El papel de la rehabilitación en el cáncer y sus beneficios

Tanto el cáncer como los tratamientos de esta enfermedad pueden originar problemas físicos, cognitivos y de movilidad, que interfieren en la vida diaria, la reincorporación al trabajo o la continuación de los tratamientos. Por ello, los pacientes y las personas que han superado un cáncer se pueden beneficiar de los programas de rehabilitación.

 

La rehabilitación después del cáncer es un proceso que se adapta a las necesidades individuales de cada persona y se centra en mejorar la calidad de vida y recuperar la funcionalidad y la reintegración en sus actividades diarias. En este artículo, repasaremos cuáles pueden ser los beneficios de seguir un programa de rehabilitación, cómo y cuándo se tiene que llevar a cabo y cuáles son los servicios disponibles para las personas que han pasado por un proceso oncológico.

 

  • Beneficios de seguir un programa de rehabilitación

Los objetivos de los programas de rehabilitación del cáncer son diversos, pero están orientados a mantener la salud física y mental de los pacientes antes, durante y después del tratamiento, reduciendo así el impacto negativo que puede tener el cáncer en el día a día y favoreciendo la completa recuperación de la calidad de vida antes del diagnóstico.

 

Por un lado, la rehabilitación busca ayudar a mantener una vida activa durante todo el proceso de la enfermedad, sin tener que renunciar a participar en las tareas de la vida cotidiana, tanto en casa como en el trabajo. Por otro lado, trata de prevenir y reducir los efectos secundarios y las secuelas que pueden quedar después de los tratamientos. De este modo, permite mejorar la calidad de vida de las personas una vez superado o cronificado el cáncer.

 

  • ¿Cuándo se tiene que seguir una rehabilitación?

El momento de iniciar el proceso de rehabilitación puede variar, pero factores como la aparición de problemas de movilidad, dolor o debilidad, o dificultades para pensar con claridad, son determinantes para iniciar un programa de rehabilitación. Identificar estos síntomas es importante porque cuanto antes se inicie el programa, mejor.

 

De hecho, los procesos de rehabilitación a veces empiezan incluso antes de los tratamientos, evaluando la situación de cada persona (estado físico y mental, fuerza, actividad, etc.), y preparando el cuerpo y la mente para prevenir los posibles problemas que puedan surgir de los tratamientos.

 

 

  • Diferentes áreas que puede abordar la rehabilitación

La rehabilitación puede abordar diferentes aspectos relacionados con la salud, no solo física, sino también psicológica y social. Podemos destacar las siguientes áreas:

 

  • Rehabilitación física: hace referencia a los ejercicios para mejorar la fuerza y la capacidad aeróbica, flexibilidad y movilidad que afectan a las tareas cotidianas (vestirse, levantarse, andar, ducharse), y también problemas de deglución, tratamiento de cicatrices, reeducación postural, o drenaje linfático, problemas de salud sexual o de control de esfínteres.
  • Rehabilitación psicológica: se relaciona la intervención psicológica y la psicoterapia necesaria para gestionar el estrés, la ansiedad, y otras emociones que pueden surgir durante y después del tratamiento, así como problemas cognitivos, de memoria y dificultades para pensar con claridad.
  • Rehabilitación nutricional: se refiere al asesoramiento nutricional para recuperar la salud y el bienestar, así como para la integración de hábitos de alimentación saludable.
  • Rehabilitación social: es la ayuda para la reintegración en la vida cotidiana y las relaciones sociales. Incluye aspectos como el acompañamiento en la vuelta al trabajo, la posible adaptación al puesto de trabajo, la tramitación de prestaciones, así como otros factores socioeconómicos que se pueden ver afectados por el diagnóstico y tratamiento.

 

Dado el amplio abanico de aspectos a cubrir por la rehabilitación, son muchos también los especialistas implicados en el proceso: médicos rehabilitadores, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, logopedas y psicólogos, entre otros, son los que se encargan de acompañar a los pacientes durante la recuperación.

 

 

  • ¿Qué servicios de rehabilitación hay disponibles?

La rehabilitación está disponible en España, tanto en centros sanitarios públicos como en privados. En primer lugar, los grandes hospitales, como por ejemplo el Hospital Universitario Vall de Hebrón en Barcelona, tienen un servicio específico para pacientes oncológicos que trabaja en coordinación con los diferentes servicios y unidades del hospital y otros centros de salud asociados. Además, existen clínicas especializadas en la rehabilitación de pacientes de cáncer.

 

Por otro lado, asociaciones y entidades como la AECC o la FECEC, ofrecen talleres y sesiones orientados a la rehabilitación desde los diferentes abordajes mencionados anteriormente, como por ejemplo, cursos de pilates, yoga y ejercicio terapéutico. También proporcionan grupos de apoyo y acompañamiento emocional. Algunas de estas entidades también ofrecen sesiones más específicas, dirigidas a grupos concretos de personas, como por ejemplo talleres de prevención del linfedema o de recuperación de la voz para personas laringectomizadas.

 

En definitiva, la rehabilitación ofrece a las personas que pasan por el proceso del cáncer muchas opciones para tratar de mantener su calidad de vida y bienestar, tanto físico como emocional, durante todas las fases de la enfermedad. Estos recursos están disponibles para los pacientes y son una oportunidad para emprender de la mejor forma el camino hacia la recuperación.

 


 

Referencias

 

Beneficios de la atención psicooncológica tras haber vivido un cáncer

Haber vivido una enfermedad oncológica tiene un impacto más allá del estado físico, afectando también aspectos emocionales, al ambiente familiar y laboral, y a la calidad de vida. De esta forma, surge la necesidad de adaptarse a la nueva situación de forma sana y de tomar consciencia de la importancia del autocuidado a nivel psicológico.

Es así como nace la psicooncología, cuyo objetivo es el de atender las necesidades psicológicas de la persona que ha tenido una enfermedad oncológica, los familiares que lo necesiten y atender también a los profesionales de los equipos de salud relacionados con la enfermedad. Existen varias alternativas a disposición de las personas que han vivido una situación de este tipo, así como para sus familiares o cuidadores.  Así, encontramos las psicoterapias individualizadas, las psicoterapias grupales, o los grupos de apoyo mutuo. La participación en estos recursos de soporte psicológico no es obligatoria, sin embargo, hay evidencia de que la atención psicooncológica, cuando la persona considera que lo necesita, tiene un efecto casi inmediato en la mejora de la situación emocional.

