Después del cáncer de pulmón: consideraciones sobre la radioterapia

En los últimos años, la supervivencia del cáncer de pulmón ha aumentado notablemente. Por esta razón, actualmente existe más evidencia que hace unos años de posibles secuelas del tratamiento tanto a corto como a largo plazo.

Aunque no debe descartarse la aparición de secuelas tardías tras el tratamiento, la probabilidad de que éstas aparezcan y una vez superado el cáncer de pulmón son bajas. Un ejemplo son las secuelas tras la radioterapia, donde la probabilidad de que un efecto secundario a largo plazo aparezca es de menos de un 5%.

En este caso concreto, se ha podido observar que la radioterapia en cáncer de pulmón (que se realiza en la zona torácica) puede estar relacionada con la aparición de algunas secuelas determinadas en el corazón y los pulmones, aunque estas no siempre tienen por qué aparecer.

Secuelas en el pulmón

La radiación en la zona pulmonar puede ocasionar efectos a corto y a largo plazo. A corto plazo (menos de 6 meses después del inicio de la radioterapia), la secuela más común es la neumonitis. Los síntomas que pueden aparecer son tos, dificultad respiratoria y fiebre baja.

La principal secuela a largo plazo es la fibrosis pulmonar, aunque la probabilidad de sufrirla es muy baja. Ésta puede darse derivada de la inflamación típica de la neumonitis, que causaría la fibrosis del tejido pulmonar. El mecanismo es el mismo que en un proceso de cicatrización, pero en este caso sin ningún tejido que reparar. Los síntomas típicos son tos seca no productiva, dolor en el pecho, ahogo o dificultad y fatiga.

Secuelas en el corazón

Los efectos secundarios en el corazón han sido muy descritos en otros tipos de cánceres, como el de mama, el de esófago, los linfomas de Hodgkin o los cánceres en niños. Sin embargo, en cáncer de pulmón aún no hay disponible tanta evidencia, por lo que son necesarios más estudios que complementen la información existente en la actualidad.

La información publicada hasta este momento documenta la existencia de estos problemas cardíacos tardíos, aunque hacen falta más estudios para relacionarlos directamente con la radioterapia, como sí se ha comprobado en otros cánceres que también irradian la zona torácica.

Una revisión de los estudios publicados hasta la fecha sobre el tema revela que muchas de las secuelas cardíacas se manifestaron 2 años después del tratamiento. Algunos de los problemas cardíacos que se han observado en personas que han recibido radioterapia por cáncer de pulmón son los siguientes:

  • Infartos supraventriculares y miocárdicos.
  • Pericarditis: El pericardio es una doble membrana fibrosa que envuelve el corazón, protegiéndolo de los órganos que tiene alrededor. En la pericarditis, la membrana se inflama e irrita. Esto causa dolor agudo en el pecho y deficiencia cardíaca, pues el corazón tiene que trabajar más para bombear. La gravedad de esta afección depende del grado de inflamación que se tenga.
  • Derrame pericárdico: Se da cuando hay una acumulación excesiva de líquido dentro del pericardio. El líquido puede remitir de forma espontánea, pero también puede ser que se tenga que extraer de forma quirúrgica.

Por otra parte, se deben tener en cuenta determinados factores de riesgo, como la dosis de radiación en el corazón, el historial de problemas cardíacos, si la persona es o ha sido fumadora, la lateralidad de tumor o la modalidad de tratamiento (se ha visto que hay más riesgo cardíaco si se ha combinado la radioterapia con quimioterapia).

 ¿Cómo se previenen y se tratan estas secuelas?

Lo más importante a la hora de tratar estas secuelas, así como para prevenirlas, son unos hábitos de vida saludable. Las personas que han superado un cáncer de pulmón tienen el riesgo de sufrir alguno de estos efectos tardíos, pero no quiere decir que los vayan a tener. Mantener unos buenos hábitos, tanto antes del cáncer como durante y después, minimizará este riesgo. Por lo tanto, llevar una dieta equilibrada, hacer ejercicio regular (en especial cardiovascular) o no fumar, por ejemplo, son puntos esenciales.

En caso de considerarlo necesario, el médico podría recomendar un tratamiento adecuado para estas secuelas. En el caso de la fibrosis pulmonar, por ejemplo, se recomienda, en primer lugar, llevar un estilo de vida saludable y vacunarse contra determinados microorganismos para la prevención de algunas infecciones en las vías respiratorias.

 

En resumen, con los avances en la terapia de cáncer de pulmón se ha descrito la aparición de posibles secuelas tras el tratamiento una vez superado el cáncer, pero las probabilidades de que estas aparezcan son muy bajas . Aun así, llevar unos hábitos de vida saludable es la mejor opción para ayudar a prevenir su aparición.

 


Referencias

Cancer.net. Efectos secundarios de la radioterapia.

American Cancer Society. La vida después del tratamiento de cáncer de pulmón microcítico.

MayoClinic. Prednisona y otros corticoesteroides.

Huang Y, Zhang W, Yu F, Gao F. The Cellular and Molecular Mechanism of Radiation-Induced Lung Injury. Med Sd Monit. 2017;23:3446-3450.

Ming X, Feng Y, Yang C et al. Radiation-induced heart disease in lung cancer radiotherapy: A dosimetric Update. Medicine. 2016; 95:41.

Simone CB. Thoracic Radiation Normal Tissue Injury. Semin Radiat Oncol. 2017;27:370-377.

Giridhar P, Mallick S, Kishore-Rath G et al. Radiation Induced Lung Injury: Prediction, Assessement and Management. Asian Pac J Cancer Prev. 2015; 16(7):2613-2617.

Montero A, Hervás A, Morera R et al. Control de síntomas crónicos. Efectos secundarios del tratamiento con Radioterapia y Quimioterapia. Oncología. 2015; 28(3):147-156.

Grupo Español de Pacientes con Cáncer. Todo lo que empieza cuando “termina” el cáncer.

 

Problemas de visión: consejos y recomendaciones

Introducción

El ojo es uno de los órganos de nuestro cuerpo que nos permite percibir la realidad de nuestro entorno a través de imágenes, que procesa y envía al cerebro. Para realizar esta función, el globo ocular está dotado de un sistema óptico que se asemeja al de una cámara fotográfica. Gracias a él, la luz reflejada en los objetos penetra a través de nuestra córnea, que es transparente, pasa a través del cristalino y el humor vítreo, para llegar finalmente a la retina, donde se procesan las imágenes, que son enviadas al cerebro a través del nervio óptico.

La pupila se encarga de regular la entrada de luz al interior del ojo, mientras que el cristalino actúa como una lente que permite enfocar los objetos, proyectando las imágenes sobre la retina. Es esencial que todas las partes funcionen de forma correcta, para poder observar nítidamente aquello que nos rodea, pero es frecuente que se presenten problemas oftalmológicos cuyas causas pueden ser múltiples.

 

Figura 1: Partes del ojo. Imagen adaptada a partir de: https://www.visiondirect.es/ojo-humano

Problemas oftalmológicos derivados de tratamientos oncológicos

En ocasiones, los tratamientos contra el cáncer pueden provocar secuelas y efectos secundarios a largo plazo, que se dejan notar incluso un tiempo después de haber concluido el tratamiento y superado la enfermedad. La mayoría de ellos son leves y transitorios, y los demás tienen solución a través de su detección y tratamiento. Existen múltiples efectos tardíos que pueden aparecer tras un tratamiento oncológico, y dependen del tipo de tratamiento utilizado, pero varían de una persona a otra.

