Cómo establecer rutinas saludables para volver a la normalidad

La importancia de las rutinas después del cáncer para la recuperación y la sensación de normalidad

Las rutinas son las costumbres de hacer ciertas cosas de una manera más o menos automática. Es decir, son los hábitos que adquirimos por la práctica repetida de actividades en la vida diaria, como por ejemplo los horarios que seguimos o las actividades que hacemos. Las rutinas son importantes a lo largo de la vida, pero lo son todavía más para las personas que han superado un cáncer.

Algunos de los motivos por los cuales las rutinas pueden contribuir a restaurar el equilibrio físico y emocional después del cáncer son que estructurar los días ayuda a reducir el estrés y la incertidumbre y, también, que dan sensación de control y seguridad sobre la vida diaria. Además, favorecen la adherencia de los hábitos saludables, cosa que es importante si se tienen que hacer cambios en la vida cotidiana, como, por ejemplo, aumentar la actividad física.

En este artículo, repasaremos cómo una rutina puede ayudar en la vida después del cáncer y de qué manera empezar a establecerla y a mantenerla en el tiempo, para que sea una aliada que ayude a fortalecer la confianza y la autoestima.

 

Cómo crear una rutina personalizada saludable, incluyendo ejercicio, alimentación y descanso

Tener una rutina es importante en el proceso de recuperación. Algunos de los elementos clave que se recomienda incluir en una rutina saludable son el ejercicio físico adaptado, la alimentación equilibrada y el buen descanso, por los beneficios demostrados que tienen sobre los pacientes.

No obstante, lo más importante a la hora de establecer una, es que sea efectiva. Es decir, que la persona sea capaz de mantener los hábitos en el tiempo e incorporarlos realmente a su vida diaria. Por eso, cuando se trata de cambiar varios factores de la vida cotidiana se recomienda hacer los cambios de manera progresiva, para evitar el agotamiento y la falta de continuidad. Así, en el caso de la práctica de actividad física, se podría empezar incorporando primero un día de ejercicio y un segundo al cabo de dos semanas. Además, es importante que cada persona adapte la rutina según sus preferencias, puesto que habrá gente que preferirá levantarse pronto; y otra, que será más productiva por la tarde.

Los profesionales del equipo médico pueden asesorar a la hora de empezar a incorporar los cambios, ya que son los que mejor conocen la historia de cada paciente y sus necesidades físicas y emocionales. Igualmente, los recursos que ofrecen algunas entidades pueden ser de gran ayuda en el proceso de integración de los cambios y la adquisición de nuevos hábitos. Algunas iniciativas, como por ejemplo Rutinoterapia, acompañan durante todo el proceso con talleres y cursos en línea para ayudar a las personas a sentirse mejor durante el cambio.

También, para los más aficionados en las tecnologías existen aplicaciones móviles y herramientas digitales que permiten registrar las rutinas. Algunas de estas aplicaciones son como un juego, donde lograr los objetivos fijados da puntos y premios que pueden ser una fuente de motivación.

 

 

Consejos para mantener rutinas en momentos difíciles

A pesar de que las rutinas, la constancia y la continuidad son importantes, en momentos difíciles puede ser complicado mantener la fuerza para cumplirlas. Es entonces, cuando es importante tener en cuenta algunos factores que ayudan a mantenerlas:

 

  • Ser flexibles: incluso siguiendo una rutina, la flexibilidad es clave para garantizar la continuidad. Es fundamental poder ajustarla a las necesidades de cada momento, según el estado físico y emocional.
  • Tener una red de apoyo: mantener la rutina depende también de tener personas alrededor, como familiares, amigos o grupos de apoyo que hagan los cambios al mismo tiempo. Así, en momentos difíciles, estas personas pueden ayudar y motivar a continuar adelante.
  • Dividir los grandes hitos en pequeños pasos: la sensación de progreso es importante para mantener la motivación y la confianza en el cambio. A algunas personas también les puede ser de ayuda hacer un registro de los avances y visualizar su evolución.
  • Recordar el propósito y los beneficios a largo plazo del esfuerzo que se hace.
  • Mantener el equilibrio entre las rutinas diarias y la vida social.

A pesar de que hablar de rutinas puede recordar a las actividades que se hacen por obligación, también es importante reservar tiempo para el ocio. La planificación se hace para tratar de integrar tanto actividades sociales como laborales, con el objetivo de equilibrar el trabajo, el descanso y el ocio. Así, planificar este tiempo es tan importante como destinarlo a otras ocupaciones.