 

¿Cuándo se debería acudir al psicooncólogo?

El diagnóstico del cáncer es habitualmente un hecho que desestabiliza emocionalmente, y una vez que se ha vivido la experiencia también pueden surgir miedos e inseguridades. La psicooncología se encarga de atender las necesidades a nivel psicológico de la persona afectada en el proceso y evolución de la enfermedad, mejorar el afrontamiento a la misma y repercute en beneficiar la calidad de vida. Acudir a un psicooncólogo puede ser necesario durante el proceso de la enfermedad, pero muy frecuentemente surge la necesidad de acudir en el período de la remisión de la enfermedad, puesto que es cuando se detecta un aumento del malestar emocional, con la afectación del estado de ánimo. Así pues, la intervención psicooncológica puede beneficiar en cualquier momento, tanto a la persona que ha vivido un cáncer como a otros miembros de su familia que puedan necesitarlo.

Algunos centros de salud y hospitales ofrecen este servicio especializado de atención psicológica, pero en caso de no estar disponible,  o no tener acceso a él, hay varias entidades que dan soporte a los interesados, como las organizaciones federadas a la FECEC.

 

¿Cuáles son los beneficios de la psicooncología?

La psicooncología tiene varias funciones que son beneficiosas a lo largo de todo el proceso:

  • Proporcionar herramientas para manejar el dolor y aliviar el malestar emocional.
  • Ayudar a mantener la autoestima, puesto que los tratamientos pueden afectar al aspecto físico.
  • Permitir el desahogo emocional, facilitando la expresión de miedos y preocupaciones por la incertidumbre a volver a padecer la enfermedad.
  • Proporcionar las herramientas psicológicas necesarias para asumir la experiencia, integrarla y lentamente, volver a la normalidad.
  • Promover el soporte sociofamiliar fortaleciendo la comunicación entre los afectados y los familiares.
  • Valorar los criterios para participar en la psicoterapia grupal y los grupos de ayuda mutua.
  • Ayudar a los familiares y cuidadores, fomentando el autocuidado y comprender sus emociones para poder adaptarse de forma saludable a la situación.

 

La psicooncología es importante en todas las fases del cáncer:

La psicooncología está presente en todas las fases de la enfermedad y aborda las necesidades específicas de cada una de ellas para mejorar la calidad de vida. El papel del psicooncólogo en la remisión es particularmente importante, puesto que acompaña en el proceso de vuelta a la normalidad, a la rutina, y se encarga de trabajar los miedos a la recaída.

Las personas que han vivido un cáncer pueden presentar secuelas físicas y psicológicas. Por ello, la intervención psicooncológica juega un papel fundamental ayudando a estas personas a gestionar sus emociones y cómo perciben la vida, contribuyendo a que se sientan mejor consigo mismos e integren de forma adaptativa las viviencias de cada momento.

 

La intervención psicooncológica puede ser individual o grupal.

En la psicoterapia individual, las sesiones se realizan con el psicooncólogo directamente. Las psicoterapias grupales, por otro lado, aunque también están dirigidas por un psicooncólogo, se realizan en grupos de iguales que intentan ser homogéneos.

 

¿Cuál es la diferencia entre la terapia de grupo y los grupos de ayuda mutua (GAM)?

La terapia psicológica de las personas que han vivido un cáncer también ofrece la posibilidad, si se requiere, de asistir a terapias de grupo y a grupos de ayuda mutua.

  • Terapia de grupo:

Las terapias de grupo forman parte de la psicoterapia y ayudan a la adaptación psicosocial de la persona que ha vivido la experiencia de tener un cáncer. Estas terapias se enfocan en fomentar su adaptación y favorecer su crecimiento personal. Un buen momento para iniciar la terapia de grupo es una vez finaliza el tratamiento oncológico, que es el punto de inflexión cuando el control pasa del personal médico a la propia persona.

Las terapias grupales, que pueden ser de varios abordajes psicoterapéuticos distintos, se adaptan a las necesidades de los miembros que lo componen y están guiadas por un psicoterapeuta que dirige las sesiones. Suelen estar divididas en módulos que tratan diferentes temas, ya que se busca un cambio duradero en el afrontamiento de los participantes, favoreciendo la expresión emocional y el aprendizaje interpersonal. Por ello, normalmente, se intenta que el grupo sea homogéneo y que se encuentren en el mismo estadio de la enfermedad.

  • Grupo de ayuda mutua:

A diferencia de las terapias de grupo, los grupos de ayuda mutua no se engloban dentro de la psicoterapia. Estos grupos son un espacio de encuentro y apoyo entre iguales y aunque pueden beneficiar la salud mental de los participantes, no tienen la figura del psicoterapeuta que medie las sesiones de grupo. Los grupos de ayuda mutua se caracterizan porque se gestionan ellos mismos, no tienen diferencias de rol, se expresan los sentimientos y se comparten las experiencias vividas con otras personas en situación similar. Esto permite a los participantes sentirse más comprendidos y acompañados, reduciendo el estrés y la sensación de impotencia.

 

¿Los familiares y cuidadores también pueden usar estos grupos?

La terapia grupal y los grupos de ayuda mutua pretenden mejorar la calidad de vida de las personas que han vivido un cáncer y la de sus familiares, ayudándoles a desarrollar las competencias que les permitan manejar el malestar psicológico asociado a esta situación.

La participación en estos grupos ayuda a familiares y cuidadores a comprender que el cáncer afecta tanto al paciente como al entorno, y da herramientas para aprender a gestionar las emociones durante el proceso o una vez finalizada la enfermedad.

Existen varias entidades federadas a la FECEC, Junts contra el càncer, que proporcionan recursos para la orientación y apoyo psicológico a las personas que comienzan esta nueva etapa tras finalizar el tratamiento contra el cáncer.

 

Asesoramiento y apoyo:

 

Terapia de grupo:

 

Soporte clínico:

 

Terapia sexual y de pareja:

 

Grupos de ayuda mutua:

 

Diez falsos mitos después del cáncer

A pesar de que hay cada vez más información y recursos disponibles sobre el cáncer, todavía existen muchos mitos acerca de esta enfermedad y sobre cómo es la vida de las personas una vez la superan. Estas confusiones se crean debido a la falta de información o comprensión que surge después del cáncer. Por eso, es importante desmitificar y aclarar estos malentendidos/falsos mitos, para que las personas puedan tener información precisa y tomar decisiones en su vida después de esta enfermedad.