Quimioterapia

 La quimioterapia se basa en la utilización de fármacos para destruir las células cancerosas, pero también puede afectar a otras células “sanas” e impedirles realizar correctamente su función. Concretamente, a nivel oftalmológico, puede afectar a diversas estructuras oculares, pudiendo causar:

  • Síndrome de ojo seco: Se produce cuando los ojos no son capaces de producir suficientes lágrimas para mantener la superficie ocular lo suficientemente húmeda, o estas lágrimas no contienen todas las sustancias necesarias para la correcta lubricación del ojo. En especial, las personas que se han sometido a tratamientos oncológicos pueden padecer una insuficiente hidratación ocular, por lo que se recomienda el uso de algún tratamiento (bajo supervisión médica) que la favorezca.
  • Cataratas: El cristalino es una de las estructuras que más se ve afectada por la quimioterapia, puesto que este tipo de fármacos pueden producir la pérdida de transparencia de dicha estructura, como por ejemplo los corticoesteroides. Afortunadamente, se trata de una enfermedad reversible mediante su extracción y sustitución por una lente intraocular.
  • Afectaciones de retina o nervio óptico: La retina es la zona del globo ocular donde se transforman los estímulos de luz en impulsos nerviosos, y se trata de un área muy sensible al tratamiento. Además, la quimioterapia puede causar aumento de presión ocular, lo que puede llegar a dañar el nervio óptico y causar problemas de visión.

Radioterapia

Cuando se aplica radioterapia en el tratamiento de tumores de cabeza o cuello, puede llegar a afectar a las estructuras oculares de forma inevitable, produciéndose diferentes daños:

  • Conjuntivitis: Se caracteriza por una inflamación de la conjuntiva, una membrana que cubre el globo ocular de forma parcial. Puede causar dolor ocular, sensación de cuerpo extraño y visión borrosa.
  • Problemas cutáneos en los párpados: La radioterapia puede producir sequedad en la piel de los párpados e inflamación, llegando incluso a la caída de las pestañas y el mal funcionamiento del párpado.
  • Inflamaciones en la córnea: Es una de las estructuras oculares más sensibles a la radiación, por ser una de las más expuestas. Se pueden desencadenar úlceras, opacificación o necrosis.

Adicionalmente, la radioterapia puede producir cataratas, inflamación del nervio óptico (neuritis óptica), inflamaciones y afectaciones vasculares de la retina (retinitis, edema macular, etc).

Hormonoterapia

Algunos tipos de cáncer, como el cáncer de mama, requieren tratamiento a largo plazo con hormonas para reducir su riesgo de recurrencia. En este tipo de tratamientos existe cierto riesgo de desarrollar problemas oculares, pero suelen ser leves. El tamoxifeno, uno de los fármacos hormonales más conocidos, puede provocar cataratas, ojos llorosos y otras alteraciones visuales.

Recomendaciones para las afecciones oculares después del cáncer: consejos para tratar algunos síntomas

Afortunadamente, existen soluciones eficaces en caso de que aparezca algún problema de visión tras el tratamiento del cáncer. Ante los primeros síntomas en los ojos o en la visión, es muy recomendable informar a tu médico y no utilizar ningún medicamento y/o colirio sin su supervisión.

Para algunas afecciones leves, como puede ser el síndrome del ojo seco, se recomienda parpadear frecuentemente, especialmente si se pasa mucho tiempo enfrente a un monitor. Además, las lentes de contacto pueden contribuir a la sequedad ocular, por tanto es preferible el uso de gafas.

Por otro lado, para prevenir la aparición de conjuntivitis u otra infección ocular, es recomendable evitar frotarse los ojos, y en caso necesario, lavarse las manos antes de hacerlo. En caso de problemas cutáneos en los párpados, puede ser eficaz el uso de colirios, o cremas oftalmológicas para calmar la inflamación. Adicionalmente, se podría utilizar una compresa tibia para aliviar el posible dolor y eliminar la costra si apareciese.

Si aparecen problemas más graves que dificulten la visión, como pueden ser las cataratas, existe la posibilidad de extraer el cristalino mediante una operación quirúrgica, para colocar uno artificial y así solucionar el problema de visión. Esta decisión debe ser consensuada con su médico.

 

En definitiva, acudir rápidamente a un especialista ante los primeros síntomas en la visión ayudará a prevenir problemas más graves, especialmente cuando aparecen algunos de los siguientes:

  • Visión borrosa
  • Visión apagada donde los colores no son tan brillantes como de costumbre.
  • Visión de halos alrededor de las luces
  • Visión brumosa
  • Visión menos clara de lo habitual
  • Pérdida de áreas de visión
  • Dolores de cabeza

Importancia de las revisiones oftalmológicas después del tratamiento

 En el caso de que se haya utilizado un tratamiento con efectos colaterales oculares, como pueden ser los arriba descritos, se deberían realizar controles oftalmológicos periódicos, incluso después de haber finalizado el tratamiento. De cara a anticipar problemas oculares futuros, o tratar los ya existentes, se deben programar citas regulares (según le indique su médico) con un oftalmólogo.

 


Referencias

Innova Ocular. El ojo humano.

Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Hormonoterapia o tratamiento hormonal.

Innova Ocular. El tratamiento contra el cáncer y efectos secundarios en la vista.

American Society of Clinical Oncology. Efectos secundarios a largo plazo del tratamiento del cáncer.

Vanesa Blázquez Sánchez. Efectos secundarios de la radioterapia a nivel ocular.

Chemocare. Eye problems.

Cancer Research UK. Your eyes and cancer drugs.

BreastCancer.org. Trastornos oculares y de la vista.

 

La osteoporosis: una secuela frecuente después del cáncer

¿Qué es la osteoporosis?

La osteoporosis se considera un problema importante de salud a escala mundial, ya que se estima que hay más de 200 millones de personas en el mundo que la padecen y que presentan un mayor riesgo de fracturas.

 

Lo que sucede en los casos de osteoporosis no es que el hueso esté incorrectamente calcificado, sino que hay una densidad ósea menor a la habitual, es decir, hay menos cantidad de hueso dentro del mismo volumen. En consecuencia, disminuye la resistencia del hueso ante los traumatismos o la carga de peso, con el consiguiente incremento del riesgo de aparición de fracturas.

 

La osteoporosis: una posible secuela del tratamiento oncológico

Las secuelas fisiológicas forman parte de las dificultades que pueden aparecer al completar el tratamiento de un cáncer y, en los últimos años, la detección de estas secuelas en una fase tardía ha ido en aumento.

 

En cuanto a las secuelas fisiológicas que pueden afectar específicamente a los huesos, muchos tratamientos oncológicos pueden provocar efectos negativos sobre estos tejidos. Debido a esto, las personas que han superado este tipo de tratamiento, en general, tienen un mayor riesgo de padecer osteoporosis. Además, en algunos casos, el transcurso de la propia enfermedad también puede convertirse en un factor de riesgo, ya que se pueden haber presentado situaciones de inmovilización y sedentarismo que pueden desfavorecer el correcto desarrollo de los huesos. De la misma manera, la edad puede ser también, por si sola, un factor de riesgo.

 

Así pues, la pérdida ósea asociada al cáncer puede ser el resultado de múltiples factores interrelacionados y estos factores pueden incluir, tanto los efectos directos de la enfermedad como los efectos de las terapias utilizadas en su tratamiento. Dentro de estas terapias podríamos encontrar a los corticoides; que a menudo se asocian a la quimioterapia contra algunos tumores, y los tratamientos hormonales; que inhiben a los estrógenos o la testosterona y que se administran a la mayoría de los enfermos con cáncer de mama o de próstata, durante años.

 

En consecuencia, la gestión óptima de la salud esquelética se ha convertido en una parte cada vez más importante de la atención prestada tanto a las personas en tratamiento por un cáncer como a las personas que lo han superado.

