embargo, no es eficaz en el caso de que durante la cirugía no se hayan conservado los nervios. Su uso siempre debe estar supervisado por un profesional médico, ya que puede interactuar con otros medicamentos.

–       Supositorio intrauretral. Es una pastilla pequeña que se coloca en la uretra. Es eficaz en el 43-62% de los hombres, pero puede causar dolor en el pene o la uretra y, en algunos casos, para obtener mejores resultados, puede requerir la instalación de un anillo de tensión en la base del pene.

–       Inyección en el pene. Es un tratamiento muy eficaz que funciona a los pocos minutos de su administración. Puede causar dolor en el pene y una erección prolongada.

–       Dispositivo de vacíoEs la opción menos costosa. Es eficaz en el 66-71% de los pacientes, pero puede causar entumecimiento o moretones.

–       Prótesis. Muy eficaz. Requiere cirugía y necesita ser reemplazada después de algunos años.

 

Aprender a sentirse cómodo con el propio cuerpo, durante y después del tratamiento para el cáncer, es una experiencia personal que es diferente para cada persona. La información y el apoyo de quienes los rodean, puede ayudar a afrontar estos cambios con el paso del tiempo.

 


Referencias

Cancer.Net (2014). Cáncer de próstata.

Asociación Española Contra el Cáncer (2017). Cáncer de próstata.

Palomares R. (2013). Incontinencia urinaria por cáncer de próstata.

Amercian Cancer Society (2017). El cáncer puede afectar la capacidad del hombre para eyacular.

Secuelas fisiológicas: las grandes olvidadas

 

Afortunadamente, cada vez es más frecuente escuchar hablar del cáncer y de las secuelas que se derivan, pero aún no se le da suficiente visibilidad a un aspecto muy relevante que tiene un gran impacto en la vida diaria de las personas que las padecen: las secuelas fisiológicas.

¿Qué entendemos por secuelas fisiológicas?

Se podrían clasificar como secuelas fisiológicas todas aquellas modificaciones derivadas del tratamiento contra el cáncer, o de la propia enfermedad que tienen un impacto en las diferentes funciones de los aparatos o sistemas del cuerpo humano. La importancia de este tipo de secuelas radica en que, a pesar de acercarse a las secuelas físicas, tienen un gran impacto en el día a día de las personas que las sufren por el hecho de modificar el funcionamiento de su cuerpo. Cosas tan sencillas como alimentarse o ir al baño se convierten en algo con resultados imprevisibles.

Incontinencia urinaria

La incontinencia urinaria es la pérdida del control de la vejiga. Los síntomas pueden variar desde una filtración de orina leve hasta la salida abundante e incontrolable de ésta.

Este síntoma es muy prevalente en aquellas personas que han sido sometidas a cirugía de la zona abdominal o pélvica, pero hay muchos tipos de cánceres y tratamientos que pueden influir:

  • Cáncer de la pelvis como el de próstata, cérvix, recto uretra o vejiga.
  • Tumores cerebrales o de la médula espinal, que pueden afectar a los nervios que van a la vejiga o la musculatura pélvica.
  • Cáncer de pulmón o de esófago, que puede provocar incontinencia asociada a tos crónica.
  • Cáncer de mama, por los efectos de los cambios hormonales asociados al propio cáncer o la terapia hormonal.
  • Cirugía de la vejiga o de los órganos adyacentes.
  • Radiación de la pelvis para el tratamiento del cáncer de vejiga, próstata, cervical, rectal o de endometrio.

Problemas digestivos

La quimioterapia, la radioterapia y la cirugía pueden afectar en la manera que una persona digiere la comida. La cirugía o radioterapia en el área abdominal pueden provocar cicatrices en los tejidos, dolor a largo plazo y problemas intestinales que afectan a la digestión. Además, algunas personas pueden tener diarrea crónica, lo que reduce la capacidad del cuerpo de absorber los nutrientes y puede provocar deshidratación.