En cuanto a las actividades sociales, se debe considerar que estar socialmente activo no implica tener que participar en todas las actividades que se presenten, sino en aquellas que generen bienestar. Estas pueden ser la práctica de aficiones, disfrutar de tiempo con amigos o familiares, salir a pasear o, simplemente, tener momentos de tranquilidad con o sin compañía.

No obstante, escucharse e identificar cuándo el cuerpo necesita descansar es importante para ajustar la rutina, aumentando el tiempo de descanso o desconexión, incluyendo la desconexión digital para mejorar la calidad del reposo. Así, en semanas más ajetreadas quizás optar por actividades de ocio más relajadas es una buena opción, reservando las actividades más dinámicas para momentos menos demandantes.

Por otro lado, también es fundamental para las personas que han superado un cáncer mantener una buena comunicación con el entorno: manifestar y respetar las necesidades en cada momento para poder disfrutar de un tiempo de calidad.

En definitiva, la planificación y las rutinas son una estrategia para facilitar la vida diaria y la adopción de cambios hacia un estilo de vida más saludable, donde también haya espacio para el descanso y el ocio y que permitan disfrutar mejor del tiempo de calidad.

 


Referencias

 

La vida con mieloma múltiple

El mieloma múltiple es una enfermedad de la sangre que se origina en las células plasmáticas de la médula ósea. Según los datos de la Sociedad Española de Oncología Médica, en España se diagnostican cada año alrededor de 3.000 casos, con un pronóstico muy variable. Generalmente, los pacientes controlan la enfermedad y no tendrán un riesgo vital a corto o medio plazo. Sin embargo, a largo plazo es más incierto debido al riesgo de recaída que existe.

En este artículo hablaremos de cómo es la convivencia con el mieloma múltiple: la cronificación de la enfermedad, las recaídas y las recomendaciones para afrontar los efectos secundarios de los tratamientos y secuelas.

 

Cronificación de la enfermedad y riesgo de recaída

El mieloma múltiple se considera una enfermedad incurable, ya que la mayoría de los pacientes sufrirán recaídas después del tratamiento inicial. A pesar de esto, muchos de ellos tienen una buena respuesta al tratamiento inicial en las primeras semanas y tendrán un mejor pronóstico. En los extremos están los pacientes que tendrán una respuesta excelente y quizás no recaerán nunca (pacientes funcionalmente curados) y los pacientes que pueden ser resistentes al tratamiento inicial o que recaen muy pronto.

 

Los tratamientos disponibles para el mieloma múltiple son varios, pero su principal objetivo es frenar la evolución de la enfermedad y reducir los síntomas; es decir, cronificar la enfermedad. Con los avances en investigación y el desarrollo de nuevos fármacos, los pacientes tienen periodos de remisión cada vez más largos, y pueden vivir con calidad de vida gracias a la cronificación de la enfermedad.

 

El riesgo de recaída de los pacientes también es variable. La frecuencia y agresividad de estas afectan al pronóstico de cada persona. Además, los pacientes de mieloma múltiple pueden tener un riesgo aumentado de leucemia mieloide aguda y síndrome mielodisplásico. Como en otros casos, seguir un estilo de vida saludable teniendo en cuenta la dieta y la práctica de ejercicio pueden tener un efecto positivo en este riesgo.

 

Convivencia con el mieloma múltiple y recomendaciones para gestionar la enfermedad

Para convivir con la enfermedad, hay una serie de recomendaciones relacionadas con los síntomas de la enfermedad, los posibles efectos secundarios de los tratamientos y las secuelas (dolor, infecciones, fatiga, lesiones óseas…) que pueden ser útiles. Las puedes encontrar con más detalle en la guía completa de recomendaciones para pacientes y cuidadores sobre mieloma múltiple de la Fundación Josep Carreras, pero te las resumimos a continuación:

  • Seguir una dieta a base de frutas y verduras, rica en nutrientes como el hierro (carnes rojas, legumbres, espinacas…), el ácido fólico y la vitamina B12 (pescado, huevos, lácteos UTH…), pueden ayudar a reducir la anemia, la fatiga y el dolor. Además, incluir alimentos ricos en fibra (semillas de lino o salvado, cítricos, kiwis o ciruelas) y una buena hidratación son fundamentales para combatir el estreñimiento.
  • Dividir las porciones de comida a lo largo del día, escoger alimentos de fácil digestión, con alto valor nutricional y de alta densidad energética, evitar los alimentos azucarados o preparar cremas enriquecidas pueden ayudar a gestionar la falta de hambre durante el tratamiento. Además, evitar alimentos calientes, muy pesados y con olor fuerte y masticar bien, puede ayudar a reducir las náuseas.
  • Extremar la higiene (especialmente de las manos), tener una buena higiene bucodental, hacer uso de mascarilla en ambientes concurridos de gente, mantener buenas prácticas de seguridad alimentaria y conservación de los alimentos y beber mucha agua, son prácticas recomendables debido al riesgo aumentado de sufrir infecciones.
  • La práctica de ejercicio es conveniente para afrontar el dolor, prevenir lesiones óseas y combatir la fatiga. En todo caso, el ejercicio se tiene que adaptar a cada persona y situación, pero puedes encontrar más información al respecto en nuestro artículo sobre los beneficios de la actividad física después del mieloma múltiple.
  • Las técnicas de relajación son un buen aliado para reducir los nervios y la ansiedad, y así contribuir también a reducir el dolor neuropático.
  • Finalmente, un buen descanso es fundamental para el bienestar, especialmente para reducir la fatiga y mejorar el estado de ánimo en general. Es importante cuidar las horas de sueño y la calidad de este creando un buen ambiente de descanso.

 

En cuanto a la gestión emocional, una de las principales dificultades a las que se enfrentan los pacientes de mieloma múltiple es la convivencia con la incertidumbre. A pesar de que los tratamientos han mejorado en los últimos años y los pacientes pueden vivir largos periodos de remisión de la enfermedad, el miedo a las recaídas está muy presente en la vida de los pacientes. Por eso, tener un buen apoyo psicológico es clave.

Algunas de las recomendaciones que pueden ayudar a manejar este miedo es la preparación de las consultas médicas, puesto que la comunicación con el equipo médico es clave para establecer una relación de confianza y colaboración. Hacer una lista de dudas y posibles preguntas no solo del momento actual, sino también pensando en el seguimiento y desde el punto de vista del cuidador puede ser de ayuda para tratar de resolver las dudas que puedan surgir.

Además, planificar actividades de ocio y rutinas, practicar técnicas como el mindfulness, realizar actividades que ayuden a focalizar la atención y requieren concentración, leer, practicar ejercicio y, sobre todo, pedir ayuda si se necesita, no solo a la gente del alrededor sino también a asociaciones especializadas en la enfermedad y otros profesionales.

En definitiva, a pesar de que el mieloma múltiple todavía no tiene cura definitiva, los avances permiten a los pacientes, en muchos casos, vivir con la enfermedad cronificada. Junto con las recomendaciones para hacer frente a los síntomas y efectos de los tratamientos, así como el cuidado de la salud mental, vivir con mieloma durante años es posible disfrutando de una buena calidad de vida.

 

CONVIVIR CON EL MIELOMA MÚLTIPLE
Recomendaciones generales para tener una mejor calidad de vida

 

 


Referencias

 

El papel de la rehabilitación en el cáncer y sus beneficios

Tanto el cáncer como los tratamientos de esta enfermedad pueden originar problemas físicos, cognitivos y de movilidad, que interfieren en la vida diaria, la reincorporación al trabajo o la continuación de los tratamientos. Por ello, los pacientes y las personas que han superado un cáncer se pueden beneficiar de los programas de rehabilitación.

 

La rehabilitación después del cáncer es un proceso que se adapta a las necesidades individuales de cada persona y se centra en mejorar la calidad de vida y recuperar la funcionalidad y la reintegración en sus actividades diarias. En este artículo, repasaremos cuáles pueden ser los beneficios de seguir un programa de rehabilitación, cómo y cuándo se tiene que llevar a cabo y cuáles son los servicios disponibles para las personas que han pasado por un proceso oncológico.

 

  • Beneficios de seguir un programa de rehabilitación

Los objetivos de los programas de rehabilitación del cáncer son diversos, pero están orientados a mantener la salud física y mental de los pacientes antes, durante y después del tratamiento, reduciendo así el impacto negativo que puede tener el cáncer en el día a día y favoreciendo la completa recuperación de la calidad de vida antes del diagnóstico.

