¿Qué necesidades se han detectado en los ámbitos social, laboral y económico?

El cáncer es un elemento disruptivo que altera la vida diaria de las personas. No sólo afecta a aspectos relacionados con la salud y el bienestar emocional, sino que tiene un gran impacto sobre muchas áreas.

Ámbito social: el estigma del cáncer

Muchas personas se encuentran con problemas en el entorno social y familiar: los compañeros de trabajo, amigos, conocidos y familiares a menudo tienen, inconscientemente, un trato diferente en comparación con antes del diagnóstico. Tras la fase activa de tratamiento, es muy común que las personas con cáncer se sientan desprotegidas, porque sienten que ya no cuentan con todo el apoyo que tenían antes de la enfermedad y que a menudo se espera de ellas una vuelta inmediata a la «normalidad».

 

Además, socialmente el cáncer todavía es un tema tabú, y está asociado a cierto estigma. Mucha gente cree que el cáncer es una sentencia de muerte, que no se puede tratar de forma efectiva o culpabilizan a las personas que lo sufren de su propia enfermedad. Este último aspecto es muy evidente, por ejemplo, en el cáncer de pulmón, donde parece que se responsabilice a las personas de su enfermedad por su asociación con el tabaquismo.

 

Tal y como manifestaba un estudio realizado por la fundación LiveStrong, el estigma es un problema omnipresente, muy prevalente en diferentes países, culturas y comunidades, y caracterizado por un conjunto de sentimientos, actitudes y comportamientos sesgados respecto al cáncer.

 

El estigma provoca que, ante estas creencias y mitos, las personas con cáncer no quieran o no puedan hablar de ello porque se sienten estigmatizadas o porque no se les da voz. Al no hacerse difusión, crecen las concepciones erróneas sobre el cáncer y se perpetúa este círculo vicioso.

 

 

Ámbito laboral: un tema pendiente

Por otra parte, es frecuente que una vez finalizado el tratamiento las personas con cáncer tengan dificultades para volver a trabajar, bien sea porque necesitan adaptaciones en su lugar de trabajo habitual, porque han sido despedidas o porque tienen secuelas que les impiden desarrollar el trabajo que hacían hasta el momento, entre muchas otras.

Las variables que dificultan la reincorporación al mundo laboral de las personas que han sufrido cáncer incluyen factores no modificables, como las secuelas físicas y psíquicas derivadas de la enfermedad, pero también hay muchos otros sobre los que se puede incidir, como la incorporación progresiva, la adaptación del puesto de trabajo o la flexibilidad horaria por parte de las empresas que faciliten, por ejemplo, la programación de las visitas médicas de seguimiento. Aunque sería deseable que los empresarios o los responsables de recursos humanos entendieran la situación de sus trabajadores y favorecieran la aplicación de medidas que faciliten la incorporación gradual y la adaptación al puesto de trabajo, no siempre sucede así. La reincorporación flexible al trabajo, que es una de las necesidades más demandadas por las personas que han tenido cáncer, actualmente no está contemplada por la ley ni por el estatuto de trabajadores, y a menudo queda en manos de la buena voluntad de los empresarios. Así pues, es necesario establecer un marco legal para garantizar la igualdad de oportunidades y actuar de forma precoz en la rehabilitación laboral.

Además, existen otros elementos que tienen un impacto en la vuelta al trabajo, como algunos factores socio-demográficos o los relacionados con el puesto de trabajo, como el esfuerzo físico, especialmente contraindicado en el caso de sufrir secuelas como la fatiga.

Ámbito económico: el estrés financiero

La situación de aumento de los gastos y disminución de los ingresos en la que se encuentran muchas personas después del cáncer lleva a un escenario de inestabilidad económica o estrés financiero. Además de la carga económica que supone el hecho de superar la enfermedad, los supervivientes también son discriminados por muchas entidades financieras, como la banca y las aseguradoras.

Las compañías aseguradoras se reservan el derecho de negar los seguros de vida a las personas con enfermedades crónicas o graves, como la diabetes o el cáncer. Estas situaciones pueden parecer injustas, pero las compañías se amparan en el riesgo que supone ofrecer cobertura en estos casos y en el hecho de que este tipo de seguros no son de contratación obligatoria. Sin embargo, estos seguros son necesarios para poder pedir una hipoteca o acceder a créditos bancarios y otros productos financieros, por lo que supone un grave inconveniente en la vida de las personas que conviven con el cáncer.

En Catalunya, la atención sanitaria es pública y universal. Sin embargo, en caso de querer contratar un seguro de salud, es posible que muchas compañías pongan impedimentos por haber sufrido un cáncer. Este agravio comparativo también lo podemos encontrar en los seguros de viaje. De la misma forma que los seguros de salud y vida, tienden a discriminar a las personas con cáncer u otras enfermedades crónicas, por el riesgo añadido que supone la enfermedad.

Algunas dificultades derivadas de aspectos sociales, laborales y económicos pueden tener un impacto negativo en el bienestar emocional y la salud de las personas que han tenido cáncer. Estos elementos, sin embargo, son también las herramientas más importantes para su recuperación, pues representan un elemento de apoyo y contribuyen a mantener una actitud positiva y establecer una rutina diaria. Por ello es especialmente importante desarrollar programas específicos para dar respuesta a estas necesidades. Además, es necesario trabajar paralelamente en la reducción del estigma asociado al cáncer, no sólo por el beneficio de luchar contra los prejuicios y la desinformación, sino también porque puede repercutir negativamente en el acceso a recursos.

 

Referencias

CancerWorld (2013). Stigma: Breaking the vicious circle.

Federació Catalana d’Entitats Contra el Càncer (FECEC) (2014). Millorar l’experiència dels supervivents de càncer a Catalunya. 

Col·legi Oficial de Metges de Barcelona (2009). Valoració de l’estat de salut de les persones sol·licitants d’adopció.

European Agency for Safety and Health at Work (2017). Rehabilitation and return to work after cancer: Literature review.

 

¿A qué ayudas puedo acceder después del tratamiento?

Aunque los tratamientos oncológicos están cubiertos por la Seguridad Social, muchas personas tienen dificultades para afrontar algunos de los costes que se derivan de ellos, especialmente si se tiene en cuenta que los ingresos se ven limitados por circunstancias como el hecho de tener que pedir incapacidades temporales o a causa de perder el trabajo. Afortunadamente, existen algunas ayudas para hacer frente a estos costes, que exponemos en este artículo.

Valoración del grado de discapacidad

Una vez finalizado el tratamiento, es posible que se experimente una pérdida de las capacidades que afectan a la realización de las actividades del día a día. En estos casos, se puede pedir una valoración para reconocer el grado de discapacidad. La resolución de reconocimiento del grado de discapacidad es el documento administrativo que acredita la discapacidad, y permite acceder a los derechos, servicios, programas y prestaciones económicas destinadas a estas personas.

Esta valoración la gestiona el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO) y se puede solicitar en la dirección general de protección social, las oficinas de asuntos sociales y familia y las diferentes oficinas de atención ciudadana de Catalunya, entre otras.

Además, puedes dar un vistazo a los recursos y servicios ofrecidos por las entidades federadas de la FECEC, recogidos en este enlace.

 

Referencias

CatSalut. Servei Català de Salut. Prestaciones complementarias (web).

Seguretat Social (2017). Prestaciones y pensiones de trabajadores (web).

Asociación Española Contra el Cáncer. Prestaciones y ayudas (web).