 

Signos y síntomas de pérdida ósea

La pérdida ósea no aparece de un día para otro. Con frecuencia, las personas no lo notan hasta que manifiestan una pérdida de funciones o sufren una fractura. Algunos de los síntomas que pueden presentar las personas que presentan osteoporosis son:

 

  • Dolor de espalda; que con frecuencia puede ser causado por una fractura por comprensión o colapso de una vértebra.
  • Pérdida de estatura a lo largo del tiempo.
  • Postura encorvada o espalda superior curvada.
  • Articulaciones dolorosas o rigidez.
  • Huesos que se fracturan fácilmente.

 

Diagnóstico de la osteoporosis

Normalmente, para hacer el diagnóstico de este problema de salud se realiza, en primer lugar, una visita para identificar posibles factores de riesgo existentes en la persona afectada. A continuación, para conseguir una valoración más global, se suele completar el diagnóstico a partir de una densitometría ósea y la determinación de vitamina D, calcio y fósforo en sangre, que habrá que ir reevaluando estos parámetros periódicamente durante el control evolutivo de la salud ósea.

 

Gestión de la osteoporosis y su tratamiento

Así pues, puede ser conveniente favorecer el diagnóstico precoz de la osteoporosis en los pacientes con antecedentes oncológicos con el objetivo de adoptar las medidas preventivas oportunas, ya que las mejoras marcadas en la supervivencia de muchos cánceres implican que las estrategias para limitar la pérdida ósea y para reducir el riesgo de fractura deban incorporarse a los planes de cuidado de muchos de los pacientes con cáncer.

 

En cuanto a su tratamiento, para la osteoporosis hay muchas terapias que pueden ser de utilidad, si el médico las considera necesarias. Las más utilizadas son los bifosfonatos (alendronato, risedronato y ibandronato), el zoledronato o el denosumab, generalmente acompañados de suplementos y una dieta variada que contenga alimentos ricos en calcio y vitamina D.

 

Prevención de la osteoporosis después del cáncer

Para prevenir la osteoporosis y tratar de disminuir la afectación del hueso, puede ser adecuado intentar realizar un ejercicio físico apropiado de cualquier tipo, como caminar un rato cada día, hacer gimnasia de mantenimiento o hacer natación; ya que son actividades que pueden estimular la regeneración ósea. Además, cabe destacar que estos hábitos de vida pueden ser saludables después del tratamiento de un cáncer, pero también durante su tratamiento.

 

Como hemos comentado, otro aspecto que también puede ser recomendable para prevenir la osteoporosis sería seguir una alimentación variada que asegure un aporte suficiente de calcio y vitamina D. Así pues, al ser los pacientes oncológicos personas predispuestas a tener osteoporosis, puede ser recomendable que sigan una alimentación siempre variada y equilibrada, donde se incluyan los siguientes alimentos:

 

 


Referencias

Drake MT. Osteoporosis and Cancer. Curr Osteoporos Rep. 2013 Sep; 11(3): 163–170. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3783531/

MD Anderson Cancer Center – Posibles efectos secundarios del tratamiento del cáncer.

Olmos Martínez JM, González Macías J. Osteoporosis tras la curación tumoral. Med Clin 2007;129:669-76. http://www.elsevier.es/es-revista-medicina-clinica-2-articulo-osteoporosis-tras-curacion-tumoral-13112094

ASCO Cancer.net –  Osteoporosis

Col·legi de Farmacèutics de Barcelona – Osteoporosi

TopDoctors – Osteoporosis: su relación con el cáncer, diagnóstico y tratamiento

 

El silencio de la menopausia precoz

Menopausia precoz inducida por el tratamiento del cáncer

 

La menopausia ocurre cuando los ovarios de una mujer dejan de producir óvulos. Generalmente, esto sucede de forma natural alrededor de los 50 años y como resultado, el cuerpo de la mujer produce menos estrógeno y progesterona. Al disminuir estas hormonas, los períodos menstruales se vuelven irregulares y, con el tiempo, se detienen.

 

Algunos tratamientos del cáncer pueden generar la menopausia a una edad anterior a la prevista:

 

  • Cirugía: la extirpación de ambos ovarios provoca que la menopausia se presente inmediatamente.

 

  • Quimioterapia: algunos tipos de quimioterapia pueden dañar los ovarios y provocar que se presente una menopausia temprana. La menopausia puede presentarse inmediatamente o meses después del tratamiento. El riesgo de presentar menopausia precoz depende del tipo y la cantidad del fármaco quimioterapéutico que se administre, así como la edad de la mujer, ya que cuanto más joven sea, más posibilidades hay de recuperar una función ovárica normal.

 

  • Radioterapia: recibir radioterapia en la zona pélvica también puede dañar los ovarios. En algunos casos, los ovarios se pueden curar y volver a funcionar de nuevo. Pero, si se reciben grandes dosis de radiación, el daño puede ser permanente.

 

  • Terapia hormonal: estos tratamientos usados ​​para tratar cánceres de mama pueden provocar alteraciones en los ovarios y llevar a la ausencia de menstruaciones de forma transitoria (amenorrea) o permanente, induciendo en este caso la menopausia.

 

La menopausia precoz se acompaña de cambios físicos y emocionales que pueden tener consecuencias negativas en la calidad de vida y en la salud en general.

 

 

Posibles efectos sobre la salud y cómo gestionarlos

 

El problema de sufrir una menopausia inducida por algún tratamiento es que, al producirse antes de tiempo, la mujer no atraviesa el periodo de adaptación donde los síntomas son más leves, sino que los sofocos, la sudoración, el aumento de peso, la sequedad vaginal, los cambios de estado de ánimo, el insomnio y la pérdida de energía aparecen sin previo aviso.

 

Los niveles hormonales disminuyen en cuestión de días o semanas en vez de años, de este modo los síntomas se presentan de manera más abrupta que en el caso de una menopausia natural y gradual. Además, la menopausia precoz genera preocupación sobre los efectos a largo plazo que puede llevar la falta de estrógeno durante años, como la osteoporosis o el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.

 

Hay maneras de gestionar los síntomas y vivir más cómodamente con la menopausia. Los cambios de estilo de vida (dieta, dejar de fumar, hacer ejercicio, tener buenos hábitos de sueño, apoyo emocional) pueden ser tan importantes y eficaces como los medicamentos cuando se trata de sentirse mejor y vivir bien.

 

Algunos medicamentos que pueden ayudar incluyen:

 

  • Terapia hormonal: en algunos casos se pueden recetar hormonas femeninas para ayudar con los sofocos y otros síntomas. Pero, hay que tener en cuenta que las hormonas comportan algunos riesgos y se debe tener en cuenta si se han tenido ciertos tipos de cáncer.

 

  • Estrógeno vaginal: estas hormonas se pueden vender como cremas y geles, es un tratamiento localizado. Utilizar pequeñas cantidades de estrógeno en crema en el interior y los alrededores de la vagina puede aliviar la sequedad, si bien un poco de estrógeno llega al torrente sanguíneo, parece ser menos que lo que llega con las terapias de reemplazo hormonal. Por ello, si ninguna alternativa provee alivio, el estrógeno vaginal puede ser una opción viable. Se necesita una receta para adquirir estos medicamentos.

 

  • Antidepresivos u otros medicamentos: si no se toman hormonas, el médico podría recetar otro tipo de medicamento para aliviar los sofocos, como ciertos antidepresivos.

 

  • Lubricantes o humectantes: estos productos pueden ayudar a que las relaciones sexuales sean más cómodas si se presenta sequedad vaginal.

 

  • Medicamentos para la pérdida ósea: algunas mujeres toman medicamentos para ayudar a reducir la pérdida ósea después de la menopausia.

 

¿Es seguro recibir terapia hormonal después de haber pasado por un cáncer?

 

La terapia hormonal para la menopausia es un tratamiento que los médicos pueden recomendar para aliviar los síntomas comunes de la menopausia y, también, para prevenir cambios biológicos a largo plazo, como la disminución de la masa ósea. Estos cambios biológicos son consecuencia de la reducción en los niveles de las hormonas naturales (estrógeno y progesterona) que sucede en el cuerpo de la mujer durante y después de la menopausia.