 

A continuación, repasamos algunos de estos mitos y explicamos por qué no son verdad.

 

1. Cuando una persona ha superado un cáncer, su vida vuelve a ser como antes.

Los tratamientos pueden tener efectos secundarios que continúan mucho después de la última administración de quimioterapia o la última sesión de radioterapia, incluso los tratamientos de corta duración pueden provocar cambios permanentes en el organismo. Muchas personas experimentan cambios emocionales y sociales a largo plazo como consecuencia de la transformación que supone sufrir una enfermedad como el cáncer. Después de un proceso oncológico, la transformación y la incorporación de nuevos aprendizajes son fundamentales para adaptarse a la vida después del cáncer, ya que pueden ayudar a la persona a superar los miedos y ansiedad relacionados con el cáncer y a adoptar una nueva perspectiva de vida.  Por lo tanto, para las personas que han superado un cáncer no todo vuelve a ser igual, y deben adaptarse a su “nueva normalidad”.

 

2. Si una persona no presenta ningún síntoma después del tratamiento de cáncer, no tiene la necesidad de realizar controles regulares.

Incluso si no se experimentan síntomas, es importante seguir con los controles regulares establecidos por los profesionales sanitarios, para detectar la recurrencia del cáncer o cualquier efecto tardío del tratamiento. Las recomendaciones sobre el control de seguimiento regular dependen de varios factores, entre ellos, el tipo y estadio del cáncer diagnosticado originalmente y los tipos de tratamiento proporcionados. Es fundamental que las personas que hayan pasado por un proceso oncológico sigan los controles médicos que pauta su oncólogo.

 

3. Las mujeres que han superado un cáncer de mama, con el tiempo, podrán dejar de hacerse mamografías.

Las mamografías son una herramienta crucial en la detección temprana de la recurrencia del cáncer de mama. Para las mujeres que lo han superado, se recomienda una mamografía anual, tanto si se ha realizado un tratamiento quirúrgico conservador de la mama como si se ha realizado una reconstrucción en el caso de mastectomía. El control anual se mantendrá a lo largo de toda la vida, porque estas pacientes, a diferencia de la población sana que se somete a mamografías bianuales en las campañas de cribado, tienen una probabilidad de desarrollar una recidiva local o un segundo tumor del 5-10% en los 10 años siguientes al tratamiento.

 

4. Quienes han cronificado el cáncer son héroes.

Dentro del sistema sanitario y en nuestra sociedad, se considera un triunfo el hecho de acabar el tratamiento con éxito y cronificar el cáncer. Lamentablemente, esto contrasta con la realidad en la que se encuentran estas personas al volver a su día a día, no solo por las dificultades externas, sino también por sus sentimientos de desconcierto, angustia, aceptación o frustración ante los cambios físicos o psicológicos. Las personas que han superado un cáncer muchas veces también describen una sensación de desamparo, desprotección y abandono, una vez finalizado el tratamiento, como consecuencia por romper o distanciar el vínculo con el sistema sanitario.

 

5. Las personas que han superado un cáncer infantil tienen una esperanza de vida más corta.

Algunas personas que han superado un cáncer infantil pueden tener un riesgo mayor de desarrollar ciertas condiciones médicas con el tiempo, como tener efectos a largo plazo y cánceres secundarios, pero esto no significa necesariamente que su esperanza de vida sea más corta. En general, las personas que han superado un cáncer infantil y han recibido atención médica adecuada y seguimiento regular tienen una esperanza de vida similar a la de la población general.

 

6. Una mujer que ha superado un cáncer de mama no debería quedarse embarazada.

No hay ninguna evidencia científica de que el riesgo de cáncer aumente si una mujer se queda embarazada después de un cáncer de mama. Como norma general, el embarazo después del cáncer es seguro para la madre y el bebé. A menudo se recomienda esperar un tiempo, entre seis meses y un año después de completar todos los tratamientos contra el cáncer antes de intentar quedarse embarazada, por los posibles efectos adversos del tratamiento. No obstante, no es posible predecir cuándo es el mejor momento para quedarse embarazada después de finalizar el tratamiento, así que se debería consultar con el médico para tomar la mejor decisión para cada caso.

 

7. Las personas que han superado un cáncer tienen que seguir una dieta equilibrada para reducir las probabilidades de recurrencia.

No hay evidencia clara de que una dieta específica o la eliminación de ciertos alimentos pueda prevenir la recurrencia del cáncer. Seguir una dieta equilibrada que incluya frutas, verduras frescas y alimentos integrales siempre es útil para mejorar y mantener la salud general. Sin embargo, los alimentos por sí solos no previenen el cáncer, sino que favorecen una reducción del riesgo de desarrollar cáncer. Como se indica desde el Código Europeo Contra el Cáncer, es posible reducir el riesgo de cáncer, hasta en un 18%, a través de una alimentación sana y el cuidado del peso corporal. Algunos consejos para seguir una dieta equilibrada y saludable son:

 

8. Una persona que ha superado un cáncer no puede hacer ejercicio físico.

El ejercicio físico puede ser beneficioso para muchas personas que han superado un cáncer, incluso los programas de rehabilitación oncológica lo consideran parte fundamental de la atención estándar también durante el tratamiento. Varios estudios sugieren que el ejercicio regular puede ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas y reducir el riesgo de recurrencia del cáncer. El ejercicio puede ayudar a mejorar la fuerza muscular, la capacidad cardiovascular, la función inmunológica y la densidad ósea. Además, el ejercicio también puede ayudar a reducir los niveles de estrés y ansiedad, mejorar el estado de ánimo y mejorar la autoestima.

 

9. Las personas que han superado un cáncer no pueden hacer nada para cambiar cómo se sienten física o emocionalmente.

Aunque puede haber desafíos físicos y emocionales después del cáncer, las personas tienen opciones y recursos disponibles para mejorar su bienestar y calidad de vida, como buscar apoyo de familiares o amigos o cambiar su estilo de vida para mejorar su salud. Por ejemplo, algunos han descrito que superar el cáncer les dio la confianza en uno mismo y la fuerza emocional para crear cambios positivos en sus vidas. Pero tampoco hay que tratar de aparentar tener entusiasmo, es decir, hay que ser sincero con uno mismo y aceptar todos los tipos de emociones en diferentes momentos.

