Cicatrices después del cáncer de piel: ¿Hay remedio?

El cáncer y las secuelas físicas

Las secuelas físicas que provoca el cáncer, los efectos secundarios de los tratamientos, el seguimiento médico y las revisiones, son situaciones que suelen acompañar en numerosas ocasiones a las personas que han superado un cáncer. Los cambios corporales, como la caída del cabello, los cambios en la piel o las cicatrices, pueden afectar a la autoestima y, por tanto, causar inseguridad.

 

De hecho, según un informe coordinado por el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC) sobre las necesidades de las personas que han superado esta enfermedad, un tercio de ellas se muestran preocupadas por los cambios en su aspecto físico.

 

Como veremos a continuación, particularmente en el cáncer de piel, durante el proceso de recuperación tras el tratamiento puede ser oportuno contactar con alguna asociación o entidad de soporte para conocer la experiencia y recomendaciones de otras personas al respecto o recibir asesoramiento onco-estético por parte de profesionales especializados. En esa línea, además de la información que facilita la propia GEPAC, podemos encontrar otros recursos sobre aspectos como la prevención y el cuidado de la piel a través de otras asociaciones como la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) o la misma FECEC y las entidades federadas como la Oncolliga, la Oncolliga Girona o el Grup Àgata, que ofrecen recursos verdaderamente útiles en torno al cuidado y cura de la piel.

 

Tipos de cicatrices, tipos de remedio.

El cáncer de piel es el cáncer más común y se origina sobre todo en las partes de la epidermis más expuestas al sol, aunque no exclusivamente. Entre los tipos principales de cáncer de piel distinguimos los que reciben el nombre de carcinomas cutáneos de células basales o escamosas (no melanoma) y los que nombramos melanomas.

 

Los carcinomas suelen extirparse fácilmente con cirugía, en el caso de necesitar tratamiento suelen responder bien y, al contrario de lo que sucede en los melanomas, no suelen extenderse por debajo de la epidermis o diseminarse a otras partes del cuerpo. Así pues, el melanoma es menos frecuente, pero puede ser más agresivo y suele requerir cirugía, además de quimio- y radioterapia.

 

En consecuencia, en función del cáncer de piel que se haya superado, la cirugía empleada para extirpar un tumor en la piel (o interno) puede provocar la aparición de distintos tipos de cicatrices. A eso, cabe añadir que algunos tipos de piel pueden cicatrizar peor, dando lugar a cicatrices abultadas, con un tono diferente al habitual y, en algunos casos, con síntomas como picor o irritación.

 

Generalmente, se pueden diferenciar dos tipos de cicatriz:

  • Hipertróficas, que aparecen poco después de la cirugía y consisten en elevaciones rojizas limitadas a los bordes de la herida.
  • Queloides, que se producen meses después de la cirugía y tienen un aspecto entre rojo y violeta, con bordes irregulares que sobrepasan los límites de la herida. Pueden acompañarse de picor, dolor y, a veces, de cierta ulceración. No desaparecen espontáneamente y existe el riesgo de que el intento de eliminarlas con cirugía solo consiga empeorarlas.

 

Para evitar (en la medida de lo posible) su aparición, son importantes los cuidados posoperatorios inmediatos, pero si, a pesar de estos, al final del tratamiento persisten cicatrices que puedan afectar a la imagen personal, lo más conveniente es hablar con el médico de familia o el especialista para valorar como revertirlas y estudiar posibles vías de recuperación estética. Existen diferentes terapias que podrían ayudar a reducir o hacer desaparecer las cicatrices:

 

  • Inyección de corticoides intralesionales: se aplican directamente en el interior de la cicatriz, para obtener resultados mejores y más rápidos.
  • Crioterapia: es la administración de nitrógeno líquido a bajas temperaturas, con el fin de reducir el tamaño de la cicatriz.
  • Láser de colorante pulsado: puede ser una forma definitiva de eliminar la cicatriz, pues no solo mejora su aspecto, sino que, además, disminuye las molestias asociadas como, por ejemplo, el picor.
  • Factores plaquetarios: recientemente se está aplicando plasma en las cicatrices atróficas, con buenos resultados. El plasma estimula la formación de colágeno por parte de la piel y mejora la textura cutánea.
  • Maquillaje corrector; como solución transitoria; o micropigmentación, como opción más permanente para disimular la cicatriz posoperatoria. La micropigmentación

 

 

Cirugía reconstructiva

Así pues, para extirpar un cáncer de piel se puede haber requerido la eliminación de una zona de piel y tejido relativamente extensa, lo que puede haber dejado en las personas que han superado la enfermedad, ciertas alteraciones que pueden requerir cirugía reconstructiva.

