¿Qué pasa después del cáncer de vejiga?

El cáncer de vejiga puede categorizarse en dos tipos según la invasión o no del músculo de la pared de la vejiga urinaria. La elección del enfoque quirúrgico dependerá del grupo al que pertenezca:

Cáncer de vejiga sin invasión muscular: las células cancerosas se encuentran solo en la capa superficial de la vejiga y no han llegado a las capas musculares más profundas. Es decir, la enfermedad está en una etapa inicial. El abordaje quirúrgico para este tipo de cáncer implica opciones menos invasivas, como la resección transuretral asociada o no a tratamiento intravesical complementario, generalmente BCG. La mayoría de las personas quedan definitivamente curadas, excepto algunas que pueden recaer a nivel local y algunas pueden progresar a cáncer infiltrante después de superarlo.

Cáncer de vejiga con invasión muscular: cuando el cáncer de vejiga invade el músculo, en ocasiones el abordaje quirúrgico consiste en extraer una parte o toda la vejiga. Este procedimiento de extracción se denomina cistectomía.

Independientemente del tipo de cáncer de vejiga, la perspectiva para las personas que han superado el cáncer de vejiga en España es esperanzadora. Aproximadamente, el 75% de los hombres y el 70% de las mujeres que se han enfrentado a esta enfermedad han logrado superarla. Algunas personas pueden beneficiarse de tratamiento conservador de la vejiga urinaria efectuándose resección transuretral asociada a quimioterapia y radioterapia. En otros pacientes se puede efectuar una reconstrucción de la vejiga con una nueva vejiga (neovejiga) a partir de intestino delgado.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que la superación de esta enfermedad puede conllevar secuelas, dependiendo del tipo, el abordaje quirúrgico y la fase del cáncer de vejiga:

Posibles secuelas

Después de superar el cáncer, es importante considerar la posibilidad de experimentar algunos cambios o secuelas. Estos cambios pueden variar de una persona a otra y dependen de varios factores, como el abordaje quirúrgico, la invasión muscular y la situación individual de cada persona.

Tal y como ocurre en otros procesos oncológicos, los pacientes que han superado un cáncer de vejiga pueden presentar secuelas más generales, tanto físicas como emocionales.

Por un lado, entre las secuelas físicas destacan la fatiga persistente, el dolor o rara vez, pérdidas de memoria.

La fatiga puede ser un reto significativo, ya que afecta a los niveles de energía y a la capacidad para realizar las actividades diarias. Además, algunas personas pueden experimentar molestias o dolor residual relacionado con el tratamiento recibido. La pérdida de memoria, aunque menos común, también puede presentarse en algunos individuos.

Por otro lado, las secuelas emocionales son otro aspecto importante para considerar después de superar el cáncer. El miedo a la recurrencia, la ansiedad y la dificultad para recuperar el ritmo de vida anterior son algunas de las secuelas más comunes que pueden aparecer.

La preocupación sobre la posible recaída después de superar la enfermedad puede producir ansiedad. La incertidumbre a largo plazo puede generar pensamientos intrusivos que impactan negativamente en la calidad de vida.

A su vez, la adaptación a una rutina normal puede convertirse en un proceso complejo, provocando emociones encontradas, desde alegría y gratitud, hasta ansiedad sobre la gestión de cambios en la salud y la reintegración social.

Además de estas secuelas más generales, el cáncer de vejiga puede dar lugar a secuelas específicas derivadas del abordaje quirúrgico realizado:

Secuelas post resección transuretral: incontinencia urinaria o infecciones de orina de repetición.

La resección transuretral es un abordaje quirúrgico poco invasivo que se emplea como diagnóstico, determinando el grado de invasión del cáncer de vejiga en el músculo y como tratamiento, en la etapa temprana de la enfermedad.

Los efectos secundarios de esta cirugía son generalmente leves y de poca duración, como dolor o sangrados tras la operación. Sin embargo, cuando esta técnica se realiza varias veces, puede provocar que la vejiga cicatrice y no pueda almacenar mucha orina, causando posibles secuelas como el deseo de orinar frecuentemente o incluso incontinencia urinaria.

Secuelas tras la cistectomía:

Para casos más avanzados la cistectomía se presenta como el abordaje quirúrgico de elección.

Existen distintos tipos de cistectomías:

  • Cistectomía parcial: esta operación se realiza cuando únicamente hay una parte del tejido afectado. La ventaja de este procedimiento es que el órgano sigue siendo funcional y no hace falta reconstruir el tejido.
  • Cistectomía radical: el objetivo de esta cirugía es extirpar toda la vejiga junto con los ganglios linfáticos. Sin embargo, una vez extirpado el órgano, deja de ser funcional y se debe realizar una cirugía de derivación, cuyo objetivo es derivar la orina para conducirla fuera del cuerpo.