 

10. Una persona con un familiar que haya superado un cáncer tiene más posibilidades de padecerlo.

No necesariamente. Si bien hay ciertos tipos de cáncer que pueden tener un componente genético (del 5 al 10% de los casos) y tener un familiar cercano que ha padecido cáncer puede aumentar ligeramente el riesgo de desarrollar la enfermedad, en la mayoría de los casos el cáncer no es hereditario. El 90-95% de los cánceres restantes son causados por mutaciones que le suceden a la persona durante la vida, como consecuencia natural del envejecimiento y la exposición a factores ambientales.

 

Impacto de los mitos en las personas que han superado un cáncer

 

En conclusión, es importante tener en cuenta que después del cáncer pueden surgir muchos mitos y creencias erróneas que pueden tener un impacto significativo en la vida de las personas que han superado la enfermedad. Estos mitos pueden influir en las decisiones que se toman sobre el cuidado de la salud y pueden generar preocupaciones innecesarias y estrés emocional. Es importante obtener información precisa y actualizada sobre el cáncer y hablar con los profesionales de la salud para aclarar cualquier duda o preocupación.

 

Referencias

 

Support connection – Cancer Survivorship: Myths, Realities, and Moving Forward

Johns Hopkins Medicine – 10 Myths About Breast Cancer Survivorship

Childhood Cancer International – Myths and Misconceptions about Childhood Cancer Survivors

FECEC – Millorar l’experiència dels supervivents de càncer a Catalunya

SEOM – Mitos y realidades en oncología

Match Trial – Mitos sobre el cáncer

FECEC – Buscando el embarazo después del cáncer

Cancer.net – Cáncer de mama: Atención de seguimiento y monitoreo

SEOM – Recomendaciones para el seguimiento de las mujeres supervivientes de cáncer de mama

Código europeo contra el cáncer – 12 formas de reducir el riesgo de cáncer

Blog FECEC – Efectes beneficiosos de l’exercici i nutrició al cervell del pacient amb càncer

AECC – Alimentación y cáncer. Control de peso

AECC – Alimentación sana contra el cáncer

 

La vida después del cáncer en películas, series y libros

Las historias ficticias que narran la vida de personas con cáncer han conseguido que empaticemos con sus personajes y conozcamos a través de ellos una de las enfermedades con mayor impacto en la actualidad.

A continuación, repasamos algunas películas, series o libros que han girado en torno a esta temática.

 

En la gran pantalla

Cada vez resulta menos raro encontrar una película en la que el cáncer esté presente. De hecho, todos conocemos algún personaje que lo haya sufrido, pero ¿cómo es su vida después del cáncer? Lo cierto es que, aunque muchas películas hablan de esta enfermedad, pocas reflejan el momento tras la superación.

En 50/50 (2011) el protagonista de la película, Adam, tiene un tumor maligno en la columna vertebral y un 50% de probabilidades de sobrevivir. Deciden extirpárselo, ya que la quimioterapia no había funcionado con él, y la operación es un éxito. Sin embargo, poco se muestra sobre su vida después de este momento, salvo el hecho de que debe cuidar la cicatriz que le dejó la operación.

Otro ejemplo es la película Planta 4ª (2003), de la obra teatral Los Pelones de Albert Espinosa y basada en la propia experiencia del autor. El largometraje muestra la lucha por la supervivencia de un grupo de adolescentes ingresados en un hospital. No obstante, aunque algunos de ellos superan el cáncer, reciben el alta y el espectador no vuelve a saber más sobre sus vidas después del cáncer.

 

En series y libros

No solo encontramos historias del cáncer en el cine, sino también en series y libros:

La exitosa serie Pulseras Rojas (2011) de TV3, creada y escrita por Albert Espinosa, cuyo guion original se basa en su novela El mundo amarillo es un buen ejemplo. El argumento de la serie gira en torno a la vida de un grupo de niños y adolescentes en pediatría de un hospital. A Jordi, uno de los protagonistas, le amputan su pierna derecha debido a un cáncer en la tibia que acaba superando. Su vida después del cáncer se basa en aprender a vivir con una pierna ortopédica, que ha supuesto un gran esfuerzo económico para su familia. Jordi consigue adaptarse a su nueva pierna, trabajar en un taller de coches, retomar las clases en el colegio y volver a conducir su moto.

La novela La decisión más difícil (2004), de Jodi Picoult, cuenta la historia de un matrimonio que decide tener una segunda hija, Anna, que pudiera ser donante compatible para su primera hija enferma de leucemia, Kate. El libro narra cómo Kate, pese a la alta probabilidad de sufrir un rechazo del trasplante, supera la enfermedad y 8 años más tarde no ha vuelto a sufrir ninguna recaída, llegando a ser profesora de danza, su pasión.

 

La importancia de representar a este colectivo en todos los tipos de ficción

El cáncer ya es tan común que no siempre constituye el arco principal del personaje.  Es un buen ejemplo la serie española Cuéntame cómo pasó (2001). Una serie donde los protagonistas experimentan muchas aventuras, y en momento determinado a Merche le diagnostican cáncer de mama.

En este sentido, también es interesante observar cómo se trataba la enfermedad hace 30 años en comparación con la actualidad, pues la primera opción que le ofrecen es la de extirparle una mama y luego recibir quimioterapia. Hoy en día, muchas mujeres con este tipo de cáncer ya no sufren la extirpación total gracias a los avances de la cirugía.

Tras someterse a quimioterapia, Merche acaba superando el cáncer, utiliza sujetadores especiales para disimular que le falta un pecho, e incluso se somete a un proceso de reconstrucción.

El personaje, después del cáncer, se plantea como una mujer fuerte, que ha pasado de tener una tienda de ropa en el pueblo y dedicarse a las tareas del hogar, a estudiar, emprender y convertirse en una diseñadora de renombre, todo un ejemplo de superación de la enfermedad para una mujer que siempre fue adelantada a su época.

 

La realidad supera a la ficción

Con mucha frecuencia, los personajes de películas, series y libros no superan la enfermedad, siendo su muerte el desenlace de la historia. Los finales trágicos son tan recurrentes que no se corresponden con el avance real de los tratamientos.

En el congreso de 2012 de la ESMO (Sociedad Europea de Oncología Médica), investigadores italianos analizaron películas sobre la enfermedad y en el 63% de ellas el desenlace fue la muerte.

Otro estudio destaca que el intervalo de edad más frecuente de los enfermos que aparecen en las películas es inferior al real (entre 55 y 64 años), lo cual distorsiona nuestra percepción.