Cabe mencionar también que los pacientes ostomizados deberían intentar reducir el aporte de fibra y componentes que aceleran el tránsito intestinal, y por otro lado aumentar la ingesta de alimentos que espesan las heces (para más información consultar el artículo de dieta para ostomizados. Un dietista-nutricionista colegiado puede ofrecer apoyo para asegurar que se reciben suficientes nutrientes para evitar problemas de digestión.

Problemas cardíacos

Tanto la quimioterapia como la radioterapia en el tórax pueden provocar problemas cardíacos que persistan después del tratamiento.

Siempre que se presenten síntomas cardiacos, falta de aliento o dolor en el pecho se debería consultar inmediatamente con el médico. Algunas de las complicaciones crónicas asociadas al cáncer ya sus tratamientos son:

  • Insuficiencia cardíaca congestiva: debilitamiento del músculo cardíaco. Estas personas pueden experimentar dificultad para respirar, mareos e hinchazón de las manos o los pies.
  • Enfermedad de las arterias coronarias, enfermedad cardíaca: esta afección es más frecuente en aquellas personas que han recibido dosis altas de radioterapia en el tórax. Las personas con enfermedad cardíaca pueden experimentar dolor torácico o dificultad para respirar.
  • Arritmia: latidos cardíacos irregulares. Las personas que sufren de arritmia pueden experimentar desvanecimiento, dolor torácico y dificultad para respirar.

Hipertensión

Consiste en tener la presión arterial alta. Se puede dar junto con la insuficiencia cardíaca congestiva o que se presente como un síntoma aislado. La hipertensión arterial es un problema grave, asociado a muchas complicaciones si no se trata de la manera adecuada, por lo que es muy importante hacer un seguimiento con el médico de cabecera o el especialista.

Algunas de las medidas para mantener una presión arterial adecuada incluyen medidas periódicas de la presión arterial, perder peso, consumir menos sal, tomar medicamentos o mantenerse activo.

Problemas pulmonares

La quimioterapia y la radioterapia en el pecho pueden provocar daño a los pulmones. Las personas que han superado un cáncer y que hayan recibido tanto quimioterapia como radioterapia pueden tener un mayor riesgo de presentar daño pulmonar.

Los efectos tardíos pueden incluir alguno de los siguientes:

– Cambio en el funcionamiento de los pulmones

– Engrosamiento de la membrana pulmonar

– Inflamación de los pulmones

– Dificultad para respirar

Las personas con antecedentes de enfermedad pulmonar y las personas de edad avanzada también pueden tener otros problemas pulmonares.

Problemas en el sistema endocrino (hormonal)

Algunos tipos de tratamientos contra el cáncer pueden afectar el sistema endocrino. El sistema endocrino incluye las glándulas y otros órganos que producen hormonas y producen óvulos o espermatozoides. Las personas que superan un cáncer tienen riesgo de presentar cambios hormonales debido al tratamiento, y deben realizarse análisis de sangre periódicos para medir los niveles hormonales. Los principales problemas son los siguientes:

  • Menopausia: muchos tratamientos contra el cáncer pueden hacer que una mujer tenga síntomas menopáusicos. Estos incluyen la cirugía para extirpar los ovarios (ooforectomía), quimioterapia, terapia hormonal y radioterapia en el área pélvica.

 

  • Problemas hormonales en hombres: los hombres pueden experimentar síntomas similares a la menopausia a partir de algunos tratamientos. Estos incluyen la terapia hormonal para el cáncer de próstata o cirugía para extirpar los testículos.

 

  • Infertilidad: los tratamientos que afectan a los órganos reproductores o al sistema endocrino aumentan el riesgo de infertilidad. La infertilidad debido a un tratamiento contra el cáncer puede durar un período breve o puede ser de carácter permanente.

 

  • Problemas hormonales debido a la radioterapia de cabeza y cuello: la radioterapia en el área de la cabeza y el cuello puede disminuir los niveles hormonales o provocar cambios en la glándula tiroides.

