Beneficios del yoga después del cáncer

¿En qué consiste el yoga? ¿Cuál es su origen?

Yoga es un término sánscrito que puede traducirse como “unión”. La práctica del yoga es una antigua disciplina; las primeras pruebas arqueológicas datan aproximadamente del año 3000 a.C. (aunque existe divergencia de opiniones al respecto), y proviene de la India.

 

Su finalidad es contribuir a aumentar la conciencia sobre nosotros mismos y sobre todo lo que nos rodea, y su objetivo final es alcanzar un estado de bienestar psicológico, físico y emocional. A diferencia de otras formas de ejercicio físico, el yoga pretende llegar a ese objetivo a través de una práctica integral que, paralelamente a la actividad física que contribuye a mejorar el tono muscular y la movilidad general, contempla:

 

  • La práctica de un estilo de vida saludable, promoviendo una dieta nutritiva y equilibrada a base de alimentos naturales, adecuada a nuestra constitución y estilo de vida.
  • Conseguir un descanso óptimo, aprendiendo a relajarnos de forma correcta para liberar el cuerpo de tensiones acumuladas.
  • Técnicas para controlar la respiración que ayudan a conseguir calma y a mejorar la circulación.
  • Técnicas de concentración y meditación que pueden contribuir a relajar la mente y a reducir los niveles de ansiedad, mejorando la estabilidad emocional.

 

 

Así pues, el yoga no debería entenderse solo como la realización de ejercicios físicos sino que su práctica busca el bienestar a partir de la observación y seguimiento de unas pautas éticas, una forma de vida y un tipo de alimentación concretos.

 

¿Existe evidencia sobre los beneficios de la práctica del yoga tras superar un cáncer?

El yoga podría aportar numerosos beneficios a personas que han padecido y superado un cáncer, tanto a nivel físico como a nivel emocional y psicológico. La práctica del yoga puede ayudar a reducir el estrés, aliviar la fatiga, relajar el sistema nervioso, flexibilizar y relajar los músculos, y reducir el insomnio, entre otros.

 

Aunque aún son escasos los estudios científicos publicados y son necesarios estudios metodológicamente óptimos para extraer mayores conclusiones sobre la eficacia del yoga como método complementario, existe evidencia científica de que la práctica del yoga aporta beneficios tanto a pacientes oncológicos como a personas que han superado la enfermedad.

 

En un estudio realizado a mujeres que habían superado un cáncer de mama y que tenían síntomas de fatiga persistente debido al tratamiento, observaron que el yoga conducía a mejoras significativas en la fatiga y el vigor. Los resultados mostraron que el grupo que practicó yoga obtuvo mejoras significativas en el vigor, los síntomas depresivos y el estrés percibido con respecto al grupo control, y en menor medida, en el sueño y el rendimiento físico.

 

En otro estudio en el que la mayoría de sujetos participantes también eran mujeres que habían padecido cáncer de mama, evaluaron la influencia de la práctica del yoga sobre la calidad del sueño. Los resultados obtenidos demostraron que las personas que habían asistido a clases de yoga habían mejorado en la calidad del sueño, la somnolencia durante el día y la calidad de vida general, y además consumían menos medicamentos para dormir.

 

Asimismo, las clases de yoga en grupo pueden tener un beneficio adicional que los alumnos valoran mucho: formar parte de una comunidad en la que pueden encuentra apoyo, comprensión, aceptación, y crear lazos que pueden perdurar.

 

¿Hay centros especializados para personas que han superado un cáncer?

Varias asociaciones, como el Grup Àgata o la asociación Vilassar de Dalt contra el càncer, ofrecen la posibilidad de realizar talleres y asistir a clases de yoga con el objetivo de aportar bienestar y calidad de vida a personas que padecen o han padecido ésta enfermedad. Sin embargo, también es posible apuntarse a algún centro especializado o asistir a retiros (que pueden durar varios días) donde se puede desarrollar la práctica del yoga de forma más integral.

 

En cualquier caso, sería importante comentar la situación en que se encuentra uno al iniciar la práctica del yoga para recibir orientación sobre el estilo de yoga que mejor puede adaptarse y más beneficios le puede aportar. Además, aunque la práctica del yoga es generalmente muy bien tolerada, como con cualquier tipo de actividad física, también es siempre es conviene consultarlo con el profesional médico que corresponda. Ser proactivo, salir de casa y hacer alguna actividad moderada es esencial para llevar una vida saludable. En ese sentido, el yoga es sin duda una muy buena opción para aportar bienestar tanto a nivel físico como mental.

 

Referencias

Global Yoga Congress. Los orígenes del yoga

Asociación Oncología Integrativa. ¿Qué es el yoga?

Yogaes. Historia del yoga

Definición de Yoga

Asociación Oncología Integrativa. Yoga para enfermos y supervivientes de cáncer

Bower JE et al. Yoga for persistent fatigue in breast cancer survivors: a randomized controlled trial. Cancer. 2012 Aug 1;118(15):3766-75.