Realmente, el formato que mejor recoge la vida después del cáncer es el documental y la biografía o autobiografía; aunque en este caso ya no hablaríamos de ficción, sino de historias reales o basadas en hechos reales, como la obra autobiográfica Aún tengo la vida (2018) de la periodista Jimena Buñuelos, que sufrió leucemia a sus 20 años, una historia de superación que pretende servir de apoyo a los que pasan por una experiencia similar.

 

En definitiva, de cara a los espectadores, puede ser más atractivo el final trágico de un personaje con cáncer, pero estas obras no siempre son fieles a la realidad. El mundo necesita nuevas historias en las que verse reflejado, historias sobre personajes después del cáncer.

 

A continuación, una lista de películas, series y libros en torno a esta enfermedad:

 

PELÍCULAS:

 

  • 50/50 (2011)
  • Ahora o nunca (2007)
  • Ahora y siempre (2012)
  • Amar la vida (2001)
  • Bajo la misma estrella (2014)
  • Biutiful (2010)
  • Camino (2008)
  • Cuando yo no esté (2016)
  • Decalaración de guerra (2011)
  • El cuaderno de Tomy (2020)
  • El doctor (1991)
  • El glorioso caos de la vida (2019)
  • El tiempo que queda (2005)
  • Gritos y susurros (1978)
  • Hazme reír (2009)
  • Historia de amor (1970)
  • La casa de mi vida (2001)
  • La decisión de Anne (2009)
  • La fuerza del cariño (1993)
  • La habitación de Marvin (1996)
  • La mariposa azul (2004)
  • La vida (2001)
  • Las cosas que importan (1998)
  • Ma ma (2015)
  • Magnolia (1999)
  • Maktub (2011)
  • Mi vida sin mí (2003)
  • Noviembre dulce (2001)
  • Patch Adams (1998)
  • Phenomenom (1996)
  • Planta 4ª (2003)
  • Quédate a mi lado (1998)
  • Uno para todos (2020)
  • Y nadie más que tú (2018)
  • Ya te extraño (2015)
  • Yo, él y Raquel (2015)

 

SERIES:

 

  • Ally McBeal, Billy Thomas (1997)
  • Anatomía de Grey, Izzie Stevens (2005)
  • Breaking Bad, Walter White (2008)
  • Cinco en familia, Charlie Salinger (1994)
  • Cinco Hermanos, Kitty Walker (2006)
  • Cuéntame cómo pasó, Merche (2001)
  • Élite, Ander (2018)
  • Expediente X, Dana Scully (1993)
  • Física o Química, César Cabano (2008)
  • FlashForward, Bryce Varley (2009)
  • House, James Wilson (2004)
  • Las de la última fila (2022)
  • Los Soprano, Junior Soprano (1999)
  • Mujeres desesperadas, Lynette Scavo (2004)
  • Perdidos, Rose Nadler (2004)
  • Pulseras rojas, Lleó y Jordi (2011)
  • Sexo en Nueva York, Samantha Jones (1998)
  • The Big C, Catherine Cathy Jamison (2010)
  • Urgencias, Mark Greene (1994)

 

LIBROS:

 

  • 50 palos (2017)
  • Alguien allá arriba te odia (2013)
  • Algunas princesas son de plomo (2017)
  • Betty Boob (2019)
  • Biografía del cáncer (2004)
  • Cáncer: biografía de una supervivencia (2008)
  • Cáncer. Manual de supervivencia (2020)
  • Cómo aprendí a entender el mundo (2021)
  • Cuando nos volvamos a encontrar (2019)
  • Diario de vida (2017)
  • Egoístas, inmortales y viajeras (2021)
  • El mejor peor momento de mi vida (2014)
  • El mundo amarillo (2018)
  • En tus manos encomiendo mi espíritu (2019)
  • Hay muchas maneras de decir adiós (2011)
  • Hola, cáncer (2015)
  • La decisión más difícil (2004)
  • Las cuentas de la felicidad (2012)
  • La vida fantástica. Lecciones de vida de un niño con sueños (2020)
  • La peor parte (2019)
  • La vida inmortal de Henrietta Lacks (2010)
  • Las mutaciones (2019)
  • Me falta una teta (2022)
  • Mi cuerpo también (2021)
  • Felicidad… cargando (2019)

 

 

Referencias:

Psicología en cáncer – 10 películas que hablan del cáncer

NHC – 5 películas sobre el cáncer que merece la pena ver

El espectador imaginario – La enfermedad del sigo XXI

Torres Luzón C. Cáncer y adolescencia en el contexto hospitalario. Una visión a través de la película «Planta 4ª”. Índex de Enfermería. 2006;15(55).

ESPINOF – ‘Pulseras rojas’, seguir luchando

Entre lectura y cine – La decisión de Anne. Película 2009

RTVE – Cuéntame cómo se hizo el capítulo 230 «Sorpresas»

ESMO – ESMO 2012 press release: cancer in the movies

Icart-Isern MT, et al. El cáncer en el cine. Un recurso para los profesionales de la salud. EDUC MED. 2009;12(4):239-246.

Antena 3 – Aún tengo la vida

La información – ¿Reflejan series y películas la realidad del cáncer?

González de Dios J, et al. La mirada del cine al cáncer (II): cuando la Oncología pediátrica es la protagonista. Rev Pediatr Aten Primaria. 2012;14(56).

Musicoterapia: Acompañando con música las emociones de la persona que ha superado el cáncer

Los sentimientos son el resultado de la toma de conciencia de cómo nos sentimos y de las sensaciones que experimentamos. Por lo tanto, los sentimientos sugestionan nuestro bienestar emocional, haciendo que oscile de una forma que se podría comparar a un pentagrama musical, donde las notas suben y bajan según la melodía que dicten los sentimientos, pero también el estado de salud.

La musicoterapia forma parte de la medicina tradicional y está reconocida como terapia complementaria por la OMS (Organización Mundial de la Salud), como herramienta rehabilitadora de la salud física y emocional. Desde hace un tiempo, esta terapia complementaria se está implementando en diferentes servicios de salud.

La musicoterapia conecta directamente con el subconsciente, con el lado más primitivo, y tiene la capacidad de provocar que el cerebro sea capaz de generar endorfinas o adrenalina, y estas sustancias son las que provocan diferentes estados en nuestro cuerpo, como la calma o la situación de alerta.

Potenciales beneficios de la musicoterapia

La evidencia científica demuestra que la música nos puede ayudar a ganar control sobre nosotros mismos, incrementando la autoestima y equilibrando nuestro bienestar emocional, para gestionar con eficacia nuestros sentimientos y emociones.

Existen dos tipos de técnicas de musicoterapia: la activa y la pasiva-receptiva. Estas se diferencian en el nivel de actividad que requieren por parte del participante. En la pasiva, la persona escucha la música de forma inactiva, mientras que en la activa se complementa con movimientos, relajación física, cantar, tocar instrumentos, etc. para promover/facilitar una mayor implicación del participante.

La musicoterapia tiene efectos específicos sobre el ser humano/persona:

  • Efectos bioquímicos: provoca la segregación de hormonas, neurotransmisores y neuromoduladores.
  • Efectos fisiológicos: influye en el control del ritmo cardíaco y en la regulación de la presión sanguínea y del ritmo respiratorio.
  • Efectos motrices: las actividades de la musicoterapia activa trabajan/estimulan la coordinación, el equilibrio y la movilidad. Además, mejoran la amplitud del movimiento, el tono muscular y la respiración.
  • Efectos cognitivos: facilita la focalización de la atención y concentración en la experiencia y labor musical, la reestructuración de pensamientos, y el desarrollo del sentido del orden y el análisis emocional, ayudando al proceso de razonamiento desde la relajación.
  • Efectos sociales: la música tiene la capacidad de unir y compartir, y, por tanto, facilitar el diálogo. Las sesiones de musicoterapia en grupo promueven experiencias de interacción social, y generan complicidad entre los compañeros de grupo.
  • Efectos psico-emocionales: las técnicas musicales receptivas y activas facilitan la expresión de emociones y sentimientos a nivel verbal y no verbal, a la vez que despiertan, evocan, provocan, fortalecen y promueven (la interacción) la elicitación de nuevas emociones y sentimientos.
  • La musicoterapia puede tener un efecto (sedante) relajante o estimulante; que nos puede ayudar a liberar energía reprimida y que, por este motivo, también puede ayudar a lograr un equilibrio emocional.
  • Efectos psicológicos y trascendentales: la musicoterapia puede ayudar a procesar los cambios vitales, a elaborar las pérdidas, así como reflexionar y dar un nuevo sentido a las experiencias vividas.

El camino de la música dentro de nuestro cerebro y sus efectos

Los seres humanos convivimos con la música prácticamente en todo momento. Se puede afirmar que es un arte que nos hace recordar hechos del pasado, reflexionar sobre el presente o imaginar el futuro, todo bajo el afloramiento intrínseco de las emociones.

Este hecho que nos resulta normal o conocido por todos se produce mediante complejos sistemas neuronales. Es por este motivo que la neurociencia intenta responder cuál es el efecto de la música sobre las diferentes partes del cerebro. Según el conocimiento actual, cuando se escucha música los siguientes procesos se desencadenan en el cerebro, casi secuencialmente:

  • La corteza motora relaciona la música con el movimiento; nos permite seguir un ritmo y nos mantiene dentro de una pauta rítmica aislante seleccionados de otras percepciones auditivas.
  • La corteza auditiva tiene la función de recibir las vibraciones de la música y transformarlas en sonidos audibles.
  • La corteza sensorial encarga de transcribir los sonidos en sensaciones. Provoca el inicio de una emoción musical.
  • El hipocampo involucra pensamientos como los recuerdos mediante las sensaciones recibidas desde la corteza sensorial.
  • El cerebelo es capaz de transformar la música y las sensaciones recibidas por las otras partes del cerebro en reacciones emocionales que pueden ser de tristeza, de alegría, de felicidad, etc.
  • El núcleo accumbens es la parte del cerebro que modula nuestro estado de ánimo, relacionándose directamente con las emociones vividas por el cerebelo.
  • La corteza prefrontal, racionaliza las sensaciones y toma decisiones que se pueden relacionar con nuestro estado de ánimo.

 

¿Cómo puede ayudar la musicoterapia después del cáncer?

La musicoterapia es adecuada en episodios de estrés y ansiedad. Además, se ha demostrado que reduce la alteración emocional y la calidad de vida en personas que ya han terminado el tratamiento oncológico, pero pueden seguir experimentando malestar.

De todos modos, es importante que una sesión de musicoterapia esté conducida por un musicoterapeuta profesional. Actualmente, los musicoterapeutas forman ya parte del equipo interdisciplinar de unidades de oncología de los hospitales, de asociaciones dedicadas al apoyo psicosocial de personas con cáncer, así como de otros centros y entidades de apoyo psicológico.

 


Referencias

 

El arteterapia, una nueva voz después del cáncer

Qué es el arteterapia?

 

Es fácil ponerse de acuerdo para afirmar que la expresión artística, en cualquiera de sus vertientes, es a menudo el canal por excelencia cuando se trata de mostrar y comprender emociones más allá de las palabras.

 

En este sentido, el arteterapia consiste en el desarrollo y la canalización de las capacidades creativas de una persona para transformarlas en una herramienta de gestión de situaciones y emociones conflictivas, y brindar una oportunidad de cambio en ciertos ámbitos vitales, como la integración dentro de una comunidad, el desarrollo personal o el cuidado del propio bienestar emocional.

 

Como potenciales beneficios de la expresión artística para una persona que ha superado una enfermedad que conlleve un posible impacto emocional, como podría ser el cáncer, serían destacables las oportunidades de:

 

  • Aumentar la comunicación con el entorno.
  • Facilitar la gestión de estrés.
  • Favorecer la autoestima.
  • Ganar una sensación de control.
  • Profundizar en el conocimiento propio y de la enfermedad.

 

 

Otra ventaja atribuible al arteterapia sería que para obtener sus potenciales beneficios no se requiere tener conocimientos artísticos previos, ya que la técnica parte de la premisa de que todo el mundo posee la capacidad de proyectar su evolución interna mediante el arte. Por lo tanto, el arteterapia está al alcance de todo el mundo y es una manera sencilla y efectiva de añadir una dimensión humanista dentro del planteamiento integral de la atención de una persona que ha superado a un cáncer.

 

A pesar de esto, también es importante destacar que el arteterapia no puede considerarse en ningún caso como una alternativa a los tratamiento de quimioterapia, radioterapia o cualquier otro tratamiento prescrito por el médico, sino que es una actividad complementaria para mejorar el bienestar.

 

El rol de los arteterapeutas

 

En el camino del arteterapia es importante contar con la figura del o la arteterapeuta, que es la persona encargada de acompañar a las personas que se inician en el arteterapia para vehicular sus procesos artísticos. Entre otras funciones, el o la arteterapeuta les facilita el apoyo mediante las siguientes tareas:

 

  • Entenderlos, a través de su comunicación tanto verbal, como no verbal.
  • Detectando sus necesidades.
  • Iniciar y orientarlos en el tipo de arteterapia más adecuada a su situación.

 

A diferencia de otras disciplinas en que también se utilizan elementos artísticos, el o la arteterapeuta utiliza y orienta los materiales, las técnicas, los procesos artísticos y las obras en sí, hacia una finalidad terapéutica. De esta manera, las actividades propuestas no se centran en el valor estético del trabajo, sino en las necesidades a cubrir.

 

En este sentido, las actividades propias del arteterapia no se acostumbran a planificar como ejercicios cerrados; ya que esto iría en contra de su propia esencia, sino que normalmente se proponen como directrices orientativas para que después el o la arteterapeuta pueda adaptarlas de acuerdo con las necesidades y la evolución de cada persona o grupo de personas; ya que de hecho, las actividades relacionadas con el arteterapia se suelen realizar en grupo.

 

A nivel organizativo, la Federación Española de Asociaciones Profesionales de Arteterapia (FEAPA) agrupa asociaciones y arteterapeutas de todo el estado español, para facilitar su contribución a un mejor conocimiento de la arteterapia y a la difusión de sus beneficios potenciales, organizando varios eventos y actividades.

 

El arteterapia, una nueva voz después del cáncer

 

Así pues, tras completar el tratamiento, llega el momento para las personas que han superado un cáncer de intentar conseguir una nueva normalidad y, en esta situación, puede ser frecuente encontrarse delante de nuevas preocupaciones y nuevos tipos de dificultades.

 

Aunque puedan variar mucho entre las distintas personas, es fácil reconocer momentos difíciles como el miedo a una posible recaída, los cambios de la imagen corporal, las pérdidas de memoria y de concentración, las variaciones de peso o, incluso, los posibles cambios en las relaciones sociales y laborales. En algunos casos, puede hasta llegarse al punto de que algunas personas llegen a culparse a ellas mismas por haber sufrido la enfermedad.

 

En consecuencia, frente a estos entornos o situaciones vitales que pueden ser conflictivas, es comprensible que una persona pueda sentirse desorientada o tenga dificultades per identificarse con algunos de los aspectos de su vida. En estos casos, que pueden ser habituales en personas que han superado un cáncer o que están de camino a hacerlo, encontrar un espacio de descubrimiento personal como el que ofrece el arteterapia, puede ser un recurso muy valioso.

 

Un ejemplo de estos nuevos caminos que puede abrir el arteterapia, sería la capacidad de dar a esas personas a quien les resulta más difícil expresarse con palabras, una nueva voz a través del lenguaje artístico. De esta manera, uno puede aprender a conocerse a sí mismo en su nueva situación, y a la vez, puede darse a conocer mejor a las personas de su entorno.

 

En conclusión, las emociones y los miedos ligados a la superación de un cáncer son vivencias esperables, pero únicas para cada persona, y aprender a expresarlas podría ser una buena manera de gestionarlas.

 

 


Referencias

Federación Española de Asociaciones Profesionales de Arteterapia (2018). FEPA.

Qestudio. Artterapeuta. La teràpia a través de l’art.

Asociación Oncología Integrativa (2016). Arte Terapia.

La casa Matiz. Arterapia, procesos creativos y crecimiento interior. Propuestas y actividades.

Mindfulness: conecta con el aquí y ahora

Todas las fases por las que pasa un paciente con cáncer, desde el diagnóstico hasta la etapa que comienza tras la finalización del tratamiento, suponen un fuerte impacto emocional que modifica la vida de las personas de la noche a la mañana. La enfermedad transforma su día a día, su espacio y su tiempo. No es fácil asimilar esta nueva situación y se necesita tiempo y herramientas para adaptarse a esta nueva realidad.

Una herramienta que puede ser de utilidad para hacer frente a las situaciones generadoras de estrés que las personas pueden vivir a lo largo de su convivencia con la enfermedad, es la práctica del mindfulness o atención plena.

¿Qué beneficios puede aportar el mindfulness después del cáncer?

¿Te has parado alguna vez a observar tus pensamientos? Si es así, te habrás dado cuenta de que la mayor parte del tiempo nuestra mente está enfocada a repasar acciones del pasado, analizando qué es lo que podríamos haber modificado y preguntándonos si esto hubiera cambiado nuestra situación actual … o bien, otra gran parte del tiempo nuestra mente está centrada en acciones del futuro, preguntándonos ¿qué me dirá el doctor la próxima visita? ¿Qué cosas tengo pendientes? ¿Qué pasará si…?… 

Pero en realidad, no podemos saber si todas estas preocupaciones serán la realidad de nuestro futuro y, por lo tanto, hoy sólo son resultado de nuestra mente. Por otro lado, los acontecimientos que han tenido lugar en el pasado, por mucho que los repasamos en nuestra mente, no podremos cambiarlos. Sin embargo, hay un único momento que podemos vivir y donde nuestras acciones tienen un efecto inmediato; el momento presente. Entonces, ¿por qué no ponemos toda nuestra atención en él?

El mindfulness o la atención plena es una conciencia sin juicios que se cultiva instante tras instante mediante un tipo especial de atención abierta, no reactiva y sin prejuicios en el momento presente.

Numerosos estudios clínicos están demostrando que la práctica del mindfulness tiene efectos beneficiosos a nivel psicológico y fisiológico en las personas afectadas con cáncer mejorando algunos síntomas y secuelas que persisten incluso cuando ha terminado la fase de tratamiento activo: la fatiga, los problemas de sueño, la gestión del estrés, la ansiedad, la depresión, efectos a nivel inmunológico, etc.

Esta práctica nos enseña a reconocer y a la vez no detenernos en los pensamientos recurrentes, centrándonos en el presente, en el aquí y el ahora, en cómo nos sentimos en este momento, sin juicios ni valores, teniéndonos en cuenta a nosotros mismos, a nuestras emociones, sentimientos y nuestras sensaciones en el momento presente.

La práctica del mindfulness permite desarrollar una mejor salud psicológica para afrontar las consecuencias de la enfermedad, mejorando el bienestar a través de la meditación consciente: permitiendo a las personas ocuparse de las emociones adversas y difíciles, construyendo estrategias para adaptarse a las diversas situaciones con las que se enfrentan día a día.

A medida que se avanza con la práctica del mindfulness, aprendemos a escuchar a nuestro cuerpo a través de todas las ventanas sensoriales y a atender al flujo de nuestros pensamientos y sentimientos, iniciando así el proceso de restablecimiento y fortalecimiento de la conexión con el aquí y el ahora.

Iníciate con la práctica

Meditación formal

Un ejercicio que nos ayuda a anclar al momento presente es la práctica de la respiración consciente. Al centrarnos en nuestra respiración, conectamos con nuestro presente, dejando el pasado atrás y dando paso al futuro, dejando que llegue en su momento. Llevando la atención a nuestra respiración, nuestra mente conecta con nuestro cuerpo y podemos encontrarnos aquí, vivos, en el momento presente.

Para iniciarte con esta práctica sólo tienes que adoptar la posición de meditación que consiste en sentarse sobre un cojín de meditación (o zafú) o una silla, procurando que la espalda esté recta, pero sin tensión. También tienes que fijarte en cómo se encuentran tus hombros, intentando que estén relajadas. Las manos pueden apoyarse sobre tus piernas o bien una encima de la otra. La barbilla se inclina ligeramente hacia abajo sin provocar que la cabeza caiga hacia adelante, manteniendo nuestras cervicales alineadas con el resto de nuestra columna. Puedes cerrar los ojos si lo prefieres o bien mantener la mirada baja.

Puedes empezar llevando tu atención a la respiración, intentando respirar por la nariz si te es posible y sin controlar o modificar tu respiración. Deja que vaya a su propio ritmo.

Lleva tu atención a las sensaciones que produce la respiración en tu cuerpo, pudiendo escoger poner atención a las sensaciones que se producen en tu nariz, en tu pecho o en tu abdomen, mientras dejas que el aire entre y salga del tu cuerpo libremente. También puedes poner atención a la respiración en todo su recorrido, fijándote en la fase de inspiración, y en la fase de exhalación.

Quizás puedes percibir la pequeña pausa que se produce entre inspiración y expiración debido al cambio de sentido del aire, y la pequeña pausa que se produce al final de la exhalación hasta el principio de la siguiente inspiración. Si quieres, puedes contar respiraciones para mantener tu atención. Contando desde 10 hasta 1, y si pierdes la cuenta vuelves a empezar: 10 inspiro, 10 exhalo, 9 inspiro, 9 exhalo, 8 inspiro, 8 exhalo … y así sucesivamente hasta llegar a 1.

Es normal que nuestra mente pueda alejarse del foco de la atención distrayéndose con pensamientos, preocupaciones o emociones. Si te pasa durante la práctica, con amabilidad lleva de nuevo tu atención en la respiración, sin dejarte llevar por estos pensamientos o distracciones. Lo importante es darse cuenta y volver la atención a nuestra respiración.

Puedes recurrir a la respiración siempre que quieras, como si fuera tu refugio, como volver a casa. La respiración es un movimiento involuntario que se crea en ti. Sólo tienes que aceptarla tal como es, sin inferir en su ritmo. La respiración es vida.

Actividades del día a día con consciencia plena 

Para comenzar con la práctica informal te proponemos el siguiente ejercicio: realizar cada semana una actividad de tu vida diaria con conciencia plena.

Elige una actividad rutinaria de tu vida cotidiana y experimenta hacerla con conciencia plena cada vez que la realices. Observa como si fuera algo nuevo y especial, como si fuera la primera vez que la haces. Intenta darte cuenta de todos los movimientos que haces mientras realizas la actividad.

Puedes escoger preparar una taza de té o café, el momento de la ducha, lavar los platos, el camino desde casa al trabajo, instituto o universidad, lavarse los dientes, … Puedes hacer la actividad a tu ritmo habitual o bien realizar cada movimiento lentamente, a 1/3 de la velocidad a la que lo harías normalmente.

Observa cada sensación (tacto, olfato, vista, oído, gusto y la posición de tu cuerpo a cada movimiento). Si tu mente se dispersa, vuelve tu atención de nuevo en tu respiración y luego a la actividad y describe en tu mente el movimiento de aquel momento (estoy abriendo el grifo) hasta que tu fascinación natural con los sentidos se haga cargo.

Puedes practicar cada ejercicio al menos una vez al día. Quizás con la práctica podrás darte cuenta de que cada día es diferente; la práctica del mindfulness a veces nos puede proporcionar relajación, bienestar y calma, pero otras veces quizás nos lleva a experimentar inquietud, incomodidad, … Sea cual sea tu experiencia estará bien, no esperes un efecto en concreto; experimenta y vive cada instante tal como es.

Otros recursos de interés para profundizar con la práctica 

Si tienes ganas de iniciarte en esta práctica hay centros y muchos libros que pueden ayudarte. Aquí te ofrecemos unos cuantos:

  • Libros:
    • Mindfulness para principiantes. Jon Kabat-Zinn. Editorial Kairós.
    • Con rumbo propio. Disfruta de la vida sin estrés. Andrés Martín Asuero. Plataforma Editorial.
    • Mindfulness-Based Cancer Recovery: A Step-by-Step MBSR Approach to Help You Cope with Treatment and Reclaim Your Life. Linda E. Carlson. New Harbinger Publications.
    • Aprender a practicar mindfulness. Vicente Simón. Sello Editorial.

 


Referencias

Kabat-Zinn J. La práctica de la Atención Plena. Séptima ed. Barcelona: Editorial Kairós, S.A.; 2016.

Rush SE, Sharma M. Mindfulness-Based Stress Reduction as a Stress Management Intervention for Cancer Care. J Evid Based Complementary Altern Med 2017;22:348–60.

Sanada K, Alda Díez M, Salas Valero M, Pérez-Yus MC, Demarzo MMP, Montero-Marín J, et al. Effects of mindfulness-based interventions on biomarkers in healthy and cancer populations: a systematic review. BMC Complement Altern Med 2017;17:125.

Carlson LE, Speca M. Mindfulness-Based Cancer Recovery: A Step-by-Step MBSR Approach to Help You Cope with Treatment and Reclaim Your Life. New Harbinger Publications, Inc.; 2010.