 

Afortunadamente, las técnicas avanzadas de cirugía reconstructiva suelen permitir que los cirujanos estéticos reduzcan al mínimo las cicatrices causadas por el cáncer de piel y su tratamiento, mejorando el aspecto y la función de la zona afectada.

 

Aunque existe bastante variedad de técnicas para este fin, un procedimiento habitual suele ser el de estirar quirúrgicamente la piel junto la herida para poder cerrar los bordes. En caso de no ser posible, también se puede valorar obtener piel sana de otra parte del cuerpo e injertarla sobre la herida para ayudar a sanarla y mejorar la apariencia del área afectada.

 

Protegerse del sol

El uso de protección solar durante y después de los tratamientos oncológicos sigue siendo imprescindibleLos tratamientos oncológicos incrementan la sensibilidad de la piel respecto a las agresiones externas. Por este motivo, las personas que han pasado por este tipo de tratamientos deben ser especialmente cautos a la hora de exponerse al sol y emplear productos de protección solar adecuados -especialmente sobre las cicatrices- con el fin de evitar reacciones en la piel.

 

El Día Europeo de la Prevención del Cáncer de Piel, que tuvo lugar el pasado 13 de junio, se celebró con el objetivo de informar y concienciar a la población sobre la prevención y el diagnóstico precoz del cáncer de piel, así como sobre la importancia de adoptar buenos hábitos relativos a la exposición solar. Asimismo, el recordatorio anual que nos proporciona esta fecha también sirve para tomar consciencia de que el cuidado de la piel debe ser permanente, sobre todo cuando se ha pasado por una afectación delicada.

 

La página web de la Fundación Piel Sana de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) contiene recursos útiles e interesantes, como artículos y vídeos con consejos de estética y para el cuidado de la piel, la información y estrategias de prevención sobre enfermedades o complicaciones cutáneas, la psoriasis pediátrica o los avances en investigación liderados por la asociación. En este sentido, otra buena fuente para seguir los progresos en el área de la dermatología sería la página del Grupo Español de Dermato-Oncología y Cirugía, también vinculado a l’AEDV.

 

En resumen, la aparición de cicatrices puede ser común tras la superación de un cáncer de piel, pero su forma y las medidas que se deben tomar al respecto pueden depender mucho de cada caso. En las situaciones donde el médico considere que es recomendable tomar medidas terapéuticas de algún tipo, existen varias posibilidades que pueden ser de gran ayuda.

 


Referencias

Cancer.org- Cirugía para los cánceres de piel de células basales y de células escamosas

GEPAC – Todo lo que empieza cuando termina el cáncer

Cancer.org – Cicatrices y heridas

Docshop.com – Cirugía reconstructiva para el cáncer de piel

Cancer.gov – Cáncer de piel

GEPAC – Con los pacientes de cáncer de piel y melanoma

AEDV – Fundación Piel Sana de la AEDV

AEDV – Grupo Español de Dermato-Oncología y Cirugía

Fundació Lliga Catalana d’Ajuda Oncològica ONCOLLIGA

Fundació Oncolliga Girona – Lliga catalana d’ajuda al malalt de cáncer

Grup Àgata

¿Cambios en la piel después del cáncer, hay que tomar precauciones especiales?

La piel puede cambiar de aspecto por varias razones. A veces, esto sucede debido a factores externos que impactan sobre la piel misma, tales como la exposición solar prolongada. Otras veces, la piel actúa como una ventana que muestra los cambios en el organismo debido a, por ejemplo, la aparición de un tumor o como efecto secundario del tratamiento.

 

La piel es de hecho una de las zonas del cuerpo más comúnmente afectadas por la terapia contra el cáncer. Afortunadamente, las reacciones cutáneas son a menudo temporales y existen multitud de medidas paliativas para hacerles frente.