 

Esta terapia generalmente comprende el tratamiento con estrógeno solo; una combinación de estrógeno y progesterona; o estrógeno y progestina, que es una hormona sintética con efectos similares a los de la progesterona.

 

Aunque ayuden a aliviar síntomas como los sofocos y la osteoporosis, los médicos no recomiendan este tratamiento para la mayoría de las mujeres, ya que podrían tener un mayor riesgo de contraer determinadas afecciones. Los riesgos y los beneficios de la terapia hormonal difieren para cada mujer, por lo tanto, lo más conveniente sería hablar con un equipo de atención médica para resolver cada caso en particular.

 

 


Referencias

Associació Espanyola Contra el Càncer (aecc). Menopausia y cáncer de mama.

MedlinePlus (2016). Tratamiento para el cáncer – menopausia temprana.

Cancer.Net. Síntomas de la menopausia en las mujeres.

Breastcancer.org (2017). Cómo manejar los síntomas menopáusicos.

Instituto Nacional del Cáncer (NIH) (2011). Terapia hormonal para la menopausia y el cáncer.

Más allá de la mastectomía

Tratamiento quirúrgico para el cáncer de mama

 

La cirugía mayoritaria para el tratamiento del cáncer de mama es la tumorectomía, que consiste en la extirpación del tumor y de un pequeño margen de tejido sano alrededor del tumor. Sin embargo, en aquellos casos en los que no se puede llevar a cabo este tratamiento más conservador, se utiliza la mastectomía.

 

La mastectomía es la cirugía que se utiliza para eliminar todo el tejido mamario de una o ambas mamas como tratamiento del cáncer de mama, o para prevenirlo (en caso de personas que poseen un riesgo alto de padecerlo). En los últimos años se han hecho avances científicos que tienen como objetivo reducir la zona extirpada de la persona afectada.

 

 

 

Tipos de mastectomía

 

Existen diferentes tipos de mastectomía en función de cómo sea la técnica utilizada y cuanto tejido mamario se extraiga. El especialista oncólogo escogerá qué tipo de mastectomía es conveniente aplicar, en función de las características de cada uno de los casos.

 

  • Mastectomía simple: en este procedimiento se extirpa todo el tejido mamario, incluyendo el pezón, la areola y la piel. Esta cirugía es adecuada para personas que presentan varias o amplias zonas afectadas por carcinoma ductal in situ afectando el tejido mamario y como medida preventiva de aquellas personas que al ser portadoras de mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, presentan un alto riesgo de desarrollar un cáncer.

 

  • Mastectomía radical modificada: este tipo de procedimiento implica la extirpación de todo el tejido mamario (mastectomía simple) conservando los músculos pectorales y la disección y extirpación de los ganglios linfáticos Este tipo de cirugía se indicará para personas que sufran un cáncer de mama invasivo. El análisis de los ganglios linfáticos permitirá estudiar el alcance de la propagación de las células tumorales.

 

  • Mastectomía radical: incluye la extirpación completa del tejido mamario, de los ganglios linfáticos axilares y los músculos pectorales localizados debajo de la mama. Aunque fue un tipo de cirugía muy utilizada en el pasado, se ha descubierto que una cirugía menos extensa (como la mastectomía radical modificada), ofrece la misma eficacia y tiene menos efectos secundarios. Actualmente la mastectomía radical sólo se utiliza en esos casos donde se haya producido una invasión a los músculos torácicos por parte de las células tumorales.

 

  • Mastectomía con conservación de piel: en este tipo de mastectomía se extirpa el tejido mamario, la areola y el pezón, pero no la piel, que se deja prácticamente intacta. Este procedimiento permite la reconstrucción inmediata de la mama en el momento de la cirugía, mediante implantes u otros tejidos del cuerpo.

 

  • Mastectomía subcutánea: también es conocida como mastectomía con conservación del pezón. Es el tipo de mastectomía que conserva mejor la forma natural de la mama, pero que a la vez presenta un mayor riesgo en probabilidad de recaída. En este procedimiento el cirujano extirpa el tejido mamario, pero deja intactos la areola, el pezón y la piel, que facilitará la reconstrucción inmediata de la mama. Durante el procedimiento el cirujano tomará una muestra para analizar el tejido adyacente a la zona del pezón para asegurarse de que no haya células cancerosas que puedan inducir una recaída. Este tipo de mastectomía puede contemplarse ante tumores pequeños, poco invasivos y situados en la zona más posterior de la mama. A pesar de este abordaje permite una buena reconstrucción de la mama, aunque hay muchos oncólogos que se muestran escépticos ante este tipo de mastectomía, ya que la no eliminación de todo el tejido mamario puede provocar la aparición secundaria de otro cáncer. Además, se ha observado que existe la posibilidad de necrosis del tejido areolar, la deformación del tejido debido a una mala irrigación sanguínea y la pérdida de sensibilidad de la zona.

 

  • Mastectomía doble: también es conocida como mastectomía bilateral. Implica la mastectomía en ambas mamas. Este tipo de mastectomía suele realizar como forma preventiva para personas que tienen un riesgo muy alto de sufrir cáncer de mama (como por ejemplo, los portadores de algunas de las mutaciones de los genes BRCA 1 y 2).

 

Reconstrucción mamaria

 

El procedimiento de la mastectomía puede generar secuelas psicológicas a las personas afectadas. Por ello existe la posibilidad de someterse a un proceso de reconstrucción mamaria. La reconstrucción mamaria puede efectuarse en el mismo momento que se hace la mastectomía (reconstrucción inmediata), o en cualquier momento posterior a la cirugía terapéutica (reconstrucción diferida). En todo caso, la cirugía reconstructiva no cambia el pronóstico de la enfermedad.

 

Existen varios factores que se deberán tener en cuenta antes de abordar la reconstrucción de la mama, que pueden empeorar los resultados estéticos o aumentar la posibilidad de complicaciones post-operatorias: como por ejemplo el tamaño de la mama, la complejidad de la cirugía del tumor mamario, la posibilidad de tratamientos posteriores a la mastectomía, la cantidad de tejido disponible, entre otros. Existen diferentes tipos de cirugía reconstructiva:

 

  • Utilizando prótesis: implantes de silicona o de solución salina (transitoriamente). La prótesis dará volumen a la zona de la mama que se ha extraído. Para minimizar el riesgo de expulsión, la prótesis se coloca debajo del músculo pectoral.
  • Utilizando tejidos del propio cuerpo de la persona que se debe intervenir. Las reconstrucciones más habituales son las dorsales, donde se utilizan tejidos del hombro, la TRAM y la DIEP (siglas en inglés), donde se utilizan tejidos de la parte baja del abdomen.
  • Reconstrucción combinada: utilizando tejido propio y prótesis. Esta técnica se usa cuando es necesario utilizar tejido para poder recubrir completamente la prótesis colocada.

 

Si se decide proceder con la reconstrucción de la mama, la elección de una técnica u otra dependerá de cada caso en particular, y se deberá tomar la decisión juntamente con el cirujano y el oncólogo que haya llevado el caso. Hay que tener en cuenta que a menudo son necesarias varias rondas de cirugía para conseguir una buena reconstrucción de la mama. Si la persona afectada opta por no reconstruirse, es importante ser consciente como la mastectomía puede afectar a la vida diaria. Existen prótesis externas que se pueden poner en el sujetador para dar volumen a la mama intervenida.

 

Tras la mastectomía

 

La recuperación después de someterse a una mastectomía puede conllevar unas semanas o meses. Es importante que la persona intervenida siga en todo momento las pautas que le indicará su cirujano, entre las que cabe destacar:

 

una buena higiene de la zona suturada/intervenida (se pueden hacer baños suaves con una esponja), ser capaz de reconocer los síntomas de infección de la zona suturada, tomar los medicamentos prescritos para aliviar el dolor que se puede derivar después de la cirugía y en los meses posteriores, hacer ejercicios de brazos si han sido indicados por el cirujano para evitar la rigidez muscular del brazo próximo a la intervención, y cuidar el tubo de drenaje en caso de tratarse de una mastectomía con resección de los ganglios axilares.

 

Ante cualquier síntoma o reacción inesperada, es importante acudir al hospital. Por otra parte, la práctica de ejercicios suaves de recuperación puede reducir significativamente el riesgo de aparición de algunas complicaciones como el linfedema.

 

A pesar de que las mastectomías comportan secuelas físicas y psicológicas muy duras para la persona que las tiene que sufrir, siguen siendo un tratamiento muy eficaz que permiten la eliminación completa de las células cancerosas asegurando la derrota de la enfermedad.

 

La asimilación del cambio que se ha producido en el cuerpo de la persona que ha sufrido una mastectomía variará en función de cada persona, en cualquier caso, el apoyo de personas cercanas, así como de personas que han pasado por la misma experiencia, ayudará indudablemente a su recuperación.


Referencias

1. Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Tratamiento quirúrgico.
2. Mayo Clinic (2016). Mastectomia.
3. Sociedad Americana Contra el Cáncer (ACS). Cirugía para el cáncer de seno.
4. Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética. Tu guía en reconstrucción mamaria.
5. Generalitat de Catalunya. Reconstrucció mamària després de cirurgia per càncer.

Neurotoxicidad, complicaciones después de la quimioterapia

En la actualidad, la frecuencia de las complicaciones neurológicas asociadas con cáncer y su tratamiento ha aumentado debido a la mayor supervivencia de los pacientes y la administración de tratamientos más agresivos.

 

A veces no es fácil determinar la causa, por lo que es muy importante que su médico conozca en profundidad el perfil de toxicidad que produce cada fármaco quimioterápico para excluir otras causas, así como que el paciente consulte a su médico la aparición de ciertos síntomas como: dolor o inestabilidad al caminar, pérdida de fuerza en los dedos de la mano, dificultad para realizar tareas que requieren precisión, alteraciones sensoriales, pérdida de reflejos o pérdida de la audición, entre otros.

 

¿Qué es?

 

La neurotoxicidad es una complicación bastante frecuente del tratamiento quimioterápico y dependerá del fármaco administrado, la duración del tratamiento y la dosis acumulada del fármaco. Generalmente comienza en las manos y los pies y asciende con el tiempo por los brazos y las piernas. En ocasiones se siente un hormigueo o entumecimiento, otras veces es más como un pinchazo, un dolor ardiente o sensibilidad a la temperatura. Estos síntomas pueden dificultar el realizar actividades diarias abrocharse una camisa, separar monedas o incluso caminar. Esta condición también se conoce con el nombre de neuropatía periférica inducida por la quimioterapia.

 

El área del sistema nervioso afectada determina las manifestaciones clínicas de la neurotoxicidad. El sistema nervioso central está protegido por la barrera hematoencefálica (BHE) que evita que las sustancias nocivas, incluyendo muchos fármacos, alcancen el cerebro y la médula espinal en altas concentraciones. La BHE no es perfecta y algunos fármacos la pueden atravesar, especialmente si son administrados en dosis altas. Una vez el fármaco atraviesa la barrera, ejerce sus efectos tóxicos sobre los tejidos nerviosos.

 

Fuera de estudios clínicos, los síntomas de la neuropatía inducida por quimioterapia se tratan comúnmente de manera similar a otros tipos de neuralgia; es decir, con una combinación de terapia física, terapias complementarias tales como masaje y acupuntura, y con medicamentos, que pueden incluir esteroides, antidepresivos, antiepilépticos y opiáceos para controlar el dolor severo. Sin embargo, estos tratamientos también producen sus propios efectos secundarios.

 

Tratamiento preventivo

 

Para intentar reducir el impacto y mejorar la calidad de vida, es esencial la detección temprana. Los objetivos de este tipo de tratamiento son prevenir el desarrollo de neurotoxicidad periférica, evitar el agravamiento de una neuropatía preexistente, disminuir el dolor e incomodidad, y permitir a las personas que la sufren realizar las actividades de su vida cotidiana.

 

Lamentablemente, no existe ninguna estrategia efectiva para prevenir el desarrollo de una neurotoxicidad en el 100% de los pacientes. Una vez que se desarrolla la neurotoxicidad, suspender el agente neurotóxico es el mejor tratamiento.

 

Las personas que son o han sido sometidas a tratamientos quimioterápicos deben ser informadas adecuadamente sobre la existencia de neurotoxicidades, incluyendo las manifestaciones clínicas y los signos de progresión. También es importante no confundir el inicio de la neurotoxicidad con recidivas tumorales, previniendo así una ansiedad innecesaria. (link artículo de miedo a la recaída)

 

Consejos una vez desarrollaron la neurotoxicidad:

 

-Proteger manos y pies de temperaturas extremas (usar guantes y calcetines).

-Controlar la temperatura del agua de la ducha para evitar las quemaduras solares (evitar también el agua muy fría).

-Utilizar ropa y calzado cómodo

 

 

Conclusiones

 

El reconocimiento temprano y la reducción subsecuente de la dosis o la suspensión del agente neurotóxico es actualmente la mejor manera de minimizar el desarrollo de esta complicación. Ante las dificultades que conlleva, es muy importante el seguimiento y la educación de los candidatos a recibir quimioterapia con agentes neurotóxicos, especialmente si tiene una neuropatía de base o subclínica, con el fin de reducir el riesgo de padecer efectos graves y letales.

 


Referencias

Grupo Español de Pacientes con Cáncer (2016) Recomendaciones básicas para pacientes en relación a la toxicidad por quimioterapia.

Pérez B, Corral J y Casas AM. Neurotoxicidad por quimioterapia.

Velasco R y Bruna J. Neuropatía inducida por quimioterapia: un problema no resuelto. Neurología. 2010 March; 25(2):116-131.

Instituto Nacional del Cáncer. Neuropatía periférica inducida por quimioterapia.

Efectos del cáncer de próstata: la disfunción eréctil e incontinencia urinaria.

La próstata es una glándula se encuentra detrás de la base del pene del hombre delante del recto y debajo de la vejiga. Rodea la uretra, un conducto similar a un tubo que transporta orina y semen a través del pene. La función principal de la próstata es producir líquido seminalEl cáncer se origina cuando las células sanas de la próstata cambian, proliferan sin control, y forman un tumor.

 

Efectos secundarios 

 

Los tratamientos de cáncer de próstata puede producir efectos secundarios y causar secuelas. Su aparición depende de muchos factores y no siempre se produce. Las visitas al médico son una buena oportunidad para hacer preguntas y obtener información sobre cualquier cambio, problema o preocupación que tenga.

 

Efectos secundarios de la radioterapia

 

La radioterapia ha experimentado muchos avances, pero pese a que ahora es más precisa, su uso todavía puede afectar a tejidos tales como la vejiga o los intestinos, causando efectos secundarios.

Durante el curso de los tratamientos de radiación, algunos pacientes pueden experimentar diarrea o micción frecuente. La radioterapia también puede causar disfunción eréctil y fatiga.

 

Efectos secundarios de la terapia hormonal

 

El objetivo de la terapia hormonal es privar a las células cancerosas de la testosterona. Esto desacelera el crecimiento del cáncer. Estos tratamientos causan efectos secundarios sexuales, debido a que afectan los niveles de testosterona.

 

La mayoría de los problemas sexuales comunes durante el tratamiento hormonal resultan en una reducción del deseo sexual (libido). El tratamiento hormonal también puede generar sofocos (calores que también ocurren durante la menopausia) y cambios en el aspecto físico, como la pérdida de masa muscular, aumento de peso y/o crecimiento del tejido mamario. Hable con su médico acerca de cualquier programa de ejercicio contemplado, o busque que le refieran a un fisioterapeuta que le ayude a decidir cómo comenzar y proceder.

 

Efectos secundarios de la cirugía

 

Entre los posibles efectos secundarios relacionados con la cirugía se incluye la incontinencia urinaria y la disfunción eréctil:

 

  • Incontinencia urinária

La extirpación quirúrgica de la próstata altera la manera de almacenar la orina, pudiendo resultar en pérdidas de orina. Cualquier hombre que se somete a cirugía para tratar el cáncer de próstata deben esperar cierto grado de incontinencia urinaria. Ejercicios del suelo pélvico o algunos medicamentos para reducir la presión en la vejiga permiten tratar con eficacia este problema.

 

Tipos de incontinencia urinaria

–       Incontinencia de esfuerzo: cuando las pérdidas de orina se producen al toser, reír o estornudar. Es el tipo más común de incontinencia.

–       Incontinencia de urgencia: cuando se tiene una necesidad repentina de orinar y no siempre se llega a tiempo en el baño.

–       Incontinencia por desbordamiento: cuando hay dificultad para vaciar la vejiga. Cuesta mucho orinar y puede darse un flujo débil o goteo de orina.

–       Incontinencia continua: cuando se pierde toda capacidad de controlar la micción.

 

 

¿Cuánto tiempo se necesita para recuperar el funcionamiento normal de la vejiga después de cáncer de próstata?

 

Si se produce incontinencia urinaria después de una prostectomia radical, la recuperación requerirá un tiempo para producirse. La edad y la existencia de problemas urinarios previo a la intervención son factores que determinan el tiempo de recuperación. También influye el hecho de que durante la cirugía se haya visto dañado un nervio; en estos casos el tiempo de recuperación será mayor. En general, la recuperación después de la cirugía de cáncer de próstata conllevará semanas o meses, y ocurrirá de forma gradual.

 

¿Qué puede hacerse para revertir la incontinencia urinaria?

 

Es importante perder el miedo o la vergüenza de hablar sobre el problema puesto que actualmente hay muchas soluciones terapéuticas. Existen diferentes tratamientos para la incontinencia urinaria después de un tratamiento para el cáncer de próstata. La elección del tratamiento más adecuado depende de las necesidades de cada persona:

 

–       Fisioterapia con o sin electroestimulación del suelo pélvico. Este tipo de tratamiento se utiliza en los casos más leves.

–       Medicación.

–       Cirugía. Existen varios tratamientos quirúrgicos para revertir la incontinencia urinaria, como la colocación quirúrgica de cabestrillos suburetrales, o de un esfínter artificial. En muchos casos, las personas son reticentes a volver a pasar por quirófano, pero las cirugías para corregir las secuelas del tratamiento para el cáncer de próstata son mucho más sencillas que la prostectomía.

–       Ejercicios de Kegel. Ayuda a fortalecer los músculos de la vejiga. Consisten en contraer y relajar los músculos pélvicos.

 

Los músculos del suelo pélvico se contraen y relajan alrededor del esfínter de la vejiga, así que ayudan a controlar la continencia urinaria. Si los músculos son débiles, no ayudarán en el control voluntario de la orina que, junto con una secuela de una operación, no ayuda el problema. Sin embargo, si practican ejercicios de fortalecimiento, se puede mejorar el control voluntario de la orina, reduciendo así los síntomas.

 

 

 

2. Disfunción eréctil 

 

Si durante la cirugía los nervios cercanos a la próstata, que controlan el flujo de sangre al pene, se ven afectados, puede aparecer dificultades para lograr o mantener una erección. En muchos casos  este efecto secundario es temporal, pero a veces la recuperación de una erección completa puede tomar años.

 

¿Puede recuperar la función eréctil causados por las terapias para el cáncer de próstata?

 

El grado de recuperación de la función eréctil depende de múltiples factores. El tipo de operación, edad del paciente o la función eréctil antes de la cirugía son algunos de los factores que determinan la capacidad de recuperación. Generalmente el tiempo de recuperación se encuentra alrededor de los 18 a 24 meses, aunque puede tomar más tiempo.

 

¿Cómo puedo tratar los problemas de erección causados por tratamientos para el cáncer de próstata?

 

Muchos de los tratamientos que se utilizan para problemas de erección se basan en mejorar el flujo de sangre al pene. Sin embargo, en muchos casos conseguir una erección también se basa en pensamientos y sentimientos; en estos casos es necesario abordar previamewnte las preocupaciones y problemas en la relación de pareja.

 

–       La terapia oral. Consiste en pastillas y suele resultar eficaz en la mayoría de los hombres. Sin embargo, no es eficaz en el caso de que durante la cirugía no se hayan conservado los nervios. Su uso siempre debe estar supervisado por un profesional médico, ya que puede interactuar con otros medicamentos.

–       Supositorio intrauretral. Es una pastilla pequeña que se coloca en la uretra. Es eficaz en el 43-62% de los hombres, pero puede causar dolor en el pene o la uretra y, en algunos casos, para obtener mejores resultados, puede requerir la instalación de un anillo de tensión en la base del pene.

–       Inyección en el pene. Es un tratamiento muy eficaz que funciona a los pocos minutos de su administración. Puede causar dolor en el pene y una erección prolongada.

–       Dispositivo de vacíoEs la opción menos costosa. Es eficaz en el 66-71% de los pacientes, pero puede causar entumecimiento o moretones.

–       Prótesis. Muy eficaz. Requiere cirugía y necesita ser reemplazada después de algunos años.

 

Aprender a sentirse cómodo con el propio cuerpo, durante y después del tratamiento para el cáncer, es una experiencia personal que es diferente para cada persona. La información y el apoyo de quienes los rodean, puede ayudar a afrontar estos cambios con el paso del tiempo.

 


Referencias

Cancer.Net (2014). Cáncer de próstata.

Asociación Española Contra el Cáncer (2017). Cáncer de próstata.

Palomares R. (2013). Incontinencia urinaria por cáncer de próstata.

Amercian Cancer Society (2017). El cáncer puede afectar la capacidad del hombre para eyacular.

Secuelas fisiológicas: las grandes olvidadas

 

Afortunadamente, cada vez es más frecuente escuchar hablar del cáncer y de las secuelas que se derivan, pero aún no se le da suficiente visibilidad a un aspecto muy relevante que tiene un gran impacto en la vida diaria de las personas que las padecen: las secuelas fisiológicas.

¿Qué entendemos por secuelas fisiológicas?

Se podrían clasificar como secuelas fisiológicas todas aquellas modificaciones derivadas del tratamiento contra el cáncer, o de la propia enfermedad que tienen un impacto en las diferentes funciones de los aparatos o sistemas del cuerpo humano. La importancia de este tipo de secuelas radica en que, a pesar de acercarse a las secuelas físicas, tienen un gran impacto en el día a día de las personas que las sufren por el hecho de modificar el funcionamiento de su cuerpo. Cosas tan sencillas como alimentarse o ir al baño se convierten en algo con resultados imprevisibles.

Incontinencia urinaria

La incontinencia urinaria es la pérdida del control de la vejiga. Los síntomas pueden variar desde una filtración de orina leve hasta la salida abundante e incontrolable de ésta.

Este síntoma es muy prevalente en aquellas personas que han sido sometidas a cirugía de la zona abdominal o pélvica, pero hay muchos tipos de cánceres y tratamientos que pueden influir:

  • Cáncer de la pelvis como el de próstata, cérvix, recto uretra o vejiga.
  • Tumores cerebrales o de la médula espinal, que pueden afectar a los nervios que van a la vejiga o la musculatura pélvica.
  • Cáncer de pulmón o de esófago, que puede provocar incontinencia asociada a tos crónica.
  • Cáncer de mama, por los efectos de los cambios hormonales asociados al propio cáncer o la terapia hormonal.
  • Cirugía de la vejiga o de los órganos adyacentes.
  • Radiación de la pelvis para el tratamiento del cáncer de vejiga, próstata, cervical, rectal o de endometrio.

Problemas digestivos

La quimioterapia, la radioterapia y la cirugía pueden afectar en la manera que una persona digiere la comida. La cirugía o radioterapia en el área abdominal pueden provocar cicatrices en los tejidos, dolor a largo plazo y problemas intestinales que afectan a la digestión. Además, algunas personas pueden tener diarrea crónica, lo que reduce la capacidad del cuerpo de absorber los nutrientes y puede provocar deshidratación.

Cabe mencionar también que los pacientes ostomizados deberían intentar reducir el aporte de fibra y componentes que aceleran el tránsito intestinal, y por otro lado aumentar la ingesta de alimentos que espesan las heces (para más información consultar el artículo de dieta para ostomizados. Un dietista-nutricionista colegiado puede ofrecer apoyo para asegurar que se reciben suficientes nutrientes para evitar problemas de digestión.

Problemas cardíacos

Tanto la quimioterapia como la radioterapia en el tórax pueden provocar problemas cardíacos que persistan después del tratamiento.

Siempre que se presenten síntomas cardiacos, falta de aliento o dolor en el pecho se debería consultar inmediatamente con el médico. Algunas de las complicaciones crónicas asociadas al cáncer ya sus tratamientos son:

  • Insuficiencia cardíaca congestiva: debilitamiento del músculo cardíaco. Estas personas pueden experimentar dificultad para respirar, mareos e hinchazón de las manos o los pies.
  • Enfermedad de las arterias coronarias, enfermedad cardíaca: esta afección es más frecuente en aquellas personas que han recibido dosis altas de radioterapia en el tórax. Las personas con enfermedad cardíaca pueden experimentar dolor torácico o dificultad para respirar.
  • Arritmia: latidos cardíacos irregulares. Las personas que sufren de arritmia pueden experimentar desvanecimiento, dolor torácico y dificultad para respirar.

Hipertensión

Consiste en tener la presión arterial alta. Se puede dar junto con la insuficiencia cardíaca congestiva o que se presente como un síntoma aislado. La hipertensión arterial es un problema grave, asociado a muchas complicaciones si no se trata de la manera adecuada, por lo que es muy importante hacer un seguimiento con el médico de cabecera o el especialista.

Algunas de las medidas para mantener una presión arterial adecuada incluyen medidas periódicas de la presión arterial, perder peso, consumir menos sal, tomar medicamentos o mantenerse activo.

Problemas pulmonares

La quimioterapia y la radioterapia en el pecho pueden provocar daño a los pulmones. Las personas que han superado un cáncer y que hayan recibido tanto quimioterapia como radioterapia pueden tener un mayor riesgo de presentar daño pulmonar.

Los efectos tardíos pueden incluir alguno de los siguientes:

– Cambio en el funcionamiento de los pulmones

– Engrosamiento de la membrana pulmonar

– Inflamación de los pulmones

– Dificultad para respirar

Las personas con antecedentes de enfermedad pulmonar y las personas de edad avanzada también pueden tener otros problemas pulmonares.

Problemas en el sistema endocrino (hormonal)

Algunos tipos de tratamientos contra el cáncer pueden afectar el sistema endocrino. El sistema endocrino incluye las glándulas y otros órganos que producen hormonas y producen óvulos o espermatozoides. Las personas que superan un cáncer tienen riesgo de presentar cambios hormonales debido al tratamiento, y deben realizarse análisis de sangre periódicos para medir los niveles hormonales. Los principales problemas son los siguientes:

  • Menopausia: muchos tratamientos contra el cáncer pueden hacer que una mujer tenga síntomas menopáusicos. Estos incluyen la cirugía para extirpar los ovarios (ooforectomía), quimioterapia, terapia hormonal y radioterapia en el área pélvica.

 

  • Problemas hormonales en hombres: los hombres pueden experimentar síntomas similares a la menopausia a partir de algunos tratamientos. Estos incluyen la terapia hormonal para el cáncer de próstata o cirugía para extirpar los testículos.

 

  • Infertilidad: los tratamientos que afectan a los órganos reproductores o al sistema endocrino aumentan el riesgo de infertilidad. La infertilidad debido a un tratamiento contra el cáncer puede durar un período breve o puede ser de carácter permanente.

 

  • Problemas hormonales debido a la radioterapia de cabeza y cuello: la radioterapia en el área de la cabeza y el cuello puede disminuir los niveles hormonales o provocar cambios en la glándula tiroides.

Problemas de aprendizaje, memoria y atención

La quimioterapia y las dosis altas de radioterapia en la cabeza pueden provocar problemas en adultos y niños. El control de los síntomas de los problemas cognitivos constituye una parte importante de la atención y el tratamiento del cáncer. Para más información, puedes consultar nuestro artículo sobre problemas de concentración y memoria.

La experiencia de cada persona después del tratamiento contra el cáncer es diferente. Algunas personas pueden no tener ninguna secuela fisiológica, mientras otros pueden tener más de una. Es importante dirigir de manera correcta con el especialista estas secuelas, porque pueden tener un gran impacto en el día a día de las personas que las padecen y afectar significativamente su calidad de vida.

El especialista puede ayudar a encontrar una estrategia terapéutica adecuada en cada caso, y proporcionar pautas o recomendaciones que sean útiles para el día a día.

És important adreçar de manera correcta amb l’especialista aquestes seqüeles, perquè poden tenir un gran impacte en el dia a dia de les persones que les pateixen i afectar significativament la seva qualitat de vida. L’especialista pot ajudar a trobar una estratègia terapèutica adequada en cada cas, i proporcionar pautes o recomanacions que siguin útils per al dia a dia.


Referencias

  1. Smith, Dorothy B. “Urinary Continence Issues in Oncology.” Clinical Journal of Oncology Nursing3(4) (1999):161-7.

 

  1. MedlinePlus (2017). Incontinencia urinaria.

 

  1. Societat Nord-americana d’Oncologia Clínica (ASCO) (2016). Efectos secundarios a largo plazo del tratamiento del cáncer.

 

 

Más allá de la laringectomía

El aparato fonador

Este aparato es el conjunto de órganos del cuerpo humano encargados de generar y ampliar el sonido que se produce al hablar. Para convertirse en sonido, el aire procedente de los pulmones debe provocar una vibración, y la laringe es el primer lugar donde se produce. La laringe está formada por un conjunto de cartílagos y una serie de ligamentos y membranas que sostienen las llamadas cuerdas vocales.

¿Qué pasa después de un cáncer de laringe o hipolaringe?

En determinados casos, después de un tumor de laringe o faringe, hay que realizar una extirpación total de la misma (laringectomía total). A partir de este momento, la respiración pasa a efectuarse por el orificio que se abre en el cuello llamado traqueostoma o estoma, que no tiene capacidad de filtrado y acondicionamiento del aire inhalado, por lo que es aconsejable que esté cubierto para evitar la entrada de cuerpos extraños directamente al pulmón.

El hecho de respirar por el estoma, la respiración fisiológica por la nariz se pierde, afectando al olfato, y consecuentemente al gusto, el cual se ve disminuido.

Hay que remarcar que después de una laringectomía total no se puede hablar utilizando las cuerdas vocales. Sin embargo, hay varias maneras para restaurar el habla después de una laringectomía total. Aprender a hablar nuevamente toma tiempo y esfuerzo. Se requerirá consultar a un logopeda que esté capacitado para la rehabilitación de personas que han sido sometidas a una laringectomía.