La derivación urinaria se puede realizar mediante distintas cirugías:

  • Derivación incontinente: este procedimiento se caracteriza porque no se controla el flujo de orina que sale del cuerpo. En esta intervención, se conecta la parte final del intestino con los uréteres (encargados de transportar la orina desde los riñones hasta la vejiga), esta unión se denomina conducto ileal. Este conducto se conecta a una abertura en la piel, denominada estoma, donde se encuentra una pequeña bolsa que almacena la orina. Una vez llena, se vacía.
  • Derivación continente: en esta técnica, se forma un saco con una parte del intestino y se conecta a los uréteres. Un extremo de este saco se conecta con la estoma y se crea una válvula que permite almacenar la orina en el interior del saco. Después, cuando se quiera vaciar, la orina acumulada se expulsa colocando un catéter en la válvula de la estoma. La ventaja de esta cirugía es que la orina se almacena dentro, sin necesidad de utilizar una bolsa externa.
  • Neovejiga: en este caso, se genera una “vejiga” (neovejiga) utilizando una porción de intestino. La neovejiga se conectará a los uréteres y a la uretra, por lo que la orina se redirige de nuevo desde los riñones hasta la uretra para ser expulsada.

Las principales secuelas de las cistectomías, especialmente de la radical, son lo cambios en la evacuación de orina (incontinencia urinaria y alteraciones en la micción) y los cambios sexuales.

Por un lado, la incontinencia urinaria se define como la pérdida involuntaria de orina, lo que afecta la comodidad y la confianza del individuo. Además, la forma en la que se evacúa la orina puede cambiar, lo que conlleva un periodo de adaptación y aceptación. Por otro lado, los cambios sexuales varían en función del género.  En el caso de los hombres, la cistectomía puede tener implicaciones en la función eréctil; la alteración en la irrigación sanguínea puede afectar la capacidad de mantener una erección. En mujeres, la cistectomía puede influir en la respuesta sexual, ya sea a través de cambios hormonales o ajustes en la anatomía.

Además de estos cambios tras la cistectomía, la derivación de la orina puede dar lugar a infecciones, incontinencia, obstrucción del flujo de la orina, piedras en la bolsa o problemas de absorción.

Recomendaciones

La aparición de secuelas puede impactar directamente en la vida de la persona que ha superado esta enfermedad. Existen una serie de recomendaciones que se pueden seguir para lograr mitigar o atenuar el impacto de estas secuelas.

Recomendaciones para personas que han superado un cáncer de vejiga sin invasión muscular:

  • Mantenimiento de la salud vesical: implementar hábitos saludables, como la hidratación adecuada y evitar el tabaquismo y el alcohol, puede contribuir a cuidar la vejiga y reducir el riesgo de recurrencia.
  • Entrenamientos de vejiga: en el caso de aparición de incontinencia, entrenar el músculo es fundamental. Para ello, se recomiendan las siguientes acciones:
    • Intentar establecer unos horarios específicos.
    • Ir al baño antes de realizar una actividad intensa y justo antes de acostarse.
    • Mantener una dieta equilibrada, un exceso de peso puede ejercer presión sobre la vejiga.
    • Utilizar compresas absorbentes en la ropa interior.
    • Limitar el consumo de alcohol y fumar.
    • Controlar el volumen de líquidos, evitando consumir mucha agua antes de dormir.
    • Hacer ejercicios de Kegel, en los cuales se contrae y relaja el músculo de la vejiga.
  • Seguimiento médico regular: programar revisiones médicas periódicas para un seguimiento continuo y la detección temprana de posibles signos de recurrencia.
  • Estilo de vida activo: incorporar actividad física regular, adaptada a las capacidades de cada persona, puede ser beneficioso para la salud física y el bienestar emocional.

Recomendaciones para personas que han superado un cáncer de vejiga con invasión muscular:

  • Adaptación a cambios en la evacuación de orina:
    • Rehabilitación: participar en programas de rehabilitación guiados por profesionales para aprender técnicas que faciliten la adaptación a los cambios en la micción.
    • Asesoramiento psicológico: buscar apoyo psicológico para lograr superar los desafíos emocionales asociados a la adaptación a la nueva rutina de evacuación de orina.
    • Entrenamiento de vejiga: en caso de cistectomía parcial, se pueden realizar las acciones descritas anteriormente.
  • Afrontar cambios sexuales:
    • Participación en asociaciones de pacientes: unirse a grupos de apoyo puede proporcionar una red de personas que han pasado por experiencias similares, compartiendo consejos y estrategias.
    • Involucramiento de la pareja: fomentar una comunicación abierta con la pareja y considerar la posibilidad de buscar asesoramiento para fortalecer la relación.

 

En conclusión, tras superar el cáncer de vejiga es posible que aparezcan secuelas físicas y emocionales. Con el objetivo de disminuir su impacto, se recomienda mantener la salud de la vejiga, realizar ejercicio dentro de sus posibilidades y seguir un estilo de vida saludable.