 

En este artículo, hacemos una recopilación de cambios a nivel cutáneo y cuidados de la piel habituales después de un cáncer, ya sea de piel o de cualquier otro tipo. Estas alteraciones pueden ser un efecto secundario de la quimioterapia, la radioterapia o asociados a una intervención quirúrgica.

 

Estructura de la piel y tipo de células que encontramos

 

La piel es el órgano más grande del cuerpo, ya que ocupa 2m2 y pesa 5kg, aproximadamente. Su principal función es la de barrera protectora del organismo frente a agentes externos (frío, calor, patógenos, etc.), a la vez que permite la comunicación de éste con el medio que le rodea. Está dividida en 3 capas, con componentes y funciones diferentes pero interrelacionadas:

 

  • La epidermis contiene varias capas de células yuxtapuestas más bien planas. La más externa está formada por células muertas que son eliminadas de forma constante de la superficie de la piel y son sustituidas por otras células nuevas formadas en las capas más profundas. Diariamente, renovamos unas 30.000-40.000 células epidemiales. En la epidermis también se encuentran las células que producen y acumulan melanina y que dan coloración a la piel, dependiendo de la raza y exposición al sol. La acumulación de melanina también es responsable de la aparición de manchas y pecas.

 

  • El espesor de la dermis depende mucho de la zona del cuerpo, siendo especialmente gruesa en las palmas de las manos y en las plantas de los pies. Contiene elementos muy diversos tales como:
    • el colágeno y las fibras elásticas, que mantienen las propiedades estructurales y elásticas de la piel
    • los capilares sanguíneos
    • los nervios
    • las glándulas sudoríparas, que producen el sudor
    • las glándulas sebáceas, que producen la grasa que contribuye a mantener la humedad de la piel
    • los folículos pilosos, desde donde crece cada pelo de nuestro cuerpo

 

  • La hipodermis está formada por células que almacenan la grasa que sirve de reserva energética. En las mujeres, estas células se acumulan en el glúteo y en los muslos, mientras que en los hombres, estas predominan en la zona abdominal.

 

 

¿Qué tipos de cáncer se originan en la piel y qué secuelas nos pueden dejar?

 

El cáncer de piel es el cáncer más frecuente y se origina sobre todo en las partes expuestas al sol de la epidermis, pero no exclusivamente. Los subtipos más habituales son los carcinomas cutáneos (no melanoma) y los melanomas, surgidos de las células que contienen la melanina.

 

Los carcinomas suelen extirparse fácilmente con cirugía, y en el caso de necesitar tratamiento, suelen responder bien. Al contrario de lo que sucede en los melanomas, no suelen extenderse más abajo de la epidermis y en otras partes del cuerpo. El melanoma es menos frecuente, pero es más agresivo y suele requerir cirugía y quimio o radioterapia.

 

El cambio principal después de una cirugía para extirpar un tumor en la piel (o interno) es la aparición de cicatrices, de las que hablamos más abajo.

 

¿Qué alteraciones cutáneas pueden aparecer tras un cáncer?

 

A continuación, mencionamos las principales alteraciones y consejos para su cura:

Piel seca (xerosis):

se debe a la alteración de la capa de grasa producida por las glándulas sebáceas, sobre todo como consecuencia de la quimioterapia. La desnutrición y deshidratación también aumentan el riesgo de su aparición. Se puede manifestar en alguna de estas formas: piel más áspera y con menos brillo, enrojecimiento e irritación con aparición de heridas, descamación y fisuras. Estas últimas implican más riesgo de infecciones. Consejos:

Hidratarse, principalmente con agua. Otras bebidas sanas son las infusiones o agua con limón.

– Para la higiene personal: evitar el agua muy caliente; utilizar jabones hidratantes y de pH neutro similar al de la piel; enjabonarse y secarse sin friccionar demasiado con la esponja y la toalla, respectivamente; utilizar lociones y cremas hidratantes para después de la ducha o más veces al día, sin aromas y sin alcohol. El médico puede recomendar la más idónea para cada caso.

– Vestirse preferiblemente con ropa de algodón (también las toallas) y zapatos de piel.

Ambiente: evitar el sol directo y ambientes muy secos, por ejemplo con calefacción por aire; protegerse con cremas con fotoprotección total; ventilar la habitación periódicamente.

– Sólo en casos extremos, el médico valorará la prescripción de antihistamínicos o corticoides para disminuir los síntomas.