 

Por un lado, la rehabilitación busca ayudar a mantener una vida activa durante todo el proceso de la enfermedad, sin tener que renunciar a participar en las tareas de la vida cotidiana, tanto en casa como en el trabajo. Por otro lado, trata de prevenir y reducir los efectos secundarios y las secuelas que pueden quedar después de los tratamientos. De este modo, permite mejorar la calidad de vida de las personas una vez superado o cronificado el cáncer.

 

  • ¿Cuándo se tiene que seguir una rehabilitación?

El momento de iniciar el proceso de rehabilitación puede variar, pero factores como la aparición de problemas de movilidad, dolor o debilidad, o dificultades para pensar con claridad, son determinantes para iniciar un programa de rehabilitación. Identificar estos síntomas es importante porque cuanto antes se inicie el programa, mejor.

 

De hecho, los procesos de rehabilitación a veces empiezan incluso antes de los tratamientos, evaluando la situación de cada persona (estado físico y mental, fuerza, actividad, etc.), y preparando el cuerpo y la mente para prevenir los posibles problemas que puedan surgir de los tratamientos.

 

 

  • Diferentes áreas que puede abordar la rehabilitación

La rehabilitación puede abordar diferentes aspectos relacionados con la salud, no solo física, sino también psicológica y social. Podemos destacar las siguientes áreas:

 

  • Rehabilitación física: hace referencia a los ejercicios para mejorar la fuerza y la capacidad aeróbica, flexibilidad y movilidad que afectan a las tareas cotidianas (vestirse, levantarse, andar, ducharse), y también problemas de deglución, tratamiento de cicatrices, reeducación postural, o drenaje linfático, problemas de salud sexual o de control de esfínteres.
  • Rehabilitación psicológica: se relaciona la intervención psicológica y la psicoterapia necesaria para gestionar el estrés, la ansiedad, y otras emociones que pueden surgir durante y después del tratamiento, así como problemas cognitivos, de memoria y dificultades para pensar con claridad.
  • Rehabilitación nutricional: se refiere al asesoramiento nutricional para recuperar la salud y el bienestar, así como para la integración de hábitos de alimentación saludable.
  • Rehabilitación social: es la ayuda para la reintegración en la vida cotidiana y las relaciones sociales. Incluye aspectos como el acompañamiento en la vuelta al trabajo, la posible adaptación al puesto de trabajo, la tramitación de prestaciones, así como otros factores socioeconómicos que se pueden ver afectados por el diagnóstico y tratamiento.

 

Dado el amplio abanico de aspectos a cubrir por la rehabilitación, son muchos también los especialistas implicados en el proceso: médicos rehabilitadores, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, logopedas y psicólogos, entre otros, son los que se encargan de acompañar a los pacientes durante la recuperación.

 

 

  • ¿Qué servicios de rehabilitación hay disponibles?

La rehabilitación está disponible en España, tanto en centros sanitarios públicos como en privados. En primer lugar, los grandes hospitales, como por ejemplo el Hospital Universitario Vall de Hebrón en Barcelona, tienen un servicio específico para pacientes oncológicos que trabaja en coordinación con los diferentes servicios y unidades del hospital y otros centros de salud asociados. Además, existen clínicas especializadas en la rehabilitación de pacientes de cáncer.

 

Por otro lado, asociaciones y entidades como la AECC o la FECEC, ofrecen talleres y sesiones orientados a la rehabilitación desde los diferentes abordajes mencionados anteriormente, como por ejemplo, cursos de pilates, yoga y ejercicio terapéutico. También proporcionan grupos de apoyo y acompañamiento emocional. Algunas de estas entidades también ofrecen sesiones más específicas, dirigidas a grupos concretos de personas, como por ejemplo talleres de prevención del linfedema o de recuperación de la voz para personas laringectomizadas.

 

En definitiva, la rehabilitación ofrece a las personas que pasan por el proceso del cáncer muchas opciones para tratar de mantener su calidad de vida y bienestar, tanto físico como emocional, durante todas las fases de la enfermedad. Estos recursos están disponibles para los pacientes y son una oportunidad para emprender de la mejor forma el camino hacia la recuperación.