Problemas de aprendizaje, memoria y atención

La quimioterapia y las dosis altas de radioterapia en la cabeza pueden provocar problemas en adultos y niños. El control de los síntomas de los problemas cognitivos constituye una parte importante de la atención y el tratamiento del cáncer. Para más información, puedes consultar nuestro artículo sobre problemas de concentración y memoria.

La experiencia de cada persona después del tratamiento contra el cáncer es diferente. Algunas personas pueden no tener ninguna secuela fisiológica, mientras otros pueden tener más de una. Es importante dirigir de manera correcta con el especialista estas secuelas, porque pueden tener un gran impacto en el día a día de las personas que las padecen y afectar significativamente su calidad de vida.

El especialista puede ayudar a encontrar una estrategia terapéutica adecuada en cada caso, y proporcionar pautas o recomendaciones que sean útiles para el día a día.

És important adreçar de manera correcta amb l’especialista aquestes seqüeles, perquè poden tenir un gran impacte en el dia a dia de les persones que les pateixen i afectar significativament la seva qualitat de vida. L’especialista pot ajudar a trobar una estratègia terapèutica adequada en cada cas, i proporcionar pautes o recomanacions que siguin útils per al dia a dia.


Referencias

  1. Smith, Dorothy B. “Urinary Continence Issues in Oncology.” Clinical Journal of Oncology Nursing3(4) (1999):161-7.

 

  1. MedlinePlus (2017). Incontinencia urinaria.

 

  1. Societat Nord-americana d’Oncologia Clínica (ASCO) (2016). Efectos secundarios a largo plazo del tratamiento del cáncer.

 

 

Cambios en las relaciones sociales: cómo reemprender el camino

La experiencia del cáncer suele alterar la vida de la persona que ha tenido cáncer y la de su entorno. Siendo posible que la enfermedad le haga cambiar su día a día, los planes de futuro, la manera de pensar y de relacionarse con los que le rodean.

Por lo tanto, después de los tratamientos no sólo hay que iniciar un propio proceso de recuperación, sino que también comenzará una etapa de adaptación a la manera en que las personas del entorno se relacionan.

Relacionarse con los demás

Relacionarse con otras personas y vivir en un entorno socialmente estimulante son piezas clave para la recuperación. Contar con una red social de apoyo permite compartir momentos, pensamientos y emociones, es una fuente de bienestar y salud.

Un período de recuperación físico y emocional será necesario para poderse incorporar y adaptarse de forma gradual a los anteriores o nuevos hábitos de vida.

Por ello es recomendable

Pedir ayuda a los amigos o los familiares. De este modo, se recibirá el apoyo que uno necesita y sus seres queridos también se sentirán útiles.

Planear lo que se dirá sobre la experiencia que se ha vivido. No existe una manera correcta o incorrecta de abordar con los otros el tema de su enfermedad; sólo es necesario abrirse a la gente.

Mantener los contactos durante su recuperación. Los amigos y los compañeros de trabajo deberían estar informados de la situación, así el retorno al trabajo o en las otras actividades será más fácil para todos si se ha mantenido en contacto. (Artículo reinserción laboral)

Según un informe realizado por el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC) sobre las necesidades de los supervivientes de cáncer, las relaciones sociales, con la familia y la pareja, tienen un gran impacto en la vida de las personas después del cáncer:

La familia

Cuando el tratamiento termina, muchas familias no están preparadas para esperar todo el tiempo que lleva la recuperación. A menudo, después de haber superado el cáncer, la persona que ha tenido cáncer necesita un periodo de adaptación largo, ya que no siempre está a la altura de las expectativas de la gente que le rodea, y tiene que ajustarse a una nueva realidad y comenzar la lucha de la recuperación. Por ello es fundamental que la familia respete este proceso.