 

Prurito (picor):

debido, entre otros, a la xerosis, insuficiencia renal o hepática, alteración de la eliminación de la bilis (colestasis), uso de antidepresivos u opiáceos, etc. Consejos:

– Mantener la piel hidratada (ver apartado anterior)

Evitar rascarse en la medida de lo posible, ya que se pueden producir heridas en la piel; mantener las uñas cortas y utilizar guantes si es necesario

Minimizar los factores que aumentan el picor, como el alcohol, las especies y la comida picante, la ropa apretada y de lana o tejido sintético, el calor, la sudoración

– Si el picor está localizado y el médico lo indica, aplicar frío

– Sólo en casos de picor generalizado, el médico valorará la prescripción de antihistamínicos y, si persiste, de esteroides, antidepresivos y/o sedantes.

 

Úlceras en la piel:

debidas a la rotura de la barrera cutánea por la invasión directa del tumor, sobre todo en el cáncer de piel, cabeza y cuello y mama. También se dan como consecuencia del tratamiento (sobre todo en las palmas de las manos y plantas de los pies) y debido a haber estado en la cama durante mucho tiempo sin variar la postura. Consejos:

Limpiar la úlcera con gasas impregnadas con agua oxigenada y posteriormente, con suero fisiológico. Se pueden usar desinfectantes comerciales como el Betadine®.

– Si se infectan, el médico nos hará los cuidados locales y recetará antibiótico.

– En caso de dolor, se pueden usar analgésicos.

– Si sangran, se debe consultar y acudir al médico presionándolas con una gasa estéril.

 

Edemas (retención de líquidos):

son acumulaciones de líquido, sobre todo en las piernas y pies, que se sienten como hinchazón y pesadez y provocan también ganancia de peso. Consejos:

– Mantener una dieta equilibrada, rica en líquidos, alimentos diuréticos (espárragos, apio, col, coliflor, etc.) y pobre en grasas. Evitar los alimentos con muchas sales como las bebidas industriales, embutido, conservas, etc.

– Realizar deporte diariamente y mantener elevado el miembro con edema durante el descanso nocturno.

En esta misma sección de la web, se incluyen más consejos nutricionales y de actividad física ligera, moderada e intensa.

Evitar el calor (saunas, baños calientes, sol), ropa apretada y con tejido sintético,

– Valorar con el médico el uso de guantes, medias y vendas compresivas.

 

Cicatrices:

es normal que aparezcan después de una cirugía. Un dermatólogo puede mejorar el aspecto de los queloides (crecimiento extra de tejido a la cicatriz) con láser u otros procedimientos. Se debería acudir al cirujano si las cicatrices se hacen más grandes, si no se acaban de cerrar, o si pican o tensan mucho.

 

Otros cambios muy habituales debidos sobre todo a la terapia son los cambios en las uñas y la aparición de acné. Una visita a un dermatólogo después de finalizar el tratamiento es altamente recomendable para un consejo más personalizado sobre productos cosméticos.

 


Referencias

 

  1. NIH (Instituto Nacional del Cáncer). Cáncer de piel.
  2. SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica). Alteraciones de la piel.

Compartir la experiencia después del cáncer

Después de pasar por un cáncer, la persona afectada no sólo se enfrenta a secuelas físicas y fisiológicas, sino que requerirá un periodo de tiempo más o menos variable para la aceptación de los cambios que ha sufrido su cuerpo y de la experiencia vivida.

 

Las secuelas de tipo psicológico o emocional son a menudo mucho más complejas de superar. La capacidad de afrontamiento y la adaptabilidad a un nuevo estilo de vida (en caso de haber sufrido un cambio físico severo) o simplemente el retorno al equilibrio puede ser más o menos rápido y dependerá de cada caso concreto. Algunos de los factores que pueden influir en la capacidad de afrontamiento son:

 

  • Las características del proceso oncológico por el que ha pasado la persona afectada.
  • Las variables sociodemográficas como el sexo, la edad, el nivel de estudios o la capacidad económica.
  • El apoyo social y la expresión del afecto por parte de la familia y amigos.
  • Los rasgos de personalidad como la disposición para compartir la experiencia o la apertura de sentimientos contribuyen a despertar emociones positivas en situaciones difíciles.

 

¿De qué maneras se puede compartir la experiencia?

 

El ejercicio de compartir la experiencia puede realizarse de muchas maneras, desde mantener conversaciones con nuestro círculo más cercano de amigos y familia hasta apuntarse a una psicoterapia individual o en grupo. La mayoría de hospitales tienen a disposición de las personas que padecen un cáncer o lo han superado, un servicio de atención psicológica individual, de grupo y para familias afectadas.

 

Existe un tipo de terapia para mejorar el estado de ánimo de manera contraria a los métodos tradicionales: la Psicología Positiva. Esta trata de focalizar la atención de la persona en lo que realmente le funciona y se le da mejor para fomentar el optimismo, el bienestar y la felicidad de la persona.

 

En un artículo publicado recientemente elaborado por el Instituto Catalán de Oncología (ICO), con el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), la Universidad de Barcelona (UB) y la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), se ha demostrado que la psicología positiva dirigida a personas que han pasado por un cáncer reduce el malestar emocional y el estrés postraumático, siendo corroborado por las personas de su entorno más cercano.

 

En el artículo anterior «Mindfulness: conecta con el aquí y el ahora» presentamos esta técnica de psicología como una herramienta para hacer frente al estrés que pueden sufrir las personas a lo largo de su convivencia con la enfermedad. Se basa en el principio de atención plena en lo que nos sucede. De hecho, compartir la experiencia con personas de confianza o con gente que pasa por situaciones similares también es en realidad una manera de conseguir atención plena a los acontecimientos del presente y de reducir el estrés.

Tipos de grupos de apoyo

 

Los grupos de apoyo permiten a los participantes compartir sus experiencias vividas y expresar los sentimientos con otras personas que han pasado por lo mismo, pudiendo reducir así el estrés y al mismo tiempo sentirse más comprendido y acompañado. El intercambio de información y consejos puede proporcionar una sensación de control y así reducir los sentimientos de impotencia.

 

Hay grupos que se enfocan en un tipo de cáncer determinado y otros donde participan personas que han pasado por tipos de cáncer totalmente diferentes. Las entidades de Junts contra el càncer ofrecen servicios de orientación y apoyo psicológico a las personas que han superado el cáncer, así como desde el portal web de la Generalitat también se puede acceder a diferentes asociaciones de pacientes y enlaces de interés.

Estos grupos proporcionan apoyo de diversas maneras y cada persona puede encontrar el que mejor se adapte a sus necesidades. A grandes rasgos, los grupos de apoyo pueden ser:

  • De autoayuda, dirigidos por los integrantes del grupo.
  • Grupos dirigidos por profesionales: trabajador social, psicólogo, etc., moderan y conducen la conversación entre los integrantes.
  • Grupos de apoyo informativo, dirigidos por un coordinador profesional que proporciona información y educación relacionada con el cáncer. A menudo, estos grupos invitan oradores, como médicos, para que proporcionen asesoramiento experto.

 

 

También podemos encontrar grupos de apoyo por internet que permiten a las personas comunicarse de distintas maneras:

 

  • Grupos de interés y listas de correo electrónico que envían artículos o textos de interés a los integrantes del grupo.
  • Grupos de discusión, foros o paneles de anuncios electrónicos que permiten publicar un mensaje y las respectivas réplicas.
  • Chats y videoconferencias, que permiten a los integrantes comunicarse en tiempo real.

 

Además, las entidades de la FECEC, Junts contra el càncer, ofrecen diferentes recursos y servicios de apoyo para la etapa que comienza una vez finalizado el tratamiento para el cáncer.

 

 


Referencias

Ochoa C; Casellas-Grau A; Vives J; Font A; Borrs, JM. Positive psychotherapy for distressed cancer survivors: posttraumatic growth facilitation reduces posttraumatic stress. International Journal of Clinical and Health Psychology. 17, pp. 28-37. Elsevier España, 2017.
Instituto Nacional del Cáncer (NIH) (2014). Grupos de apoyo para el cáncer.
Cancer.Net. Grupos de apoyo.

Generalitat de Catalunya. Viure amb càncer.

García-Torres F; Alós Cívico FJ; Pérez-Dueñas C; Moriana Elvira JA. Guía de tratamientos psicológicos eficaces en psicooncología. Ediciones Pirámide; Febrero 2016.