 

Recuperación después de la laringectomía total

Uno de los mayores inconvenientes en la rehabilitación, es el miedo a ser rechazados por la nueva forma de producción de voz, lo que produce un estado de ansiedad que dificulta el aprendizaje y la adaptación a la nueva condición y en las estrategias de fonación. A esto se le añade el miedo que se siente a ser estigmatizado por la imagen física y el estrés que genera la posibilidad de la reincorporación a la vida laboral.

Es muy difícil que un paciente aprenda la erigmofonía si no practica en su vida diaria, ya que sólo con las sesiones de logopedia no se adquiere el entrenamiento suficiente para tener un lenguaje comprensible; es por ello por lo que es necesario que el paciente supere todos sus temores, incluso con su familia, para así agilizar la rehabilitación fonatoria. Es importante aclarar que este aprendizaje no se consigue con unas pocas semanas, sino que es un proceso a largo plazo, hay que ser realista y estar alineado con las características de la persona que la rodea.

Actualmente existen centros de rehabilitación de laringectomizados, donde ayudan a la readaptación de las personas laringectomizadas en todos los aspectos, tanto a nivel físico, psíquico como social, teniendo en cuenta la totalidad de la unidad familiar. Un ejemplo sería el centro de Terrassa.

Cuidado e higiene del estoma

Es muy importante que la zona periestomal (alrededor del estoma) se mantenga limpia y seca. Una vez la zona está completamente cicatrizada, se debe limpiar 2 veces al día y aprovechar una de ellas para cambiar la cánula.

¿Cómo hacer una limpieza diaria?

  • En primer lugar, se debe limpiar la zona con una gasa humedecida con solución jabonosa, comenzando en la parte más cercana al orificio hacia el exterior.
  • A continuación se debe secar muy bien la zona y aplicar povidona yodada alrededor del estoma

Es habitual que la piel del escote, barba, hombros e incluso la espalda necesite un aporte de hidratación extra, por eso es necesario preguntar al médico o enfermera qué crema es la más adecuada.

Consejos generales

Es importante tener en cuenta que el cuerpo ha experimentado un cambio después de la cirugía, tanto en el modo de respirar, como de hablar y de comer. Es conveniente aprender a cuidarse y desarrollarse por uno mismo en la vida diaria.

¿Qué puedo hacer para mejorarlo?

Dormir con el tórax y la cabeza elevados con varios cojines, ya que facilita la respiración.

– Es recomendable utilizar un nebulizador para mantener húmedas y limpias las vías respiratorias.

– Es importante evitar inhalar polvo, humo, perfumes o cualquier otra sustancia irritante.

– Si se tienen radiadores, colocar recipientes llenos de agua encima de estos con el fin de proporcionar más humedad ambiental.

Los accesos de tos repentinos, se pueden aliviar tragando saliva y realizando una respiración profunda.

– La mucosidad se expulsa mejor si se expectora con el torso inclinado hacia delante.

– Se debe evitar bañarse y la natación para evitar la entrada de agua por el estoma.

La musculatura y nervios tanto del cuello como de los hombros necesitan recuperarse después de la cirugía y la radioterapia, para ello es recomendable hacer movimientos e inclinaciones laterales de la cabeza de forma suave, para flexibilizar y relajar el cuello.

Además, hay que destacar la existencia del laringófono, un tipo de aparato similar a un micrófono que se coloca bajo el cuello, y que, por un sistema electrónico, capta las vibraciones de la boca, convirtiéndolas en palabras. La voz que emiten estos aparatos es monótona y metalizada, parecido a un robot.

Es importante que se asuma el cambio de lo que se ha producido en el cuerpo, en el modo de respirar, hablar e incluso de alimentarse, pero hay que tener claro que la persona sigue siendo válida y que debe aprender a desenvolverse en la vida diaria y en el cuidado de la persona. Si se necesita más información, se puede solicitar en el centro de salud, centros especializados, asociaciones de laringectomizados, y también se puede ver el video de un paciente laringectomizado que tenemos disponible en esta web, para conseguir una adecuada recuperación y rehabilitación de la voz.


Referencias

  1. American Cancer Society (ACS) (2016). ¿Qué sucede después del tratamiento de los cánceres de laringe o de hipofaringe?
  2. Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) (2012). Cuidados tras una laringectomía.
  3. Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) (2019). Guía breve para después de una laringectomía.
  4. Martín Villares, M. E. Fernández Pello, J. San Román Carbajo, M. Tapia Risueño y J. Domínguez Calvo. Nutrición postoperatoria en pacientes con cáncer de cabeza y cuello. Nutr. Hosp. vol.18 no.5 Madrid sep./oct. 2003
  5. Sociedad Española de Otorrinolaringología y Patología Cérvico-Facial (SEORL) (2015). Rehabilitación del paciente laringectomizado.

 

¿Es habitual tener problemas de concentración y memoria después del tratamiento?

Frecuentemente, las personas que han sufrido cáncer refieren problemas para procesar la información, o dificultades a la hora de recordar ciertos detalles o palabras. Estos síntomas se conocen como deterioro cognitivo. Aunque inicialmente se asociaron a aquellas personas con cáncer de mama que habían recibido tratamiento con quimioterapia, estudios posteriores han demostrado que su aparición también se puede dar en diferentes tipos de cáncer y, en algunos casos, se produce incluso antes que se inicie el tratamiento con quimioterapia.

¿Qué síntomas lo caracterizan?

El deterioro cognitivo asociado al cáncer incluye tanto síntomas que son percibidos de forma subjetiva por las personas que los padecen como signos que son objetivamente medibles. Algunos de los síntomas más característicos son:

Causas

Todos estos síntomas pueden estar provocados por el cáncer en sí, por factores genéticos del individuo, por los efectos de los tratamientos administrados al organismo, o por una combinación de los anteriores. Además, hay otras afecciones que son comunes en las personas con cáncer y que indirectamente pueden provocar síntomas cognitivos como problemas de aprendizaje y memoria, dificultades para concentrarse, disfunciones psíquicas y limitaciones del movimiento. Estos factores incluyen la depresión, la ansiedad, la fatiga, problemas para dormir y desajustes hormonales, entre otros.

Diagnóstico y tratamiento

Ante la sospecha de estar desarrollando síntomas de deterioro cognitivo, se pueden utilizar pruebas diagnósticas como análisis neuropsicológicos y técnicas de neurofisiología o de neuroimagen, para detectar la presencia de lesiones o alteraciones en el sistema nervioso, siempre complementadas con una evaluación subjetiva por parte de un especialista. Sin embargo, en ausencia de unas guías terapéuticas que definan el abordaje de este perfil sintomático, lo más recomendable es hablar con el médico y valorar conjuntamente la mejor estrategia a seguir en cada caso. En cuanto el tratamiento, lo más habitual es la llamada terapia cognitiva-conductual, junto con el uso de algún fármaco en caso de que se considere conveniente. Esta terapia, conducida por un psicólogo, está enfocada a detectar problemas y plantear acciones para superarlos. Con la ayuda del terapeuta, la persona identifica los problemas diarios que le originan los síntomas, para luego fijar unos objetivos de mejora y desarrollar estrategias que les permitan superar estas dificultades diarias y mejorar su situación.

Para hacer frente a los problemas de concentración y memoria que pueden dificultar las tareas del día a día, puede ser útil seguir algunos consejos como:

Por otra parte, algunas aproximaciones integrales como la rehabilitación cognitiva o el ejercicio físico también pueden proporcionar beneficios que repercutan positivamente en los síntomas cognitivos.

¿Estas alteraciones son permanentes?

El estudio del deterioro cognitivo en cáncer y su evolución es relativamente reciente; por lo tanto, actualmente disponemos de pocos estudios a largo plazo sobre la evolución de estos síntomas con el paso del tiempo. Sólo una minoría de las personas con deterioro cognitivo tienen efectos permanentes, ya que la mayoría de los síntomas tienden a ser transitorios, y remiten gradualmente con el tiempo.