 


 

Referencias

 

Beneficios de la atención psicooncológica tras haber vivido un cáncer

Haber vivido una enfermedad oncológica tiene un impacto más allá del estado físico, afectando también aspectos emocionales, al ambiente familiar y laboral, y a la calidad de vida. De esta forma, surge la necesidad de adaptarse a la nueva situación de forma sana y de tomar consciencia de la importancia del autocuidado a nivel psicológico.

Es así como nace la psicooncología, cuyo objetivo es el de atender las necesidades psicológicas de la persona que ha tenido una enfermedad oncológica, los familiares que lo necesiten y atender también a los profesionales de los equipos de salud relacionados con la enfermedad. Existen varias alternativas a disposición de las personas que han vivido una situación de este tipo, así como para sus familiares o cuidadores.  Así, encontramos las psicoterapias individualizadas, las psicoterapias grupales, o los grupos de apoyo mutuo. La participación en estos recursos de soporte psicológico no es obligatoria, sin embargo, hay evidencia de que la atención psicooncológica, cuando la persona considera que lo necesita, tiene un efecto casi inmediato en la mejora de la situación emocional.

 

¿Cuándo se debería acudir al psicooncólogo?

El diagnóstico del cáncer es habitualmente un hecho que desestabiliza emocionalmente, y una vez que se ha vivido la experiencia también pueden surgir miedos e inseguridades. La psicooncología se encarga de atender las necesidades a nivel psicológico de la persona afectada en el proceso y evolución de la enfermedad, mejorar el afrontamiento a la misma y repercute en beneficiar la calidad de vida. Acudir a un psicooncólogo puede ser necesario durante el proceso de la enfermedad, pero muy frecuentemente surge la necesidad de acudir en el período de la remisión de la enfermedad, puesto que es cuando se detecta un aumento del malestar emocional, con la afectación del estado de ánimo. Así pues, la intervención psicooncológica puede beneficiar en cualquier momento, tanto a la persona que ha vivido un cáncer como a otros miembros de su familia que puedan necesitarlo.

Algunos centros de salud y hospitales ofrecen este servicio especializado de atención psicológica, pero en caso de no estar disponible,  o no tener acceso a él, hay varias entidades que dan soporte a los interesados, como las organizaciones federadas a la FECEC.

 

¿Cuáles son los beneficios de la psicooncología?

La psicooncología tiene varias funciones que son beneficiosas a lo largo de todo el proceso:

  • Proporcionar herramientas para manejar el dolor y aliviar el malestar emocional.
  • Ayudar a mantener la autoestima, puesto que los tratamientos pueden afectar al aspecto físico.
  • Permitir el desahogo emocional, facilitando la expresión de miedos y preocupaciones por la incertidumbre a volver a padecer la enfermedad.
  • Proporcionar las herramientas psicológicas necesarias para asumir la experiencia, integrarla y lentamente, volver a la normalidad.
  • Promover el soporte sociofamiliar fortaleciendo la comunicación entre los afectados y los familiares.
  • Valorar los criterios para participar en la psicoterapia grupal y los grupos de ayuda mutua.
  • Ayudar a los familiares y cuidadores, fomentando el autocuidado y comprender sus emociones para poder adaptarse de forma saludable a la situación.

 

La psicooncología es importante en todas las fases del cáncer:

La psicooncología está presente en todas las fases de la enfermedad y aborda las necesidades específicas de cada una de ellas para mejorar la calidad de vida. El papel del psicooncólogo en la remisión es particularmente importante, puesto que acompaña en el proceso de vuelta a la normalidad, a la rutina, y se encarga de trabajar los miedos a la recaída.

Las personas que han vivido un cáncer pueden presentar secuelas físicas y psicológicas. Por ello, la intervención psicooncológica juega un papel fundamental ayudando a estas personas a gestionar sus emociones y cómo perciben la vida, contribuyendo a que se sientan mejor consigo mismos e integren de forma adaptativa las viviencias de cada momento.

 

La intervención psicooncológica puede ser individual o grupal.

En la psicoterapia individual, las sesiones se realizan con el psicooncólogo directamente. Las psicoterapias grupales, por otro lado, aunque también están dirigidas por un psicooncólogo, se realizan en grupos de iguales que intentan ser homogéneos.

 

¿Cuál es la diferencia entre la terapia de grupo y los grupos de ayuda mutua (GAM)?

La terapia psicológica de las personas que han vivido un cáncer también ofrece la posibilidad, si se requiere, de asistir a terapias de grupo y a grupos de ayuda mutua.