Asociación Oncología Integrativa. El yoga puede ayudar a suavizar los efectos secundarios del tratamiento contra el cáncer

Mustian KM et al. Multicenter, randomized controlled trial of yoga for sleep quality among cancer survivors. Explore (NY). 2013 Jul-Aug;9(4):232-43

Breastcancer.org. Sobrevivientes de cáncer duermen mejor si hacen yoga.

Sadja J, Mills PJ. Effects of yoga interventions on fatigue in cancer patients and survivors: a systematic review of randomized controlled trials. J Clin Oncol. 2013 Sep 10;31(26):3233-41

Grup Àgata. Yoga.

Vilassar de Dalt contra el càncer. Ioga

Trastornos del sueño, cómo dormir y descansar mejor

Dormir bien es importante para la salud física y para la mente. A parte de ayudar a restaurar los procesos mentales y consolidar el aprendizaje, un buen descanso también tiene efectos positivos en la presión arterial y la inmunidad.

 

Problemas y señales de insomnio

 

El insomnio es un problema común entre las personas que han superado un cáncer. Se puede presentar como una dificultad a la hora de dormirse, despertarse múltiples veces durante la noche o despertarse muy temprano por la mañana con incapacidad de conseguir dormirse de nuevo.

 

Estas alteraciones pueden provocar fatiga, debilitación durante el día, desencadenar problemas de memoria o de concentración. Algunos estudios han sugerido que el insomnio puede tener un papel importante en la esperanza de vida y por esa razón es importante identificar estos problemas y buscar un tratamiento para solucionarlos.

 

 

Consejos para dormir y descansar mejor

 

Hay una serie de hábitos y rutinas que pueden mejorar el sueño. Mantener un estilo de vida saludable siempre es recomendable. Comer bien y practicar ejercicio físico es clave para asegurar un buen descanso durante la noche.

 

Es importante conseguir un ambiente adecuado y sin distracciones. Se recomienda apagar todos los aparatos electrónicos como mínimo media hora antes de irse a dormir y mantener la habitación a oscuras.

 

Acostumbrar el cuerpo a seguir unos horarios también ayuda a descansar mejor, pero si aun se tienen problemas de sueño, hacer ejercicios de relajación sencillos antes de irse a dormir o practicar el mindfulness pueden ayudar a acabar de desconectar y a liberar las posibles tensiones.

 

La gente con insomnio tiende a mirar el reloj con frecuencia, pero se recomienda evitarlo ya que sólo sirve para aumentar la ansiedad y empeorar el insomnio.

 

Terapias para mejorar el insomnio

 

En varios estudios se ha demostrado que la intervención no farmacológica como las terapias de relajación, de control de estímulos, la educación de la higiene del sueño y otras estrategias destinadas a consolidar el sueño, han sido asociadas a una mejor calidad del sueño y a una reducción de la fatiga, demostrando así que la intervención no farmacológica puede ser efectiva en el tratamiento del insomnio en las personas que han superado cáncer.

 

Las terapias de relajación incluyen el entrenamiento de la respiración, de la relajación muscular, estiramientos y meditación para ayudar a inducir un estado de descanso.

 

La terapia de control de estímulos consiste en asociar el dormitorio únicamente en dormir, limitando al máximo todas las otras actividades como mirar la televisión, comer o leer en la cama. Eso se puede conseguir fácilmente yendo a la cama solo cuando se tiene sueño.

 

La higiene del sueño implica modificar las practicas habituales que pueden interferir con el sueño. Eso incluye evitar las bebidas con cafeína y alcohol como mínimo 6 horas antes de ir a dormir, así como evitar comidas contundentes o picantes para cenar. Para mejorar cualitativamente y cuantitativamente el descanso, se recomiendo comer de manera ligera por la noche, para evitar digestiones pesadas, y hacer ejercicio regularmente.

 

Crear una rutina para irse a dormir es muy útil para poder dormirse con mas facilidad. Eso puede incluir leer, escuchar música relajante, tomar un vaso de leche, un baño tibio o tener un tiempo de silencio y reflexión antes de irse a dormir. Cuando se realiza regularmente, nuestro cerebro asocia estas actividades con irse a dormir.

 

El insomnio se reconoce como a queja comuna en las personas que han superado cáncer. No obstante, este problema no ha estado reconocido por los investigadores hasta hace muy poco. Hay estudios en curso para determinar la etiología del insomnio en esta población y el tratamiento mas adecuado. Mientras que la investigación continua, se puede experimentar con terapias no farmacológicas y discutir el problema con mas detalle con su médico o con un especialista del sueño.

 


Referencias

Instituto Nacional del Cáncer (2015). Problemas para dormir.

Davidson J, Waisberg J, Brundage M, Maclean A. (2001). Nonpharmacologic Group Treatment of Insomnia: A Preliminary Study with Cancer Survivors. Psycho-Oncology, 10, pp.389-397.

Epstein D.R., Dirksen S.R. (2008). Randomized trial of a cognitive-behavioral intervention for insomnia in breast cancer survivors. Oncology Nursing Forum, 34(5), 51-59.