Aunque a veces resulta difícil adaptarse a los cambios, expresar los sentimientos que se experimentan y saber cómo hablar del cáncer sin miedo, es importante:

Ser sinceros con la familia (hablar de la manera más directa y franca posible)

– Permitirles estar informados y participar en la recuperación

– Pasar tiempo adicional juntos

– Apoyarse mutuamente

Sin empatía ni comunicación, no se logra conocer la naturaleza de los problemas reales y, por tanto, no se puede plantear una solución. Es igual de importante hablar que escuchar para poder compartir los aspectos que les preocupan, como que procuren que la enfermedad vaya ocupando un lugar más secundario en sus vidas, de manera progresiva y gradual.

Conviene saber valorar el esfuerzo realizado por cada uno durante la enfermedad, ya que afrontar un cáncer, como paciente o como familiar, supone un reto para el que no se suele estar preparado.

Para afrontar posibles conflictos, puede ser conveniente crear un entorno de confianza en el que uno se sienta cómodo para expresar las emociones. Este entorno sólo se podrá construir si no se culpabiliza a los demás de lo que dicen o piensan. Hay que tener en cuenta los sentimientos del interlocutor y ponerse en el lugar de la otra persona. Además, en este espacio se deben respetar las diferencias comunicativas y relacionales, así como la diversidad y forma de ser de cada persona.

Queda claro que la unidad familiar tiende a ser una pieza clave en el proceso de readaptación a la vida después del cáncer, con especial importancia de la familia nuclear, padres e hijos que conviven dentro de la misma vivienda.

Los amigos y compañeros de trabajo

A raíz de la enfermedad, es posible que se note que el entorno social más cercano ha cambiado. Podría ser que la enfermedad haya podido alterar la dinámica del grupo de amigos o provocar cambios de actitudes en algunas personas del entorno, que deberán haber sorprendido positivamente o negativamente.

Las sorpresas negativas o decepciones proceden de las expectativas de apoyo que uno mismo tiene de alguna persona y que éstas no se hayan cumplido. Hay que tener en cuenta que esta persona puede tener diferentes motivos para distanciarse que uno ignora. Conocerlo ayudará a tomar una decisión más razonada sobre esta relación.

Si se tiene la impresión de que los amigos y los compañeros de trabajo tienen una actitud poco solidaria, podría ser por su manera de mostrar preocupación tanto para la persona que ha tenido cáncer como por el impacto que la enfermedad tiene en ellos mismos. Aunque se trata de una enfermedad socialmente conocida, muchas personas tienen miedo o se sienten incómodas al hablar con una persona con cáncer.

Estas concepciones o prejuicios pueden tener su origen en el hecho de no saber cómo manejar el dolor, propio o ajeno, y/o no saber cómo ofrecer apoyo. Hay quienes deciden distanciarse para evitar estas situaciones y pueden considerarse, incluso, que lo hacen para respetar la intimidad de quien ha tenido cáncer.

Aunque la percepción social de la enfermedad está cambiando, hay muchas personas que la conciben como un proceso de dolor y sufrimiento que debe ser vivido en la privacidad de la familia. Prefieren mantenerse al margen y, de esta manera, protegerse también ellos mismos de la exposición al dolor. Esta es una forma de escapar de la sensación amenazante que cualquier persona puede tener cáncer y que nadie es inmune.

Puede resultar muy positivo intentar entender los posibles miedos de los demás y ser paciente a medida que se trata de recuperar una buena relación, ya que disponer de una red social de apoyo puede repercutir positivamente en la salud y ayudar a mejorar el bienestar personal.


Referencias

  1. National Cancer Institute (NCI) (2012). Siga adelante: La vida después del tratamiento del cáncer.
  2. Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC) (2016). Manual para superviventes de cáncer y sus familiares.
  3. Clara Pérez Cárdenas. Evaluación psicológica del paciente con cáncer en la APS. Rev Cubana Med Gen Integr v.21 n.1-2 Ciudad de La Habana ene.-abr. 2005.