  • Terapia de grupo:

Las terapias de grupo forman parte de la psicoterapia y ayudan a la adaptación psicosocial de la persona que ha vivido la experiencia de tener un cáncer. Estas terapias se enfocan en fomentar su adaptación y favorecer su crecimiento personal. Un buen momento para iniciar la terapia de grupo es una vez finaliza el tratamiento oncológico, que es el punto de inflexión cuando el control pasa del personal médico a la propia persona.

Las terapias grupales, que pueden ser de varios abordajes psicoterapéuticos distintos, se adaptan a las necesidades de los miembros que lo componen y están guiadas por un psicoterapeuta que dirige las sesiones. Suelen estar divididas en módulos que tratan diferentes temas, ya que se busca un cambio duradero en el afrontamiento de los participantes, favoreciendo la expresión emocional y el aprendizaje interpersonal. Por ello, normalmente, se intenta que el grupo sea homogéneo y que se encuentren en el mismo estadio de la enfermedad.

  • Grupo de ayuda mutua:

A diferencia de las terapias de grupo, los grupos de ayuda mutua no se engloban dentro de la psicoterapia. Estos grupos son un espacio de encuentro y apoyo entre iguales y aunque pueden beneficiar la salud mental de los participantes, no tienen la figura del psicoterapeuta que medie las sesiones de grupo. Los grupos de ayuda mutua se caracterizan porque se gestionan ellos mismos, no tienen diferencias de rol, se expresan los sentimientos y se comparten las experiencias vividas con otras personas en situación similar. Esto permite a los participantes sentirse más comprendidos y acompañados, reduciendo el estrés y la sensación de impotencia.

 

¿Los familiares y cuidadores también pueden usar estos grupos?

La terapia grupal y los grupos de ayuda mutua pretenden mejorar la calidad de vida de las personas que han vivido un cáncer y la de sus familiares, ayudándoles a desarrollar las competencias que les permitan manejar el malestar psicológico asociado a esta situación.

La participación en estos grupos ayuda a familiares y cuidadores a comprender que el cáncer afecta tanto al paciente como al entorno, y da herramientas para aprender a gestionar las emociones durante el proceso o una vez finalizada la enfermedad.

Existen varias entidades federadas a la FECEC, Junts contra el càncer, que proporcionan recursos para la orientación y apoyo psicológico a las personas que comienzan esta nueva etapa tras finalizar el tratamiento contra el cáncer.

 

Asesoramiento y apoyo:

 

Terapia de grupo:

 

Soporte clínico:

 

Terapia sexual y de pareja:

 

Grupos de ayuda mutua:

 

Podcast: hablemos sobre sexualidad después del cáncer

Este es el segundo de los podcast de la FECEC, Junts contra el Càncer, en el que ofrecemos información sobre la enfermedad de manera amena y comprensible. En esta ocasión, hablamos sobre la sexualidad después del cáncer con Lidia Menchen, enfermera de Oncología en el Consorci Sanitari de Terrassa, y Mati Segura, psicóloga, terapeuta sexual y de pareja.

 

¿Cómo afecta la aprobación del derecho al olvido oncológico a la contratación de un seguro?

El objetivo de contratar un seguro privado a una compañía de seguros es que la aseguradora abone al asegurado una indemnización ante una contingencia concreta, cubriendo los riesgos económicos de bienes o de personas. A cambio de este tipo de protección, el asegurado realiza pagos periódicos a la compañía aseguradora, conocidos como prima. La determinación de esta prima está sometida a muchas variables, entre ellas la edad y el historial médico.

En la actualidad, disponer de un seguro de asistencia médica o seguro de salud puede ser una ventaja a la hora de afrontar posibles costes médicos derivados de una enfermedad, así como el seguro de vida protege financieramente a tu familia u otras personas que dependan de tus ingresos.

¿Qué se tiene que hacer para contratar un seguro?

La mayoría de las compañías aseguradoras realizan de manera previa un estudio de los riesgos y, en función de ellos, determinan la prima a abonar por el asegurado. Normalmente, estos estudios se realizan en forma de cuestionario. La persona que decide contratar el seguro tiene el deber de declarar todas las circunstancias que para él sean conocedoras y que puedan influir en la valoración de los riesgos, siempre que se le someta a este cuestionario.