Referencias

  1. Vida después del tratamiento de cáncer de vejiga– American Society of Clinical Oncology
  2. Managing Life After Bladder Cancer– cxbladder
  3. La vida con desviación urinaria y urostomía – Oncolink
  4. Cirugía de extracción de la vejiga (cistectomía) – Mayo Clinic
  5. Cáncer de vejiga: supervivencia – Asociación española contra el cáncer https://www.contraelcancer.es/es/todo-sobre-cancer/tipos-cancer/cancer-vejiga/pronostico
  6. Tipos de cáncer de vejiga– Instituto Nacional del Cáncer
  7. Cirugía para el cáncer de vejiga – American Society of Clinical Oncology
  8. Incontinencia urinaria – Cancer.net

Maria Garcia Batalla

 

Cuando me dijeron que ya estaba recuperada, al principio todo iba bien, parecía que lo tenía todo controlado. Fue después cuando me vino una recidiva. El tumor de la vejiga se iba reproduciendo y, por ello, nunca tuve la sensación de estar segura de que todo iba bien. Estuve casi 3 años con la recidiva y 5 años después el oncólogo me dio el alta.

El urólogo, sin embargo, todavía no me la ha dado. Hice la última revisión ahora hará cosa de un mes y el médico me dijo que previsiblemente hacia mayo ya me daría el alta definitiva.

Todo comenzó en febrero de 2006 cuando tuve un cólico nefrítico. Nunca había tenido ninguno. Antes del cólico tenía infecciones de orina constantes. Fui a urgencias por el cólico y los médicos me dijeron que tenía piedras en el riñón.

Me hicieron unas analíticas y una radiografía y me enviaron a casa. Desde febrero a noviembre tuve que ir tres veces a urgencias por cólicos y siempre me decían y me hacían lo mismo: análisis de orina, la radiografía y para casa.

En las radiografías no se veían las piedras, pero los médicos me seguían diciendo: «ya las irás meando …». Me fiaba de lo que me decían y eso fue un gran error porque dejé pasar mucho tiempo y como consecuencia he perdido un riñón.

En aquel tiempo no me encontraba bien… hacía pipi con sangre. En el mes de noviembre, cuando vuelvo a ir a urgencias, en lugar de hacerme una radiografía me hicieron una ecografía. Y ahí fue cuando me dijeron que no tenía piedras. El cáncer ya había subido al riñón y por eso lo perdí. Entonces tuve que hacer una quimioterapia muy bestia.

El día después de San Esteban me quitaron el riñón y parte de la vejiga. Luego ya empecé con el tratamiento de quimioterapia. Todo parecía ir bien y en tres ocasiones volví al quirófano por la recidiva. Me iban recortando los trocitos de la vejiga que se reproducían. El urólogo me decía que si volvía a reproducirse me sacarían la vejiga entera. Por suerte no ha hecho falta.

Aparte de esto, el cáncer no me ha dejado ninguna secuela física. Al contrario, me siento muy bien físicamente, aunque me costó mucho recuperarme. Durante tres años estuve muy tocada.

Pero después de este tiempo he revivido. Fui adquiriendo buena forma física. Antes de sufrir el cáncer hacía mucho deporte y por eso quería volver a ponerme bien ¡para continuar haciendo!

Quizás la única secuela que podría decir que me ha quedado es que, debido a la recidiva, me fueron recortando parte de la vejiga. Ahora, al tenerla más pequeña que el resto de las personas, necesito ir más a menudo al baño. ¡Pero eso no es grave!

En cuanto el proceso de reinserción laboral no he tenido que hacer ninguno. Antes de detectar me el cáncer trabajaba en el sector de la geriatría. Enseguida cogí la baja y no he tenido que hacer ningún proceso de reinserción laboral porque automáticamente ya me concedieron la incapacidad.

Ahora con mi marido estamos abriendo un negocio. Para volver a incorporarme debería haber renunciado a esta incapacidad. Y pensé: «Si ahora dejo esta incapacidad y al cabo de dos años me vuelvo a poner enferma, ¿qué harás?». Por eso me acogí a la pensión.

En todo caso, no he tenido demasiados problemas después del cáncer. Hasta ahora, nunca. Sólo pequeños trámites o explicaciones que tuve que dar cuando avalé a mi hija por el alquiler de un coche.

Tuve que presentar mi situación, dar todos los papeles, explicar por qué tenía esta incapacidad… Tuve que buscar los documentos de aquel tiempo y demostrar que ya estaba recuperada. Eso es todo.

Seguramente muchas personas han tenido más obstáculos que yo. En mi caso, aunque hubo una negligencia en el diagnóstico, me he sentido apoyada en todos los ámbitos: institucional, social, familiar… Por ejemplo, el urólogo, aun sigue detrás de mí y hasta ahora me he sentido muy cuidada en el hospital.

Seguramente siempre hacen falta más esfuerzos y siempre se puede hacer mejor.

Yo siempre digo que todo lo que he sacado del cáncer ha sido bueno. Es como si te dieran otra oportunidad y ves la vida de otra manera. Mis hijas han sido conscientes de la muerte, que se tienen que implicar a ayudar… a ser conscientes de que la vida es real. Todo mi entorno me ha animado y me ha apoyado. Ahora puedo tener una vida más tranquila, me encuentro bien y reflexiono más las cosas.

Lo único que pediría y que me gustaría recalcar es la necesidad de ampliar el protocolo cuando una persona tiene un cólico. El protocolo establece análisis de orina y radiografía. Sólo que añadieran una ecografía ya detectarían enseguida este tipo de tumores. ¡A mí me ha costado un riñón!