Musicoterapia: Acompañando con música las emociones de la persona que ha superado el cáncer

Los sentimientos son el resultado de la toma de conciencia de cómo nos sentimos y de las sensaciones que experimentamos. Por lo tanto, los sentimientos sugestionan nuestro bienestar emocional, haciendo que oscile de una forma que se podría comparar a un pentagrama musical, donde las notas suben y bajan según la melodía que dicten los sentimientos, pero también el estado de salud.

La musicoterapia forma parte de la medicina tradicional y está reconocida como terapia complementaria por la OMS (Organización Mundial de la Salud), como herramienta rehabilitadora de la salud física y emocional. Desde hace un tiempo, esta terapia complementaria se está implementando en diferentes servicios de salud.

La musicoterapia conecta directamente con el subconsciente, con el lado más primitivo, y tiene la capacidad de provocar que el cerebro sea capaz de generar endorfinas o adrenalina, y estas sustancias son las que provocan diferentes estados en nuestro cuerpo, como la calma o la situación de alerta.

Potenciales beneficios de la musicoterapia

La evidencia científica demuestra que la música nos puede ayudar a ganar control sobre nosotros mismos, incrementando la autoestima y equilibrando nuestro bienestar emocional, para gestionar con eficacia nuestros sentimientos y emociones.

Existen dos tipos de técnicas de musicoterapia: la activa y la pasiva-receptiva. Estas se diferencian en el nivel de actividad que requieren por parte del participante. En la pasiva, la persona escucha la música de forma inactiva, mientras que en la activa se complementa con movimientos, relajación física, cantar, tocar instrumentos, etc. para promover/facilitar una mayor implicación del participante.

La musicoterapia tiene efectos específicos sobre el ser humano/persona:

  • Efectos bioquímicos: provoca la segregación de hormonas, neurotransmisores y neuromoduladores.
  • Efectos fisiológicos: influye en el control del ritmo cardíaco y en la regulación de la presión sanguínea y del ritmo respiratorio.
  • Efectos motrices: las actividades de la musicoterapia activa trabajan/estimulan la coordinación, el equilibrio y la movilidad. Además, mejoran la amplitud del movimiento, el tono muscular y la respiración.
  • Efectos cognitivos: facilita la focalización de la atención y concentración en la experiencia y labor musical, la reestructuración de pensamientos, y el desarrollo del sentido del orden y el análisis emocional, ayudando al proceso de razonamiento desde la relajación.
  • Efectos sociales: la música tiene la capacidad de unir y compartir, y, por tanto, facilitar el diálogo. Las sesiones de musicoterapia en grupo promueven experiencias de interacción social, y generan complicidad entre los compañeros de grupo.
  • Efectos psico-emocionales: las técnicas musicales receptivas y activas facilitan la expresión de emociones y sentimientos a nivel verbal y no verbal, a la vez que despiertan, evocan, provocan, fortalecen y promueven (la interacción) la elicitación de nuevas emociones y sentimientos.
  • La musicoterapia puede tener un efecto (sedante) relajante o estimulante; que nos puede ayudar a liberar energía reprimida y que, por este motivo, también puede ayudar a lograr un equilibrio emocional.
  • Efectos psicológicos y trascendentales: la musicoterapia puede ayudar a procesar los cambios vitales, a elaborar las pérdidas, así como reflexionar y dar un nuevo sentido a las experiencias vividas.

El camino de la música dentro de nuestro cerebro y sus efectos

Los seres humanos convivimos con la música prácticamente en todo momento. Se puede afirmar que es un arte que nos hace recordar hechos del pasado, reflexionar sobre el presente o imaginar el futuro, todo bajo el afloramiento intrínseco de las emociones.

Este hecho que nos resulta normal o conocido por todos se produce mediante complejos sistemas neuronales. Es por este motivo que la neurociencia intenta responder cuál es el efecto de la música sobre las diferentes partes del cerebro. Según el conocimiento actual, cuando se escucha música los siguientes procesos se desencadenan en el cerebro, casi secuencialmente:

  • La corteza motora relaciona la música con el movimiento; nos permite seguir un ritmo y nos mantiene dentro de una pauta rítmica aislante seleccionados de otras percepciones auditivas.
  • La corteza auditiva tiene la función de recibir las vibraciones de la música y transformarlas en sonidos audibles.
  • La corteza sensorial encarga de transcribir los sonidos en sensaciones. Provoca el inicio de una emoción musical.
  • El hipocampo involucra pensamientos como los recuerdos mediante las sensaciones recibidas desde la corteza sensorial.
  • El cerebelo es capaz de transformar la música y las sensaciones recibidas por las otras partes del cerebro en reacciones emocionales que pueden ser de tristeza, de alegría, de felicidad, etc.
  • El núcleo accumbens es la parte del cerebro que modula nuestro estado de ánimo, relacionándose directamente con las emociones vividas por el cerebelo.
  • La corteza prefrontal, racionaliza las sensaciones y toma decisiones que se pueden relacionar con nuestro estado de ánimo.

 

¿Cómo puede ayudar la musicoterapia después del cáncer?

La musicoterapia es adecuada en episodios de estrés y ansiedad. Además, se ha demostrado que reduce la alteración emocional y la calidad de vida en personas que ya han terminado el tratamiento oncológico, pero pueden seguir experimentando malestar.

De todos modos, es importante que una sesión de musicoterapia esté conducida por un musicoterapeuta profesional. Actualmente, los musicoterapeutas forman ya parte del equipo interdisciplinar de unidades de oncología de los hospitales, de asociaciones dedicadas al apoyo psicosocial de personas con cáncer, así como de otros centros y entidades de apoyo psicológico.

 


Referencias