 

En el caso de los seguros médicos o de vida, la gran mayoría de las aseguradoras someten a un cuestionario relativo a la salud y estilo de vida del asegurado y, en algunos casos, incluso a una revisión médica. Es importante responder a este cuestionario de manera sincera a partir de la información de la que se dispone en el momento de realizarlo. Si se oculta una enfermedad crónica o una operación dentro del periodo de tiempo en el que se acotan las preguntas, el asegurado se expone a que la compañía no se haga cargo de la atención.  

 

Por lo que hace a los seguros médicos, en función de la cobertura contratada, pueden cubrir procesos oncológicos si fue contratado de forma previa al diagnóstico de la enfermedad. En líneas generales, los seguros médicos que no incluyen hospitalización, cubren todo lo relacionado con la detección y el diagnóstico, pero no el tratamiento y la intervención (en el caso de que la hubiera). Por el contrario, las pólizas que incluyen hospitalización y cirugías dan una cobertura integral, incluyendo el tratamiento. A partir de ahí, existe una amplia variedad de productos que responden a precios muy distintos.

 

¿Se puede contratar un seguro después de haber superado un cáncer?

 

Hasta ahora, para las personas que habían superado una enfermedad oncológica, conseguir un seguro era muy difícil y, en caso de que no fuera una exclusión, la condición de enfermedad solia implicar un aumento en las primas. Muchas aseguradoras se negaban a tramitar una póliza por enfermedad o por haber sufrido una durante los años anteriores, como puede ser el caso de las personas que habían padecido una enfermedad oncológica. En este caso, se denegaba el seguro y podían surgir dificultades para la concesión del préstamo o producto financiero.

 

Esta realidad ha cambiado gracias a que, recientemente, tras la entrada en vigor del Real Decreto 5/2023, se ha aprobado el derecho al olvido oncológico, que permite un gran avance para las personas que han superado un cáncer. El derecho al olvido oncológico reconoce el derecho a que no se tenga en cuenta que alguien ha pasado por un cáncer en diferentes situaciones como la contratación de un seguro. Este derecho evita que estas personas tengan que justificar su historial médico y evita que sean discriminadas.

 

De esta forma, la modificación en la Ley de Contrato de Seguro (a través del Real Decreto 5/2023 aprobado el 28 de junio) establece que, a la hora de contratar un seguro, se anulan las cláusulas que excluyen a las personas que han pasado por un cáncer y prohíbe su discriminación, una vez transcurridos 5 años desde la finalización del tratamiento radical sin recaída posterior. Por otro lado, el Real Decreto 5/2023 también modifica la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios, anulando las cláusulas y condiciones que excluyen o discriminan a las personas que han pasado por un cáncer antes de firmar un contrato o negocio jurídico, una vez que hayan transcurrido 5 años desde la finalización del tratamiento radical sin recaída posterior.

 

En relación con los seguros de vida, la modificación establece que el asegurado no tiene la obligación de declarar si ha tenido cáncer en el pasado, siempre que hayan transcurrido 5 años desde la finalización del tratamiento radical sin recaída posterior. Una vez transcurrido este tiempo, el asegurador no podrá considerar la existencia de antecedentes oncológicos a efectos de la contratación del seguro, quedando prohibida toda discriminación o restricción por este motivo.

 

En el ámbito de la Unión Europea, se están llevando a cabo importantes avances en la protección de los derechos de los pacientes que han pasado por enfermedades como el cáncer. Por un lado, la Resolución del Parlamento Europeo, emitida el 16 de febrero de 2022, plantea la necesidad de garantizar el derecho al olvido para todos los pacientes europeos. Esta medida establece que, a más tardar en 2025, los Estados miembros deben asegurar este derecho a aquellos que han completado su tratamiento durante 10 años, y en un plazo de 5 años para pacientes cuyo diagnóstico se haya realizado antes de los 18 años.

 

Por otro lado, el  “Beating Cancer plan”  contempla la elaboración de un código de conducta que garantice que los avances en los tratamientos contra el cáncer y su mayor eficacia se reflejen en las prácticas comerciales de los proveedores de servicios financieros. Esto ayudará a garantizar que solo se utilice la información necesaria al evaluar la elegibilidad de los solicitantes de productos financieros, así como hacer posible el acceso equitativo a los servicios financieros, a través de un código de conducta y reflexión para dar soluciones a largo plazo.

 

 

Referencias: